30.1.09

“DE CERCA NADIE ES NORMAL”. ¿CÓMO ES ESCRIBIR EL RETRATO DE UN PRESUNTO FAMOSO?


Luis Eduardo García, el reconocido poeta trujillano empezó la entrevista a Julio Villanueva Chang tratando de entender al personaje, a lo que dijo: Julio es capricornio, es el director fundador de la revista Etiqueta Negra, ha publicado Mariposas y murciélagos una recopilación de sus historias en el diario El Comercio de Lima, donde fue reportero principal; Un día con Julio Villanueva Chang, y Elogios Criminales una antología de sus perfiles. Es un editor maniático y buen verificador de datos.

Textos suyos han aparecido en El País de España, La Nación de Argentina; Gatopardo y El Malpensante de Colombia; Reforma de México; Vogue en español y The Virginia Quarterly Review de Estados Unidos. Ha sido conferencista en la Harvard’s Nieman Conference on Narrative Journalism y en la Universidad de Yale. Antes de desnudar al personaje con sus interrogantes terminó la presentación diciendo “no sabe nada de astrología, ni de mandarín. Vive en Lima como si estuviera de visita”.

Le preguntó sobre la relación que tenía con su abuelo materno. A lo que Julio Villanueva respondió que la opresión barrial le hizo crear el ideal de ser un chino de ojos grandes. “Mi abuelo, él fue un cantonés con un raro sentido apostador de caballos”.

La curiosidad de su buen amigo Luis Eduardo se colaba en sus palabras y preguntó ¿Cuál es la idea de normalidad que tú tienes? A lo que Julio, citando a Caetano Veloso, dijo: de cerca nadie es normal. De inmediato lanzó una reflexión “… pasas con los personajes unos minutos y luego tienes la arrogancia de decir cómo son creando situaciones artificiales”.

Cuando indagó sobre el oficio de Julio, éste le dijo que le gustaba escudriñar en la vida de determinados personajes. Su oficio era el de la indiscreción. Asombrarse sobre lo que nadie sabe. De ahí numeró la serie de perfiles que había hecho, de los que destacó los realizados a Juan Diego Flores; Gabriel García Márquez; Apolinar Salcedo, el gobernante colombiano ciego. Este último personaje llamó su atención porque se trataba de un tipo tres veces marginado: era ciego, negro y pobre; y a Werner Herzog.

De ahí surge la repregunta del entrevistador ¿Qué llama la atención de Julio Villanueva? Esa mezcla entre extraordinario y lógico.

En medio del diálogo mencionó a los periodistas que influenciaron su carrera como periodista y cronista, a pesar de haber estudiado pedagogía en la Universidad de San Marcos. La lista era selecta, como él suele llamarlos “las vacas sagradas del periodismo: Alma Guillermoprieto, Gabriel García Márquez, Tomás Eloy Martínez, Jon Lee Anderson y Ryszard Kapuscinski”.

Luego le preguntó por el nombre de su libro “Elogios criminales” que en Perú saldrá publicado en mayo por la editorial Planeta. Julio explicó “cuando uno escribe un buen perfil, desde la admiración tratando de contar su vida. Uno no sabe si le vas a hacer más bien, o mal al personaje. Por eso no hagan el trabajo infame que estoy haciendo”.

Al final de la entrevista Luis Eduardo cerró con una crítica que le hizo César Hildebrandt: «¿Y las crónicas? Las últimas dignas de llamarse así las escribió hace pocos años, en El Comercio, Julio Villanueva Chang. Pero Villanueva Chang huyó de la prensa de masas y se refugió en un experimento tan brillante como minoritario. Y como él, los mejores se han ido yendo y las redacciones se han llenado de espectros obedientes».

Oficina de prensa (prensa@atalperu.org)

EL NOVELISTA DEL MAR: MARIO VARGAS LLOSA Y “LOS SECRETOS DE UN NOVELISTA” EN HUANCHACO

Mario Vargas Llosa.
La maquina de arcilla, el ocaso, los caballitos de totora, la arena y el mar de Huanchaco fueron los elementos indispensables para que Mario Vargas Llosa nos confiese los “secretos de un novelista”.

El reconocido escritor de La fiesta del chivo, Los cachorros, Conversación en la catedral y La guerra del fin del mundo dio su charla magistral el pasado viernes por la noche, en la que contó cómo desarrolla su labor, y lo hizo de una manera divertida y poco usual, desdoblándose en dos personajes, en la de periodista y escritor entrevistado.

La idea de su conferencia fue contar a los concurrentes lo que está detrás de una novela, las imágenes, cómo se inventa la historia y los personajes. Cada novelista tiene su método de trabajo y Vargas Llosa lo hizo de la manera más llana posible, desdoblándose, como si fuera un periodista.

Su charla la inició con una broma que soltó la carcajada moderada de las aproximadas 3 mil personas que compartieron con él en Playa Azul. ¿Señor Vargas Llosa, cómo escribe usted?, se preguntó asimismo. “Escribo de derecha a izquierda”, respondió. La repregunta vino de inmediato. “muy bien señor Vargas Llosa, muy divertido, pero usted sabe que la pregunta era más seria, más profunda”. A lo que por fin respondió: Depende. Cuando escribo mis artículos […] lo hago en forma diferente a cuando se trata de una novela. Trabajo una sola idea traída de la actualidad. Mientras que al escribir una novela lo hago en forma muy misteriosa, fuera de lo racional.

Al quedar el “periodista” un poco confundido le pide mayor precisión, a lo que Vargas Llosa explicó amparándose en la nueva novela que está escribiendo “El sueño del celta”. Muy cuidadoso él, no nos contó la trama, sino, cómo concibe la idea, y quién es el personaje, dando respuesta a ¿Cómo empezó? ¿Cómo surgió la idea de escribir esta historia? ¿Qué cosas descubrió? ¿Hasta qué punto respeta la verdad histórica? ¿Está bien que se permita mentir?

El personaje de la nueva novela de Vargas Llosa tiene el título provisional de “El sueño del celta” y se llama Roger Casement. Su interés por él surgió leyendo una de las biografías de Joseph Konrad a su paso por el Congo, a lo que dijo: “la realidad del Congo era una realidad atroz. Me encontré tratando de imaginar por qué fueron importantes las revelaciones y testimonios de Casement para Conrad. Fue un personaje extraordinariamente importante en su tiempo y que había caído en el olvido por razones muy dramáticas. Denunció ante Inglaterra y Europa las atrocidades indescriptibles que se cometían en el Congo en la época de la colonización belga, a fin de que los horrores cesaran o disminuyeran”.

Vargas Llosa al describir a Casement, narró incluso que había estado en la Selva amazónica, en la zona cauchera de Colombia, Perú y Brasil, elaborando informes para el gobierno británico acerca de la explotación de esta materia prima.

“Documentó minuciosamente lo que ocurría. Hizo una denuncia sobre la situación de los indígenas y demostró que algunas comunidades simplemente habían desaparecido por las condiciones impuestas por los caucheros”, acotó.

Lo que se conocía de Casement cambió pronto. Durante la Primera Guerra Mundial fue acusado de facilitar armas a los nacionalistas irlandeses y fue condenado a muerte. Mientras esperaba la ejecución, “aparecieron fragmentos de un supuesto diario que había descubierto Scotland Yard en la casa de Casement. Eran unos textos escandalosos, escritos con una inmensa vulgaridad”.

Todas las circunstancias por las que atravesó el personaje central de la nueva obra de Vargas Llosa fueron lo que los que lo motivaron. Luego explico otro de los pasos que él sigue para crear sus novelas, y es la elaboración de fichas de trayectoria, en las que registra el inicio y el fin de la vida de los personajes, en las que ubica dónde se entrecruzan y lo considera el punto de apoyo para empezar a fantasear.

Luego viene la documentación del personaje, entender el medio en el que se desenvuelve. Ante estas revelaciones, el periodista vuelve a preguntar ¿Hasta qué punto respeta la verdad histórica? Vargas Llosa respondió citando La guerra y la paz de Tolstoi. Un texto histórico plagado de inexactitudes.

Al despedirse dijo que “Toda buena novela dice la verdad y toda novela mala miente. Yo espero que esta novela esté plagada de mentiras históricas y verdades literarias”.

Oficina de Prensa ATAL (prensa@atalperu.org)

MATEO YUCRA: UN CUENTO DE JUAN PABLO HEREDIA PONCE


MATEO YUCRA
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Sabe que todo empezó en la calle de los bancos, por eso regresa todas las noches a buscar la hebra inicial de un recuerdo que se le rompe siempre. Avanza por la misma vereda, esforzándose para evocar episodios perdidos, ayudado por los letreros luminosos, los vitrales, las puertas ole hierro. Pero yendo de un objeto a otro, su memoria se enreda hasta romperse.

Camina en el sentido del tránsito. Al llegar a una esquina se detiene y escoge un rumbo. Luego continúa. En trescientas veinte noches de búsqueda ha elegido rumbos diferentes, según las posibilidades abiertas en cada esquina, pero diariamente el amanecer lo sorprende sin encontrar a Mateo Yucra.

Incitado por el fracaso, la noche trescientos veintiuno advirtió que podía ir contra el tránsito y acaso corregir el error que le había impedido ubicar a Mateo. Tal alternativa le rehabilitó la esperanza, ya roída y desorientada a pesar de su convicción de no perderla hasta anudar su memoria; mas el nuevo vigor le duró sólo hasta el final de la cuadra, donde se percató que hacia delante tenía las rutas suficientes para ocupar otras trescientas veinte noches. La posibilidad de repetir el largo periodo de caminatas en soledad, ingresando a cuanta comisaría o cuartel encontraba, lo hizo cambiar de metodología: decidió recorrer en líneas paralelas todas las calles, desde el río hasta el pueblo joven más lejano. Toda la noche transitó calles llenas de curvas y cruces obtusos, que lo hicieron negar el supuesto paralelismo, y en los calabozos sólo encontró rostros que no eran el de Mateo Yucra.

