14.1.14

“GRITOS” DE JUAN CRISTÓBAL POR SEGISFREDO LUZA.

Gritos, el nuevo poemario de Juan Cristóbal.

*Nota aclaratoria de Juan Cristóbal: En 1968 comencé un libro titulado “Las cuevas”, en la cárcel de Lurigancho. Lo terminé en 1969. En ese mismo lugar estaba detenido el psiquiatra Segisfredo Luza, con el cual hicimos amistad. Al terminar el libro, a mediados del 69, le pedí un Prólogo, el cual lo hizo pero referido a “Las cuevas”. Después de 44 años publiqué ese texto, pero reestructurado, tanto en su forma física como temática, con el nombre de “Gritos” (2013). Lo que presento aquí son partes del Prólogo que tienen que ver con las ideas generales y esenciales del texto. Por ser de importancia para mí y para la comprensión de la obra, lo publico de la forma que indico.


“GRITOS”
Por Segisfredo Luza.


Toda crítica no es sino una máquina de convertir lo original a lo banal. Si nos interrogamos sobre el lenguaje, tendríamos que remitirnos a la lingüística y al psicoanálisis y esto es insuficiente porque al final de cuentas toparíamos con una concepción elaborada del hombre. Una filosofía total del ser humano depositada históricamente en el lenguaje cotidiano. Si renunciamos a analizar “nuestra bella lengua” y tratamos de captar lo subjetivo, estaríamos detenidos en el siglo XIX cuando la estética se dedicó a tratar el arte como actividad interior, dejando de lado el examen profundo y directo de la obra. Nicolai Hartmann pidió un cambio del pensamiento estético y por consiguiente de la crítica. Ya Víctor Hugo creía haber hecho la revolución al querer “poner un bonete rojo a los viejos diccionarios”. Y efectivamente este cambio ha sido la apertura de la literatura moderna, a través de Rimbaud, Mallarmé, Proust, Bretón, sin hablar de Becket, Ionesco, Genet, Joyce y Robbe-Grillet. Ellos han introducido el absurdo; el orden dentro del desorden. ¿Y la crítica? ¿Es posible desentrañar, indagar, las estructuras internas del acto creador sin atentar contra la obra misma? ¿Lo absurdo, lo deshilvanado, lo simbólico, tiene un sistema y una fenomenología?

No es este el instante de elaborar una metodología de la crítica, ni de estudiar las posibilidades de una fenomenología de la poesía moderna, ni del absurdo. Simplemente digamos que toda crítica es “una apuesta fatal” porque propone una evidencia, una hipótesis parcializada del problema del autor y en esta apuesta el crítico está introduciendo una ecuación personal en el sentido de Pascual. Y así nos coloca frente a un círculo vicioso. Una ronda infernal en la que no hay concordancia entre la significación de la obra y la objetividad de la misma.

Prescindamos, pues, de toda crítica y limitémonos a leer la obra sin introducir puntos de vista. Digamos que lo implícito está contenido en lo explícito. El genio del autor no es otra cosa que la presencia de su ser en la obra y a él nos acercaremos leyéndolo, del mismo modo que el oyente frente a la música. La partitura es distinta a la ejecución de la obra. Y el goce es una experiencia sin palabras. Ella habla de nosotros. Así para acercarnos a esta obra leámosla y tratemos de experimentar sin intención alguna, lo que surja en nosotros mismos. Si es asco o emoción; si alegría o tristeza; si aburrimiento o inquietud; si añoramos nuestro pasado ancestral o creemos haber descubierto el sentido de la vida. Todo ello es la obra. Luego la obra hablará en nuestra receptividad o impresionabilidad en forma impalpable. De pronto se anudará a nuestro interior según la índole de cada cual y objeto y sujeto será un todo inextricable.

