29.8.11

MIÉRCOLES 31: PRESENTACIÓN DE “VIDA BREVE” DE LOLO PALZA VALDIVIA


Cascahuesos Editores y Albazos - pisco bar se complacen en invitar a usted a la presentación del nuevo libro del poeta peruano Lolo Palza Valdivia (Puno, 1964) Vida Breve. Este evento se llevará a cabo en Albazos - pisco bar, ubicado en Calle Berlin 172, Miraflores, el día miércoles 31 de agosto a las 21:00 horas; y la presentación estará a cargo de los poetas:

• Ana María Flores Núñez
• Domingo de Ramos

Agradecemos su gentil asistencia.

27.8.11

MARCO FONZ: POÉTICA DE LA INCONEXIÓN


Hoy, agosto del año 2011 lanzo como propuesta estética para la poesía lo que llamo La Poética de la Inconexión ¿Qué es y qué no es?


La Poética de la Inconexión no tiene los ojos azules ni es dios en la tierra, pero baila
la danza de todos los dioses de la naturaleza en la naturaleza y en la vida artificial.
No es humana pero practica el Antihumanismo.
No es lógica y no tiene un cuerpo armonioso; le gusta lo amorfo y la teoría de la belleza
difícil y la estética de la fealdad.
La Poética de la Inconexión no parte de una secuencia razonada. Practica el error como un ejemplo de la
libertad creativa y la libertad de vida y pensamiento.
No es imaginativa, es realista.
No es escritura automática. Es un sueño en una casa llena de espejos. Un árbol del
bosque de coral negro en el cerebro del poeta.
El Poeta de la Inconexión escribe versos como el cerebro crea pensamientos:
El pensamiento no es lineal, brinca de un lado a otro en su desorden ordenado.
Con mis Poemas Inconexos de La Poética de la Inconexión quiero decir algo pero no
quiero contar nada.

La Poética de la Inconexión se vea o no, al final se percibe:
Estamos rodeados por ella —se encuentra en el aire— pero sólo aquel que tenga los sentidos alterados podrá ser parte de ella.
Si la letra, la palabra y los versos son materia, entonces los espacios en blanco de

La Poética de la Inconexión es antimateria.
Los poemas escritos bajo esta propuesta estética son escritos por varios seres en uno, asimilados, aceptados como personalidades múltiples, necesarias para acompañar estos tiempos en los que la creación se acerca más a un suspiro: la atención del artista a la obra se mantiene hasta que interviene el mínimo distractor.

La Poética de la Inconexión prefiere dar un paso a la experiencia espacial en las múltiples realidades que medir todo por tiempo y vivir en el tiempo.
Excluir a la anécdota del poema. Estamos mal acostumbrados a buscar en el poema una historia o un cuento debido a la mala lectura de la poesía y mala práctica desde nuestras bases educativas. Si quieres contar un cuento pues escribes un cuento o una novela o un micro relato:

La poética de la Inconexión deja de contar historias y cuentos pero te dice algo que resulta intangible, insaciable y necesario para la conciencia y la experiencia existencial.
Si existiera una anécdota en el Poema Inconexo se desarrollaría sin lógica ni orden.
Lo sentimental y emocional se suple por lo sensorial y visionario.
Entonces los poemas que escribo son Poemas Inconexos y pertenecen a la estética que denomino La Poética de la Inconexión.

Cambiar de dirección requiere nuevo traje y nuevo calzado. Listos los materiales y herramientas en el saco creativo, listo el camino, listo el arriesgarse, todo listo y preparado para comenzar una nueva etapa en la poesía.

Los antecedentes de los Poemas Inconexos son claros, se inventa hoy lo que en otro momento de la vida poética se llamará Historia. Y esta Historia tendrá múltiples rostros. Y uno de ellos será La Poética de la Inconexión.

Marco Fonz / México, D.F.

* Tomado del blog La silla prestada.

26.8.11

JOSÉ MARÍA CUMBREÑO: HAY QUE VER CÓMO SE LAS GASTAN LOS POETAS DE LA INCERTIDUMBRE


Hace un par de meses se publicó una antología titulada Poesía ante la incertidumbre. Desde el principio tuve la impresión de que aquello se reducía a una mera campaña publicitaria urdida con el objetivo de recaudar dinero vendiendo unos cuantos libros. Jesús García Sánchez (es decir, Chus Visor) conoce a la perfección el mercado y sabe cómo actuar en cada momento para hacer caja. Porque tratar, a estas alturas, de resucitar viejas rencillas literarias (a vueltas de nuevo con lo de la poesía clara frente a la oscura) carece de sentido.

El caso es que la jugada no le ha salido mal, ya que, poco después de la aparición del libro, circuló por Internet un manifiesto que pretendía responder a aquella flagrante provocación. O sea, más publicidad para el librito de marras.

Me había propuesto no dedicarle ni una línea a esta tomadura de pelo. Pero ayer (23 de julio), trasteando por Internet, di con los dos vídeos que la Casa de América grabó a propósito de la presentación de la antología. Y, después de verlos, no he podido morderme más la lengua.

En el primero, una entrevista a varios de los autores (el vídeo lleva el subtítulo las nuevas figuras de la poesía apuestan por textos comprensibles), algunos sueltan las siguientes perlas:

Alí Calderón.

Se trata de reaccionar contra cierta poesía que creemos que le está haciendo daño a nuestra literatura.

• Después habla del falseamiento del gusto que define como la falta de correspondencia del prestigio de un autor con la calidad de su obra. Cuando sucede eso hay corrupción. Según él, una manera de combatir esto es regresar a la sinceridad de la poesía, volver a una poesía que guste. Luego dice que ésa es una de las formas básicas de combatir al poder.

Fernando Valverde.

Hay mucha gente que vive del rollo este, de un mamoneo terrible de dar palmaditas en la espalda a quien hace cosas barrocas, oscuras…

Cuando un poema no se entiende es evidente que el poeta ha hecho mal su trabajo.

Por cierto, en la página oficial de Valverde (imagina uno que cuanto se lee en ella lo habrá escrito el propio autor) puede uno toparse con afirmaciones como ésta para describirse a sí mismo:

Es una de las voces más premiadas y reconocidas de la nueva poesía española.

En la misma página de Casa de América hay otro vídeo más largo en el que puede verse la presentación del libro en sí. El introductor fue Benjamín Prado (es decir, una de las personas de confianza de Chus Visor), quien viene a asegurar que no se trata de una antología más, que es una antología especial que perdurará. Detrás de estas opiniones se intuye un evidente interés comercial. Dice que es una antología combativa, una antología que busca pelea. A mí esas palabras (supongo que esta antología les proporcionará algún enemigo, porque no hay gente que meta más ruido que los poetas del silencio) no me parece que pasen de ser un intento por azuzar viejas inquinas para vender un puñado de libros.

Luego, en el vídeo, cuando toma la palabra Fernando Valverde, se descuelga con lo siguiente:

• Empieza diciendo que la mayoría de poetas de su edad escribe una poesía oscura, que él no suele comprender nada de la mayoría de libros de poesía de gente de su edad. Imagina (sigue diciendo) que se trata de una moda y que será consecuencia de los gustos de algún modisto como Luis Antonio de Villena, que se ha dedicado a promocionar a este tipo de autores totalmente incomprensibles con antologías en las que ha tratado de resarcirse de sus fracasos literarios promocionando precisamente lo que le llevó a ese fracaso, lo que pensamos que es un callejón sin salida de palabras huecas.

No me creo nada. No me creo a Alí Calderón cuando esgrime una antología DE VISOR como antídoto contra los tejemanejes del poder (como si Visor no simbolizase el poder dentro de la poesía en español). No creo que Valverde vaya ahora de chico malo de la poesía patria. Sobre todo porque es una pieza perfectamente integrada en el sistema. Él dirige el Festival Internacional de Poesía de Granada y escribe en El País. No hay más que seguir echando un vistazo a su página, donde, al llegar a la galería fotográfica, uno se encuentra con imágenes de Valverde que sonríe al lado de García Montero (al que llama, en un gesto de confianza, simplemente Luis), Benjamín Prado o Chus Visor. Así que me cuesta tragarme que cuestione en serio las dos antologías que Luis Antonio de Villena ha sacado en Visor, con cuyos representantes (salta a la vista) mantiene una espléndida relación y que, además, son los que han publicado sus dos últimos libros.

A mí todo esto me suena, insisto, a una burda estrategia publicitaria. Por eso hasta me molesta estar aquí hablando de ellos. Por eso no firmé ese manifiesto. Porque hablar de ellos supone darles publicidad. Y, sí, ya sé que, en cierta medida, es lo que acabo de hacer. Pero también creo que hay momentos en los que conviene decir ciertas cosas.

* Tomado del blog (Casi) diario de José María Cumbreño (Cáceres-España, 1972). El manifiesto en contra de esta antología de Visor al que se refiere Cumbreño (una carta abierta firmada por Benito del Pliego, en la que, luego de ser publicada, se sumaron muchas firmas), fue difundido hace algunos meses en varios sitios de Internet, incluido este blog.

25.8.11

TERTULIA CON PEDRO ESCRIBANO


Periodistas se reunirán en la CASLIT para hablar de singulares anécdotas de nuestros más representativos escritores peruanos. Ingreso libre.

