30.6.09

SOBRE “ELOGIO DE OTRA VANA INVENCIÓN” DE CARLOS EDUARDO QUENAYA


Escribe: José Gabriel Valdivia

El primer libro de un poeta tiene sus marcados defectos y sus impactantes virtudes. Son pocos los extraordinarios primeros libros. El tiempo se encarga, muchos años después, de dar brillo a los mejores poemas que pasan a formar parte de las antologías personales, las obras completas o los corpus de una literatura nacional, continental o universal. La mayoría de los primeros libros rara vez alcanzan la unidad temática, la conjunción de formas con el decir y el sentir del yo poético, menos aún logran la uniformidad del lenguaje y la audacia de las figuras y las propuestas.

El poemario de Carlos Quenaya logra las mejores respuestas de aprobación ante las variadas inquisiciones que los lectores de poesía nos hacemos con los primeros libros. Uno, el tema: la propia poesía. Dos, el lenguaje: sobrio y diestro en el trato de la palabra, aunque no tan sólido en el tratamiento retórico.

Un epígrafe de ese gran poeta argentino, Roberto Juarroz, el de Poesía Vertical, abre el libro que contiene 25 poemas concisos, que con el mismo título circularon en versiones inéditas y lograron el segundo premio en un concurso de poesía, auspiciado por los estudiantes de Literatura de la Universidad de San Marcos, cuando Carlos Quenaya estudiaba Filosofía en la cuatricentenaria casa superior de estudios. Y nos llama la atención el pórtico de Juarroz, porque es una especie de lítotes del conjuro poético, situado entre el silencio y la palabra, y muy emparentado con el tema y las formas elegidas por Quenaya para su escritura poética. El texto se cierra con unas sentidas y precisas palabras —escritas en la contratapa— de Pedro Granados, poeta limeño ligado a la generación del ochenta.

La joven poesía arequipeña y peruana no esperaba este libro sugerente y equilibrado, adusto y comprometido con el clásico y renovado oficio del poeta. Nuestra tradición poética se ha ido consolidando a lo largo del siglo XX, hasta convertirse en una de las más importantes en el contexto hispanoamericano. La poética arequipeña se ha sumado a este concierto de la mejor poesía peruana con voces de las diversas generaciones en las que provisionalmente se ha organizado nuestro corpus literario. Con su primer libro, Carlos Quenaya se ubica con sobrado esfuerzo y marcada actitud poética entre los mejores trovadores que abren el siglo XXI.

Carlos Eduardo Quenaya.
Elogio de otra vana invención.
Lustra Editores. Lima-Perú. 2008. pp 44

27.6.09

«POSTALES» DE JOSÉ GABRIEL VALDIVIA: ARQUITECTURA MINIMALISTA Y FIJACIÓN DE LA MEMORIA


Escribe: Darwin Bedoya

0. Introducción:

La poesía, por su naturaleza de ser imagen, metáfora, silencio, música, por esa intrínseca naturaleza traslaticia que la constituye, en fin, por ser intuición del misterio, síntesis del lenguaje, connotación del sentido semántico y particular sintaxis de las ideas, es —más que una categoría— la potencialidad de hacer coherente lo irracional, y es que la poesía parte de lo más recóndito del ser humano y por esta razón medular, la poesía es relación entre el ser humano y la sucesión de los días que le ha tocado vivir, relación que puede ser aprehendida por todo aquel que se deje provocar por la sensibilidad. Quizás esto explique por qué en lo poético siempre sentimos que debe gravitar un ángel. La poesía, consustancialmente, trae consigo el hecho de ser; o sea, el sello de la existencia del ser humano, puesto que sin el ser humano todo no es más que nada, que por ser tal no se acepta a sí misma. Tal vez por ello en la vida de un hombre, el dolor es una de las experiencias más profundas en la que la voz se ahueca en sustantividad buscando la permanente evocación de la pena. «Postales» (Cascahuesos Editores, 2008, 81 pp.), de José Gabriel Valdivia[1] (Lima, 1958), nos presenta una marcada y sensible nostalgia, buscando así un consuelo sobrenatural, y en esa soledad en que se repliega se torna rendido, con la sensación del abandono y el aislamiento. Es con los temas de la muerte, la memoria y el amor que se abre y se desarrollan estas páginas, esta avanzada hacia el centro de la poesía y, como es natural, se impone la idea de la desolación, omnipresente. Ése es el tono que JGV le da a este su nuevo libro.