Horas después, con el sol ya enseñoreado en el cielo, conoció al hijo de la señora Vargas. Como en las últimas tres semanas, ella llegó a la ocho de mañana y se sentó en el tosco banco de madera ubicado junto a la puerta de la Fiscalía, en un solitario zaguán. Vestía la falda de siempre, medio azul y simplona, de cuyos bordes sobresalía por vez primera una enagua muy blanca, de encajes sensuales. Sobre ellos apoyaba la cabeza un muchacho; sentado en el suelo con las piernas dobladas. Sobrecogía su estampa. A pesar de su juventud evidente, su cuerpo lucía un extraño y difuso deterioro. Lo más sorprendente radicaba en las órbitas de sus ojos, tan profundas que pese a su aguda percepción, el hombre que buscaba a Mateo Yucra no pudo descubrir el color de sus pupilas. Tenía los músculos fláccidos y nuca movía el brazo izquierdo. Lo único que parecía verdaderamente móvil era su mano derecha, con ella se agarraba el pecho y se frotaba las rodillas. A veces lagrimeaba, y la suciedad de sus mejillas se rasgaba como una cartulina.

Su madre, la señora Vargas, llevaba tres semanas acudiendo a la morgue central, a las siete de la mañana y luego a las seis de la tarde, para preguntar si no habían llevado el cuerpo de un chico de quince años. Pero esa mañana disponía de tiempo, ya que el Fiscal, a cuya puerta pasaba el resto del día, había anunciado que no asistiría a su despacho, y por primera vez pospuso su visita a la morgue. Aprovechó las horas frescas para visitar la Primera Comisaría y recordar a la policía que estaba buscando a su hijo Hugo Gonzáles, detenido a tres cuadras de distancia y conducido a esa dependencia según cuatro testigos. La policía volvió a negar el arresto, y ella salió injuriando en voz baja, convencida de que no tenía provecho hacerlo a gritos. Pero ni ella ni los uniformados se fijaron en un muchacho que caminaba con las piernas dobladas, que se le acercó apenas cruzó la guardia y que al salir la siguió dando saltos de perro.

El muchacho la siguió hasta la Fiscalía, sin lograr que sus recursos de perro enano atrajeran su atención. Por eso, cuando ella se sentó en el tosco banco, él, rendido, sólo atinó a pegarse a sus piernas. Así, sin importarles la presencia del hombre que buscaba a Mateo Yucra, permanecieron esperando. De la oficina salía el sonido del lento tableteo de una máquina de escribir, accionada por el secretario. El resto era silencio, la semi desolación esperada, que, sin embargo, la señora Vargas quiso comprobar, no fuera que el Fiscal incumpliera su anunció. Y no quedó convencida, sino cuando llegó una mujer cíe vestido apretado, que llenó la oficina con sus risas. Recién entonces abandonó su asiento para ir a la morgue.

La suspensión de labores en la Fiscalía dejó también al hombre que buscaba a Mateo Yucra sin nada que hacer, y desde el mediodía recorrió la ciudad sin ninguna lógica, dejándose llevar por la nostalgia de la época en que caminaba de día. Se desorientó tanto que en la noche, cuando llegó a la calle de los bancos, no hizo más que pararse junto a una puerta y evocar la otra noche, la que ahora es un hilo roto en su memoria.

Se vio caminar solo, bostezando en el preciso momento en que sonaba una explosión a pocas cuadras. “Mierda”, murmuró, adivinando lo que ocurriría en los minutos siguientes. Sabía que tenía escasos segundos para alejarse del lugar, y sabía mejor que no debía correr. La prudencia le recomendaba caminar deprisa y meterse a cualquier establecimiento o coger un vehículo, pero la calle estaba desierta y todos los establecimientos cerrados. Trató de pensar cómo defendería su inocencia y no logró hacerlo porque la necesidad de alejarse le descuajaba la atención; ni siquiera sintió el acercamiento del patrullero. “Para, conchetumadre, o disparo” le gritaron desde la ventana, y él levantó los brazos como vaquero sorprendido. Luego tartamudeó, habló, enredó argumentos. Todo en vano, nada impidió que recibiera un culatazo de fusil en el pecho. Con el golpe cayó de espaldas sobre una puerta de hierro. De inmediato una mano brutal lo cogió del cogote, empuñando chompa y camisa, y haciéndolo trastabillar lo acercó al patrullero. Fue en ese momento que por sus retinas cruzaron letreros luminosos, vitrales y puertas de hierro, que en su mente quedaron gravadas como sombras irreconocibles.

Recuerda bien que lo tiraron dentro de la maletera y que el vehículo emprendió su marcha a gran velocidad. A partir de ahí empieza a fraccionarse su memoria. Le es imposible determinar la distancia recorrida y los giros dados. Sólo sabe que le subieron la chompa hasta que le cubriera el rostro, que lo descendieron entre dos y que lo tiraron en un lugar muy oscuro, donde ocurrieron escenas de pesadilla que rebullen en su mente y que él prefiere evadir, abandonarlas como hilachas inútiles, encontrar a Mateo y seguir.

Interrumpido otra vez su recuerdo, parado en la calle de los bancos volvió a sentir frío. No lo había sentido ni en las noches que la temperatura descendió a cinco grados. Pero ahora lo helaba una imagen que se le cruzaba como un hilo de plomo en la trama de su memoria. Era la imagen cíe la señora Vargas y del hijo pegado a sus piernas. Lo atormentaba irremediablemente y durante los días que siguieron permaneció dentro de la oficina del Fiscal para no verlos afuera, junto a la puerta.

A las nueve de la mañana, cuando el Fiscal se encontraba en pleno trabajo, hacía su primer ingreso para derribar el pequeño estandarte que adornaba un ángulo del escritorio. Desde entonces permanecía en el despacho, escuchando las conversaciones del magistrado y leyendo cada documento que él cogía. Redujo al mínimo sus salidas a la secretaría o al zaguán. No obstante, fue gracias a tina de sus fugaces salidas que, al quinto día de la llegada del muchacho de las piernas dobladas, encontró a la señora Vargas saliendo a la calle con un cartel hecho de un pedazo de cartón y un palo de escoba.

Era la calle de los abogados, donde se encontraba la Fiscalía. Junto a todas las puertas había placas de bronce clavadas sin concierto. La señora Vargas caminaba confundiéndose con individuos muy serios y apurados y mujeres que de pronto dejaban estallar su mal humor y divulgaban sus conflictos en voz alta. Iba a reunirse con las personas que horas más tarde realizarían la protesta más insólita de ese año. Para eso le serviría el cartel, y no resignándose a dejarlo colgar; con su mensaje invertido y desperdiciado, lo levantó sobre su cabeza. A esa altura nadie dejó de observarlo, ni siquiera los hombres que llevaban en la solapa del terno una diminuta estrella.

Al ver aparecer el cartel sobre las cabezas de los tipos más altos, el hombre que buscaba a Mateo Yucra empezó a seguirla. Como desde atrás era imposible enterarse de su contenido, se adelantó y esperó en un puesto donde vendían, en delgados folletos, las últimas leyes y decretos promulgados por el gobierno.

Junto a la señora Vargas iba su hijo, separado siempre por el silencio. A pesar de caminar contorsionándose penosamente al ras del suelo, nunca se rezagaba ni era obstáculo para nadie. Cuando llegaron cerca del hombre que buscaba a Mateo Yucra, éste pudo leer en la parte superior del cartel la frase: “vivo lo llevaron, vivo lo queremos” escrita en dos líneas. En el medio figuraba el rostro de un muchacho. Abajo, como si fuera una inscripción hecha sobre el pecho, decía: “Hugo González Vargas. 15 años”. El hombre que buscaba a Maleo Yucra examinó el retrato trazado a lápiz y supo que era del muchacho tullido. No obstante, sorprendido e incrédulo, cuando lo tuvo cerca le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

—Hugo —contestó el tullido, y sin darle tiempo para convencerse, preguntó a su vez: ¿Cómo te has quemado el cabello?

El hombre que buscaba a Mateo Yucra se llevó las manos a la cabeza y se tocó un cráneo áspero, con restos de cuero cabelludo tras las orejas.

—Con razón siento olor a quemado —dijo, y sus palabras quedaron como letras sobrepuestas a otras que no llegó a pronunciar y que decían ya entiendo porqué tu madre nunca te hace caso.

Cuando el hombre que buscaba a Mateo Yucra se sobrepuso a la truculencia de su descubrimiento, la señora Vargas se encontraba a veinte cuadras de distancia, en la última avenida de la ciudad. Había tomado lugar en una fila de personas que portaban carteles similares al suyo. Allí esperó unos minutos. A las once de la mañana la fila se puso en movimiento. Llegó a la carretera de ingreso y según su turno las personas se echaron de espaldas sobre el asfalto, manteniendo erguidos sus carteles. Cuando se echó la última persona, nueve kilómetros de carretera quedaron interrumpidos. Los vehículos fueron inmovilizados como inútiles islotes y los pasajeros que venían de la capital o de la frontera tuvieron que atravesar a pie la campiña circundante.

El extraño suceso hizo que el hombre que buscaba a Mateo Yucra se olvidara temporalmente de la señora Vargas y de su hijo. Con la máxima agilidad de su vista leyó cada cartel y revisó cada rostro. Corrió enloquecido entre los cuerpos desordenados, extendidos como túmulos de un cementerio, y no encontró persona conocida.

Así comprendió que era el único que buscaba a Mateo Yucra. Sin embargo, no se desanimó completamente. La protesta de los cuerpos tendidos le permitió conocer a muchas personas tan perseverantes como la señora Vargas. Algunas llevaban buscando más de quinientos días. Fue por los comentarios que oía de ellas que se enteró que el Fiscal de la Defensoría del Pueblo apenas esclarecía el uno por ciento de las denuncias, que por eso desconfiaban de él. A partir de entonces empezó a buscar con nuevos métodos, ya sólo acudía a la oficina del Fiscal para derribar el pequeño estandarte. Deseaba informarse de cuanto ocurrió en los meses posteriores a su detención, pero no averiguó mucho, pues los días siguientes fueron muy agitados para los protagonistas de la protesta.

Los mantenía ocupados el rumor de que unos niños habían descubierto restos humanos a tres kilómetros de la ciudad. El lugar señalado formaba parte de una zona militar y patrullas permanentes impedían confirmar o desmentir el rumor. Fue su gran insistencia la que hizo posible que tres días después de la protesta de los cuerpos tendidos un grupo de gente llegara hasta una quebrada llena de cactus. Todos eran autoridades, periodistas o militares, las personas que deseaban saber si el familiar que buscaban estaba enterrado allí, fueron detenidas por un cerco policial a quinientos metros de distancia. El único que pasó sin dificultad fue el hombre que buscaba a Mateo Yucra.