El Fondo Editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH) y la Casa de la Literatura Peruana (CASLIT) presentarán la actividad “Tertulia con Pedro Escribano. Anécdotas sobre escritores peruanos”, donde también participará el periodista y escritor Enrique Planas. La cita es el viernes 26 de agosto, a las 7:00 p.m., en el auditorio de la CASLIT (Jr. Ancash 207, Lima, antigua Estación de Desamparados). El ingreso es libre.

La tertulia tiene como punto de partida el libro Rostros de Memoria (UCH, 2009), donde el escritor y periodista Pedro Escribano reúne una colección de anécdotas de casi medio centenar de nuestros poetas y escritores más destacados. La tertulia se realizará a modo de una entrevista en vivo en la cual el periodista Enrique Planas conversará con el escritor sobre esta obra.

“No se trata de biografías. Tampoco de un inventario de hechos cronológicos de nuestros escritores. Rostros de memoria solo intenta recoger escenas de vida, pasajes, circunstancias, que han vivido algunos de nuestros autores que, de algún modo, son retratados en su dimensión humana”, dice el autor. “No es, en ninguna forma”, agrega, “un balance de sus vidas, un juicio sobre sus conductas o sus actos. En realidad, es una acercamiento a esa naturaleza insondable que en el fondo tienen todos los artistas, los escritores en este caso”.

Ricardo Palma, José Gálvez, Abraham Valdelomar, José María Eguren, José Santos Chocano, César Vallejo, Carlos Oquendo de Amat, Ciro Alegría, José María Arguedas, son algunos autores de los que se hablará en la tertulia. También no faltarán las anécdotas sobre Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce, Washington Delgado, Blanca Varela, Oswaldo Reynoso y Antonio Cisneros.

Con la mezcla de pasajes cómicos y trágicos, y escrito con lenguaje brioso, ameno y ágil, la lectura de este libro deleita al público por los diversos ángulos desde los que son presentados los escritores. La publicación está ilustrada por caricaturas de César Aguilar “Chillico”.

Pedro Escribano estudió Literatura en la Universidad Mayor de San Marcos. En 1982 ganó el Premio Poeta Joven de San Marcos. Ese mismo año, el editor Juan Mejía Baca publicó su poemario Manuscrito del viento. Actualmente, es editor de la sección cultural del diario La República.

24.8.11

“PROSAS APÁTRIDAS” Y “LA TENTACIÓN DEL FRACASO” DE RIBEYRO


Por Orlando Mazeyra Guillén

El escritor limeño Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) es quizá el mejor cuentista peruano. Uno puede encontrar sus mejores trabajos de este género en la edición definitiva y muy recomendable, a cargo de Seix Barral, de La palabra del mudo, que cuenta con dos tomos.

Cuentos como Silvio en el rosedal, La insignia, Tristes querellas en la vieja quinta, El profesor suplente, Los gallinazos sin plumas, La botella de chicha, Por las azoteas son sólo algunos de sus mejores entregas que lo constituyen con justicia en un maestro del cuento. Fue merecedor, en el último año de su vida, del Premio Juan Rulfo.

A Ribeyro se lo suele conocer sólo como cuentista, pero el narrador limeño ha incursionado en géneros como la novela, el teatro, el diario personal y las prosas, que no vienen a ser otra cosa que breves, lúcidas y estimulantes reflexiones que germinan producto de la cotidianidad o alguna lectura o experiencia específica que alimentaba al autor y lo hacía redactar párrafos tan resaltables como éste: «Vivimos en un mundo ambiguo, las palabras no quieren decir nada, las ideas son cheques sin provisión, los valores carecen de valor, las personas son impenetrables, los hechos amasijos de contradicciones, la verdad es una quimera y la realidad un fenómeno tan difuso que es difícil distinguirla del sueño, la fantasía o la alucinación. La duda, que es el signo de la inteligencia, es también la tara más ominosa de mi carácter. Ella me ha hecho ver y no ver, actuar y no actuar, ha impedido en mí la formación de convicciones duraderas, ha matado hasta la pasión y me ha dado finalmente del mundo la imagen de un remolino donde se ahogan los fantasmas de los días, sin dejar otra cosa que briznas de sucesos locos y gesticulaciones sin causa ni finalidad».

La actitud de Julio Ramón Ribeyro —escéptica, pesimista y hasta misantrópica— está minuciosamente documentada en su vasta y definitiva colección de diarios La tentación del fracaso: «La vida en el Barrio Latino sería insoportable, a no ser por tres o cuatro francesitas con las cuales existe siempre la posibilidad de una aventura. Aparte de esto, todo es ficción, mala comedia, hipocresía llevada a extremos de cinismo. Ahora en el Old Navy estuve tomando una cerveza y antes de terminarla tuve que abandonar el local. Me era intolerable la visión de esa veintena de muchachos, entre los 18 y 25 años, vestidos de las maneras más estrafalarias, llenando el tiempo con las conversaciones más anodinas. En su mayoría sudamericanos y franceses. Borrachos de independencia, no saben qué hacer con su cuerpo ni con su espíritu y disfrazando el primero y mistificando el segundo se convierten en actores gratuitos de un sainete que el Ayuntamiento francés ve desarrollarse con gusto y el turista extranjero observa con curiosidad y paga con dólares».

Por otro lado podemos descubrir a un artista que se reconoce enfermo (un incrédulo) de la voluntad: «El pintor Eduardo Gutiérrez tiene razón: lo que yo tengo enfermo es la voluntad. Ha observado cómo sistemáticamente voy aplazando las cosas, hasta que una hecatombe cercana me hace despertar. ¿Qué hago en París? ¿Qué espero para ir a La Sorbona? ¿Por qué no recibo clases de francés? ¿Cuándo buscaré un alojamiento que no sea un cuarto de hotel? Todas las noches digo: mañana será. Ha pasado casi un mes y nada ha cambiado. Estoy enfermo, además, y esto me quita fuerzas para la acción. Enfermo de los nervios, del corazón, del estómago y qué sé yo. Y además de la voluntad. Tengo que empezar por creer en la voluntad si quiero sanarme».

Contó, en su desaparecido programa cultural Las crónicas del oso hormiguero, que se transmitía por Radio Programas del Perú (RPP), el poeta Antonio Cisneros Campoy (Lima, 1942), distinguido con el grado de Caballero de la Orden de la Artes y las Letras de la República Francesa en el año 2004, que, en París, una de las cosas que más que le producían fruición a el autor de Los geniecillos dominicales, era rodearse de peruanos «recién llegados». Al narrador le fascinaba escucharlos, embeberse en el habla popular peruana, para no perder contacto, la sintonía con su Lima natal, realizaba pues un trabajo de campo, efectuando anotaciones pertinentes que seguramente le servirían en sus momentos creativos.

Es didáctico contrastar esta actitud de Ribeyro con la de Vargas Llosa. Este último siempre, a pesar de ciertos apremios económicos iniciáticos, se sentía en París como un pez en el agua —«estaba más decidido que nunca a tratar de ser un escritor y tenía la convicción de que jamás llegaría a serlo si no me marchaba del Perú, si no vivía en París»—; el primero, en cambio, se presenta como un combidado de piedra (o, habría que decir, un métèque).

* Fuente: diario El Pueblo, sábado 13 de agosto de 2011.

23.8.11

PUBLICACIÓN DE “SOMBRAS EN EL AGUA” DE JORGE MONTEZA EN CASCAHUESOS EDITORES


Jorge Monteza es, sin lugar a dudas, el escritor arequipeño más esperado de la última década. Su renuencia a la publicación durante estos años no ha hecho sino incrementar el morbo entre quienes han podido leer su narrativa diseminada ligeramente en revistas y validada en sendos concursos. Es en ése marco que Cascahuesos Editores se complace en anunciar la pronta aparición de su primer libro de cuentos Sombras en al agua, que, estamos seguros, confirmará la excelente pluma de este narrador por tantos años esquivo.


Del autor:

Jorge Monteza Arredondo (Arequipa, 1977). Estudió en la Escuela de Literatura de la Universidad San Agustín, allí obtuvo su primer reconocimiento literario en los Juegos Florales Universitarios (2000), también allí ganó un inusitado interés por la teoría y, por supuesto, algunos amigos que diría ya, de siempre. Dirigió, por la misma época, la esporádica revista Cártel. Ha publicado cuentos y ensayos en revistas locales y nacionales. El 2008 obtuvo una Mención Honrosa en el Concurso Literario El Búho; el 2009, premio al primer lugar, género cuento, en el concurso nacional “Víctor Humareda”; el 2010, 1er Lugar en el Concurso Literario El Búho. Pero se gana la vida como profesor en el Instituto Thomas Jefferson y coordinador cultural en la Oficina de Arte y Recreación de la UNSA. Es Licenciado en Literatura y Lingüística, ha cursado una Maestría en Artes (UNSA). Actualmente sigue la Maestría de Estudios Culturales de la Universidad Mayor de San Marcos. Sombras en el agua es su primer libro editado.