Uno de los poemas de William Wordsworth, refiriéndose al recuerdo, empieza así: Aunque ya nada pueda devolver la hora / del esplendor en la hierba y de gloria / en las flores no hay que afligirse porque / la belleza perdura siempre en el recuerdo. El recuerdo como imagen presente en la poesía, —primera fijación de la memoria— esa será la ruta de los textos que esta vez alcanzarán perdurabilidad en estas postales que se envían desde Arequipa. «Rondas infantiles», la primera parte de «Postales», es esencialmente el dolor por el ser amado que se ha llevado la muerte. Es lógico que con estos textos quiera traspasarse al lector ese padecimiento indecible e imposible por la muerte de un ser querido. Esta muerte precipita al autor en un proceso de desgarro y depuración, y de muerte propia. Quien ha perdido un hijo o un nieto o un hermano, sabe que uno debe morir en el proceso de duelo, si es que quiere vivir después de la desesperación. JGV desciende a los umbrales de la más intensa angustia, una especie de infierno, estancia donde se ve alumbrado por el recuerdo, como antes hicieran otros poetas y héroes con sus seres queridos (Orfeo, Dante, Novalis, Nervo). Los versos de estos textos breves se confunden con cenizas y brasas del dolor y del fuego de la eternidad, desde el dolor vivido a fondo, no escamoteado detrás de lugares comunes y fáciles consuelos. Todo ese proceso permitirá al autor de «Postales» atravesar el río de sus propias lágrimas, para poder decir ya en la otra orilla: Hoy es domingo Ningún alga en el agua asoma Ninguna ola este invierno crece Pero en todos los horizontes inocencia de garúa tu lengua ríe y como un nudo en la rama brotas de mi sangre: me sobrevives. (Carta a Trilce p. 23). Para acceder a las claves de ese silencio interminable, aquí el poeta tuvo que pasar por los gemidos del duelo, sin los cuales estos versos esperanzadores serían un abismo de la más pura retórica. Leamos por ejemplo estas líneas: Si tu horizonte en una llaga se consume o las cenizas de una sonrisa llora ese cielo de hierbas No pierdas el sentido de lo que vive y no ha muerto todavía Tampoco olvides el tiempo perdido por tus padres en amarse a solas i escondidas. (Rondas infantiles, vena mía, p. 21). Ungaretti terminaba un poema de este modo: Si se enfrenta a tu suerte una mano, / la otra, de pronto, te asegura/ que puedes aferrarte solo / a restos de recuerdos. El recuerdo como epicentro y fijación de la memoria en la poesía.

Las cuatro partes restantes que conforman el libro siguen desarrollando la misma estela de angustia y ternura que envuelven al poeta. Esta su obra presenta secuencias que sellan y varían las diferentes formas de desgarro de un hombre, y las de él como poeta. «Rondas infantiles» es el dolor y la nostalgia, «Homínicas» marca el peso y la visión de la condición humana, la violencia, la visión de un sentimiento del tiempo que refleja la aflicción y la madurez. «Ecológicas» es la contemplación y preocupación de la naturaleza. «Madrigales» es la visión del poeta y la fijación de una columna de sentimientos, los recuerdos inmarcesibles que son poblados por los días idos. Finalmente «Coplas», es una revisión del drama del mundo. Las cinco partes constituyen un itinerario coherente y compacto que tienden a configurar la expresión de la subjetividad del poeta, y que el lector puede compartir por la desnudez del lenguaje que trasmite sus experiencias de humano, de exilado en su interior, de ciudadano, de padre, de hombre. Todo el libro es, finalmente, la fijación de la memoria erigida desde el instante mismo y la extensión de brevedad del poema, en una firme concisión y laconicidad de lo que son realmente las postales.

