Escribe: Darwin Bedoya
El último sobreviviente de la «Tribu de los espantapájaros», acaba de publicar esta su primera plaquette de poesía. Este conjunto nos muestra una colección de poemas que no son frutos, sino semillas. Éstos son de los poemas que tienen el movimiento del fuego y el reposo del silencio. La poesía de Vicente Ytusaca (Azángaro, 1982), sencilla y concreta, nos hace mirar el cauce huraño de los ríos y nos permite contemplar la rosa fresca y lozana que surge desde las cenizas. Tal vez por ello, sea notorio, en estos versos, que la poesía siempre estuvo y estará hecha de la esencia de la interioridad porque la construcción del poema es alegoría y heredad de los sentidos. Los poemas, la poesía misma, no se confunden con rosas ni espinas, sino con aromas. Y es que los elementos que constituyen el poema tienen que ser padecidos, sentidos en carne propia por el poeta.
Después de las vanguardias, no sé si puedo pensar en obras poéticas significativas escritas en Puno. Aunque parezca demasiado pretencioso al postular e insistir con esta idea. Sin embargo, se han barajado nombres y nombres. Han habido poemarios, reseñas y antologías que fácilmente podrían rubricarnos como uno de los departamentos que más poetas posee y que, en consecuencia, de algún modo, aquí en Puno se escribiría la mejor poesía, al menos del sur peruano. Tampoco negaré que varias veces leí versos que me emocionaron, que despertaron en mí ese lado que me resulta placentero y único, de esos versos que juran ser de un poeta que pronto será una promesa cumplida. No quiero citar aquí nombres ni mucho menos libros. Pero nunca, hasta hoy, ese presagio se hizo realidad, como la mayoría de presagios.
Tal vez por ello, al leer «Señales de la ausencia» de Ytusaca, me interese, en cierta medida, cómo es que funda la subjetividad y erige la construcción del sujeto poético de manera tan sencilla y directa. No pido al lector de estos versos ningún tipo de actitud o competencia especial para leerlos, prefiero que convoquen su atención en la variedad de los abordajes y acercamientos al canto llano. A lo sumo puedo pedirle, al lector, releer estos versos que entonan silencios líricos a la otra mitad del hombre, a esa mujer que nos habita, a ella, la musa de siempre, como dice Fernando Pessoa, «hago pensamientos con el recuerdo / de lo que es ella cuando me habla».
Si tuviese que registrar aquellos espacios poéticos fácilmente identificables en los últimos 15 años de la poesía puneña, creo que sin duda serían: frenesí, emoción, lirismo, explosión de pretensiones y mucho, mucho abandono de experimentación y propuesta y, sobre todo, carencia de debate y organización de eventos literarios que involucren a la poesía, «colectivos», grupos e «iniciativas de artistas», propagación de performances de obra, coloquios organizados por y para escritores, auge de talleres y solidez de poetas emergentes con su posterior deflación, lógicamente con esa resistencia de aquellos que, como Vicente Ytusaca, salgan a luz luego de una seria meditación y corrección de sus textos. Sin emociones, sin arrebatos de poeta maldito. Sin falsas herejías, sin etéreas subversiones religiosas, propias del mejor monasterio de sacerdotisas.
No podría situar la poesía de Vicente Ytusaca en una sola tradición o canon, ya que su trabajo es la suma de diferentes influencias, medios y formas de arte que le han permitido beber distintas tendencias y, en consecuencia, se da en su poesía cierta hibridez, aunque sus lecturas de la época de la vanguardia, como a la mayoría de poetas de Puno, le ha alcanzado como una quemazón y se muestran a través de un fervoroso referente. En «Señales de la ausencia», como inicio y proceso de trabajo, es posible observar que se trata de una plaquette que opera como un indicador de que nos encontramos frente a una labor con perfiles que evidencian a un poeta pretencioso. Ytusaca tiene algo que muy pocos tienen: talento y gracia. Octavio Paz, alguna vez dijo que «lo que distingue a la gracia de otras virtudes es la sorpresa que se da al aparecer, pues pone algo en un lugar en donde no parecía haber absolutamente nada». Aunque a veces la forma en la que Ytusaca escribe es un tanto lírica, ya que parte de su elocuencia está en las fisuras rítmicas en que moran sus versos. Creo que todavía está buscando un formato adecuado para mostrar su voz y seguramente que, al ritmo de este paso, pronto lo encontrará.
Poemas de Ytusaca
I
Se ha secado en tu mirada
la idea de llover tiernamente
sobre esta burda osamenta
que cuelga de tus trenzas.
Se ha quemado
tu sombra,
tu dulce forma de soledad,
ese lugar donde cada tarde
mueren mis silencios.