La comitiva llegó hasta un cúmulo de cactus muertos y dos soldados empezaron a desbaratarlo, bajo él apareció el primer cadáver. En realidad era sólo un entrevero de huesos a medio quemar. Todos parecían corresponder a la misma persona, pero, sucesivos traslados los habían desencajado. Constituían el indicio delator. Tres niños que ingresaron a la zona militar en busca de balas usadas los descubrieron cuando jugaban a bombardearse con corotillas y uno de ellos, impactado en la espalda, intentó coger un tronco de San Pedrito para usarlo como porra. “Pucha —dijo el pequeño—, miren una calavera”. Suponiendo que era una estratagema, los otros no se acercaron. Tampoco lo hicieron cuando el primero cogió una tibia y la levantó en el aire. “No jodas, oe, —le reprocharon—. Mejor vámonos”. De inmediato dejaron caer las corotillas y partieron. Nadie sabe quiénes eran esos niños, pero describieron con tanta precisión el lugar que no fue necesario identificarlos.

A pesar del ensañamiento que mostraba el primer cadáver, la ausencia de materia pútrida permitió que lo observaran con cierta aceptación. No sucedió lo mismo con los otros cuerpos desenterrados luego. Aún conservaban completos sus órganos, descomponiéndose aceleradamente, y al extraerlos de la tierra llenaban el aire de un hedor tan fuerte que pudo sentirlo un centinela ubicado a seiscientos metros. “Hay olor a perro muerto” dijo a su compañero.

La pena y el asco hacían que la tarea se cumpliera con lentitud reumática. Al menos así pensaba el hombre que buscaba a Mateo Yucra y, no pudiendo soportarlo, a partir del tercer cadáver empezó a girar raudamente dentro de la fosa. Lo hacía con intención de ayudar a retirar la tierra; no se daba cuenta que, los remolinos que formaba, dificultaban la labor de los excavadores, quienes casi trabajaban a ciegas. A él, en cambio, le bastaron breves miradas para convencerse de que ninguno de los dieciséis cadáveres putrefactos era el de Mateo Yucra. Al único que no pudo identificar fue al primero, al de los huesos chamuscados. Tuvo que contentarse con la rápida e insuficiente conclusión de los médicos forenses: “Masculino. Veinte años. Muerto hace diez meses aproximadamente”.

Cuando el Juez instructor comprobó que no quedaban más restos en la fosa, el hombre que buscaba a Mateo Yucra caminó cerro arriba y se sentó en una piedra, descorazonado.

Regresó a la ciudad al día siguiente. Tomó el rumbo de la Fiscalía y a la nueve en punto derribó el pequeño estandarte. Luego salió. Vio desocupado el tosco banco donde antes se sentaba la señora Vargas y recordó que entre los cadáveres exhumados un rostro le resultó conocido, a pesar de la hórrida desfiguración. Entonces derribó el tosco y pesado banco, y antes de que se apagara el ruido causado por la caída, dijo: “uno de ellos era tu hijo, ahora estarás tranquila”.

El recuerdo de la señora Vargas volvió a atormentarlo. Se había salido con el gusto de encontrar el cadáver de su hijo y, sin saberlo, lo salvó de seguir dando inútiles saltos de perro. Eso lo hizo dudar de alcanzar éxito él solo. Había decidido no pedir ayuda a la familia, dejarla suponer que asistía normalmente a la universidad, la distancia entre su pueblo y la ciudad le permitió mantener el secreto durante trescientos veinte días, pero la experiencia de la señora Vargas lo hacía pensar, contra su deseo, que su madre sería capaz de acabar con más de ocho mil horas de vigilia.

Durante el resto de la mañana no encontró forma de escapar de ese pensamiento. Volvió a descontrolarse como el día que decidió provocar al Fiscal derribando diariamente, a la misma hora, el estandarte de su escritorio. Le bastaba con pasar raudamente cerca de él, pues había descubierto que moviéndose velozmente producía una corriente de aire capaz de mover las cosas. Así, víctima de un nuevo descontrol, un minuto antes de las doce ingresó a todos los juzgados, comisarías y cuarteles y con el mismo procedimiento arremolinó cuanto documento había en ellos. Vano intento, no obtuvo ni siquiera el susto de la gente, que se limitó a cerrar las ventanas.

Y no era sólo el recuerdo de la señora Vargas el que lo atormentaba, sino también la voz de Hugo, su hijo, preguntándole: “¿cómo te has quemado el cabello?” Esa interrogante lo obligaba a recordar hechos que él intentó saltar para siempre.

Hasta entonces había creído que le bastaba con ubicar el calabozo preciso para que la existencia de Mateo Yucra siguiera su curso, y evitaba con insistencia revivir el sufrimiento de su estancia en aquel oscuro recinto. Mas la persistente necesidad de saber cómo se había quemado el cabello, lo obligaba a recordar.

Al comienzo fue una tortura común, con la única y gran diferencia de que la sufría en carne propia. Sabía que no le iban a creer, pero dijo la verdad. Ahí se agudizó su problema. Ellos no le creyeron nada y profundizaron su sapiencia de verdugos impunes. ¿Cuánto del tiempo exterior pasó? No le importa. Sólo sabe que una sombra esmirriada demoró un largo día para levantar un revólver y dispararle en el pecho, superficialmente, desviando el cañón para que la bala le hiciera sólo un surco en la carne. Sabe también que ya era un anciano en la madrugada, cuando a pesar de su edad le clavaron una bota en las vértebras para que despertara.

Pero no sabe si en realidad despertó o si los policías se metieron en su sueño para interrogarlo. Le ataron los brazos al cuerpo con tiras de tela mojada y jugaron con él a la botella borracha. Como insistía en que se llamaba. Mateo Yucra y que regresaba de tirarse una perrita, en una ida de su cuerpo no lo agarraron y se fue de cara. Desde el suelo contestó que la perrita se llamaba Romualda, y ellos “qué, conchetumadre, ya nadie se llama Romualda”. Entonces lo rociaron con una manguera hasta que un charco lo circundara. Enseguida introdujeron en el agua desparramada un cable eléctrico pelado en la punta, y su cuerpo saltó como un monigote manteado. Al séptimo salto el charco empezó a enrojecerse y los policías suspendieron de mala gana su trabajo.

Recuperó la conciencia sólo para pensar en su madre. Era inevitable desear que le limpiara ese líquido pegajoso, como lo hacía cuando tenía fiebre en la infancia. “Mamita”, llamó.

Su madre estaba en el patio de su casa. Había luna llena y corría el viento de madrugada. Mateo llevaba a cuestas una súplica de ayuda, pero al verla lavando los baldes de la leche, dijo:

—No te mojes mamá.

La madre levantó la cabeza y lo buscó en el patio. “Acá, en tus cabellos” quiso decir él, pero esta vez el aire atravesó su garganta sin vibrar.

—¿Qué le habrá pasado a mi hijo? —susurró la mujer. Emitió un largo suspiró y volvió a su tarea.

—No puedes verme porque estoy en un calabozo —dijo Mateo Yucra—. Y es mejor que no lo sepas.

Había desaparecido el dolor que lo llevó hasta ella y no quería dejarle más preocupaciones, no sabía que le' dejaba la pesadilla de los huesos, como ella la llamaría después.

Abandonó el pueblo por un sendero que se perdía en los cerros. El regreso fue largo. No reconocía el caminó y en cada bifurcación se perdía. Iba a dar a otros pueblos, o subía por sendas de zorros hasta cumbres imposibles. Sin embargo, nada le impidió volver al calabozo antes de la aurora. Lo encontró desierto. No estaba su cuerpo ni las manchas de sangre. Apeló al recurso de oler el piso, y en lugar de sangre olió orines frescos. Esa evidencia lo persuadió de que se había equivocado de lugar.

Desde ese momento recorrió la ciudad en busca de su cuerpo.

En su memoria no existe la ruta por donde salió a buscar a su madre. Su viaje fue inmediato y no le quedó ningún punto de referencia. Por eso regresó a la calle donde lo apresaron. Primero intentó guiarse por el olfato. Siguió una corriente de olor a pólvora, pero a dos cuadras de distancia se confundió, hasta que en un parque encontró tantas corrientes de olor a pólvora que se convenció de que así nunca tendría éxito.

Al día siguiente acudió a la Fiscalía de la Defensoría del Pueblo, a esperar que el Fiscal cumpliera con el trabajo de encontrarle los restos. Sólo en las noches regresa a la calle de los bancos, a intentar rastrear la otra parte de su memoria, la que aún permanece dentro de su cráneo, y que debe saber cómo se ha quemado el cabello.

Han pasado trescientos treinta días y Mateo Yucra no ha vuelto a ver su cuerpo. Sólo ha descubierto que es un alivio que a uno lo encuentren, aunque sea muerto. Y convencido de que sus fuerzas no son suficientes, ya no hace otra cosa que pensar en su madre.

Ella, bajo su techo de paja y barro, ha vuelto a tener la pesadilla de los huesos: camina dentro de una iglesia abandonada y al acercarse a la nave más oscura caen a sus pies un montón de huesos. Esta vez tarda en moverse y puede notar que están ennegrecidos por el fuego.

Al despertar recuerda casi al pie de la letra la información oída esa tarde, referida a los restos óseos, parcialmente quemados, de un hombre de veinte años de nombre desconocido. La agitación de su pesadilla ha despertado también a su marido y al verlo con los ojos abiertos le dice:

—Voy a ir a ver al Mateo.


* Considerado como uno de los mejores relatos (por no decir, el mejor) de los años de violencia en el Perú; este cuento mereció el primer premio del “Segundo concurso nacional de Cuento” organizado por la Municipalidad distrital de Paucarpata de Arequipa, en el año 1992. JUAN PABLO HEREDIA PONCE nació en Arequipa en 1963. Egresado de la Universidad Católica de Santa María, actualmente es abogado de profesión. También estudió Literatura en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa y tiene reconocimientos locales y nacionales como narrador. Ha publicado el libro de cuentos Recursos para la soledad (Arequipa, Akuarela Editores, 2001).

29.1.09

PAUL BROMBERG Y LA EXPERIENCIA DE BOGOTÁ


Paul Bromberg, ex alcalde de Bogotá, se reunió con 320 líderes del sector público, la sociedad civil y el sector privado, en el marco de la 4ª Feria del Libro de Trujillo, para contar su experiencia de Bogotá, sobre la pésima cotidianeidad urbana en la que vivían, incluyó serias reflexiones sobre nuestra ciudad e instó a que los trujillanos se conviertan en impulsores del concepto de “cultura ciudadana”.