1. Arquitectura minimalista:

«Menos es más» fue la frase pronunciada por el arquitecto alemán Mies van der Rohe, pionero de la arquitectura moderna junto con Walter Gropius y Le Corbusier, quien así definía la base de su programa arquitectónico racionalista, depurado y despojado de excesivos elementos símbólicos y decorativos. Buscaban así la brevedad como núcleo de su propuesta estética. En la misma línea, Italo Calvino en su serie de conferencias tituladas «Seis propuestas para el próximo milenio», en uno de sus parágrafos dice: «Sueño con inmensas cosmogonías, sagas y epopeyas encerradas en las dimensiones de un epigrama.» Desde esta óptica, por cierto bastante compartida en las interpretaciones de la modernidad atemperada, vemos estos versos que se vinculan inclusive con lo que Ezra Pound dijera en sus postulados sobre el imaginismo, pues desde ese día logró metodificar lo que son hoy, sin duda, las bases de la poesía contemporánea[2]. Pound llevó adelante estos postulados utilizando una persona o máscara que le permitió establecer una distancia entre el objeto y la subjetividad, la que de todos modos estará siempre presente en el poema. Este elemento formal es de un valor inestimable en los versos que se puedan elaborar a partir de una primera persona: Recostado en tu vientre escucho el girar del universo como un sollozo de niebla en el patio Y cuando oigo el murmullo primitivo de tu leche por las rutas del Sol y la sangre Me alegro hasta los cabellos Y tengo ganas de ser bueno hasta los zapatos pero me crece el corazón como una nebulosa en el pecho. (Rondas infantiles, Mamapacha p. 31). Literatura instantánea. Pensamiento profundo en tres o cuatro versos. Línea perspicaz, cinco o diez palabras. Desarrollo de temas, un verbo, un nombre, pocos adjetivos y punch-line. Esta es la razón de la arquitectura minimalista. Las piezas en su lugar para armar un todo que se basa en la forma breve. Sagas y epopeyas encerradas en las dimensiones de una agudeza poética. He aquí el mejor ejemplo en que «flujo constante», «placer del ritmo», «lo efímero en la eternidad», «intercambio aclimatador» y «dilución de culturemas» tanto como de la «exigencia de autenticidad» y, sobre todo, «detención del tiempo vertiginoso», se cristalizan en un producto de auténticas características que apuntan al «neokitsch y la posvanguardia», tanto en forma como en contenido; este es el poema que se ha construido bajo los designios de una arquitectura minimalista.

Esta es también una de las peculiaridades de la poesía de JGV que parte desde su primer libro «Grafía» (1984) y continúa con «Versolínea» (1985), todo ello es sin duda el reflejo del arte de la brevedad, ese minimalismo que configura sus poemas hasta este su reciente poemario. En estas postales hay una arquitectura que se erige bajo el presupuesto de un lenguaje prosaico, el cual va ordenando las imágenes hasta convertirse finalmente en una ¿postal/poema? Esta brevedad nos recuerda la simetría y relampagueo que viene desde la rupestricidad de «Lascaux», allí se redujo toda la historia a un búfalo sobre la pared de una cueva, o como en Picasso la Paz no fue más que una Paloma de un único trazo. Por otro lado, alguna milenaria y oscura pasión lleva todavía a los japoneses a lograr dibujos de un sólo trazo. El minimalismo (haikus, epigramas, aforismos, micropoesia, microcuentos) tiene la edad de la humanidad. Este es el espacio de lo «bastante en casi un abrir y cerrar de ojos», pero tan imperecedero como los trabajos de los haikus de Issa Kobayashi, Matsuo Bashoo, Soguetsu Ni, Jack Kerouac, Borges; los Aforimos de Nietzsche, los «Artefactos» de Parra, los «Desconciertos» de Julio Cesar López, el «Archivo de cuentas» de Jan Martínez, versos de los «Ecos escondidos» de Renán Liseens, los poemas de «Epigramas» de Antonny Seupault, las «Greguerías» de Ramón Gómez de la Serna, la poesía del «Rincón de haikus» del físicamente extinto Mario Benedetti, los «Habitantes de las islas encantadas» de Herman Melville o las «43 historias de amor» de Wolf Wondratscheck, el ineludible caso de «La oveja negra y demás fábulas» de Augusto Monterroso, inclusive la prosa poética del «Confabulario personal» de Juan José Arreola, casi como si fuesen una epístola, un respiro/side-story/entremés/filler/. Brevedad, elipsis, al fin y al cabo.