Desde las primeras líneas lo caótico irrumpe en el discurso interior y no precisamente bordeando lo improbable sino revelando al hombre medular. Esta obra es un conjunto de piezas que habla del mundo de los impulsos primitivos, de las voces del silencio, del flujo sanguíneo, de todo aquello que en el hombre civilizado ha quedado sepultado bajo la razón y el concierto lógico. Empero, no se trata de un relato enajenado propio de los seres que han perdido la cordura y en quiénes el discurso ha perdido su línea directriz. Se trata de una liberación visceral que contiene la armonía de las formas ancestrales, de lo recóndito que asciende hasta lo sublime y que se expresa en la contradicción, en el contrapunto y en el ritmo oral que brota como una melodía inagotable de imágenes poéticas. Precisamente en esta prosa poemática reside su embrujo. Aquí no encontraremos un sistema de lectura…Desde el inicio ya estamos capturados por este resurgimiento vital que al entregarnos su intimidad está revelando la nuestra. Una especie de simbiosis, de amalgama expresiva, de comunicación sintética a través del retorno al acontecimiento primitivo.

Se ha dicho que el lenguaje es una forma de distanciamiento del ser. La expresión es a la vez opaca y transparente. El hombre se aliena al tratar de traducir sus vivencias en la palabra. El lenguaje perfecto equivale a la completa identidad del hombre y a la ruptura de los límites de la personalidad. Si el surrealismo plasmó las imágenes del ensueño y el acaecer subconsciente. Y si los expresionistas como Chagall pintaron un mundo onírico y sugestivo, Lautremont fue el maestro de lo horrible y cavernario. ¿En este texto hay una reminiscencia de todo esto? No lo sabemos. Sólo entrevemos un bullicio interior que no se deja capturar como una estructura que por pertenecer al hombre es una estructura inhallable.

Cuando leemos: “Maldito agujero congelado de pánico, has roto el horizonte de las calaveras derrotadas. Los cristales de espuma Los pequeños cangrejos de las alimentaciones orgánicas que tienen escasamente la cabeza corta. Has amputado las pinzas aprehensoras del miedo Sin embargo naces perfecta en la descendencia cultivada de los cielos impenetrables…”, la materia bruta, lo inorgánico, lo biológico, las vivencias, lo espiritual, lo telúrico, la realidad social, las especies vivientes, lo microscópico, lo sideral, es decir todo el complejo universal, se nos comienza a presentar como una cosmogonía antitética que habla por sí misma mediante las fuerzas que ascienden a la conciencia y que ingresan sin ser analizadas, ni enmascaradas, sino que nos penetran puras, como si ello significase inventar la creación: el hombre desnudo, conjunto explosivo que dentro de la inestabilidad dialéctica encuentra su razón de ser.

Y en este canto filogenético el hombre surge como expresión perfeccionada de lo viviente. Se enseñorea y trata de separarse de su origen desconociendo los impulsos que nos hermanan a los peces, a los invertebrados, al barro original. Pero resulta que este desprendimiento es generador de angustia, de desgarramiento, de lucha, de dicotomía entre la materia hecha cuerpo y el destino como alienación. Es el retorno del hombre a las fuentes primigenias, es un proceso inacabado, que procede de las vivencias elementales, de los impulsos ancestrales, de la vociferación, de la liberación, de la entrega al mundo; “un sacarse a sí mismo”, que se expresa poéticamente. Y para ello Juan Cristóbal se abandona al silencio y al retraimiento como queriendo beber de la imaginación y de la oquedad interior. Y así comienza a brotar su canto ininterrumpido que sin aliento ni pausa, se convierte en palabras enhebradas entre sí, explicándose unas con otras, como partes de un todo cuya coherencia se descubre en el canto mismo, en las letras que desfilan plenas de significado y en donde las mayúsculas y minúsculas son acordes plenos de fuerza y fugato o de adagio encantado.