Bromberg explicó que la cultura ciudadana resulta de la suma de civismo, cultura democrática y cultura política, entendido el primer concepto como el cumplimiento de las reglas de convivencia urbana; el segundo como las condiciones sociales y culturales que facilitan o no la aceptación de un régimen democrático; y el tercero como el conocimiento, aceptación y uso de las reglas de juego de la democracia, y el conocimiento de la competencia de cada gobierno.

Según comentó, Bogotá se encontraba sumada en un caos, después de la guerrilla y el narcotráfico podía ser el problema más grave que tenía Colombia, lo ejemplificó citando que las cuatro empresas de servicios públicos domésticos atravesaban por una crisis, tenían insolvencia del fisco distrital, parálisis en las obras públicas, caos en el espacio público: parques abandonados, la única exigencia que se le hacía al alcalde era la de tapar los huecos, invadidos por la publicidad exterior, etc.; otro de los puntos preocupantes era que registraban un total de 80 homicidios por cada 100 mil habitantes año, cuando el promedio en Latinoamérica es el de 20 mil habitantes año.

Cito además la ilegalidad urbana, el laberinto en el transporte público, un servicio educativo público desastroso, hospitales públicos de la ciudad en crisis. Todo lo mencionado reflejaba la radiografía de Bogotá en los años 90. Lo que condujo a los bogotanos a un escepticismo generalizado.

Este discurso lo contextualizo e hizo agudas reflexiones sobre nuestra ciudad, comentando que en las 8 horas que había pasado en Trujillo pudo notar que no contábamos con un plan de desarrollo urbano, que vio escombros, que es una ciudad dispersa, sin colectores de agua y que no logra entender nuestro sistema de gobierno, comparando que en Bogotá para todo el casco urbano se tiene un solo alcalde.

Para cambiar una ciudad, puntualizó, la conciencia cívica está en claro cuando nadie discute sobre el dinero, cada quién sabe de donde surge y hacia dónde va. A lo que añadió algunas preguntas como: ¿Quién es responsable de la ciudad? ¿Cómo van las cosas en Trujillo? ¿De quién es la culpa? ¿De qué somos nosotros responsables? Redondeó su idea mencionando que es trascendental contar con un sistema de medición de la ciudad, para obtener estos resultados.

Bogotá se transformó porque se planteó una meta posible: Mejorar la cultura ciudadana entre la sociedad y los gobiernos. Se logró con una buena gestión y con dinero, y este se consiguió a través de la forma más moderna de captación que son los impuestos. De inmediato sentenció al público diciendo: alguien sabe ¿Cuál es el ingreso corriente tributario de Trujillo? Nadie de la sala lo sabía.

A lo que Paul Bromberg acotó: la única manera de garantizar el colectivo es encontrando la relación precisa entre el ciudadano que paga y ve resultados, y la cultura es la percepción del ciudadano de sus espacios públicos, por eso en Bogotá hay tantos hitos urbanos.

Entre los proyectos de renovación urbana se pusieron en funcionamiento diversos programas: el mejor taxista; la ciclo ruta, en la que un día a la semana las familias andan en bicicleta, el respeto a las cebras (líneas para cruzar las calles); rock al parque; el transmilenio, para mejorar el transporte urbano; bibliotecas públicas; entre otros.

Muchos de ellos realizados en espacios públicos, a lo que explicó que el uso de estos integra la ciudad frente a un imaginario, genera la sensación de nostridad.

Oficina de Prensa ATAL (prensa@atalperu.org)

28.1.09

VUELVE EL CICLO DE LECTURAS DE TEATRO PERUANO, Y ESTE JUEVES: TEATRO PERUANO DEL VIRREINATO


Vuelve el ciclo de lecturas de teatro peruano organizado por el Teatro Universitario de San Marcos. En esta oportunidad el ciclo se ocupará de las obras de teatro virreinal. La primera fecha se llevará a cabo el jueves 29 de enero, a las 6:30 p.m., en el Centro Cultural de San Marcos (Av. Nicolás de Piérola 1222, Parque Universitario).

En esta primera fecha se leerá el Entremés del Justicia y Litigantes, de Fray Francisco del Castillo, conocido como el Ciego de la Merced. La obra puede considerarse antecedente del teatro satírico y costumbrista, tan usado por nuestros autores republicanos.

Las lecturas continuarán los últimos jueves de cada mes durante todo el primer semestre del presente año. El ingreso es gratuito. Se otorgarán certificados a los asistentes. Informes: 6197000 anexo 5204.
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*En la imagen: Carnestolendas (carnaval) obra de Martínez Compañón Baltasar (1737). Tomada de aquí.

27.1.09

ROBERTO BOLAÑO NOMINADO AL PREMIO DE LA CRÍTICA: UN RECONOCIMIENTO PÓSTUMO PARA “EL ÚLTIMO SALVAJE”


El desaparecido escritor chileno Roberto Bolaño fue nominado al prestigioso Premio del Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos por su novela 2666 traducida al inglés el año pasado, y que fue reconocido como el mejor libro del 2008 por la revista Time quien no ha dudado en calificarla como “obra maestra”. Cabe recordar que esto mismo sucedió en el 2004 cuando también fue galardonado póstumamente por 2666 con el premio Salambó.

El galardón (Premio del Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos), es uno de los más prestigiosos de dicho país, y será entregado el 12 de marzo del presente bajo seis categorías, entre ellas: ficción, no ficción, biografía, autobiografía y poesía, apartado este último en el que destaca el escritor de origen hispano Juan Felipe Herrera (Half the World in Light) y también la novela Home de Marilynne Robinson, autora que ha sido alabada por Barack Obama, informaron ayer los medios estadounidenses.

Hay que resaltar que, fue la editorial neoyorquina Farrar, Straus and Giroux quien hizo posible que 2666, obra cumbre para muchos de Bolaño (1953-2003), se traduzca al inglés y esté disponible en el mercado estadounidense, donde la crítica no ha escatimado elogios para un autor que muchos definen ya como la nueva estrella de la literatura latinoamericana. Por otro lado La revista, además, asegura que, con la publicación de la edición en inglés de 2666, que cuenta con 898 páginas, se puede considerar que “la conquista póstuma de Estados Unidos por parte de Bolaño ya está completa”.

* Fuente: Diario oficial El Peruano. Imagen: Revista de literatura Discursiva.

25.1.09

HOY EN LA 4ª FLT: PAUL BROMBERG “BOGOTÁ: UNA CIUDAD TRANSFORMADA”


Como ya sabemos, Mario Vargas Llosa es el invitado de honor de la 4ª FLT. A él lo acompañan los internacionales Carlos Monsiváis de México (mañana lunes, y hoy) Paul Bromberg (ex alcalde de Colombia), como invitados especiales de la que pretende convertirse en la mejor feria del libro de la costa del pacífico. Paul Bromberg realizará hoy día a las 8:00 de la noche la conferencia magistral “Bogotá: una ciudad transformada” en el Auditorio César vallejo de la Feria.

Paul Bromberg Zilberstein además de ser un político colombiano también es físico y se ha desempeñado durante muchos años como profesor del Departamento de Física de la Universidad Nacional de Colombia, de la cual llegó a ser Vicerrector. También ha sido alcalde de Bogotá durante 1996 y 1997, y tras dejar la alcaldía, ha vuelto nuevamente a la Universidad Nacional de Colombia como profesor de física y, ahora también, de gobierno urbano.

Otras actividades importantes que se realizarán son: presentación del libro Adolescentes en la ciudad. Una visión de la narrativa peruana del siglo XX de Jorge Eslava (6:00 p.m.), y el conversatorio De la literatura al cine. Cómo se escribe un guión con Giovanna Pollarolo (6:00 p.m.) entre otras.

24.1.09

HABLANDO DE TEATRO: CICLO DE CONFERENCIAS EN EL CENTRO CULTURAL DE SAN MARCOS


Inicia ciclo de conferencias sobre teatro peruano en la Casona de San Marcos.

Con el objeto de difundir los trabajos que sobre teoría del teatro han venido trabajando nuestros críticos e investigadores del teatro en el Perú, desde el lunes 26 de enero, a las 6:30 p.m., comenzará a desarrollarse, en nuestro centro cultural, el Primer Ciclo de Conferencias sobre Investigación e Historia del Teatro en el Perú.

La exposición inaugural estará a cargo de Percy Encinas Carranza, Director Cultural de la Universidad Científica del Sur, quien tratará sobre las articulaciones del teatro peruano con la violencia de los años ochenta.

El ciclo continuará los últimos lunes de cada mes durante el primer semestre del año. El ingreso es gratuito. Se otorgarán certificados de asistencia a las personas que se inscriban en el Teatro de San Marcos. Las mismas que se harán acreedoras a un ejemplar del libro que se publicará con las ponencias presentadas. Informes: 6197000 anexo 5204.

*Imagen tomada de aquí.

23.1.09

HOY EN LA 4ª FLT: MARIO VARGAS LLOSA Y LOS “SECRETOS DE UN NOVELISTA”


“Secretos de un novelista” es el nombre de la conferencia magistral que ofrecerá en Huanchaco hoy a las 6:00 p.m., mientras que mañana 24, sostendrá una conversación con jóvenes en la actividad denominada “El mundo que es mañana”, en la que será entrevistado por cuatro jóvenes universitarios sobre diversos temas de realidad internacional, y luego tendrá contacto directo con sus lectores a través de la firma de libros en el recinto ferial.

Considerado el narrador en lengua española más importante del momento y una de las 100 personalidades más influyentes del mundo, Mario Vargas Llosa vuelve acompañar a la FLT, luego de 6 años. Su agenda de presentaciones en la Feria incluye oportunidades para que diversos públicos puedan interactuar con él. Servidos.

22.1.09

HOY SE INICIA LA 4ª FERIA DEL LIBRO DE TRUJILLO


Por fin. Esta cuarta versión del Feria del libro de Trujillo, ha sido calificada como un evento “callejero”, al instalarse de manera atractiva en un espacio público de la ciudad, y revalorando lo que es de “todos”, como espacio de encuentro, convivencia y compromiso con nuestro entorno próximo.