22.8.11

ARGUEDAS DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS


Por Juan W. Yufra

A nadie le agrada que le revelen el otro mundo; peor aún si es el mundo del Otro. Y esta disyuntiva del discurso crítico, como se sabe, sólo nos acerca a la realidad alterna de su lenguaje y a su representación. Si construimos un concepto de cultura hegemónica a imagen de las palabras heredadas, ¿qué decir de las cosas que están fuera del alcance de nuestra comprensión? ¿A dónde nos lleva la metáfora de su existencia?; ¿por qué dicha alteridad de las cosas que añadimos a nuestra visión del mundo y a nuestra historia permite ahora justificar y aprehender lo que antes fue inasible para otros, excepto para José María Arguedas?

La videncia del escritor postmoderno se sitúa en un punto de quiebre perpetuo pues resemantiza los signos que giran en torno a su lengua y los adecua a su precaria “teoría” sin llegar nunca a consolidar un centro. Las disciplinas sociales en los últimos 20 años han ido modificando su discursos (atomizados en la dispersión) y se han relativizado ciertos argumentos hermenéuticos y, todo ello ha significado para el análisis de la literatura como texto, en un deterioro de las propuestas heurísticas que surgieron de la obra de Arguedas —en este caso— durante el siglo anterior; desde su clasificación como autor indigenista a un vuelco irremediable por ser una obra que requiere de todos los enfoques disciplinarios; pues su narrativa no sólo explica un periodo de la historia peruana sino el sinuoso proceso de una identidad para la cultura de la nación peruana.

¿Cómo se llega al sentido, cómo surge del lenguaje narrativo la estética de la identidad peruana en un siglo XX marcado por la superchería de los escenarios de ficción y por la simbolización del extremo semántico del objeto-Nación? Una de las posibles respuestas sería proyectar la hibridación cultural, transmitirla en el lenguaje, en su historia, en su imaginario y consolidarla a través de la escritura, en la misma entraña de la creación del discurso. José María Arguedas no ignoró ello ni dejó de atravesar los escenarios de la realidad del país. No hay que olvidar que su obra transcurre no sólo en la región andina sino que refleja contextos propios de la cultura occidental; es con las armas de la alteridad donde Arguedas encuentra su mejor nivel. Uno de los problemas de su narrativa —para todos los tiempos— es que experimentó y enfrentó a cierto etnocentrismo desfasado, producto de la época en que se elabora; en donde las diferencias entre sierra y costa; blancos e indios, Estado y Nación existen. Estas categorías —“invisibles” para los obtusos— sólo se enfrentaron desde la decadencia del discurso político y en sus carencias que impiden solucionar las indiferencias; una parte de ese drama está en novelas como El sexto, por ejemplo.

Evitar el diálogo cultural es el resultado de un determinismo cuya hegemonía nace en etapas fundacionales de la república del Perú. Mantener el discurso de las producciones de conocimiento como síntoma de una sociedad postcolonial se quiebra con José María Arguedas ya que su propuesta asume ese diálogo como infranqueable. Habíamos hablado antes de un problema en la narrativa de Arguedas; ésta radica también en su intento por construir una hegemonía de la cultura andina sobre la occidental en muchos casos y en fusionar las fronteras de la vida y la ficción; es allí donde radica su “arcaísmo”; y esto en el pensamiento de Vargas Llosa; pero su edificación como capital simbólico hoy es validada por la crítica porque Arguedas nunca aceptó como autor ni como antropólogo esas argucias y artilugios de “la historia oficial” que ocultó la esencia de la identidad peruana y en donde se ocultó el oprobio de la Colonia y la República incipiente mientras se discriminaba las conexiones con nuestro pasado “real”. Es decir, haber elegido el no lugar del sentido del Otro sitúa a su obra como posmoderna en las esferas de las ciencias sociales. El fenómeno literario que narró varía de una época a otra y de una condición visceral a una política y consciente. Ese derrotero es posible seguirlo en sus arquetipos que construye desde los primeros relatos que integraron su breve colección bajo el título Agua (1935), hasta los trágicos relatos de su última etapa donde se observa a un creador atormentado por una serie de traumas que lamentablemente impidieron una mejor resolución en la ficción literaria.

No en vano señala Arguedas que con él se cierra y se abre una etapa distinta para el Perú. Todas las sangres y El zorro de arriba y el zorro de abajo son el alegato perfecto de su videncia. Aunque ésta ultima sea un logro mayor pues enlazó su realidad y la realidad de la ficción; o en palabras simples; la vida y la literatura. Es una finta y un alarde contra los que creyeron que sólo existía la hegemonía de una cultura desde occidente y que ésta debería de perdurar sin alteraciones. (Esto en el sentido literario y político). Arguedas luchó contra esas imposturas culturales que escindieron al país al negar la diferencia de plano, sin dialogar con ella. La exquisitez verbal de Arguedas lo lleva a dominar los terrenos de la hibridación desde el lenguaje. Su propuesta es subversiva, es cierto, y aunque la cuestión política es algo que siempre se le reprocha, ésta debe de ser comprendida como parte de un proceso de nuestra historia contemporánea en donde el creador no fue indiferente a la realidad nacional. Arguedas fue un hombre de su tiempo; y, su trascendencia, crucial e innegable.

* Tomado del blog La boca del sapo.

20.8.11

VLADIMIR HERRERA: CARTA ABIERTA A UN POETA “CATÓLICO”, AGRACIADO Y SENTIMENTAL


Paseando por tu blog me doy de narices con una referencia a un doctor filólogo de nombre Iván Ruiz Ayala que me parece que datea algo tuyo. Su nota sobre tu poesía está llena de lugares comunes como no podía ser de otra manera. Alguna vez te comenté que desconfío como cholo de todo lo que venga de la Católica. Así ha sido. Pero lo que me anima a escribirte sobre el supuesto gacetillero y doctor se refiere a una historia pequeña que espero se conozca:

Soy amigo de André Coyné desde el año 1975, cuando lo frecuentaba en Lisboa y me comentaba acerca de la vida y milagros de la Lima de Cesar Moro y de E.A.W. Una Lima arrechante la de los años treinta que, como me decía Coyné, ha ido empalideciendo hasta nomás.

En 1988, en diciembre, fechó Coyné un prologo para la edición Auqui de los poemas de E.A.W. perdidos hacía muchos años y que él acababa de encontrar entre sus papeles de Montpellier. En ese prólogo está todo explicado. El libro se termino de imprimir en mis talleres de la calle Madrazo de Barcelona en marzo del 89. A falta de un título le puse el primer verso del primer poema: Cuál es la risa. Fue mi madre quien viniendo de España le entregó los ejemplares al mismo poeta en su casa. Al cabo de dos meses recibí una postal atenta y agradecida de Emilio. Y todos tuvimos algo nuevo y hermoso entre las manos.

Tiempo después, en julio del 91, en un congreso en Salamanca, en una mesa de medio día en la que estaban Westphalen, Gonzalo Rojas, y Silvia, la hija de E.A.W., tuve acceso a Falsos Rituales y otras patrañas. Eran los poquísimos poemas manuscritos y en fotocopia que edité en Barcelona el año 94 de manera limitadísima en papel Archès con encuadernación de abanico a la japonesa de seis ejemplares, tres enviados a José Ángel Valente, Blanca Varela, y al mismo E.A.W. Los demás ejemplares tres los tengo yo a buen recaudo.

Debo recordarte que la edición de Cuál es la risa de Auqui data de marzo del 89, casi un año antes de la edición de las obras completas en Alianza cuidada por José Ángel Valente. Quien en su momento me escribió felicitándome por la edición mía. Esa ha sido mi aventura con Auqui y con E.A.W. en Europa y me alegro. Pero me indigna que, en un prólogo firmado por un tal Ruiz Ayala en una colección dirigida por Ricardo Silva-Santisteban con fotos de Herman Schwarz (la película se llama Dios los cría y ellos se juntan), se diga impunemente que mis ediciones de España no han sido autorizadas. Y lo peor de todo es que la Pontificia Universidad Católica del Perú patrocine tamaño despropósito cinco años después de mi edición prima.

Nuevamente la risita limeña que odiaba Vallejo muestra los dientes carcomidos para oscurecer el trabajo de un tipógrafo y además editor que para merecer su arte lo ha puesto al servicio de la gran poesía. Eso es todo.

Vladimir Herrera. En el centenario de E.A.W.

* Tomado del blog Laguna brechtiana.

19.8.11

EL BÁRBARO AULLIDO DE TRUJILLO


Un Aullido es una manifestación de desgarramiento, a veces produce inmolación por la belleza, a veces se personifica en una antorcha que carga el fuego con fervor y genio. La Poesía se hace escuchar por sí sola, el cuerpo de los poetas es un vehículo limitado y efímero. El alma se perennizará a través de la historia. Yo es otro, decía Arthur Rimbaud; porque en la inmensidad del tiempo y la infinitud de su proeza, conformamos una sola energía que traspasa barreras físicas.