En casi todos los poemas, que son expresiones poéticas de la misma coyuntura, aparece el hombre ancestral, enajenado y perdido en un mundo de formas vivientes, estremecido en su circuito vital, ángel caído, mono superior, pájaro y constelación, fuente y fin de todas sus culpas. Y en otros momentos el movimiento es devorador y alucinante; no da tregua, es caótico y se mueve como nebulosa naciente (…).


¿Y el tiempo? Dimensión real como la materia misma, cruel como la vida, implacable como la curva de los días, como el sueño y la vigilia. El tiempo que todo lo remite al pasado devorando el presente y donde el futuro sólo es proyecto insubstancial. El tiempo. En uno de los poemas sobre “Los meses”, marca el final de esta peregrinación del hombre a través de su trayectoria filogenética, despertando a la conciencia, viviendo en el tiempo y en los meses. Y no puede sino gritar y lanzar imprecaciones contra el calendario que acciona como hierro aprisionante. Ahí está la edad irrenunciable, la metamorfosis humana, los desvelos y frustraciones, los triunfos y desgarramientos y el sórdido mutismo de los dioses que no auxilian al hombre. Y en ese poema, al final exclama ¿Y el tiempo? Dimensión real como la materia misma, cruel como la vida, implacable como la curva de los días, como el sueño y la vigilia. El tiempo que todo lo remite al pasado devorando el presente y donde el futuro sólo es proyecto insubstancial. El tiempo. En uno de los poemas sobre “Los meses”, marca el final de esta peregrinación del hombre a través de su trayectoria filogenética, despertando a la conciencia, viviendo en el tiempo y en los meses. Y no puede sino gritar y lanzar imprecaciones contra el calendario que acciona como hierro aprisionante. Ahí está la edad irrenunciable, la metamorfosis humana, los desvelos y frustraciones, los triunfos y desgarramientos y el sórdido mutismo de los dioses que no auxilian al hombre, por eso exclama desafiante frente a lo irrenunciable, ante el destino que termina en la muerte; “Venid meses de hierro, aquí os espero, en el corredor aturdido de las noches separadas”, frase final de la trágica aceptación de vivir en el tiempo.

5.1.14

LECTURA DE ANDREA QUEROL SOBRE “NADA QUE DECLARAR” DE TERESA RUIZ ROSAS

El nuevo libro de Teresa Ruiz Rosas.

Lectura de Andrea Querol sobre Nada que declarar de Teresa Ruiz Rosas
(Presentación en el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán el 11.09.2013


A Teresa Ruiz Rosas la conocí hace sólo un par de años en marzo de 2011. Me contó que estaba escribiendo una novela con la trata de personas como tema de fondo. Conversamos largo sobre la situación nacional e internacional en relación al delito. Me llamó mucho la atención su enorme interés y su gran sensibilidad. Además, era evidente que tenía muchísima información sobre el tema y lo que ocurría en Europa y en el mundo. Hace algunas semanas me llamó y me pidió presentar hoy su novela y, la verdad, para mí es un honor.

Leer Nada que declarar, a pesar de conocer sobre el tema de trata y de saber y haber visto de cerca el sufrimiento de las víctimas, me ha conmovido; la novela me fue ganando: es entretenida, pero además muy bien documentada, entre otros temas, con relación al de la trata, haciéndome repensar algunas cosas con otra óptica… Lo interesante de esta novela, que puede ser cruda por partes, es que a la vez se entrelazan historias de amor, de amistad, que transmiten ese otro lado bueno de las cosas y de las relaciones humanas. Y está también la historia de Gastón Solís, el Hombre de los Libros Rojos, el peruano que en Alemania, en los años 60, imprime de manera clandestina libros prohibidos, progresistas, de las décadas de los veinte y treinta, que permiten a los jóvenes de la época informarse con libros del pensamiento contestatario.