La 4ª FLT es un mega evento cultural que congrega durante 11 días y cada 2 años a más de 100,000 visitantes, a alrededor de 60 editoriales y distribuidores de publicaciones de todo el país y a más de 120 escritores, intelectuales y artistas de diversas propuestas; en un espacio público de la ciudad.

Como ya se sabe, este año la Feria se ubicará en el Complejo Mansiche, y estará abierta hasta el día domingo 1 de febrero. La ceremonia de inauguración tendrá lugar hoy día a las 7:00 p.m. mientras que el acceso al público en general será a partir de las 6:00 p.m. y los demás días el ingreso será de lunes a domingo de 10:00 a.m. a 10:00 p.m.

Fuerte presencia regional:

Ninguna otra edición de la Feria había logrado una presencia editorial regional tan importante como esta, lo que habla de un pequeño boom de publicaciones liberteñas. “Trujillo en la Feria” será un espacio que reunirá cada día a las 5:00 p.m. a sus poetas, narradores y novelistas como sujetos de un proceso socio-cultural de gran arraigo y envergadura.

“Jóvenes conversan” tendrá lugar los once días de feria a las 6:00 p.m., y propicia el diálogo entre los jóvenes como una forma de convivencia civilizada y una manera práctica de contribuir a la cultura democrática del Perú a partir de su entorno y problemática.

El cine y la movida audiovisual también tendrán un espacio en la Feria, lo mejor de las producciones peruanas en sus diversos géneros serán exhibidos gracias a la productora Chasky. Durante todo el día, una programación especial reunirá cortometrajes, largometrajes y documentales de diversos puntos del país en la Sala de Usos Multimedia (SUM), escenario entre otras actividades del “I Encuentro de Jóvenes realizadores Trujillanos”.

El Invitado de Honor:

Mario Vargas Llosa, el narrador en lengua española más importante del momento y una de las 100 personalidades más influyentes del mundo, vuelve acompañar a la Feria del Libro de Trujillo, luego de 6 años. Su agenda de presentaciones en la Feria incluye oportunidades para que diversos públicos puedan interactuar con él.

“Secretos de un novelista” es el nombre de la conferencia magistral que ofrecerá en Huanchaco (viernes 23, enero), mientras que un día después sostendrá una conversación con jóvenes en la actividad “El mundo que es mañana”, en la que será entrevistado por cuatro universitarios sobre diversos temas de realidad internacional. Este mismo día tendrá contacto directo con sus lectores a través de una firma de libros en el recinto ferial.

Compromiso con el espacio público:

La Feria, por su contenido y por usar un espacio público, se convierte en una herramienta de ciudadanía, y ello se sustenta no solo en la respuesta masiva que la FLT ha tenido en sus versiones pasadas, sino también en las facilidades que se brinda al público. El Complejo Mansiche, gracias a las gestiones de ATAL, viene siendo remodelado y embellecido para su próxima condición de casa de la feria.

Las tres ediciones anteriores del evento fueron excusa también para revalorar otro bello espacio de la ciudad: la Plazuela El Recreo, que mientras alojaba a la feria se convertía en uno de los lugares más cuidados de la ciudad. ATAL repite la experiencia con el Complejo Mansiche. Su uso deportivo llevó a la organización a buscar espacios alternativos que ahora usan los deportistas por estos días.

La Feria del Libro de Trujillo es un exitoso ejemplo de la alianza del sector privado, el sector público y la sociedad civil. Más ahora en que, por primera vez, para el ingreso se necesitará adquirir un ticket de un sol, con lo que la organización quiere conseguir el compromiso y valoración de la población a este gran proyecto cultural, ayudando así a financiarlo.

La lista de los 139 invitados:

Alberto Benavides Ganoza · Aldo Pancorvo · Aldo Panfichi · Aldo Miyashiro · Aldo Vivar · Alejandro Benavides · Alfonso Cisneros Cox · Alfonso Sánchez · Alonso Cueto · Álvaro Lazzo · Andrea Paz · Ángel Calvo · Ángel Hoyos · Antonio Fernández Arce · Antonio Cisneros · Augusto Castro · Augusto Rubio · Armando Álvarez · Beatriz Merino · Beatriz Ramírez · Beatriz Boza · Bethoven Medina Sánchez · Beto Ortiz · Billy Hare · Blasco Bazán Vera · Carlos D’Angelo · Carlos Masa · Carlos Mendoza · Carlos Monsiváis · Carlos Rengifo · César Bedón · César Elejalde · César Gutiérrez · César Sánchez · Charo Herraez · César Hildebrandt · Claudia Cabieses Guerra Pérez · Claudia Guezzi · Claudia Paz · Clea Guerra · Denisse Vega Farfán · Dick Bornhorst · Doris Moromisato · Eber Cabanillas · Edgar Wilde · Elsi Saldaña Gutiérrez · Ernesto Yépez · Eugenio Goya · Fernando Cueto · Fernando Villarán · Francisco Ángeles · Francisco San Martín · Gabriel Ruíz Ortega · Gabriela Virreyra · Gerardo Temoche · Giovanna Pollarolo · Gustavo Rodríguez · Gonzalo del Rosario · Harold Alva · Hilda María Machuca · Hugo Tumba · Ítalo Morales · Issac Goldemberg · Iván Thays · Jaime Guzmán Aranda · Jaime Vásquez · Jorge Coaguila · Jorge Díaz Herrera · Jorge Eslava · Jorge Lazo · Jorge Torres · Jorge Tume · José Manuel Villaorduña A. · José María Salcedo · José Carlos Orrillo Puga · Josué Aguirre · Juan Carlos de la Fuente · Juan Luis Dammert · Julio Céspedes · Julio Domínguez · Julio Gallegos · Julio Villanueva Chang · Juan Félix Cortés · Julia Wong Kcomt · Julio Hevia · Luis Alva Castro · Luis Eduardo García · Luis Gil · Luis Miranda · Luis Carlos Vasallo · Manuel Herrán · Manuel Liendo · María Inés Palacios · Mario Guevara Paredes · María Julia Luna · Mario Vargas Llosa · Marita Troiano · Martín Moratillo · Mauricio Fernandini · Miguel Gutiérrez · Milagros Alegría · Miluska Olguín de Hall · Modesto Chacón Mattos · Nano Guerra García · Ofelia Lazo · Oscar Ramírez · Paul Bromberg · Pepe Cabana Kojachi Mukashi · Percy Vílchez · Rafael Florián · Rafael Roque Rebaza · Rafo Raez · Rafo León · Ramiro Mendoza · Raúl Pastor · Raúl Tola · Renato Cisneros · Renzo Babilonia · Ricardo Ayllón · Roberto Reátegui · Roger Li Mau · Rubén Silva · Samuel Cavero Galimidi · Segifredo Luza · Sergio Bambarén · Sergio Vilela · Teodoro Bernabé · Teodoro Rivero · Teresina Muñoz-Najar · Tricia Baldwin · Vanessa Martínez · Víctor Andrés Ponce · Virginia Vargas · Walter Toscano · Wilfredo Ardito · Willy del Pozo · Winston Barber · Williams Lopez - Rasu Ñiti · Yolanda Rodríguez. Espectáculos: Olmo Teatro · Orquesta UCV · Orquesta Sinfónica de Pacasmayo · Grupo de Jazz Negrandina · Pepe Alva · Sonia Lombardi · Yuyachkani · Arte.

21.1.09

CONVOCATORIA PARA EL CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE EL IV CENTENARIO DE LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS


La Comisión Organizadora del Congreso Internacional por el IV Centenario de los Comentarios Reales de los Incas convoca a profesionales en Ciencias Sociales y Humanidades de las universidades de América y Europa a participar en nuestra cita académica a realizarse en la ciudad del Cuzco (Perú) del 19 al 21 de agosto de 2009.

1. Sobre el evento y su finalidad:

En 1609 fueron publicados en Lisboa los Comentarios Reales de los Incas, obra cumbre del cronista cuzqueño Gómez Suárez de Figueroa, el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1615), donde inmortalizó una visión idílica del Imperio de los Incas.

A cuatro siglos de la primera edición, y con una trascendencia no superada por ninguna otra publicación peruana en la historia, existe la necesidad de hacer un balance sobre la densa producción intelectual que en torno a esta obra se ha generado en los últimos tiempos.

Con esta finalidad, la Escuela de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco organizarán el presente Congreso Internacional.

2. Sobre la sede:

La ciudad del Cuzco (3399 m.s.n.m.), antigua capital del Tahuantinsuyo y actual destino turístico mundial de primer orden, será la sede del Congreso Internacional.

En ella nació Garcilaso en 1539, en una casa todavía en pie donde actualmente funciona el Museo Histórico Regional. Allí escuchó muchos de los relatos que después plasmaría en los Comentarios, los mismos que se desenvuelven la mayoría de las veces teniendo como escenario a la ciudad: la obra es el relato del pasado fastuoso de la urbe y sus gobernantes cuando era cabeza del Tahuantinsuyo.

Después de su publicación, el Cuzco es la localidad donde más impacto ha tenido su lectura, representación e ingreso al imaginario colectivo: desde los miembros de la nobleza inca colonial de los siglos XVII y XVIII hasta su población contemporánea, los Comentarios Reales se han constituido en piedra angular de la identidad local cuzqueña, la misma que existe como tal, en parte importante, gracias a Garcilaso y se mantiene vigente por la importancia de su obra.

Además, debido a su contemporáneo perfil turístico, la ciudad cuenta con la infraestructura necesaria para llevar a cabo el evento, tanto en lo que respecta a actividades académicas como a la estadía.

3. Bases para la presentación de trabajos:

Los trabajos a exponerse en el Congreso Internacional girarán en torno a los Comentarios Reales de los Incas y la obra del Inca Garcilaso de la Vega, desde las diversas disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanidades.

Para el proceso de selección se requiere el envío de primero un resumen y luego la ponencia completa.

El resumen no debe exceder las 300 palabras, mientras que la ponencia completa las 3500, quedando exceptuado del límite de palabras: apellidos y nombres, institución que representa, grado académico, título del trabajo y bibliografía. Ambos serán enviados letra Arial número 12 a doble espacio.

Los resúmenes serán recibidos a partir del miércoles 1 de octubre de 2008 hasta el 30 de enero de 2009, y las ponencias completas desde el 31 de enero de 2009 al 28 de febrero de 2009 en la siguiente dirección electrónica: 1609.2009.ponencias@gmail.com

Los resultados de la convocatoria serán comunicados a partir del 1 de abril de 2009.