Wittgenstein decía en uno de sus aforismos que: «En el arte es difícil decir algo que sea tan bueno como no decir nada.» En todo caso «Arte» y «Difícil» son palabras claves para entender lo que aquí quería decir Wittgenstein. La poética minimalista de JGV se encuentra, como ya mencioné, implícita en la tendencia de lo concreto y breve, sin duda este reciente texto suyo es el rigor de la brevedad. Hay una serie de bifurcaciones en el desarrollo de toda poética, ya que la obra de un escritor, especialmente si se trata de un escritor posmoderno, tiende a ser contradictoria, no responde siempre a un principio regente, sino que se mueve entre varios géneros[3], entre varios fragmentos, entre varios principios. ¿Qué hacer entonces ante esta nebulosa? La poética no intenta someter al texto a una serie de valores únicos e inamovibles. Por el contrario, la poética tiene la obligación de contemplar la variabilidad, el movimiento perpetuo, y tratar de formular principios que se adapten a esa volubilidad, a ese movimiento. ¿Hay una estética del fragmento en la poesía de JGV? En mi lectura/interpretación, los textos/mail de «Postales» en realidad apuntan hacia una poética del instante, una captura de la imagen como una fotografía, que en el fondo es de un significado tumultuoso que se va estructurando en verso y verso prosaico, lo cual basta y sobra para decir lo que uno tenía que decir. Pero en esta combinación también se pude decir que son microhistorias, epístolas, misivas; es decir una combinación de géneros que tiene un único objetivo: capturar en un instante la eternidad. El poema/postal como el espacio más reducido en el que se puede significar algo, con el que podemos crear, comunicar, decir. El poema/postal como la reducción mayor de una expresión significativa. La mínima expresión de un significado complejo. La expresión máxima de un minimalismo[4] serio e intenso. ¿Una estética del fragmento puede ser equivalente a una estética del minimalismo? Una cosa es trabajar con ciertos presupuestos como podrían ser los del minimalismo, como podrían ser los del fragmento en sí. El minimalismo puede que contenga el fragmento. Lo que no creo es que una obra, o una pieza fragmentaria, tengan que ser minimalistas necesariamente. Cuatro son, en resumen, los criterios que nos permitirán conocer las múltiples manifestaciones del minimalismo y en la poesía de este orden: a) Brevedad, (Casi emparentada con el espíritu del haiku japonés: Por más agua que la roce / bien sabe la rosa / que en florero no crece. Égloga, 1 p. 53); b) Autosuficiencia semántica, (entre dos orillas bala el río/entre cuatro muros corre el hombre. Ecológicas, 2, p. 49); c) Fijación-reproducción (La lluvia es un rezo / el bosque tu risa / un sollozo el desierto. Ecológicas, 3, p. 49); d) Función de tendencias metafórica-lúdica (Ah la ceguera terca i ufana que colorea ídolos clones dígitos polímeros o teorías de la ausencia el milagro o la vigilia. Episteme, p. 79). Esta es la velocidad elíptica de la poesía de JGV.

2. Fijación de la memoria:

La metafísica del arte, que declaró el mismo Nietzsche o la idea que encierran las palabras de Hegel, con las que clausura el texto «Problemas de la lírica» cuando señala que: «La vida del espíritu no es la vida que se espanta de la muerte y que se mantiene pura ante la desolación, sino la que soporta la muerte y se conserva en ella.» En «Postales» el sujeto poético contempla desde la desolación las formas de la muerte y las hace poesía: los pájaros pían sobre las tumbas sin nombre y gotas de lluvia destapan los ojos desenterrados de los inocentes, (Homínicas, 6, p. 43), la muerte se descubre en un andar poético de palabras vivas y efímeras. El poema/postal permite la espontaneidad y la emotividad. Estos versos son una presencia discreta pero ineludible. Las palabras que erigen esta poesía son vocablos tomados de un diccionario de la nostalgia que el autor de «Postales» ha inventado. Aminoran la pesadez de los intensos trayectos en las ciudades de nuestro siglo. El yo poético parte hacia un éxtasis donde se descabella y empiezan las palabras. Gottfried Benn escribió: «Probablemente el Yo lírico ha surgido de dos formas, la explosión y el recogimiento; una es brutal y una es tranquila y ambas conocen el método de la ebriedad: se cae en lo insondable, exangüe, y después sobrevienen los ímpetus con las pruebas de la visión». La poesía que parte del recogimiento es el grito modulado del hombre en su largo camino hacia el silencio. Es la manifestación de su impotencia para mantenerse en el silencio primordial de las cosas. El secreto de la poesía es que no tiene secreto, que está todo ahí, frente a nosotros, que lo que nos muestra como restitución final es lo que perdimos al inicio de nuestro viaje, lo que ya teníamos. No aprendemos, recordamos: La mano se deshace en otra mano igual o parecida y el universo enciende su cárdena pupila La mano que se arranca o se extiende como la hierba crecida en lo más contaminado de la Tierra. (2, Reencuentro. p. 63) Un recuerdo que no es solo el del idealismo platónico, sino el de las experiencias primeras que constituyen los fundamentos que arrinconamos en nuestras trayectorias vitales. Ese hondón del alma, esa unidad ancestral, esa riqueza espiritual de la palabra es lo que Benn, por diferentes caminos —incluido el examen de las drogas alucinógenas— trata de demostrar en sus ensayos. Benn entendió que el poeta moderno debe ser enciclopédico y que todo saber —incluso alguna banalidad— conduce a la búsqueda del poema, que es heredero y emisario de una espiritualidad —sin Dios— absoluta y total, como lo demuestra aquí JGV.

