Poeta místico y chamán Américo Yábar, autor del bello poemario Sesofagia humbría. |
En un artículo de Sergio Vila-Sanjuán denominado “El trágico final de Pilar Donoso” que apareció en noviembre del año pasado en el diario La Vanguardia de
Barcelona, hay una mención especial sobre uno de los poetas peruanos poco
conocidos en estos lares. El artículo da cuenta del suicidio de la hija
adoptiva de José Donoso y a través de dicha tragedia se reconstruyen varias anécdotas
alrededor del gran novelista chileno «una reconstrucción de la estancia de la
familia Donoso en Sitges, en los años 70, y del Taller Literario que el
escritor creó en esta localidad». Justamente, hablando del taller, Vila-Sanjuán
nos cuenta esta anécdota:
«Donoso solía pronunciarse con amabilidad y cautela, casi
mayeutico. Pedía a los asistentes que contaran cuántas veces habían introducido
en sus textos un “que” o un adverbio en “ente”. El detalle le obsesionaba. A un
escritor de paso que leyó un largo fragmento de la novela que preparaba sobre
el Chile del siglo XVI, en la que los protagonistas no paraban de subir y bajar
las escaleras de una casa, le reprochó que hiciera “ciencia-ficción”, ya que “en
el Chile de esa época las construcciones eran de una sola planta”.
En ocasiones señaladas las reuniones se celebraban fuera de
casa del maestro, y entonces solían derivar en unas juergas bastante
apoteósicas. Si estaba relajado y animado, Donoso gustaba de subirse chaqueta y
camisa y mostrar el costurón que le había dejado una de sus operaciones de
estómago.
Al Taller acudía devotamente un personaje extraordinario, el
poeta peruano Américo Yábar, quien había tenido que dejar su país por
misteriosos problemas con las autoridades. Yábar organizaba a veces folklóricos
rituales de culto incaico a la luz de la luna en su jardín de Esplugues. Podía
hablar durante horas y conmoverse hasta las lágrimas en mitad de una
conversación rutinaria. Había publicado un singular poemario bajo el título de Sesofagia humbría.
En cierta ocasión el vate andino conducía en su destartalado
Seat cupé 850 al maestro a Barcelona, a través de las curvas del Garraf. Donoso
iba en el asiento de atrás y el entusiasmado Yábar se volvía para hablarle con
tanta frecuencia que prácticamente dejó de mirar la carretera. Un Donoso lívido
tuvo que pedirle que se detuviera para sentarse a su lado. Hace algunos años,
cuando Internet empezaba a ser una herramienta fiable, Xavier Prat rastreó su
pista, y encontró que Yábar se había reciclado como profesor de chamanismo en
una universidad de Nuevo México».
Vladimir Herrera, amigo íntimo de Yábar, dice
en su respectivo blog: «Siempre resulta golpeante encontrarnos con la Barcelona de los años
setenta, sobre todo si la memoria está escrita por alguien que conocimos hasta
el punto de hacerle una broma pesada el día de los inocentes en el Boliche de La Diagonal : Sergio
Vila-Sanjuán, quien se refiere en este artículo por un momento a otro amigo de
entonces, el poeta peruano Américo Yábar, hoy convertido en uno de los brujos
mayores de esta parte de los Andes. Vila-Sanjuán también hace mención en este
artículo a los peruanos Elsa Arana Freire, ya desaparecida, y Juan del Solar,
el gran traductor de Canetti y según los entendidos el mejor traductor
literario del alemán al castellano, que ahora vive en Lima sin ver a nadie.
Debo reconocer que por aquel entonces yo le tenía manía a Donoso por haber
hecho un seminario en París sobre su obra Coronación del que salí
escaldado. Pero recuerdo el coche blanco de Yábar que se encendía en clave con
un disco de teléfono, y en el que llevaba a Donoso sin mirar la carretera y al
perro que Donoso temió más en su vida: se llamaba Maluquer. También recuerdo la
noche del día de los inocentes apretándole el cuello a Sergio, a quien pido mil
disculpas desde entonces».
No hay comentarios:
Publicar un comentario