El pasado sábado 13 de agosto de 2011 se llevó a cabo con vigorosa poiesis, la 1era Fecha de la Tertulia Literaria “Aullidos”, Poesía y Narrativa, en honor al poeta portavoz de la Generación Beat, Allen Ginsberg, quien ya había preconizado una de las consignas de los poetas: “Nuestro objetivo era salvar el planeta y alterar la conciencia humana. Eso llevará mucho tiempo, si llega a pasar”. Diabloszules, Literatura y Otros Fuegos, la promotora que encarna los ideales místicos y revolucionarios de los artistas contemporáneos, fue el vehículo para concretar esta gesta, que tuvo como invitados a poetas y narradores seleccionados en la Convocatoria N° 01 de Aullidos, que fue del 05 al 20 de julio de 2011: en Poesía, Giuliana Catari (Arequipa), Alfredo Coello Peralta (Lima), Dina Amada Sánchez (Trujillo), Ángel Flores Benavides (Lima), Manuel Bustamante (Lambayeque), José Córdova (Santiago de Chuco); en Narrativa, Sixto Zegarra Mondragón (Trujillo), Jefferson Gustave (Trujillo), César Espino León (Lima); quienes nos deleitaron con la exteriorización de su mundo privado plasmado en sus creaciones artísticas.

Nuestra invitada de honor fue la poeta limeña radicada en Luxemburgo, Miriam R. Krüger, quien presentó su poemario “Popurrí”, un maravilloso florilegio de poemas en español, francés, italiano y luxemburgués. La presentación estuvo a cargo de Karina LuzBelle Bocanegra.

También participaron las artistas plásticas Giuliana Holguín (Trujillo) y Valeria Araya (Chile), la primera proyectó un audiovisual bastante interesante sobre la transgresión en el Arte, denominado “Polvo”. Por otro lado, Araya no nos pudo acompañar en persona pero se proyectó su trabajo en Pintura, fotografía e ilustración, la cual tuvo mucha acogida del público.

Por último, hubo una sección de micrófono abierto para todos (as) los (as) que quisieron expresar su arte. Aullidos finalizó con éxito en la cálida ciudad de Trujillo.

Agradezco a las diversas instituciones que apoyaron el evento, Elohim Publicitaria, Sistemas Sánchez Rivas, Salón Dada, Expoferias Peruanas, Galería de Arte “Raúl Joo Meléndez”, Colegio de Arquitectos La Libertad. Agradezco también a Luis Cabrera Vigo, moderador del evento, poeta, periodista y excelente persona. Agradezco también a mis padres, por estar a mi lado incondicionalmente en esta aventura utópica y maravillosa.

¡Hasta el próximo Aullido!


* Pueden leer el texto completo entrando al link del blog de Karina Bocanegra Diablos azules. Al final del post nos dice que la Convocatoria Nº 02 de Aullidos, estará vigente en un par de meses. “All your kind will come to you” (Broken Social Scene).

17.8.11

VIERNES 19: PRESENTACIÓN DE “EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO” DE CÉSAR PINEDA QUILCA


INVITACIÓN:

Toro de Trapo Editores tiene el agrado de invitarle a la presentación del libro:

EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO

del poeta César Pineda Quilca. En esta oportunidad acompañarán en la mesa presentando su libro:

• Raúl Heraud
• Manuel Luque
• Paolo Astorga
• Héctor Ñaupari
• Roy Dávatoc, editor de Toro de Trapo.

Lugar: Casa de la Literatura Peruana (Jr. Ancash 207, Cercado de Lima)
Fecha: viernes 19 de agosto
Hora: 5:50 p.m.

Se estará sorteando un libro del autor a todos los asistentes al final de la presentación. Y a los que entren al facebook de Toro de Trapo un sorteo muy especial; sólo tienen que hacer click en me gusta y participen en el sorteo.

14.8.11

TALLER DE POESÍA EXPERIMENTAL PARA LOS NUEVOS MEDIOS


Casa de la Literatura ofrece taller gratuito sobre la poesía y los nuevos medios tecnológicos y sus herramientas de difusión.


La inclusión de las nuevas tecnologías a la poesía ha generado un proceso de hibrides en donde el poeta ya no solo emplea el papel y la pluma, sino también se valida de otros medios como el video, multimedia y la Internet. Con el afán de explorar el uso y posibilidades de estos nuevos medios en el terreno poético, la Casa de la Literatura Peruana ha abierto las inscripciones para el taller gratuito “Poesía experimental para los nuevos medios”, a cargo del literato y artista audiovisual Enrique Beó.

El objetivo de este taller es definir el funcionamiento estético y retórico de la poesía desplazada hacia los nuevos medios a partir de la creación y experimentación. “Daremos las herramientas teóricas y técnico-prácticas necesarias para la realización de nuevas propuestas poéticas como trabajo final”, afirma Enrique Beó.

Este taller está dirigido a poetas, artistas, investigadores, escritores, diseñadores web y todo público interesado en la combinación de la poesía con las nuevas tecnologías. En él se buscará la creación de una obra poética no-lineal para ser publicada en una plataforma virtual, conformada por los trabajos de cada participante, de tal modo que se forme un espacio para la creatividad y la experimentación con nuevas propuestas y conceptos estéticos

El taller durará cuatro sesiones de dos horas y media cada una, que se realizarán los días: 25 de agosto, 1 de setiembre, 8 de setiembre y 15 de setiembre, de 3:00 p.m. a 5:30 p.m., en el auditorio de la Casa de la Literatura (Jr. Ancash 207, Lima). El taller es gratuito, las vacantes son limitadas.


Enrique Beó (Lima, 1982) estudió Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal y Artes Audiovisuales en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Se ha desempeñado como guionista y profesor de talleres de videoarte y artes audiovisuales en diversas instituciones. Dictó seminarios de Literatura peruana contemporánea en Argentina, auspiciado por el Consulado General del Perú y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de La Plata (Bs.As. - Argentina). Además de publicar en diversas revistas en Perú y en Argentina, ha publicado los poemarios Para navegar al sol (2004); Abanico (2005); Enrique Beó (2005); Jmwzrrodizzklxcvglkl (2007); Enrique extravagancia (2008) y el poemario hipertextual Poemas Binarios (2010), que forma parte del proyecto del mismo nombre, que consta de diez poemarios virtuales diseñados específicamente para ser interactuados en el ciberespacio y que serán producidos a lo largo de seis años.

Actualmente se desempeña como docente, productor audiovisual y se dedica a la investigación de los nuevos medios aplicados a la literatura.

Para informes o inscripciones llamar al Equipo de Investigación y Producción Literaria de la CASLIT al teléfono: 4262573 anexo 104 (Atención: Edwin Matos).

11.8.11

NUEVO DEBUT EN CASCAHUESOS EDITORES: “EL HOMBRE DE A CERO” PRIMER LIBRO DE JUAN CARLOS NALVARTE LOZADA


Cascahuesos Editores anuncia la publicación de El hombre de a cero, primer libro del joven escritor arequipeño Juan Carlos Nalvarte Lozada. Apostando por la promoción de nuevos valores en la literatura del país, ahora es el turno de este talentoso escritor, quien se suma a nuestro gran catálogo de publicaciones de este año y que será puesto a disposición del público en las próximas semanas. Este primer libro contiene 24 relatos juveniles, la mayoría de ellos de corta extensión, llenos de una intensidad desbordante de humor y cargados de lascivia. Se puede leer varios de sus primeros relatos en el blog de microrrelatos Micrópolis.


Sobre el autor:

Juan Carlos Nalvarte Lozada nació en Arequipa en 1991. Estudió en el Colegio San José de Arequipa y, actualmente estudia Derecho en la Universidad Católica de Santa María y pertenece a su elenco de teatro. Está convencido de que los duendes existen. Idolatra a Juan José Arreola, Jorge Luis Borges, Julio Ramón Ribeyro y Guillermo Cabrera Infante y forma parte del naciente grupo cultural Heteróclitos. Ha publicado, en edición conjunta con el escritor Giovanni Barletti y bajo el seudónimo colectivo “José María Romaña” la colección de cuentos Los niños bueno no ganan (2008), libro que por gracia divina nunca logró ser distribuido. Administra el blog Insecto lascivo.


Sobre el libro:

«Acercarse a los microcuentos de Juan Carlos Nalvarte Lozada nos depara muchas sorpresas. Lo cotidiano, la vida que vemos pasar sin más, se torna aquí un buen silbido, una melodía que de pronto nos impactará, pues la creíamos olvidada. Juan Carlos recupera esos sonidos en cada una de sus brevísimas historias con la pericia que su mundo requiere». Ricardo Sumalavia.

9.8.11

SOBRE “CINCO MANERAS DE ARMAR UN TRAVESTI” DE CÉSAR EDUARDO CARRIÓN


Por José Donayre Hoefken

César Eduardo Carrión, en líneas generales, nos propone cinco estadios para sendos actos de lo que es una trepidante y dinámica puesta en escena llamada Cinco maneras de armar un travesti. El escenario es, por momentos, tan minimalista como la más compleja tradición de la poesía japonesa y, por otros, muy semejante al horizonte barroco y neobarroco de las letras hispanas: horizonte de crisis, transfiguración del ser y trastrocamiento de la identidad. Pero, sea cual fuere el artificio espacial diseñado por el poeta, aquel se despliega en variaciones que acentúan su naturaleza o distorsionan o quiebran sus propósitos, hasta el punto de aludir a una realidad tan poliédrica como simbólica en grados sumos.