En la presentación de la novela que hizo Marco Martos hace algunas semanas, dijo que se trataba de una novela río que se expande y en la que van surgiendo los personajes. Y, en efecto, es como él dice. A lo largo de la novela surgen no sólo los personajes, sino las historias, todas hilvanadas a través del personaje central, Silvia. Y cada historia, a medida en que se va desarrollando, va adquiriendo un sentido, que la vincula a la historia de violencia y dolor de Diana Postigo que se desarrolla en paralelo (una Diana que se llama Dianette en alusión al nombre de un tipo de sandalia). Y digo en paralelo porque mientras Diana confía y es engañada, encerrada y explotada, Silvia confía también, y toma riesgos (de hecho es más arriesgada que Diana y se respira el peligro al que se expone), sólo que en su caso, cada vez que pareciera que sufrirá las consecuencias, algo ocurre que mitiga o evita que se vea envuelta en una situación de violencia o de abuso; en el lector, va generando una sensación de suspenso, de angustia.

Esta noche quiero ante todo transmitir una serie de sensaciones, reflexiones e interrogantes que fueron motivadas por la lectura de la novela de Teresa. Me han pedido que el comentario sea en torno al tema de trata, y en eso me voy a centrar. Desde las primeras páginas se hacen presentes todos los elementos de la trata y, a lo largo del relato, nos encontramos con que los datos que recoge la autora son precisos. Aunque escoge a Diana, una peruana, para representar a la víctima de trata, también nos cuenta que en Europa no son las peruanas las más cotizadas, en todo caso no son las que llegan a Alemania. En 2010, CHS Alternativo hizo una investigación que permitió precisamente demostrar que llevan más víctimas de trata a Europa procedentes de otros países como Brasil o Colombia e incluso Ecuador. Pero a lo largo de la novela, Teresa también nos ofrece estadísticas, cifras sorprendentes: – por ejemplo, que en Alemania, para el 80% de la población la prostitución es algo normal; – o que hay en España ½ millón de mujeres con destino al mercado sexual, procedentes la mayoría de Nigeria, Colombia, Ecuador o el Este europeo. – O que en Alemania, de 360,000 mujeres en el mercado sexual, más del 60% son extranjeras. Todas, claro, cifras aproximadas, porque a las mujeres en el momento de los operativos, las esconden de la policía… (Más aún si son menores de edad). Y si son casos de trata, es aún más incierto. Así, encontramos información bastante precisa sobre la situación de las víctimas de trata en general: cómo son captadas, luego sometidas y explotadas, pero la autora también transmite con una enorme sensibilidad lo que es el sufrimiento de estas mujeres vejadas, aisladas y sin salida. Finalmente, el lado del tratante, del proxeneta, rufián, sus roles, su conducta violenta, abusiva, de cosificación de la mujer.

Quisiera recorrer algunos momentos (aspectos) de la novela que considero claves y compartirlos con ustedes:

1.- LA VIVENCIA DE LA PERSONA QUE SE ENCUENTRA EN SITUACIÓN DE TRATA: está muy bien plasmado lo que tiene que ver con el sufrimiento de las víctima, la desesperación de las mujeres, la rabia y la impotencia, la depresión que va minando las ganas de salir (p.156) o escapar, y que puede incluso llevarlas al suicidio: y cómo esto se repite una y otra vez en diversos casos. Son CICLOS.

Diana, engañada al ser seducida a los 17 años (justo antes de cumplir los 18) y que vive recluida sin dominar el idioma, sin conocer la ciudad, sin visa o documentos para facilitarle la huida, no se quita la vida, por su mamá y porque desea reparar el dolor que le puede haber ocasionado su ausencia. Esa es la esperanza que tiene. Hay esperanza. Jhinna, en la vida real, nos contaba a nosotros (en el CHS) que no se quitó la vida por su hija.

Teresa también describe claramente la situación de control absoluto de parte del tratante: incautación de documentos de identidad, DNI, pasaporte, la falsificación de documentos nuevos si fuera el caso, cómo la correspondencia pasa por el filtro del tratante, etc. Todo está allí. En el Perú observamos la misma realidad, salvo que en vez de controlar la correspondencia, es el celular o teléfono el que está controlado por el tratante. También el control de matones es un hecho, la permanente vigilancia, tuvimos un caso en Iquitos.