En un pasaje paratextual, el autor escribe: Pájaros revolotean sobre las tumbas / como ángeles o ramos de lluvia / para refrescar sus huesos. (Rondas infantiles, p. 27.) El «desde ahora y para siempre» de la muerte, empozado en vida, encuentra su antesala más palpable en la melancolía. Lo imposible de reponerse o restaurarse, digamos lo irremediable, se exhibe en aquélla como en un simulacro. Muerte en vida, le llaman algunos. Yo prefiero acuñarla como trampa salvadora. Porque nos induce al curso inverso de acción: incómodos ante la terminalidad de lo concluso, nos obliga a vivir bajo la premura de lo transitorio. O para ser más precisos: es la estela de la muerte la que en la melancolía se transforma en fuerza para no retenernos en nada. Así hablamos entonces del más posesivo de los desposeimientos. Urgido por su provisionalidad insoslayable, el hombre es el mejor heredero del hombre, con la melancolía como fundamento dinámico de su quehacer: Cuando pienso entristezco Como si pensara en la patria o en los muertos Como si entristeciera tu piel o la esperanza Muchacha Lejana. (Homínicas, 0, p. 39) En cada época histórica, nos han enseñado, se «exige nuevas formas de entender la melancolía»: ya sea como «tangibilidad de lo precario» según Burton o, también, más próxima a nosotros, como condición de posibilidad de lo humano de acuerdo a Ricoeur, al no ser acometible la existencia sino por «comunión con cierta esfera de lo desamparante». Lejos, pues, de ser pasto de miserias, la melancolía, como muchos han reconocido, brinda al hombre su estocada liberadora. Kierkegaard estaba en lo cierto al afirmar que la filosofía era heredera de la desesperación, no de la perplejidad. Y Hölderlin, cuando encaró su propia orfandad con aquellos hermosos versos que rezan «donde crece el peligro crece lo que salva», adivinó que lo frágil puede ser el salvoconducto fortalecedor de la persona, el germen al que precisa acudir para tomar posesión de sí. He ahí la misteriosa cara y cruz de la melancolía: un voto de confianza en un porvenir a culminar, promesa de una eternidad donde nada nos privará de ser aquello que fuimos: Si mi cuerpo no tuviera ternura ni consuelo Te tendría a ti Y si pierdo el tiempo el mundo o el sueño En el corazón de un no nacido Sé que no te perdería Pero al sentir que no te tengo y saber que te pierdo Me confortan estas ganas de tenerte o perderte en unas líneas electrónicas para siempre. (Mail d’amourt p. 69). El interés de JGV por lo breve tiene también su origen en la búsqueda vanguardista por la concretización y primacía de la imagen, por la fijación del instante lírico en un trazo verbal relampagueante. Empero, esta fijación se construye desde un suceso que marca al poeta y desde ese momento eterno nace la poesía, el verso como un cielo azul. Entonces comienza un andar en los vocablos, un recorrido que después también exigirá un presentido retorno al encuentro de su origen.

Ese camino de improbable regreso, del signo a la cosa significada, la fijación de la memoria se ha convertido paradójicamente, en una exploración de los límites de la palabra y su consiguiente problema: su referencia. En unidad contradictoria que no busca solución, la mirada de JGV se sostiene inmutable como un nudo, como el abrazo de Orfeo, el abrazo del silencio y el vacío. La relación con la realidad se desplaza de la representación referencial del realismo, a una suerte de imposición directa, donde el espacio se vuelve tiempo, queriendo vencer esa última alienación del hombre. En «Madrigales» dirá: He intentado retenerte en mis manos que escuchan las flores caer En tus senos que miran la lluvia caer En sus labios que prensan las palabras caer Y nunca las flores la lluvia las palabras se han contenido en el aire Se han confundido en el cielo. (Caída libre, p. 67). La sublime idea del ars longa, vita brevis recobra su valor existencial en el discurso de la totalidad intangible. La narración, la descripción y la fabulación se dan cita, aquí y ahora, desplegando la emoción de una belleza incólume y abren campos de pensamiento que no parecen tener horizonte inmediato, sino por la energía del deseo y por la búsqueda de una palabra lanzada a un receptor o dios que ha abandonado el mundo. Uno de los aspectos sobresalientes del arte contemporáneo, como mencioné líneas arriba, es la hibridación de los géneros que se sostiene en un proceso de continua experimentación y que lleva a redefinir las prácticas artísticas como prácticas contaminadas y contaminantes. La hibridación supone que ningún lenguaje o disciplina se encuentra ya en estado puro, sino sometida a una serie de cruces y desplazamientos de fronteras que provoca un desmontaje de todas las categorías tradicionales y la aparición de nuevas formas de producción. Los procesos creativos se nutren de una multiplicidad de recursos y lenguajes en una dinámica de contaminación permanente: Las crines erizadas como toques de queda / los pelambres oxidados en cercos eléctricos / los plumajes encanecidos en aleteos insomnes / las pupilas descoloridas de mis nobles animales. (Zoológico park, p. 55). Verso, prosa, descripción, carta, msn, parábola, fábula, poema, postal, narración versada. Lirismo humano, cercano a los fragmentos líricos de «Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Fusión. «Contaminar» es quebrar los límites disciplinares para dar origen a formas artísticas inéditas e inclasificables; y cada uno de estos productos es al mismo tiempo contaminante, es decir, capaz de encerrar en sí mismo un germen de contaminación transmisible. Lejos de una simple postal. Esta fusión es un acto de contemplación urgido por la secuencia, por el efecto dominó y vertiginoso que mueve al mundo, es un espacio enfrentado a la velocidad: el imposible cronotopo de nuestra época. Velocidad elíptica y haz de luz.