Pero antes de continuar en indagaciones y divagaciones en torno a los alcances estéticos de Cinco maneras de armar un travesti, conviene desentrañar el acertijo que propone el título del libro, más aun si este no es un manual práctico para pertenecer o integrar el mundo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) ni, mucho menos, una guía ilustrada para decorar las vitrinas de una zona rosa. En principio, estamos ante una intrigante provocación, frente a una propuesta que nos invita a tantear las posibilidades de, como aconsejan con insistencia los libros de autoayuda, pensar fuera de la caja. La invitación es clara para el lector, quien hallará cinco actos de esencia teatral, con sus respectivas didascalias, es decir, indicaciones añadidas al texto que señalan las particularidades de la puesta en escena, para armar —montar, construir, articular, formar— un travesti, o sea, una persona que, por inclinación natural o como parte de un espectáculo, se viste con ropas del sexo contrario. Estamos pues ante la ficción de una representación, en algún sentido una transgresión de la identidad y, en muchos aspectos, de una proyección del descubrimiento del otro, del distinto, raro o extraño a uno, exquisita metáfora de la apropiación de otras poéticas y su devenir.

Sin duda, la identidad es la clave del poemario y quizá su tema eje. Muchos autores siembran consciente o involuntariamente la clave de lectura ideal de su obra en algún lugar del cuerpo de texto. En el caso de Cinco maneras de armar un travesti la clave se localizaría en el ombligo o centro del libro, la «Tercera Gran Didascalia» (pág. 61), cuando el poeta le formula una pregunta nada retórica al místico y metafísico Plotino: «¿A mayor memoria, mayor identidad?», cuestionamiento precedido por un inteligente anacronismo, y sucedido por una solicitud entre el mandato y la sugerencia: «A mudar, entonces, Plotino. Muda de piel y de abismos, muda de voz y disfraces». Identidad en el cambio y la mutación, se entiende. Identidad transfigurada y llevada a límites impensables en los que los juegos verbales no son fuegos de artificio sino verdaderas llamas e incendios que fundan y refundan la realidad de palabras que subyace a toda ficción con pretensiones estéticas.

Veamos a continuación la propuesta de Carrión en cada acto de Cinco maneras de armar un travesti.

En general, distinguir las voces en este libro es imprescindible para advertir la riqueza de cada verso. Pero las voces del Apóstata y del Corifeo no son estrictamente puras. Esto se advierte desde el Acto Primero, donde lo moderno-tecnológico compite con lo libre-natural, en una supuesta reescritura de la historia del conocimiento y, sobre todo, del buen gusto. El Corifeo, por momentos una verdadera pulga en la oreja del Apóstata, desmitifica las rimbombancias poéticas de este en una suerte de remasterización poético-semántica, a partir de un código que busca reducir interpretaciones hasta lograr la univocidad irrestricta. Los volcanes compiten con los edificios, pero igual hay estrépito y se dibuja una realidad forzada al punto del disfuerzo. La cordillera andina refulge como una columna vertebral que define una América que eclipsa al mundo. La crítica a la globalización gana terreno en diversas tradiciones y registros: el maíz, el verdadero oro, como lluvia dorada que bendice al poblador americano. Nuestra realidad no se explica solo por el aporte occidental, es más amplia, ancestral, sabia e interesante, incluso cuando cae la cuarta pared del teatro del mundo y los espectadores-lectores empiezan a ser víctimas de sí mismos. Lo elevado y lo sórdido pugnan por el espacio poético: se cuenta la Conquista de América mientras se ironiza lo cursi y establecen distancias estéticas para distinguir a Adán de Eva. El regreso al útero podría explicar nuestra naturaleza cambiante, así como el pasado maldito se replantea en un mito que se relaciona con el aumento de muertes cuando se apagan las luces del escenario. Y no es solo instinto creador. Carrión recurre a descomposiciones silábicas y a versos flexibles que nos hacen pisar tierra, en un mundo fragmentado y en escombros, de fractales y de queloides que precisan nuestra naturaleza mortal, escindida y desastrosa.

El primer travestismo ha ocurrido y el lector se prepara para el Segundo Acto, pero esto implica una actitud diferente, una sensibilidad más allá del lenguaje. Ahora la voz es la de un Leñador, pero esto no es de ningún modo un hilo conductor de fiar. Todas las voces en una, como todos los fuegos, se elevan, buscan el arriba, una construcción sólida de piedra, desde la palabra, aunque el misterio estorbe y el espacio en blanco sea una reiterada invitación para el lector. Pero el arriba es impensable sin el abajo. La altura exige ciertas prohibiciones y referencias muy técnicas, en tanto que el cielo interviene sobre la tierra, como nube, rayo o lluvia. Somos observados, vistos trascendentalmente, y la explicación es un despliegue gráfico sobre la hoja. Se busca desesperadamente una revelación en sintagmas atropellados, en bisagras temporales, en contrastes semánticos que ironizan nuestros reflejos, en un oxímoron inolvidable («querube leproso»), hasta la degradación: una escena final que implica el cruce de nuestro mundo con la jerarquía divina, y en esa intersección se encuentra la madre, toda una quintacolumnista, entre otras explicaciones y símbolos, como la inminencia del relámpago.

El Acto Tercero implica un verdadero acto de fe poética. Las voces son del Librador (trasmutación del Apóstata) y el Corifeo/Apuntador, o sea, personajes transfigurados. Este último empieza con una descripción simbólica que páginas más adelante se decodificarán sorprendentemente. Mientras tanto, lo que intuimos a priori bastará para sostener nuestra lectura entre los fuegos e incendios, pues la pradera arde como fruto de un rito y como resultado de una devastación. Se trata de un largo poema que muchas veces se suspende en dos puntos o en una conclusión pendiente. Estamos ante una continua transformación de la naturaleza, con sus guerras, conquistas y sometimientos, con sus rituales y oraciones, con una reiterada crítica a la fe y también a la razón porque nada es suficiente ni pleno. Aparte de juegos metatextuales y salidas autorreferenciales, se busca una gran respuesta en lo mítico-histórico. Las parcas aludidas en el testimonio del Corifeo/Apuntador tienen una trascendencia más allá del destino. De repente en el mito de la caverna (en realidad una alegoría) porque es más que una explicación platónica. Es quizás el eslabón perdido que nos da luz sobre nuestro afán por capturar la naturaleza o llegar a una próxima conclusión, una plena explicación simbólica-sexual sobre la ley, la religión y la expresión creadora. Revelación que concluye en el fuego purificador propio de un rito con trasfondo estético: una fogata en el útero de una montaña rodeada por hombres que acaban de descubrir y asombrarse de su naturaleza cambiante.

La Cuarta Gran Didascalia es un arte poética que brinda el marco ideal para el Acto Cuarto. El epígrafe de Octavio Paz («falo el pensar y vulva la palabra») nos lleva a dar un giro mental que se hace tangible en noventa grados por la orientación que cobra el libro. Se trata de un cambio de eje, de hacer evidente el plano terrenal del poema, donde es más oportuno discriminar el adentro y el afuera, la hembra del macho en el machihembrado, hasta el establecimiento del espacio político de América, luego de un paciente moldeado de palabras. En este acto, el parir y el nacer es parte de una continuidad lógica, en la que el fuego continúa siendo un cuarto elemento de trascendental importancia para aspirar al arriba, hacia un espacio más amplio para hallar el sintagma exacto («Enrojece mi palabra»). En un baile de izquierda a derecha y viceversa, se propone un vaivén conceptual, e incluso una enumeración caótica de correspondencias entre opuestos no necesariamente complementarios. Los versos, quizá los más densos y lacerantes del libro, apuntan a ensimismar e interiorizar una estética para el autodescubrimiento, en dos tiempos, como una voz entre dos voluntades. Así, la palabra nos construye como ser ante el edificio de la poesía, nos definimos ante el otro en sucesivos ataques «sinestésicos», hasta establecer las diferencias a partir de lo sutil («consumadas/consumidas»), en un territorio donde la ceguera edípica tiene su contrapeso en el silencio divino —el aspecto más obvio de la quimera travesti— a la sombra del fuego.

El libro se cierra con un quinto acto (Último Acto), la sección más breve y electrizante del poemario: una suerte de díptico a dos voces (uno es Panurgo; el otro, Príapo), que de algún modo sintetiza los actos anteriores, pero también los reimpulsa y reverbera hacia lindes que dan más color a una puesta en escena ya rica en libertades cromáticas, en floraciones intensas en fuego y pasión. Una intensa búsqueda o, más bien escape, a través de la sordidez y promiscuidad, en la que apenas es posible salvar el pellejo del fuego de la calentura sexual, en una feria de sinónimos por abrazar y recubrir la piel toda de la poesía. Y poco antes del aterrizaje forzoso del remate final, todos los ejes como reflejo de todos los fuegos cimbreantes, en una travestida paz, se disparan hacia un discurso de la trascendencia donde falo (podría ser) la palabra y vulva nada menos que el pensar.

Con el poemario Cinco maneras de armar un travesti, Carrión nos recuerda que la poesía es uno de los más intensos ejercicios humanos y que, lejos de estar todo escrito por los cientos y miles de poetas que existieron antes que nosotros, incluso los que se encargaron de escribir nuestro destino o dar fe de nuestra absoluta libertad, hay aún malas y buenas nuevas bajo el Sol para sorpresa y deleite de la humanidad. Poeta de original estilo para buscar y rebuscar la verdad literaria debajo de los grandes, majestuosos y ruinosos monumentos de la poesía, César Eduardo Carrión se rodea, además, de maravillosos fetiches para hacer más inocente y maliciosa nuestra experiencia lectora en las arenas del goce de hallar una revelación que nos deje «sin palabras», nos haga más críticos ante la experiencia de redescubrir nuestros ombligos y nos lleve a entender el futuro como un replanteamiento creativo de nuestro pasado a partir de las manecillas del reloj presente que nos ha tocado.