Y está la sensación de indefensión de las víctimas: el sometimiento, el miedo a la denuncia, el miedo a que las maten, el miedo a regresar a sus casas y a ser estigmatizadas, el miedo a no encontrar trabajo, o a no ser capaces de aprender otro oficio si lograran escapar…

Una de las principales formas de enganche de las víctimas (tanto para explotación sexual como laboral) es la servidumbre por deudas, que acá también está claramente descrita (p.154). Lo descrito es lo que ocurre: Los relatos de las víctimas que entrevistamos y atendemos, a veces parecen fantasiosos por lo terrible que surge cuando se entra en los detalles, pero a veces lo más simple (me engañó mi pareja, me fui con mi tía, mi mamá me dijo que vaya) revela situaciones difíciles de imaginar, y cuyo relato está impregnado de sufrimiento.

2.- LA TOMA DE CONCIENCIA DE LA REALIDAD (O LA NEGACIÓN DE LA MISMA): Silvia la traductora (el personaje principal) viaja en tren con cierta frecuencia a Düsseldorf sobre todo por motivos de trabajo, y eso es lo que le permite ver el Edificio una y otra vez (la primera vez en el 86), desde el tren se puede observar las ventanas numeradas con las chicas exhibiéndose, y el que quiere puede llamar incluso desde el tren para averiguar. Y ella ha escuchado a más de un grosero “gritando sobre las ventajas o desventajas de un número”, ventilando su machismo y soltando bromas, sin importarles la presencia de otros pasajeros. Un vuelo a Iquitos con trabajadores, por ejemplo, revela la misma actitud: en tren o avión, en Alemania o en Perú.

En efecto, el Edificio fue construido por el Estado en 1962, como nos informa la autora (p. 63-64), y la intención era aislar a las mujeres de vida ligera. Para ordenar y limpiar la ciudad: “moderno complejo habitacional de 4 bloques residenciales para jóvenes ligeras”. (cita Die Zeit). Para muchos, muy práctico porque se esconde el problema, y así uno se cree lo que quiere… y no ve lo que no quiere ver. Silvia, cuando se inquieta por lo que observa, y se pone en el lugar de las mujeres encerradas, pregunta a su alrededor, y confirma, que muchísima gente que pasa por allí, ni siquiera se ha fijado en el edificio, y si lo ha visto, no le ha llamado la atención. Recibe respuestas como: toda la vida ha sido así. ¡¡¡No lo vas a cambiar!!! Esto forma parte de la invisibilidad del problema: se camufla dentro de la tolerancia social, y se sombrean los casos de trata con los casos de prostitución. En el Perú es exactamente igual: el bar La Noche en Piura es un ejemplo claro de esto. Y Silvia cita a Albert Einstein: “nos advirtió antes de 1955 que el mundo no está amenazado por las malas personas, sino por quienes permiten la maldad.” (p.64 -65). Yo también recuerdo haber estado en Ámsterdam en la zona roja y haber tenido la sensación de que estaba rodeada de un mundo surrealista y no podía evitar preguntarme cuántas de esas jóvenes en las vitrinas eran mujeres que estaban siendo obligadas y estaban en situación de encierro. Quizás lo que más impacta es no sólo ver la cantidad de hombres, muchos de Europa del Este, en grupos, bebiendo y claramente yéndose de putas, sino a todo tipo de turistas observando con curiosidad y pasándola bien; y lo otro que impacta es darse cuenta de que uno forma parte de ese grupo de turistas que también observa pasivamente desde afuera. Eso está muy claramente graficado en la novela de Teresa: la pasividad de la población que simplemente se da porque la vida cotidiana hace muchas veces pasar por alto lo que ocurre a su alrededor.