3. Coda:

El lector sentirá esta poesía como un testimonio: el de un hombre y el de un poeta, como lo que siempre disntinguió a la poesía desde sus orígenes. Criterios estéticos, ficción, ciencia, poesía. Solamente poesía con el espíritu de siempre[5]. JGV es un poeta interesado especialmente en la exploración del lenguaje poético como defensa de la libertad creadora y como resistencia ante la realidad. En su poesía podemos rastrear desde el influjo de la poesía vanguardista, hasta los maestros Pound, Eliot, Kavafis, Ungaretti, Pessoa, pasando por Vallejo, Neruda, Westphalen, Moro, etc. JGV obtiene en este libro, la tierra de la palabra precisa y el poema breve. Sin embargo en la serie repetible de palabras, sobresale un diafragma entre la historia del verso y la historia de la palabra para plegarse en el mismo grito, para sublimarse en la misma epifanía de memoria, de nombres, de la eternidad del instante en una estructura minimalista que es en realidad el espíritu del texto. Aventuro aquí una posible lectura de estos versos: el poeta habla consigo mismo. Frente a la noche vasta que lo rodea, a cuyo misterio se abren con atento fervor estos breves poemas como ventanas al cosmos, la noche interior de las vivencias y los recuerdos como una cárcel, un ámbito que lo limita y lo ilumina en esa noche estrellada que es siempre una invitación a salir de nosotros mismos y entablar un diálogo con lo desconocido: Un haz de luz plagia el universo sonroja las cortezas del planeta cubre tu rostro de cables y te arropa de pesadillas bajo tierra. (Laseración p. 75) El estilo sigue buscando nuevas posibilidades y medidas que adoptan la sutileza de las imágenes ya experimentadas por el poeta y heredados de la tradición poética peruana, y con la mirada atenta del poeta sobre sí mismo y sobre los hombres con melancólica e irónica sabiduría. En la lengua, en la sintaxis, en la elección de las soluciones rítmicas y en la formulación de los instantes esta actitud de meditación de la memoria se traduce en un canto terso y sostenido donde, ya dueño de la palabra, se permite las divagaciones más atrevidas, y las invenciones más gráciles y notorias. Su canto aquilatado por la experiencia se hace extenso, liberando a la palabra del peso contingente y reconduciéndola a una inocencia primordialmente mítica e iluminadora. JGV también ha publicado los poemarios: «Grafía» (1984), «Versolínea» (1985), «Al filo de la gravedad» (1986), «Flor de cactus y otras espinas» (1987) y «Funesta Trova» (2003). Pasar por alto este nuevo libro sería un tremendo error.

[1] José Gabriel Valdivia, junto con Leandro Medina, Oswaldo Chanove, Alonso Ruiz Rosas, Rolando Luque, Odi Gonzáles, entre otros, entonaron un nuevo canto en la poesía arequipeña de los años 80’. Sin duda, estamos hablando de una de las más prolíficas décadas de la poesía contemporánea del sur del Perú, pues fueron ellos quienes aportaron un conjunto de textos considerables para la literatura peruana. Dentro de este grupo, Valdivia tal vez sea uno de los que más ha destacado, no sólo por demostrar su destreza en el uso del lenguaje, sino también por el esfuerzo que supone darle continuidad a la labor del ejercicio poético.