César Eduardo Carrión
Cinco maneras de armar un travesti
Arequipa, Cascahuesos, 2011. 126 pp.

* Tomado del blog Esta boca es mía de José Donayre H.

8.8.11

JORGE EDUARDO BENAVIDES: UN CÓCTEL POR UN CUENTO



En el portal Lainformación.com encontré esta interesante nota sobre la revista española Eñe nº 23. Dice la nota:


Eñe, revista para beber

El nuevo número de Eñe, la “revista para leer” editada por La Fabrica, reúne ocho cuentos dedicados a los bares, sus protagonistas y sus historias. Jorge Eduardo Benavides nos lee algunos fragmentos de su relato ‘El enigma carmelita’. Bebiendo un ‘dry martini’ en la barra del Belmondo.


Los cuentos necesitan sus protagonistas y los bares están llenos de protagonistas de cuentos. Será por eso que el nuevo número de Eñe —la “revista para leer” editada por La Fabrica con la llegada de cada estación del año— gira alrededor de un tema tan inspirador como los bares. Bares, cócteles, copas, barmen y clientes dispuestos a contar toda su vida delante de una barra.

‘Por favor un gin tonic / Historias de bares’ es el título de esta joyita editorial que alegra los días de primavera con cuentos que son tan fáciles de leer y tan refrescantes como el mejor gin tonic que hayamos bebido nunca. Denis Johnson, Jorge Eduardo Benavides, Juan Francisco Ferré, Gabriela Wiener, Washington Cucurto, Juan Pedro Aparicio, Vanessa Montfort y Rodrigo Hasbún, son los encargados de mezclar las palabras con la soltura del un bartender en este número 25 de Eñe con ocho relatos inéditos.

Seguir leyendo aquí.

7.8.11

SIGNOS DE LA POESÍA / EN TORNO A “RASTROS ROSTROS”


Por Juan W. Yufra

Es la costumbre preparar selecciones o provisorias antologías de lo actores literarios, de sus discursos, y sólo ello es la prueba de un espacio que intenta validar su proceso frente a la historia, en este caso, literaria. Es importante todo libro de este tipo porque permite realizar balances, bosquejar comparaciones y pronosticar ciertas conjeturas de cómo es asumida por nuevos poetas la naturaleza de la poesía.

Martín Zúñiga, autor de esta breve muestra, ha tomado como criterio unidimensional a quienes empezaron a publicar en los primeros años del 2000. Eso es justo y necesario. Remontarse a ese contexto es genial porque a principios de ese año Jimmy Marroquín publicaba bajo el sello Lago Sagrado su primer libro, Dinámica del fuego y en la segunda mitad de ese mismo año aparecía Memorias de un degollador, de Luis Rodríguez (Hoy Filonilo Catalina) bajo la impronta de Ediciones del Triángulo. Dos textos importantes porque inauguraban el siglo XXI desde perspectivas distintas, la primera reseña de ambos volúmenes fueron escritas por este sujeto en el Semanario El Búho de esos años. No es raro que un arequipeño y alguien nacido en Puno representen en ese periodo el tránsito hacia una renovación generacional. A ver, retrocedamos un poco. (Perdonen la tristeza, pero haber leído hace poco esta obra minimalista Rastros Rostros me ha permitido observar algunos registros que serán devorados por la vida; y, otros, por el olvido. Es así. A mi generación le pasó lo mismo. No hay de qué preocuparse. La vida es más plena y más redonda). Sigamos. En los 90, Arequipa como espacio, era ya una categoría que reflejaba el avance de la periferia sobre la urbe; o la anhelada hibridación a través de la terrible subversión del canon propuesto en décadas anteriores y reafirmada en los años ochenta mediante antologías como las de Cornejo Polar y la realizada por Luque Mogrovejo. Eso ya había sucedido en Lima en los 70; mientras que Arequipa recién comenzaba este proceso en los 80, tardíamente, y que luego enriquecería su prototipo de tierra y ciudad de poetas. En la década siguiente, Arequipa fue atravesada por todos los flancos: Tacna, Moquegua, Cusco, se sumaban a este lento proceso de renovación de las letras que en el siglo presente se percibe notoriamente.

Hace poco, Fernando Rivera, José Córdova, Lolo Palza y este diletante —en una madruga asaz—, se preguntaban por qué Arequipa no había podido vencer esa irremediable lírica premoderna, esa insoslayable voz en minúscula de un yo poético extraviado en la emoción primaria del individuo, esa rudimentaria videncia del amor y de la soledad en la poesía como esencia determinante de su identidad. ¡Carajo!, por qué Arequipa seguía empozada en esa lasitud propia de las rémoras.

En 1998, hace 13 años, Música para afeitarse de José Carlos Tapia y mi libro Búhos escarbados intentaron romper con esa impostura desde una temática confrontacional como expresión de la condición humana que recrea su tiempo y sus palabras. No lo logramos, es cierto; pero lo que recuerdo de esos años es que sí pretendíamos una ruptura; innovar el lenguaje desde la poesía, ¿cómo es eso? Veamos. Teníamos demasiado cerca a poetas como Chanove, Herrera, Valdivia, Medina. De allí la actitud de develar sus discursos y tramontarse a otros escenarios: La poesía Poesía. Allí la prueba divergente de la existencia de Marroquín y la mía, modestia aparte, a finales del siglo pasado.

Rastros Rostros prueba que la primera década ha significado una desaceleración. Siguen los disparos al aire. No veo una vinculación con los trabajos que les han precedido, digamos una continuidad, (continuidad como desarrollo) y han virado sus influencias al no lugar de la poesía, y a escenarios que otorga el proceso alienado de la globalización y los recursos posmodernos. (Allí su gran desafío) Es decir, parece que la trascendencia es uno de sus inconvenientes, y utilizar a la poesía —como medio y ya no como fin— fueran la única presentación de los poetas aquí mal reunidos. Puedo aceptar que un poema sea la excusa para abordar la soledad, incluso un artefacto impredecible, pero no puede sostener el mal gusto y la deshonra a una tradición.

Tengo una gran predilección por Grover Anco, por otros que los he visto crecer desde la distancia; pero la mayoría de los “jóvenes poetas” reunidos en el texto Rastros Rostros / Antología de la poesía en Arequipa 2000-2010, vislumbran sus quehaceres literarios en la palabra remota de su vivencia; no asumen a la poesía como una condición del lenguaje o como fusión de ambas en la elaboración inmortal de su imaginario que puede también ser escrito y recreado, repiten el traqueteo insomne de sentimientos premodernos (Signo y utopía de los años 80) que desdice la época que los alberga. ¿Será una condena para los poetas arequipeños no poder arrancarse la piel y aceptar la tradición en la medida que Ezra Pound lo propone? Es Alberto Guillén quien nos recordaba la idea de Un hombre, un poema; pero no podemos tener una visión clara de sus propuestas en una antología como esta. Sólo es una enumeración de nombres -en algunos casos de gran valía como María Miranda, Úrsula Podestá y sólo por citar un par- donde Arequipa renace del lado de “creadores”; esa es la palabra que deben descubrir los poetas. Son los que inventan la palabra; y eso Octavio Paz lo dejó bien en claro hace “miles de años”.

Hubiéramos estado hablando de una generación si se omitían poetas que superan los 30 años, de arrebato si se publicaban sólo los nacidos en Arequipa, de una merecida renovación y sobre todo de una emancipación si a su vez se descartaban los dos comentarios críticos que cierran el texto. Pero no es culpa de Tito Cáceres y de J. G. Valdivia; la ausencia de autonomía va por el propio Zúñiga, que a pesar de todos sus logros sigue dudando de su videncia.

Hay que errar y proponer las cosas como si fueran por primera vez tocadas o nombradas sin perder el sentido que eso es imposible en poesía. Sólo el poeta puede hacerlo y crear sus únicas fronteras, de allí su originalidad, su postura marginal, su ceño fruncido, su desgano, su inmortalidad y su merecida muerte. La poesía no existe en cualquier palabra; esa es una gran pendejada que hay que derribar, la poesía sólo cobra vida en la mirada y en los que se la creen toda… desafortunadamente.

Rastros Rostros /Antología de la poesía en Arequipa 2000-2010
Selección de Martín Zúñiga
Alianza Francesa de Arequipa. Centro de Recursos para la Poesía
Arequipa, 2011. S/N pp.

* Tomado del blog La boca del sapo.