V
Es hora de remar incansablemente
al sur de tus ojos,
entre el herbaje que se hunde en tus cerros
y caminar por tus espinas
hasta encontrar el lugar exacto
donde el fuego inevitable
enciende tus ansias.
Se avecina mi barca
hasta tu templo
donde cada tarde
mueren en silencio las canciones,
donde se visten de memoria tus palabras
y me arrastran hasta la espesura
de tus negros cabellos.
Después de las vanguardias, no sé si puedo pensar en obras poéticas significativas escritas en Puno. Aunque parezca demasiado pretencioso al postular e insistir con esta idea. Sin embargo, se han barajado nombres y nombres. Han habido poemarios, reseñas y antologías que fácilmente podrían rubricarnos como uno de los departamentos que más poetas posee y que, en consecuencia, de algún modo, aquí en Puno se escribiría la mejor poesía, al menos del sur peruano. Tampoco negaré que varias veces leí versos que me emocionaron, que despertaron en mí ese lado que me resulta placentero y único, de esos versos que juran ser de un poeta que pronto será una promesa cumplida. No quiero citar aquí nombres ni mucho menos libros. Pero nunca, hasta hoy, ese presagio se hizo realidad, como la mayoría de presagios.
Tal vez por ello, al leer «Señales de la ausencia» de Ytusaca, me interese, en cierta medida, cómo es que funda la subjetividad y erige la construcción del sujeto poético de manera tan sencilla y directa. No pido al lector de estos versos ningún tipo de actitud o competencia especial para leerlos, prefiero que convoquen su atención en la variedad de los abordajes y acercamientos al canto llano. A lo sumo puedo pedirle, al lector, releer estos versos que entonan silencios líricos a la otra mitad del hombre, a esa mujer que nos habita, a ella, la musa de siempre, como dice Fernando Pessoa, «hago pensamientos con el recuerdo / de lo que es ella cuando me habla».
Si tuviese que registrar aquellos espacios poéticos fácilmente identificables en los últimos 15 años de la poesía puneña, creo que sin duda serían: frenesí, emoción, lirismo, explosión de pretensiones y mucho, mucho abandono de experimentación y propuesta y, sobre todo, carencia de debate y organización de eventos literarios que involucren a la poesía, «colectivos», grupos e «iniciativas de artistas», propagación de performances de obra, coloquios organizados por y para escritores, auge de talleres y solidez de poetas emergentes con su posterior deflación, lógicamente con esa resistencia de aquellos que, como Vicente Ytusaca, salgan a luz luego de una seria meditación y corrección de sus textos. Sin emociones, sin arrebatos de poeta maldito. Sin falsas herejías, sin etéreas subversiones religiosas, propias del mejor monasterio de sacerdotisas.
No podría situar la poesía de Vicente Ytusaca en una sola tradición o canon, ya que su trabajo es la suma de diferentes influencias, medios y formas de arte que le han permitido beber distintas tendencias y, en consecuencia, se da en su poesía cierta hibridez, aunque sus lecturas de la época de la vanguardia, como a la mayoría de poetas de Puno, le ha alcanzado como una quemazón y se muestran a través de un fervoroso referente. En «Señales de la ausencia», como inicio y proceso de trabajo, es posible observar que se trata de una plaquette que opera como un indicador de que nos encontramos frente a una labor con perfiles que evidencian a un poeta pretencioso. Ytusaca tiene algo que muy pocos tienen: talento y gracia. Octavio Paz, alguna vez dijo que «lo que distingue a la gracia de otras virtudes es la sorpresa que se da al aparecer, pues pone algo en un lugar en donde no parecía haber absolutamente nada». Aunque a veces la forma en la que Ytusaca escribe es un tanto lírica, ya que parte de su elocuencia está en las fisuras rítmicas en que moran sus versos. Creo que todavía está buscando un formato adecuado para mostrar su voz y seguramente que, al ritmo de este paso, pronto lo encontrará.
Poemas de Ytusaca
I
Se ha secado en tu mirada
la idea de llover tiernamente
sobre esta burda osamenta
que cuelga de tus trenzas.
Se ha quemado
tu sombra,
tu dulce forma de soledad,
ese lugar donde cada tarde
mueren mis silencios.
V
Es hora de remar incansablemente
al sur de tus ojos,
entre el herbaje que se hunde en tus cerros
y caminar por tus espinas
hasta encontrar el lugar exacto
donde el fuego inevitable
enciende tus ansias.
Se avecina mi barca
hasta tu templo
donde cada tarde
mueren en silencio las canciones,
donde se visten de memoria tus palabras
y me arrastran hasta la espesura
de tus negros cabellos.
1 comentario:
interesante propuesta poetica... me gustaria leer los demas poemas de la plaquette...
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