Portada del libro. |
Una novela sobre la ficción del escritor y la realidad social de los
otros:
El hombre no mediático que leía a
Peter Handke, de Edgar Borges.
Ediciones En Huida.
“El hombre no mediático no sufre de angustia ni de ataques imprevistos de
prisa. Su lentitud visual le permite ver detalles inexistentes para la mayoría.
Sin embargo, él tiene serios problemas para relacionarse con el resto. Su
particularidad lo aleja de los otros. Y esto, a pesar de que aún no le representa
desequilibrio, opera como una bomba alojada en su existencia (y que podría
activarse en cualquier momento). ¿Qué hacer? ¿Cómo detener el inminente peligro
que amenaza con implosionar su yo? ¿Él o los otros? Él desearía que el
resultado fuese él y los otros, pero sabe que sostener su particularidad no es tarea
sencilla”
De El hombre no
mediático que leía a Peter Handke
El
hombre no mediático que leía a Peter Handke (Ediciones En Huida, 2012) cuenta
en tiempo real la historia de un investigador, llamado Edgar Borges, que
permanece encerrado en su habitación recopilando datos de la obra del escritor
austríaco Peter Handke (Griffen, Austria, 1942). No obstante, un encierro, que
podría ser considerado la opción normal de un frenético investigador que ha
decidido aislarse de su familia, contiene realidades que van más allá de las
cuatro paredes donde se desarrolla la historia. De niño el personaje central
que habita la investigación fue secuestrado; en su aislamiento su único
contacto comunicacional fue con los libros de Peter Handke. Por su parte, el
sujeto real que conduce la investigación descubrirá que el personaje de su
historia guarda muchas similitudes con su persona. ¿Pérdida de memoria?,
¿autoengaño?, ¿doble personalidad? Estas y otras preguntas forman parte del
hilo conductor de una ficción que, sin perder nunca su condición de novela,
dibuja el contrapeso de dos encierros. En una habita un hombre sólo con el
conocimiento de las imágenes literarias de Peter Handke, y en la otra una
sociedad padece de saturación mediática. ¿Qué ocurre cuando el sujeto sale de
su habitación? ¿Qué clase de relación se establece entre él y los otros?
Sobre el nombre y la realidad del
investigador-personaje, Edgar Borges sostiene que “se ha contratado a si mismo,
para integrar el reparto de su ficción, porque quería jugar al actor que
interpreta su propia historia”. Y, además de él, afirma el autor, “he
contratado a familiares, amigos, vecinos e investigadores para que participen
en la construcción de esta otra realidad”. El narrador se vale de la tensión y
de la ironía para desmontar realidades mediáticas y contar, en tiempo real, un
magistral híbrido literario que integra crónica, investigación y diario. Pero,
¿quién cuenta la realidad de quién? ¿El investigador o el autor? ¿Acaso el
autor no es el investigador? Esta investigación podría titularse “La palabra,
desgaste en la sociedad mediática y necesidad de revalorización en la vida
cotidiana”; también podría ser la puerta hacia un estudio sobre la pretensión
-del poder establecido- de silenciar a los escritores que, como Peter Handke,
niegan la verdad absoluta. Sin embargo, rumbo al final del trabajo, una novela
se le rebela a la investigación y determina el título de todo cuanto aquí
ocurre: El hombre no mediático que leía a
Peter Handke.
Edgar Borges (Caracas, Venezuela,
1966), autor de novelas como ¿Quién mató
a mi madre? (III Finalista del
Premio de Novela Ciudad Ducal de Loeches 2008) y La contemplación (I
Premio Internacional de Novela “Albert Camus” 2010), con su escritura pretende
subvertir el orden de lo que observa. Así, la crítica se refiere a él como
participante de “una narrativa abierta que se manifiesta en contrapeso a la
narrativa que plantea el poder” (Vicente Huici) o “un ficcionista que utiliza
su literatura para rebelarse contra la realidad (Enrique Vila-Matas). Edgar
Borges escribe sobre la persona que libra una batalla silenciosa consigo misma
(“acaso por descubrir su propia ficción”, dice el autor), teniendo, a la vez,
que asumir la realidad ante los demás. Como novelista, cuentista, cronista y
dramaturgo, desarrolla el entramado del teatro como si buscara que el lector se
enfrente al escenario diario de su existencia. Si cada autor tiene un tema
transversal en su obra, el suyo sería el del Ser urbano que se sospecha
deshumanizado, solitario e incomunicado.
Un mes después de su lanzamiento
editorial en España, la nueva novela de Edgar Borges ha sido muy bien recibida
por la crítica y por los lectores. Son numerosas las opiniones que en la prensa
española ha originado el libro. El poeta y ensayista Francisco Vélez Nieto la
define como “una aventura literaria de una dimensión trascendente”; mientras,
el filósofo Vicente Huici destaca “el juego literario que Edgar Borges realiza
entre la intimidad del yo y la mundialización que habita en el afuera”. Por su
parte, Sandra Santana, poeta y traductora de la obra del austríaco Peter
Handke, celebra “la original propuesta y la cuidada elaboración de la novela”.
Entre los escritores venezolanos radicados en el extranjero también han surgido
reacciones, es el caso de Fernando Báez, quien asegura que “se trata de una
obra novedosa, impactante y profunda que apuesta a la imaginación y nos
conmueve con el diario de un pensamiento sobre la esencia misma de la condición
humana”. El filósofo y crítico de arte Ignacio Castro Rey ha sido más lejos al
señalar que El hombre no mediático que
leía a Peter Handke es una obra llamada a convertirse en un clásico de la
literatura universal”.
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