5.8.11

MAURIZIO MEDO: WESTPHALEN CUMPLE 100 AÑOS


Por Maurizio Medo

En una ocasión, y hoy, más de veinte años después de cuando ocurrió mantendría esa condición casi mágica, Javier Sologuren, uno de los más grandes amigos que he tenido, amén de su condición de poeta ejemplar, con esa sencillez —que solo he vuelto a encontrar en el querido y sabio Carlos Germán Belli— me dijo con una naturalidad que contrastaba con la trascendencia que representaba para mí el hecho iría a suceder: “Don Emilio quiere conocerte”. Nunca he tenido alma de groupie, aunque es cierto, en el Perú abundan estos casos dignos del filme de Cameron Crowe —Almost Famous— pero no puedo negar, para qué negarlo, que me sentí estremecido ante esta eventualidad. Casi como por un mecanismo de supervivencia empecé a hilvanar una serie de frases e ideas con el fin de mostrar al autor de “Abolición de la muerte” que ante él estaba un joven culto (¿qué demonios, me lo pregunto ahora, es, o puede ser, un joven culto?), uno que había leído autores de “culto”, casi inhallables en la ciudad capital, quien tenía conocimientos básicos de algunas lenguas clásicas —por cargar con la responsabilidad de ser el “heredero” de un intelectual de la talla de Onorio Ferrero, mi abuelo, quien era capaz de entender y comunicarse hasta en mandarín. En fin, planeaba lo que sería una presentación casi palaciega mientras, Javier, en esos instantes como en un cine mudo, seguía detallándome sobre este hecho. No recuerdo, no puedo, pues andaba en trance extático por lo que ocurriría, recordar una advertencia, un consejo o una sugerencia las cuales, estoy seguro, Javier, un alma noble, me pudo haber dado. No recuerdo tampoco cuánto transcurrió desde el momento en que me hiciera el anuncio referido hasta el momento en que él, junto a Ilia, su compañera inseparable, me llevaron a la casa del maestro. De pronto ya estaba ahí. La imagen del hombre que, en ese momento, me observaba con tierna curiosidad, nada tenía que ver con aquella otra en la que se le describía como un ser adusto quien cuidaba tanto su privacidad, y esto ocurrió en alguna oportunidad, que era capaz de golpear con el bastón a quien osara amenazarle con el flash de una cámara de fotos. A primera vista, y esto lo comprobaría en las muchas visitas que le hice durante un buen período, parecía ser un hombre benevolente, “de una bondad monacal”, recordábamos hace unos meses con Carlos Germán Belli. El hecho es que ni cultura ni lenguas muertas. Lo repito, ya estaba ahí. Y en algún momento, luego de que Emilio me contara sobre ciertos encuentros y ciertos eventos, que me hicieron comprender por qué para él “hablar podía ser peligroso”, me oí declarando mi admiración por Odiseo Elytis. Era cool. Sin embargo el aparente caché de mi proclama cayó por los suelos cuando, con su sabia parsimonia, Emilio quiso indagar más sobre el respecto y le oí: “¿Entonces me quiere decir Ud. que ha leído a Elytis en griego?”. Al oír mi negativa (“No, Don Emilio, solo en traducciones”) acotó: “Entonces aún no ha leído a Elytis”. Tal como lo he comentado en alguna oportunidad esta frase de Emilio avivó mi interés, aunque pasajero, debo confesarlo, por las lenguas clásicas, comprendí (o tal vez me lo dijo él en aquella tarde, hoy opaca y ya en brumas) que aproximarse a una traducción no significaba necesariamente haber leído al poeta traducido sino, más bien, al traductor.

Las visitas a casa de Emilio se hicieron frecuentes, poco tiempo después de que estas terminaran conocí a Silvia, su hija, una escultora a quien admiro y de la que fui incluso curador en una muestra colectiva en la Galería “Cecilia González”, con motivo de su aniversario. Cuando visitaba a Emilio Silvia estaba aún en el extranjero, o de viaje, no lo recuerdo bien. En esas tardes, usualmente iba a la casa de Chorrillos, circa las cuatro de la tarde, solo en las primeras ocasiones hablamos de poesía, lo suficiente, y esta fue otra lección del maestro, para comprender que esta no se trataba de un tema de conversación, de ahí que aún hoy sea reacio a “hablar de poesía con otros”, como dice Montserrat Álvarez, y prefiera cualquier otro tema —o declararme como Auden historiador medieval—.

Dada la relación que se había generado entre nosotros, que no era la de discipulado, Emilio tenía la sabiduría necesaria para evitar esa clase triquiñuelas, me atrevo a decir que las despreciaba, Emilio fue simplemente “Emilio”, hay un “tú” que implica un respeto mayor que el del “usted”, como reza un pensamiento budista. Podíamos conversar de trivialidades, ¿qué es realmente lo trivial?, como, por ejemplo, los años que vivió en Santa Beatriz, en la calle Emilio Fernández, a tres cuadras de mi casa de entonces, hasta llegar a anécdotas (algunas muy graciosas, otras indignantes) sobre su gestión como agregado cultural o recuerdos de la “Peña Pancho Fierro”, junto al gran José María Arguedas, César Moro, un joven Sebastián Salazar Bondy, entre otros, como también sobre sus vicisitudes (muchas lamentables) con poetas más jóvenes, entronizados por un canon que, por los 90, ya estaba en ruinas. Nada, ningún detalle comentaré sobre este respecto, me lo guardo. Lo que quiero decir es lo siguiente, no recuerdo frases memorables o eventos singularmente extraordinarios: alguna vez paseamos juntos por Barranco, en otra compartimos una noche de año nuevo, pero todo lo que mi memoria alberga sobre Emilio Adolfo Westphalen se vuelve tan íntimo como espectacular. ¿Por qué no decirlo? Visitar a Emilio, conocerlo, resultó para mí un extraordinario aprendizaje, y no de un tema en particular, tampoco sobre la escritura sino, y sobre todo, sobre la excelencia humana.

Poco después de este período de conversaciones sobre todo y sobre nada, de digresiones y contemplaciones, enfermó mi padre y los hados tramaron sus pequeñas tragedias. Si algo supe de Emilio posteriormente fue por Silvia y, esporádicamente, a través de alguna conversación telefónica que sostuvimos. Quizá no me sentí con la fuerza suficiente para seguirle visitando, quizá nunca me sentí merecedor de creer que podría ostentar para mí el título de su “amigo” —algo que veo generalizarse en muchos a raíz de su centenario, incluso aún sin conocerlo. Mi homenaje es el del silencio, aprendido, el de refugiar este homenaje en unas páginas tan simples como las de una red social, y no a través de las rotativas de periódicos —ya huérfanos de páginas culturales— de blogs especializados, conferencias o falsas remembranzas de terceros —Tengo que darles una noticia negra y definitiva / Todos ustedes se están muriendo—.

Emilio nos dejó como lección, como una gran lección, que la poesía, como vehículo de la belleza dentro de la cultura, como faro que la ilumina, es el aprendizaje de un ejercicio interior, que el sueño no es un refugio sino un arma.

Salve Emilio¡

4.8.11

NUEVA PUBLICACIÓN DE CASCAHUESOS EDITORES: “31 / MODELO PARA DESARMAR. MUESTRA DE POESÍA IBEROAMERICANA ACTUAL” COMPILACIÓN DE MIGUEL ILDEFONSO


Cascahuesos Editores se complace en anunciar la pronta aparición de 31 / Modelo para desarmar. Muestra de poesía iberoamericana actual, compilación de poesía elaborada por el escritor peruano Miguel Ildefonso, que reúne a 31 poetas significativos iberoamericanos, entre los que ya podemos mencionar a Marcos Canteli (España), Ernesto Carrión (Ecuador), Rocío Cerón (México), Washington Cucurto (Argentina), Héctor Hernández Montecinos (Chile), entre otros destacados poetas que garantizan un libro fundamental para la poesía actual en nuestra lengua.

Al respecto, Miguel Ildefonso nos refiere: “Es una muestra —o si prefieres llamarlo antología, llámalo así— de autores iberoamericanos, efectivamente iberoamericanos, pero utilizo este concepto político-cultural por el simple hecho de no haber otro que los englobe mejor. Porque considero que cada poeta es un modelo estético a desarmar (o desamar); y cada poeta, a su vez, se encargará de desarmar (o desalmar) al lector mediante su modelo de seducción. Y, por ello, el resultado del conjunto —que es lo que me compete a mí como compilador— se me hace que es lo más parecido a un antimodelo, justamente por querer captar la dinámica del movimiento, del proceso vivo y globalizado de la poesía actual: sus traslaciones, sus exilios, sus refundaciones en construcción”.


Sobre el compilador:

Miguel Ildefonso nació en Lima, Perú, en 1970. Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: “Vestigios”, “Canciones de un Bar en la Frontera”, “Las Ciudades Fantasmas”, y “Los Desmoronamientos Sinfónicos”. También ha publicado las novelas: “Hotel Lima”, y “El Ultimo Viaje de Camilo”. Su poesía y prosa han sido publicadas en antologías como “Pasajeros Perdurables. Historias de Escritores Viajeros”. Ha ganado premios como el premio nacional “Copé de Oro” Poesía (2002) y el Concurso de Cuento Alfredo Bryce Echenique (2003). Recientemente obtuvo el Premio Nacional PUCP 2009 en la categoría poesía.

3.8.11

ENTREVISTA A POETAS LAMBAYECANOS: CROMWELL CASTILLO


Por Gerardo Carrillo

Cromwell Castillo es de Motupe. Se dedica a la literatura, a las artes plásticas y al diseño gráfico. Es ex miembro fundador del Grupo Literario Signos y actual representante de El espacio del arte: Galería de arte contemporáneo, en Lambayeque. Ha publicado los libros Agua y Transfiguración o el sonido en Signos (Chiclayo, 2007), ¿Dónde acaso es camino? en Demolición de los reinos (Lima, 2010) y la plaqueta Fuego (Arica, 2010). Forma parte de la Colección de Nueva Poesía Peruana “Cuervo Iluminado” (Lima, 2010). Trabajos suyos han sido publicados en revistas físicas y virtuales de Perú, Venezuela, Chile, Argentina, Colombia, México, Brasil, Estados Unidos, España y Francia.