3.- DÜSSELDORF: LA GRAN PARADOJA: En una Alemania que, como describe bien la autora (y además lo hace presente a lo largo de la novela), tiene un desarrollo intelectual, cultural y político tan avanzado, llama la atención de Silvia, cómo puede convivirse con tanta indiferencia con algo tan terrible como la trata de personas: con una avenida, la KÖ, que es la más cara y exclusiva de Alemania, y siendo la ciudad con más galerías de arte por habitante del país… Sin embargo, a pocas cuadras de la estación central: quienes entran o salen de la misma, pueden ver la edificación con sus 100 ventanas numeradas (como un calendario de adviento, sugiere Silvia Olazábal). Y entonces aparece la pregunta que obviamente está planteada: ¿la educación, la cultura son determinantes, importan para impedir la trata de personas? Pareciera indistinto… No es un tema de cultura, no es un tema de educación, no es un tema de poder adquisitivo. Es un tema de poder (como bien lo menciona Teresa en su libro), de un ser humano sobre el otro, (que es atractivo/adictivo para quien detenta el poder) y, esencialmente, un tema de poder económico. Además, es un tema que involucra la corrupción, y, por otro lado y por sendas separadas, es un tema de valores. Se da por igual: Düsseldorf o Iquitos, tren o avión. Profesionales (ingenieros) que se dirigen a Iquitos por semanas a trabajos de exploración, por ejemplo, que son gente preparada, leída, etc.

4.- LA LIBERACIÓN: En la novela se describen claramente los sentimientos encontrados de Silvia, cuando se encuentra por primera vez en la estación central con Diana Postigo, que acaba de escapar, y le pide ayuda. Se debate entre la sensación de tener que ayudar, y las dudas y los prejuicios ante la golfa, la prostituta. Estos son sentimientos y conductas que en efecto suelen estar presentes en las personas, en el ciudadano de a pie. Hay un estigma y se despierta un rechazo hacia la prostituta y que probablemente se darían en cualquiera que se encuentre en una situación similar. Y surge la pregunta de cómo puede entonces una víctima salir y buscar ayuda.

Hasta ahora, también en el Perú, las liberaciones están sujetas al azar y la suerte: Eso es lo que encontramos en muchísimos de los casos: la suerte de encontrar a alguien que las ayude a escapar:
– un cliente más sensible, que piensa en sus hijas, que se solidariza con el miedo
– un vigilante, que decide no hacerse cargo del sufrimiento de alguien que lo conmovió más que otro
– un tío que paga por rescatar a su sobrina y cuyos tratantes tienen mucho que perder si se resisten
– un descuido del tratante o los matones (se sabe de un caso en Iquitos, por ejemplo)
– el bolso lanzado por una ventana enrejada, con un papel escrito con lápiz de labios pidiendo ayuda (fue el caso de una peruana en Chile).

Pocas veces es un operativo policial bien planificado. La intervención del Estado se hace necesaria de manera sistemática. La policía sabe dónde están las víctimas y muchas de las menores de edad.

Preocupa lo que ocurre en Europa. Alemania se caracteriza por tener cifras importantes de víctimas de trata. (Por ejemplo, el mundial de fútbol llevó a cerca de 40 mil mujeres, ya desde el 2005 se había iniciado la campaña.)

En el Perú, específicamente en Iquitos, los policías nos han dicho que saben, pero no tienen dinero para el seguimiento, pagar informantes, o el operativo. Por ahora, ante la ausencia de la intervención del Estado, queda el azar. Las víctimas sales de su situación de cautiverio por esas circunstancias (el bolso en Chile, el tío que paga por el rescate, etc.)