[2] Los postulados del Imaginismo reposaban esencialmente en la técnica, en la forma, un tanto más que en la elección y trabajo con los temas. El imaginista está a la búsqueda continua de la palabra exacta, amén de la claridad y la concentración en la expresión. Hay una consonancia con los conceptos usados por Pound en su estudio fanopoeia (imagen), melopoeia (experiencia-lenguaje) y logopoeia (intelecto-idea). Sin embargo todo este espíritu descansaba por el rigor de la brevedad en el poema, un minimalismo rotundo diríamos ahora.

[3] La teoría moderna de los géneros, según Wellek y Warren, no dicta reglas a los autores, pues supone que los géneros pueden mezclarse para producir uno completamente nuevo. En suma, una obra literaria no es nunca pura, siempre está influida por otras y lo mismo vale para un género, pudiendo formarse él a partir de las influencias de uno en otro. Los géneros literarios no se cierran en un número inmutable y fijo: hay tantos como perspectivas de formulación para el fenómeno literario en combinación con la conciencia del escritor, la percepción del lector y los condicionamientos de un momento histórico y cultural determinado.

[4] El minimalismo como arte es una simplificación de las formas y una reducción del tamaño, en aras de una profundidad mayor, de una crítica implícita de la forma a través de prescindir precisamente de la parafernalia y la anécdota. Se torna así en una búsqueda intensa de la forma, que en su apariencia reducida o minimizada, resume la esencia de la proposición formal de la obra de arte.

[5] Como la vez que le preguntaron a Borges: ¿Qué es un objeto poético? Él, atendiendo a esta pregunta contestó: un objeto poético es todo aquello en lo que encuentra lo que espera encontrar en la poesía. Así, la emoción estética que produce una ecuación y su desarrollo no necesita más explicaciones para considerarse poesía. Tanto son hitos de la poética universal las obras completas de José Ángel Valente o César Vallejo, junto con ellos toda la poética vanguardista, como la «Teoría de la Relatividad» de Einstein, el «Tractatus Logico Philosophicus» de Wittgenstein, o el «Cántico Espiritual» de San Juan de la Cruz. Sin duda, muchos pensamos que algún día se leerá a Einstein o a Wittgenstein de la misma manera que hoy leemos a Homero, Dante, Lucrecio, Catulo, Marcial o como a San Juan de la Cruz: pura poesía.

BIBLIOGRAFÍA:

BENN, G.: El yo moderno y otros ensayos, España, Editorial Pretextos, 1999.
CÁCERES C., T.: Antología de la poesía arequipeña, 1950-2000, Arequipa, Editorial UNSA, 2007.
CALVINO, I.: Seis propuestas para el próximo milenio. España, Editorial Siruela, 2007.
CORNEJO P., J.: La poesía en Arequipa en el siglo veinte, Arequipa, ediciones de la pacpaquería, 1990.
NÚÑEZ R., R.: La poesía, Madrid, Editorial Síntesis, 1992.
SONTAG, S.: Contra la interpretación, España, Editorial Seix Barral, 1966.

26.6.09

WITOLD GOMBROWICZ Y FRANCESCO CATALUCCIO


Escribe: Juan Carlos Gómez

Las ideas dominantes que sedujeron al Cagamármoles para analizar el mundo de Gombrowicz fueron la juventud y la inmadurez, pero debido a su formación especialmente científica le interesaron más que los aspectos poéticos y metafísicos de estas ideas, los aspectos sociales sobre los cuales Gombrowicz también había hecho algunas reflexiones.

Las revoluciones son desencadenamientos sociales transformadores que realiza el pueblo y que por eso llegan a ser fuertes y espontáneos. Después de las primeras convulsiones vienen los razonamientos y los discursos con una avalancha de fórmulas prefabricadas, y este segundo momento de la revolución falsifica su autenticidad y debilitaba la energía del movimiento original. Este es más o menos el pensamiento de Gombrowicz.

Por tal razón consideró a los acontecimientos de mayo del 68 ocurridos en Francia como una derivación peligrosa de un aspecto de la cultura europea: la mistificación de las relaciones de los jóvenes con los adultos, y esta mistificación le parece peligrosa porque el adulto se estaba comportando como si tuviera miedo, perdiendo el control sobre la juventud porque no quiere hacer uso de su autoridad. El inmaduro, tentado a desempeñar un papel para el que no está preparado, actúa como revolucionario y como profeta de lo que resulta un teatro verdaderamente cómico y ridículo. Gombrowicz está seguro de que los jóvenes franceses eran víctimas de una deformación parecida a la que experimentaban los dos estudiantes polacos que entablan un duelo de muecas en uno de los capítulos de “Ferdydurke”. Uno de los estudiantes ensaya las muecas de un alma noble y el otro las de un alma vulgar, los dos están enmascarados, y si bien toman posiciones antitéticas, ambos caen en la vulgaridad y el anacronismo.