¿Qué es la Poesía?

Creo mucho en las interrogantes por eso debo suponer que la que me formulas es una pregunta maldita. Poesía no deja de ser una deliciosa abstracción (como Arte, por ejemplo) aún cuando se piensa en los productos estéticos y sus inevitables procesos de conmoción y cambio. Es energía, vastedad pero también insignificancia y desquicio. A tu pregunta, es mejor que Poesía se transfigure ahora en un profundo silencio…

¿Quién es un poeta?

Es alguien que camina sobre brasas, descalzo, para sentir un fuego que no se conoce o se niegue conocer por ironía o cinismo. Necesario es también que esta pregunta golpee respuestas (y viceversa) que contengan y propicien un carácter reduccionista. El encanto de la cifra de poemas en la vida no determina nada. Pasa lo mismo con los recitales y los libros. Es mejor restablecer el gozo con las muertes diarias desde alguna profusa habitación hasta cualquier calle agitada del Perú.

¿Quién eres tú?

Un proceso y una revolución, como todo Hombre.

¿En qué momento del día prefieres escribir?

Definitivamente, la madrugada es un lugar hermoso donde todos deberíamos recostar la cabeza para darle sentido al sueño y a las ideas. Es mejor sangrar ahí.

¿Cómo describirías a tu poesía?

He escuchado decir “Metapoesía”, “Poesía existencialista” entre otras denominaciones que, seguramente, se conducen sobre algún carril teórico válido y conveniente. Lo asumo del mismo modo que la crítica literaria: con profunda sospecha. Pienso, además, que Poesía no es el resultado del “escribir bien” o “escribir mal”, todo parte de una persecución penetrante y lúcida. Más que técnicas, simbologías, imágenes y/o artificios de índole lúdico-vanguardista, yo sólo persigo el Arte. Por venganza hacia mí mismo espero encontrar Nada al final del camino. Creo en el destino de la Humanidad.

¿Qué es lo que más sueles observar?

Considero que soy un hombre de fe y creo en mi posesión sobre dos fuentes: Una imagen con dos Estrellas resplandecientes en el centro que son mi fijación y la mejor muestra de la trascendencia de la naturaleza y la vida; y la mirada de Natalí, tan profunda y universal como una ráfaga de sol.

Observar es una condena entrañable. Natalí explica con suficiencia el esquema de esa condena, Ella es lo que contengo y se queda como las letras de un libro donde persiste una suerte de tinta indeleble.

¿En qué piensas constantemente?

En todas mis extrañas convicciones. Siempre debemos estar dispuestos a re(b-v)elarnos.

¿A qué le temes? ¿Le temes a la muerte?

El origen del Hombre es el temor. La existencia nos enseña mecanismos de autoengaño eficaces.

¿Crees en Dios o en alguna fuerza superior creadora?

Dios existe pero es mejor que no se deje ver.

¿Crees en la resurrección, la reencarnación o en cualquier otra forma de continuar tu existencia después de esta vida?

Aún repitiéndonos seguiríamos siendo insuficientes. Merecemos el túnel, no la luz.

¿Quiénes son tus influencias?

Esta es realmente una pregunta compleja, a pesar de que siempre suela tomársela sin rigor y se citen, sin reparo, la seguidilla de autores notables que se acostumbra. Lo cierto es que hasta los autores que uno consideraría “no elevados”, “no buenos” o rotundamente “malos” influencian benéficamente. Todos los que nos dedicamos a la noble tarea de escribir vivimos influenciándonos absolutamente de todo. El entorno, la otredad, el estiaje temporal de emociones… las peores desproporciones del ser constituyen una gran influencia.

¿Quiénes son tus escritores y filósofos favoritos?

Sartre, Nietzsche, Marx, Proudhon, Bakunin. La Filosofía siempre nos entrega ideologías dominantes. Yo digo: Cree en todas y encuentra en la contradicción un lugar feliz donde hacer más convulsa la vida.

¿Y a quiénes prefieres en música, cine, pintura u otra arte?

En música: Queen, Oasis, Keane, Guns N’ Roses, R.E.M, Radiohead, Dishwalla, Soda stereo, Andrés Calamaro, Los abuelos de la nada, Héroes del silencio. Los clásicos como Wagner, Beethoveen, Chopin, Liszt, Mendelssohn. En ópera a Alfredo Kraus, Pavarotti, Caruso.

En cine me gustaron La lista de Schindler, El lado oscuro del corazón, Casablanca, El silencio de los inocentes, El pianista, La vida es bella, Sexto sentido, La última tentación de Cristo, Anticristo.

En pintura me deleito con El Bosco, El Greco, Klimt, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel (su trabajo en escultura también es imponente), Van Gogh, Goya, Rembrandt, Dalí y Kandinsky.

A los peruanos: Fernando de Szyszlo, José Sabogal, Gerardo Chávez y al maestro Alberto Quintanilla, cuyo trabajo litográfico “Consejo de sabios” ilustró la portada de mi último libro publicado en Demolición de los reinos, lo cual le agradezco profundamente.

¿A quiénes lees actualmente?

Estoy leyendo Poesía peruana del 70 y 80, recopilaciones que suelo hacer siguiendo mi propio tino y gusto para luego terminar repasando todo de golpe. Alguna vez dije que disfrutaba leer a poetas de la última década, de mi generación; reafirmo lo dicho. Me interesa el rumbo de la poesía bajo todo contexto, sin fanatismos ni banderas.

¿A quiénes relees?

Leopoldo María Panero, Charles Baudelaire, Charles Bukowski, Antonio Gamoneda, Paul Celan, Jorge Eduardo Eielson, José María Eguren, Ezra Pound, Octavio Paz, Alejandra Pizarnik, Fernando Pessoa, César Vallejo, Javier Heraud, Mario Benedetti, José Watanabe, Juan Ramírez Ruiz, Derek Walcott, Blanca Varela, Jorge Luis Borges (su poesía), siempre van a constituir lecturas recurrentes.

¿Quiénes son los mejores poetas y escritores en la historia de Lambayeque?

Que descansen en la plena paz de ese otro poema punzante, los señores: Eufemio Lora y Lora, Juan José Lora, Alfredo José Delgado Bravo y Juan Ramírez Ruiz. Otro poeta al que sería necesario hacer mención es a Ernesto Zumarán, poeta de la llamada “generación del 90”, quien para fortuna de los que admiramos su pulso poético, está con vida y mantiene vigente su propuesta literaria.

¿Cuál es el nivel actual de la poesía local?

Sin lugar a dudas hay propuestas frescas, renovadas e interesantes. José Abad, Rosakebia Estela, César Boyd, Luis Bocceli, Ronald Calle, Ernesto Facho interesan por su vitalidad y su relevante lucidez. Y si nos permitimos escudriñar en la narrativa encontraremos propuestas como la de Harold Castillo, Edgar Ferreñán, Arturo Bravo, Alex Miguel Castillo, entre algunos otros que quizás deje de mencionar por esa acción involuntaria a que nos obliga la memoria. Lo cierto es que, fuera de toda mezquindad sólo queda tiempo para seguir haciendo florecer la vida literaria, a contracorriente de toda diferencia o indiferencia.

¿Qué opinas sobre la actividad cultural en Lambayeque?

A pesar de que la Casa de la Cultura lambayecana está siendo dirigida por gente de inescrupuloso accionar, la actividad cultural aquí se mantiene a ritmo cadencioso, pero existe. Hay espacios culturales que se mantienen, otros que se vienen impulsando y que constituyen la pugna necesaria contra la indiferencia politiquera y el rezago.

¿Te identificas o coincides con las ideas de algún político o partido?

Me identifico más con mi sentido crítico. Las coincidencias se van a encontrar siempre y decidir militar en algún partido politiquero se convierte en la mejor afirmación de que se está asumiendo un derecho, una libertad de pensamiento, un cierto/incierto destino, un análisis o un error tan natural como la propia reivindicación. Desde hace mucho tengo decidido por quién votar en los comicios que se acercan.

¿Crees que el poeta debe permanecer en su acción creadora o participar también ante los problemas de su sociedad?

El Poeta siempre va a tener responsabilidad social porque es Hombre e interacciona con otros. Toda circunstancia política, social, económica global interesa, sobre todo lo que se olfatea a diario y se recibe como excusa de patria. Nuestra palabra, nuestra decisión interesa, nuestras convicciones por más célebres o absurdas que sean interesan porque es la mejor muestra de existencia. Es imposible zafarse del riel de la Historia, del dinamismo actual; no se nos está permitido eso porque nos acusaría el propio terror. El más leve movimiento tiene conducción y reflejo. La neutralidad es un puerto doloroso, un artificio fatal desde donde se empieza a gritar la propia hambre. Lo trascendente del sueño nocturno es el estallido mágico de un amanecer sin distancia.

*Fuente: Locheros.com, Noticias y Personajes de Lambayeque.
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