4. Para mayor información o contacto:

Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Escuela Académico Profesional de Historia.
(51-1) 6197000 - anexo 4010.
O ingrese a este enlace.

ROGER SANTIVÁÑEZ ACERCA DE “SPARAGMOS” Y MAURIZIO MEDO


BROTHERS IN ARMS

Conocí a Maurizio Medo a través de la fugaz estrella del rock subterráneo del Perú Patricia Roncal, mejor presentada como María T-ta a mediados de los inmarchitables 80s. Tuve la ocasión de contribuir con algunas palabras la noche del lanzamiento de su primera colección de poemas Travesía en la calle del silencio en la taberna 1,900 en Barranco. A partir de entonces una gran amistad poética me ha unido con Maurizio Medo. Varios encuentros alrededor del cine Roma en Santa Beatriz —barrio de su hogar paterno— bajo los susurrantes árboles del Parque de la Reserva y después en el conciliábulo del grupo editorial Asalto Al Cielo en la calle Talara de Jesús María.

Viejas historias de la poesía de los 80s. Recuérdome en la cumbre de la fiesta cantando a dúo con Maurizio, el Himno de La Inmaculada, ambos exalumnos jesuitas. O con Mazzotti en el Superba o en el Colinita en un verano que antecedió a la pérdida de nuestra inocencia. Quizá de allí proviene ese excelente verso suyo de expresionista factura: “triste es el crepúsculo en los urinarios”. Memorias que nos llevan a reflexionar sobre la pasión poética de Maurizio. Pocos como él en su entrega cotidiana al fervor de la creación. Y a la búsqueda de un nuevo lenguaje, como podemos comprobarlo en esta estrofa de la mala hierba: “mariposa chuang tze lloraba tornasol sin saberse mariposa / alhajando los pétalos de madre. ella / acunaba el tallo exorcizando samsa pesadillas y espinaba al jardinero /que nos regaba obsesionado con forzarle la belleza / […] / cuánta tibieza in uterus di madre, incaricia pistilar dolce polénica.” Indudablemente estamos ante unos de los despliegues musicales más actuales de nuestra poesía.

Poseedor de vastas lecturas y enorme cultura Maurizio se apropia lúcidamente de la tradición, para devolvérnosla convertida en un nuevo canto, donde el poeta se ha fajado con la voz del lumpen, con el giro coloquial, con la imprecación urbana, la soledad de la memoria infantil, el álbum familiar; la insondable bóveda del universo como enigma metafísico, en suma. Por eso es capaz de escribir: “¿y qué es la sabiduría / sino esa vieja canción, vinilo / en 33 rpm que gira y gira / sobre un tornamesa que extravío / en alguna oreja / su volumen?”.

Hace muchos años que yo no veo a Maurizio Medo. Desde el verano de 1998 cuando coincidimos habitando entre los jardines y edificios de San Felipe. Poco después emigré. Pero siempre hemos mantenido esta férrea simpatía fundada en el amor y la devoción por la poesía, intacta, desde la primera vez. Me complace sumarme a las voces que celebran su nuevo Sparagmos y qué mejor que rodeado de los jóvenes poetas, renovada savia de los árboles del paraíso, porque como bien dijo Pound en el penúltimo de sus Cantos: “I have tried to write Paradise / Do not move / Let the wind speak / that is paradise”. En eso estamos.

[Roger Santiváñez. 25 de diciembre de 2008, a la orilla del Meles]

15.1.09

MAURIZIO MEDO: “LA POESÍA ESTÁ MÁS ALLÁ DE LA NOVELA, SU LENGUAJE ES ORIGEN Y DEVENIR”


Por José Luis Rebaza (Tomado de letras.s5)

· ¿Por qué escribir un libro, el cual se anuncia como un canto inaugural en la poesía latinoamericana, con elementos propios de la tragedia griega clásica?

Inicialmente, como se lo explicaba a José Luis Córdova, Sparagmos es un antiguo término griego utilizado para designar el desmembramiento, que es lo que las Ménades de Tracia hicieron con Orfeo. De acuerdo con Eurípides, este rito tiene su origen en el culto dionisiaco: las Bacantes descuartizaban una víctima y comían su carne cruda. Es decir, celebraban un ritual antropofágico. Esto no es gratuito, pero tampoco un homenaje a los trágicos griegos.

Si elegí Sparagmos como título lo hice en base a la idea de Barthes: el cuerpo muerto del autor. Pero desde una nueva óptica: aquel que será sacrificado. La lectura que hizo Ignacio Infantas el día de la presentación —26 de diciembre— es bastante acertada. Él distingue tres momentos explícitos en este sparagmos: el de la presentación del cuerpo —a través del uso premeditado del yo en una serie de poemas de corte posconversacional—, el del trance extático —manifestado en el lenguaje de los textos que prosiguen en textos como Manicomio— y el de la consumación del mismo —con la presencia de los autores que transcrean los textos originales. Esto ocurre en el “acto final” —citando a Infantas— del libro, titulado El cuerpo muerto.

Lo que se pretende con esta transcreación es el desciframiento de los textos originales desde nuevas dimensiones. Son una lectura y una anagnórisis, término que, en la tragedia griega clásica, se refería al instante donde todo se revela para el protagonista. Aquí no. En Sparagmos El protagonista asume su destino, se le revela en la medida que desaparece como entidad individual para constituirse en el pan de una tribu. Estas ideas, sumadas a otras, ya tradicionales, como las de la hybris o la catarsis, están presentes en la poesía desde las vanguardias latinoamericanas y en los diálogos que, desde la post-historia, se establecen con ellas. Más que un reconocimiento a la cultura occidental hay una apropiación de la misma. Tal como si el antiguo orfeón reiniciara su canto pero, ahora, desde el sonido del candombe.

· En una entrevista con José Luis Córdova hacías mención a una frase de Blanchot: la novela es una invención de la poesía. ¿Estamos ante el intento de novelizar desde la poesía o, más bien ante una antología poética?

Ni lo uno ni lo otro. Vayamos por partes. No es una antología. Algunos textos ya existían, es cierto. Básicamente los del Manicomio, y algunos del “primer acto”, Cuando el autor creía… Es decir, estaban ahí, pero de manera aislada, sólo como poemas. Lo que hice fue reescribirlos —algo que no sorprenderá a los pocos que me leen—, pues la reescritura es una constante en mi obra. La idea era encontrar para ellos un contexto mayor al del campo poemático, y que fueran capaces, simultáneamente, de articularse entre sí. Cada parte, inicialmente yo la llamaba “capítulo”, Infantas las llama “escenas”, valen en sí y como parte de un todo, tal como el cuerpo de los santos que fueron “desmembrados” en el siglo XIII. En tal sentido, más que una antología poética, Sparagmos se constituye en la reificación, o si gustas transcreación, de algunos textos articulándolos con una intención, más que argumental, estética.

En esa entrevista recordaba una frase de Blanchot: la novela es una invención de la poesía. No creo que el lenguaje, crudo y descarnado de la poesía sea capaz de novelizar algo.

Si alguien —ya ha pasado— me interroga sobre qué trata el libro, lo único que puedo hacer es encogerme de hombros y decir “Léelo y me avisas…”. La poesía está más allá de la novela, su lenguaje ya es origen y devenir, más que un hecho informativo —por ello también encuentras aquellos textos que hacen mención a la “novelita”—, de manera paródica. Hay mucha “novelita” en nuestra tradición.

Quien quiera buscar un argumento, me temo, se aplastará la nariz contra los textos. Lo que lee Infantas —una estructura dramática, en el sentido teatral— me recuerda una idea de Reynaldo Jiménez sobre Manicomio, mucho antes de que apareciera con Calabaza del diablo: la idea de un extenso monólogo. No sé si todo esto pueda trasladarse a un escenario físico. Hay monólogo, sí. Mejor, monólogos. Varios. Más que una voz hay una polifonía, por ello la idea del orfeón. Orfeón que, desde su pluralidad vocal, mata el canto monofónico del autor y lo convierte en el sacrificado. No “para”, más bien “por” la tribu. Ya no es más la devolución del lenguaje colectivo, pero purificado. Sino, una celebración de la pérdida de la identidad en lo tribal, pero, eso sí, manteniendo intacta a su esencia, y ésta, sí, es la del desarraigo, la de la migrancia, la del ouroborus —en este caso el lenguaje— volviéndose continuamente sobre sí para devorarse y reinventarse —como un tejido que trasvasa los idiomas para unirlos en otro—, que solamente existirá dentro de su ficción: un libro de poesía.

· ¿Cuáles son las características de tu poética?

Creo que soy el menos apropiado para llevar a cabo una reflexión de esta naturaleza.

· La pregunta venía a cuento debido a una nota del crítico uruguayo Eduardo Milán. Lo cito: “Un velo se ha descorrido ahora, un velo que la poesía anterior a la generación de los nacidos en los sesenta, la de Medo, parecían no querer tocar. Las excepciones bordean la épica —Zurita, Montalbetti— rara vez la lírica. La poesía de Medo viene a señalar esa ruptura. No refiere el señalamiento al hecho de una ausencia de memoria: la memoria estaba en la generación anterior a la del medio siglo, estaba, sobre todo, en el bello y enorme trabajo de construcción épico-lírico de Ernesto Cardenal (…) La mezcla, el trabajo de cruzar las aguas es el arte de Maurizio Medo. Se trata de rehacer el puente, de hablar las hablas no habladas: de eso se alimenta la poesía de Maurizio Medo. Sin temer la tangencialidad del recluso, la raya que cruza el cielo del loco, lo feo, lo no abordado por léxico prohibido, el feto latinoamericano, la barda que se levanta para que no se vea acá”. Desde tu perspectiva, ¿cuál sería tu aporte para la poesía latinoamericana?

Cito a Eliot —recuerdo que Paul Guillén alguna vez se refirió a este texto de La tradición y el talento individual— “Ningún poeta, ningún artista de cualquier arte, adquiere sentido completo por sí solo. Su significación, su apreciación, es la apreciación de su relación con los poetas y los artistas muertos. No se le puede valorar individualmente se le debe comparar y contrastar con los muertos…”. Mi pasado como escritor, no el de Maurizio Medo, es anterior a mi escritura, estaba allí, como el dinosaurio de Monterroso.