5.- LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR: El 8 de Marzo del 2006, Diana Postigo, de 20 años, escucha radio “La hora Latina en Radio Multicultural” y además de identificarse con la música de Susana Baca, (soñando con su libertad, y recordando su familia, su vida en el Rímac), sigue con enorme interés a la locutora (Lorena), que se convierte en manos de Teresa, en la voz amiga de Diana: se convierte en un personaje clave para ella, de soporte, que además le ofrece información, estableciéndose un vínculo fundamental para ella. La escuchó por primera vez un año antes: le hicieron una entrevista a una periodista. Alice Schwarzer, que dice “lo que allí compran los hombres no es sexo sino poder. Que lo que enciende a los clientes es su poder de mando y el servilismo de ellas: Esas dos frases, que Lorena Marín tuvo la precaución de repetir tres veces en español para que ninguna, ningún oyente quedara sin entender a cabalidad fueron el motor que acabaría cambiándole de nuevo la vida”.

Y Diana piensa que es increible: “que alguien sin conocerla ni en pelea de perros, le explicara a Dianette Pöstges lo que Dianette Pöstges hacía.

Y aunque Diana no sabe que se festeja el Día Internacional de la Mujer, algo mueve una fibra adicional en ella, que la motiva a seguir adelante, y pensar en salir de su situación de esclavitud.

Y en determinado momento Diana (p.17) se dice cuánta palabra difícil; tremendo vocabulario maneja la amiga Lorena. Y escucha atentamente, porque le gusta oír a Lorena, identificándose con el discurso que habla sobre la injusticia, informando, pero esencialmente denunciando la explotación de mujeres.

Se hace fundamental llegar y comunicar a la población vulnerable y a las mismas víctimas. La radio es un instrumento poderoso de prevención y de motivación para el escape: ¿por qué no? Debemos usarlo más, debemos tener un programa específico en alguna radio, que las mujeres puedan sintonizar, que poco a poco les permita escuchar teléfonos, tipos de ayuda, de otras realidades que las hagan sentirse más acompañadas. En nuestro medio, es fundamental: y no basta con un spot de cuando en cuando. Se requiere algo constante, de conversación (algo así como lo de Maestre), pero mínimo 1 vez a la semana, algo que llegue a nivel nacional. A las zonas alejadas, lo único que llega, con suerte es la radio. En castellano, en quechua, en aymara.

Y la comunicación debe darse también por escrito…

6.- EL LIBRO: Siempre he tenido claro que hay que llegar a la población vulnerable y de alto riesgo, con simpleza pero con claridad; para poder informarles, advertirles, alertarlos… Pero también es fundamental sensibilizar a todas aquellas personas que de una u otra manera pueden ser parte de la cadena de la trata: parte de la demanda, cómplice en el silencio y la indiferencia, permitiendo el sistema… Y eso, Teresa lo logra… A través de Diana, la autora le da voz al sentimiento de cualquier víctima de trata y entre otras cosas al deseo expresado por Diana a Silvia, de que su historia sea relatada, escrita, y pueda ser eventualmente seguida por sus compañeras de ventanas (p. 150). En la página 153 Silvia le dice e Diana que es optimista en cuanto a índices de lectura y yo pensaba que si el libro puede llegar por lo menos a manos de algunos habitantes en el sector de Düsseldorf del edificio, o a quienes que pasan en tren frente al ventanal y se sensibilizan frente al tema ya se está haciendo mucho, en términos de prevención.

Contar su historia es fundamental (hemos tenido los casos de Jhinna, Ashaninkas)
Es una manera de liberar algo, de dejar de esconderse, de dejar de tener vergüenza, pero también liberar la esperanza. De que se haga justicia, de que aparezcan sus hijos, de recibir la ayuda que requieren para salir adelante.

Éste es un libro lleno de reflexiones, de propuestas y análisis sobre la libertad, el involucrarse o no, el rol de los que “miramos”. Lo lleva a uno a identificarse con muchos sentires, y a preguntarnos nuevamente: ¿cómo llegar a prevenir la trata?

Como dice Diana finalmente: “a cuántas chicas se les prendería el foco si saben lo que he vivido; novela o no novela ya da lo mismo, la cosa es que vean el peligro, no pisen el palito cada vez, se ahoguen en el tarro de miel como moscas”.
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