La ruptura da cuenta de un encuentro. En este caso podría ser el del diálogo con los muertos —desde Dante hasta Pound—. Asunto que pondría de vuelta y media el ímpetu parricida. Creo que mi escritura adquiere sentido, de acuerdo con Eliot, en la medida que otros —como Zurita o Montalbetti; Hinostroza o Verástegui; Martínez o Viel Temperley— trazaron sus propias coordenadas. Las mías están a un lado. Surgen desde una accidentalidad: la no-pertenencia, básicamente por el origen de mis padres. El puente que cruzaron se rompió. Aquello que hablaron, y cómo hablaron, es una sintaxis que sólo habita mi memoria. Si me alimento de ello es porque eso que pronuncio, o grito, reclama pertenencia, un dónde poder asirse. Ahora sería demasiado ambicioso de mi parte creer que nunca, antes, nadie, se planteó la posibilidad de hablar estas “hablas no habladas”. Desde Guillermo de Aquitania (“Farai un vers de dreyt rien”) hasta en los peruanos Luis Hernández (“Te amo / -1 / Eres un amor / Irracional”) o Róger Santiváñez (“Oh santa rósel in my Heart / You are my pendejita azul”) podemos vislumbrar algo de esta intención. La diferencia con los últimos es que, en sus poéticas, está como un telón de fondo la noche limense, ésa de color “azul pastel”. Yo escribo desde la convicción de habitar una lengua, esa que se entreteje, más que un país. Una patria es eso y nada más (Cioran dixit) En mi poética, Lima es un lampo, Arequipa otro. No hay “lugares”. El telón de fondo son los idiomas que oí desde niño, y que empezaron a deshablarse, debido al paso del tiempo y, por ende, con la desaparición de sus hablantes —el nonno, la nonna, mi padre—. Lo que permanece es el recuerdo de esos sonidos, como un mar que brama excesivo —en dioses y voces— a orillas de la ahoridad. La intención es resignificarlas desde esta playa pues, esas voces, su reverbero en mi memoria, constituyen mi propia identidad. Son parte de mi ser. No es algo real, como una rueda o una manzana, pero no responder a sus sonidos sería despatriarme.

No soy consciente de lo que haya podido aportar, o no, a la poesía latinoamericana que, dicha así, se ve como algo gigantesco —es más, agorafobia me produce la sola idea— y tampoco me quita el sueño. Creo que uno debe escribir desde un voto de fidelidad, a pesar de las modas de turno.

Lo que escribe Eduardo (Milán), como también lo manifestado por José Kozer o Raúl Zurita, es algo que, a la vez que me compromete, me conmueve mucho. Fundamentalmente por tratarse de personas, esto va más allá del decir “poetas”, a las que admiro y respeto. ¿Qué decir? Alguna vez le comenté a Zurita que mi proyecto era el de poder construir una ciudad. Sparagmos quizá, por qué no, sea la piedra fundacional donde erigirla. Pero hablo de una ciudad en donde sus habitantes puedan vivir del trueque de símbolos con otras ciudades llamadas Zurita, Milán, Kozer, García Valdés, Casas, Santiváñez, Bautista Cantelli, Guillén, Hernández Montecinos, Mills (Felipe) Ruiz et all.

Eso, para mí es la poesía latinoamericana, un paisito conformado por un grupo de ciudades donde sus habitantes pueden cruzar las fronteras libremente, sin temblar al ver pasar un guardia.

· En diferentes entrevistas te has mostrado escéptico respecto a la idea de pertenecer a una “generación” —recalco el entrecomillado—. ¿Qué lectura tendrías de tu inclusión en Pulir Huesos, 23 poetas latinoamericanos, 1950-1965? ¿Este libro, realmente vendría a constituirse en la continuación de Las ínsulas extrañas, selección de Andrés Sánchez Robayna, Blanca Varela y Eduardo Milán, que reúne autores nacidos entre 1910 y 1959?

No es así, exactamente. Escéptico, sí, respecto a la asimilación que se hace en el Perú sobre la idea de las generaciones. Luis Fernando Chueca ya se encargó de hablar algo al respecto(1) y, en muchas cosas coincidimos.

Llegué tarde a lo que se comprendía como generación del 80, y demasiado temprano para lo que vendría a denominarse como la generación del 90.

Aparecí, siguiendo los esquemas, entre el desencanto y la ruptura. Mis dos primeros libros son publicados a principios y a fines de 1988. El canon, ¿existe un canon en la poesía peruana?, determinó que uno de mis compañeros de ruta, Rodrigo Quijano, “debía” pertenecer a los 80, básicamente por la publicación de una plaquette, casi clandestina, editada en París en el año 1986. Del mismo modo, otro sector, ubicó a otro de mis compañeros, Jorge Frisancho, como representativo de los 90, Jorge publicó, si mal no recuerdo, a mediados del año 1988. Es irónico, la única antología en la que aparecemos los tres juntos, entre todos los que escribimos desde los escombros y cenizas del Muro de Berlín, es Novísimos en la poesía peruana, aparecida en un número de la revista Lienzo. Este trabajo, de Alfonso Cisneros Cox, pasó desapercibido. No fue dimensionado en su justa medida. Cisneros no hablaba de décadas, eso ya era un aporte, en lugar de apostar por la estadística lo hizo por la estética. Simplemente novísimos. Los autores elegidos mostraban, en general, un manejo del lenguaje dentro del conversacionalismo eliotiano que, de alguna manera, planteaba una vuelta al orden, frente a la anarquía de Kloaka, el MK. En aquella antología, espero no equivocarme con los nombres, aparecemos Quijano, Frisancho, Echarri, Salas, Del Valle, Jara, Reátegui, Chueca, Agurto, entre otros. Me parece que, incluso apareció antologada mi buena amiga Montserrat Álvarez. Si bien algunos de ellos dejaron la poesía, para dedicarse a quehaceres mucho más serios (Salas, Reátegui) y otros nunca aparecieron compilados, pues aún no habían publicado libro (Odette Vélez, Virna Vera), constituían una generación.

Cada individuo —escribe Ortega— reconoce misteriosamente a los demás de su colectividad, como las hormigas de cada hormiguero se distinguen por una peculiar adoración(2). Ahora, ¿es posible reconocer una generación desde el ojo del huracán, estando aún sobre el lomo del caballo? Creo que no —y este problema lo veo repetirse, ahora, que estamos a fines del primer decenio de este siglo—. Siempre me sentí parte de esos, hoy ya viejos, novísimos.

Te decía que en la quiniela del canon la bolilla de Quijano cayó en los 80s y la de Frisancho en los 90s. Mi caso fue distinto. Nunca se me ubicó del todo. En distintas antologías aparezco escindido, ora en los 80s, ora en los 90s, ora como “inclasificable”, ora como “marginal”, ora como “fuera de los estamentos oficiales”. Es decir, destinado a una suerte de limbo.

Comento todo esto pues, fíjate cuántos años después, recién me siento “parte” de un corpus con Pulir Huesos… Conozco a varios de los autores que aparecen compilados. Hay grandes amigos (Santiváñez) Otros con los que nos escribimos (Eutiquio, Maquieira, Magaña) así como, también, varios a los que respeto desde la distancia y leo constantemente (Montalbetti, Chocano o De Jolly) Eso es lo primero que te puedo decir…Eso, no me siento ajeno —como sí me ha ocurrido en otros volúmenes—.

Ahora bien, tanto las Ínsulas extrañas —donde se reúnen a 99 poetas, en casi 1000 páginas— como Pulir huesos… aparecen alejadas de cualquier intención de establecer cánones. La antología de José Ángel Valente, Blanca Varela, Andrés Sánchez Robayna y Eduardo Milán levantó una fuerte polvareda. Podría reprochársele ausencias como las de Juan Luis Martínez, José Kozer o Marosa Di Giorgio pero, también podría celebrarse, por ejemplo su apuesta por poetas como Luis Feria o Antonio Masoliver Ródenas, la presencia de la mujer, a través de autoras como Olga Orozco, Idea Vilariño, Fina García Marruz, Ida Vitale, Clarisse Nicoidski, Clara Janés, Esperanza Ortega, María Auxiliadora Álvarez y de la misma Varela.

Pero, de plano, la mixtura de poetas españoles y latinoamericanos creo que es tan problemática como confusa.

En España “impera el dominio de la comunicación mínima” (Milán dixit) mientras que, en Latinoamérica, la poesía arrecia con distintos cantos, se hace presente, y recoge, el habla cotidiana o, bien, la desnaturaliza a través de la espesura neobarrosa. Sin embargo, si se trazara una línea divisoria entre España y Latinoamérica, uno sería muy injusto con los autores, la mayoría de ellos consagrados, que dialogan con nosotros, latinoamericanos, sin vernos como “su” colonia. Desde Antonio Gamoneda hasta Marcos Cantelli, pasando por Olvido García Valdés, Chus Fernández o Ildefonso Rodríguez.

Es muy complejo. Nunca le he preguntado a Eduardo Milán si Pulir huesos… es, o no, la continuación de Ínsulas extrañas. El hecho de que Ínsulas… sea el trabajo de Valente, Varela, Sánchez Robayna y Milán, y que, en el prólogo de Pulir huesos…, Milán, en solitario, confiese que sigue “sus gustos y preferencias” ya nos está diciendo algo. Son visiones distintas. En ese prólogo Milán está marcando una diferencia, una pauta. Por otro lado, sé de buena fuente que en Pulir huesos… no podían aparecer autores incluidos en las Ínsulas (Blanco, Bracho, Zurita). De no haber existido esta condición, puedo adivinar a quiénes se habría sumado y, creo, se tendría un panorama bastante completo. Pero esto es anecdótico, el libro está y ofrece mucho, sobre todo para el lector español, ese que parece estar en extinción.

Por cierto, hace un momento te decía que, en la poesía peruana, llegué tarde. Parece un sino. En Pulir Huesos… pude llegar por fin y ser el último de la fila.

· Cuestionas el concepto de generación en el Perú, alguna vez hablaste de “generacionalismo”, ¿cómo percibes esta situación desde lo latinoamericano?

Si hablas con un latinoamericano y le haces un mapeo genealógico de los últimos treinta años de poesía peruana, desde HZ hasta los “panderos” post-2000, el interlocutor te dirá que, nunca antes, había oído algo tan complejo y farragoso.

Respecto a lo latinoamericano el panorama no varía mucho en cuanto a la complejidad. Creo que la aparición de la novísima latinoamericana nos obliga no sólo a dar cuenta de su presencia, y, a través de sus escrituras, de la clausura, parcial, del diálogo con las vanguardias. Nos obliga, también, a detenernos para observar con mayor reflexión y serenidad las obras de los autores nacidos en los 60: Juan Carlos Bautista, Ernesto Lumbreras, Fabián Casas, Damaris Calderón, Luis Fernando Chueca, Edwin Madrid, Jorge Fernández Granados, Enzia Verduchi, Víctor Hugo Díaz, Martín Gambarotta, Paco Benavides, Mario Bojórquez, Willy Gómez Migliaro, Montserrat Álvarez (etc.), son parte de una generación que aún no ha sido debidamente estudiada.

Creo que ni Zur Dos/ Última Poesía Latinoamericana (2004) ni El decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965-1979 (2005) y en esto, conjeturo, estará de acuerdo mi amigo Julián Helbert, logran dar cuenta de la penúltima poesía latinoamericana, la de la generación de la crisis, la de la segunda mitad del siglo XX.

· ¿A qué crees que se deba ello?

Básicamente al momento histórico en el que se desarrolló. Si habláramos, como creo, del segundo quinquenio de los años 80, en Latinoamérica, nos referimos a una época terrible, una en la que, por ejemplo, la producción per cápita disminuyó en un 8% y, entre 1983-1990, se obtuvo un crecimiento de cero por ciento. La crisis económica por un lado. Y por otro, un acontecimiento político que, creo, no registra antecedentes: entre el año 1982 y 1990 quince países lograron realizar una transición política desde la dictadura a la democracia. Una época de crisis y, al mismo tiempo, de transición. Para la mayoría, una sin Internet, sin amparo editorial, sin encuentros ni festivales poéticos, sin una crítica literaria que de cuenta de lo que estaba ocurriendo. Si sumamos a ello la endogamia, que caracteriza a las literaturas nacionales, sería ingenuo suponer que podía existir, como hoy, la idea de pertenecer a un corpus. Unos escribían de espaldas a los otros. Cuando ya, en los 2000, luego de la estabilización política, económica y social en América Latina, en un momento de apertura, liberalización y desregularización económicas, irrumpe la novísima hablamos de otra historia. Los autores de la segunda mitad del siglo XX, los de la crisis, estaban, estábamos, con la resaca de todo lo vivido (La Tablada en Bs. As., Sendero Luminoso y el MRTA en el Perú, el Movimiento Zapatista en Chiapas, el FMLN en El Salvador, la URNG en Guatemala, etc., un largo etcétera) mientras que ellos aparecen reclamando su carné de identidad sin tener aún la mayoría de edad, lo que me parece magnífico. Te decía que es otra historia pues, en lugar de zapatistas o senderistas, hallaron un nuevo escenario: encuentros en Lima o Bs. As. —sin que estos impliquen, como antes, encontrarse en medio de Gaza—, la democratización del espacio —vía la Internet—, el aval de los viejos poetas. Si miraron al pasado fue principalmente hacia las vanguardias. Algunos autores de la generación anterior fuimos “adoptados”: Lumbreras, Díaz, también es mi caso, pero como generación se nos pasó por encima.

· ¿Tu punto de vista es crítico con respecto a la novísima? ¿Cómo entender, leer o descifrar esta movida? ¿Cuáles son sus aportes?

¿La palabra “crítico” debo interpretarla como en contra o desacuerdo? De ninguna manera. Estoy a muerte con ellos. La movida, más allá de su proclividad mediatista, me parece un fenómeno muy interesante: con ellos se comienza a borrar la palabra “frontera” —hablo desde el punto de vista de la integración latinoamericana—, con ellos se resuelve la dicotomía conversacional-neobarroso, también la de campo poemático y campo escritural —hablo desde donde existen sus textos—. Hay voces poderosas, pero no todo lo novísimo es buenísimo, como lo interpretan los efebólatras. Nada, la única manera de entender lo que se plantea es leyendo de qué se trata. Ya ha pasado tiempo suficiente como para seguir llamándolos como de la novísima, el término podría convertirse en algo peyorativo.

NOTAS:
1 “Consagración de lo diverso. Una lectura de la poesía peruana de los noventa”. Apareció en Lienzo 22, Universidad de Lima, 2001
2 Ortega y Gasset, “Idea de las generaciones”, de unas lecciones explicadas en 1933, número tres, publicado en el libro En torno a Galileo: esquema de las crisis.

EXPOSICIÓN “MARCHAS Y ROSTROS” DE FANNY PALACIOS IZQUIERDO EN LA CASONA DE SAN MARCOS


El Director General del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos tiene el agrado de invitarlo a la exposición de la artista plástica FANNY PALACIOS IZQUIERDO: “Marchas y rostros”. La INAUGURACIÓN de esta muestra se realizará este viernes 16 a las 7:00 p.m., en la SALA VINATEA REINOSO.

Federico García Hurtado agradece su gentil asistencia.

Centro Cultural de San Marcos
http://www.ccsm-unmsm.edu.pe/
Parque Universitario
Nicolás de Piérola 1222

MARIO VARGAS LLOSA ES EL GRAN INVITADO DE HONOR EN LA 4ª FERIA DEL LIBRO DE TRUJILLO


Mario Vargas Llosa encabeza gran propuesta cultural de la 4ª Feria del Libro de Trujillo

Mario Vargas Llosa está a una semana de presentarse en la mayor fiesta cultural del norte del país. La Asociación Trujillo Arte & Literatura (ATAL), organizadora de la 4ª Feria del Libro de Trujillo, anunció al invitado de honor y compartió el programa cultural compuesto por más de 220 actividades que se sucederán en paralelo hasta en cuatro escenarios instalados en el Complejo Mansiche, a los que se sumarán los recorridos de la feria rodante.

Vargas Llosa encabezará una propuesta cultural amplia, diversa y variada que impactará a nivel nacional convirtiendo a nuestra ciudad en capital de la lectura durante los 11 días de este mega evento cultural. A él lo acompañarán los internacionales Carlos Monsiváis (México) y Paul Bromberg (Colombia), como invitados especiales de la que pretende convertirse en la mejor feria del libro de la costa del pacífico.

Autores e intelectuales como Alonso Cueto, César Hildebrandt, Antonio Cisneros, Iván Thays, José María Salcedo, Miguel Gutiérrez, Beatriz Merino y Raúl Tola, presentarán libros y conferencias, al igual que Fernando Villarán, Nano Guerra García, Beto Ortiz, Gustavo Rodríguez, Renato Cisneros, Sergio Bambarén, Isaac Goldemberg, Julio Villanueva Chang, Mauricio Fernandini y Aldo Miyashiro.

Estas actividades han sido organizadas a través de líneas de programa: “Perú, país real e imaginario”, “La Feria es de los niños”, “La literatura suma con la educación”, “Trujillo en la Feria” y “Jóvenes conversan”. El primer eje temático se desarrollará cada día a las 7:00 p.m. y tiene como objetivo descubrir, comprender y repensar esta etapa de transformaciones (crecimiento económico, revolución gastronómica y un proceso social en el que conjugan nuevos estilos de vida) por la que atravesamos los peruanos.

La segunda fue diseñada pensando en los pequeños de la casa. ATAL apuesta por un área especial para los niños que visitan la Feria, inspirado en una carpa de circo: un salón de espectáculos, una biblioteca infantil y una sala-taller serán escenario de un programa paralelo para ellos que incluye narración de cuentos, teatro, mimos, música, magia, talleres de comprensión lectora, pintura, entre otras divertidas actividades.

La Feria busca, además, integrar La Literatura suma con la Educación como herramientas de sensibilización social. Su horario va al medio día (12:00 p.m.). Esta línea incluye talleres de promoción de lectura, exposiciones, investigaciones, estudios y publicaciones dirigidos a docentes, académicos y público interesado en estos temas.
·
Oficina de Prensa ATAL (prensa@atalperu.org)

13.1.09

HOMENAJE A AUTOR DE LOS RÍOS PROFUNDOS: “ARGUEDAS EN EL RECUERDO”


· Evento contará con la participación de De Szyszlo y García Zárate
· Actividades durarán una semana e incluyen exposición fotográfica

La próxima semana se llevará a cabo en el local de Aduni de Breña un homenaje por el natalicio del escritor José María Arguedas a cargo del artista plástico Fernando de Szyszlo, el crítico literario Ricardo Gonzales Vigil y el reconocido guitarrista Raúl García Zárate.

Para el lunes 19 se ha programado la inauguración de la exposición fotográfica y bibliográfica del autor de Los ríos profundos. Material gráfico inédito sobre pasajes de la vida y obra de José María Arguedas serán presentados en la exposición, que estará abierta toda la semana al público en general.

Memoria de un escritor

Otra de las actividades que se ofrecerán en la primera fecha es la proyección del documental Arguedas: Hermano compañero, compañero de sangre, del director nacional Rómulo Franco Ruiz Bravo.

El miércoles 21, a las 20.00 horas, se ha previsto la participación del reconocido artista plástico Fernando de Szyszlo. El pintor estará a cargo de la actividad denominada Testimonio de una amistad. Luego, tomará la palabra el respetado crítico literario Ricardo Gonzales Vigil, quien hará un análisis de Los ríos profundos.

Y para el viernes 23, a las 20.00 horas, se programó la realización de una muestra artística en la que se contará con la presencia del maestro Raúl García Zarate, quien ofrecerá un recital de guitarra que incluye temas tradicionales de los departamentos de Ayacucho, Huancavelica, Junín, Puno, entre otras ciudades.

12.1.09

CONFERENCIA DE PRENSA PARA LA PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE LA 4ª FERIA DEL LIBRO DE TRUJILLO

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Hola:

Ya faltan muy pocos días para el inicio de la 4ª Feria del libro de Trujillo, y nos encantaría que nos acompañen este miércoles en la Conferencia de Prensa, para presentarles el programa cultural de esta 4ta edición de la Feria, anunciarles el nombre del invitado de honor, y mostrarles, además, muchas otras novedades.

¡Los esperamos!

Ana Quintana Vásquez - Oficina de Prensa
Asociación Trujillo Arte & Literatura
Independencia 467 - Of. 107
Telef.: (44) 224.225 / (44) 294.242 / (44) 949048573
www.atalperu.org
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