La juventud se comporta en forma salvajemente espontánea y es inferior al adulto en todo aquello que tenga un valor social. Débil e indolente frente al maduro es superior en un solo aspecto: en el de la propia juventud que es un valor en sí mismo, un valor cruel que destruye a los otros valores. Sin embargo, la juventud no quiere perdurar, quiere deshacerse de su falta de madurez lo más pronto que le sea posible, pero esta falta de madurez es, justamente, lo que fascina a los maduros. Dos adultos mirones y lascivos se desvelan por excitar a dos adolescentes en “Pornografía”, pero la fascinación que suscitan entre ellos los hace sentir inferiores. Esta superioridad del inmaduro sobre el adulto es la que legítimamente puede ejercer el joven, no la de las ideologías y las revoluciones, tan sólo muecas que encierran al joven en una inmadurez vulgar e inferior.

El hombre maduro de hoy siente que su etilo ha envejecido, desarmado frente al inmaduro como está le encarga a los especialistas que busquen en los movimientos de la juventud la mayor cantidad de problemas profundos para que los intelectuales puedan filosofar, se comportaron como sanguijuelas y le chuparon la sangre a los estudiantes de los acontecimientos de mayo. El acercamiento entre las generaciones está dominado en la actualidad por una retórica estúpida, una especie de revolución artificial que puede falsificar a la larga esta relación decisiva.

El problema que tiene el joven para situarse correctamente en la relación con el adulto es relativamente fácil de resolver, sólo necesita que el adulto le enseñe a ser maduro porque eso es, precisamente lo que quiere ser.

Para el adulto las cosas son bastante más complicadas porque quiere ser maduro pero también quiere ser inmaduro. Tiene sed de ligereza, de ausencia de responsabilidad y también de tontería. El joven no busca el poder que tiene el adulto, sabe que todavía es tonto, y si no lo sabe es más tonto todavía.

La vieja visión del mundo que descansaba en la autoridad, sobre todo la de la Iglesia, estaba siendo remplazada por otra, en la que cada uno tenía que pensar el mundo y la vida por cuenta propia, porque ya no existía la vieja autoridad.

El mundo del pensamiento empezó a caracterizarse por una extraordinaria ingenuidad, a la que animaba una juventud sorprendente, los intelectuales nos exhortaban a que pensáramos nosotros mismos, con nuestra propia cabeza.

Las ideas podían tener un salvoconducto si se las comprendía personalmente, y no sólo eso, teníamos que experimentarlas en nuestra vida, había que tomarlas en serio y alimentarlas con nuestra propia sangre.

El aumento de este exceso de responsabilidad tuvo consecuencias paradójicas: el conocimiento y la verdad dejaron de ser la preocupación principal del intelectual, una preocupación que fue remplazada por otra, por la preocupación de que descubrieran su ignorancia.

Después de este juego histórico ocurrido en la Francia de Charles de Gaulle Gombrowicz sigue tomando partido por el mundo mágico de la juventud, ése que busca un lugar junto al mundo racional.

La juventud era un estadio de la vida que le resultaba más familiar que la condición sofisticada de la madurez. Gombrowicz no quería ocupar su lugar de adulto en la sociedad y anduvo siempre conspirando aliándose con otros elementos, ambientes y fases del desarrollo.

En el tiempo que intentaba publicar las cartas que me había escrito Gombrowicz le escribí a Gabriella D’Ina de “Giangiacomo Feltrinelli”. Gabriella me respondió que la evaluación editorial de mi propuesta se la había pasado a Francesco Cataluccio.

Enseguida supe que estaba perdido, el Cagamármoles había convencido a la Vaca Sagrada de publicar “Curso de filosofía en seis horas y cuarto”. Me quedé esperando el ruido del trueno después de haber visto la luz del rayo. Y así fue.

“[…] Cataluccio le escribirá personalmente porque existen problemas (¿con los herederos?, ¿con la mujer?), para la publicación. Te he hecho mandar “Una giovinezza in Polonia”.

El Cagamármoles se estaba transformando en un demonólogo del infantilismo, una especialización que hizo desembocar en una obra a la que dio en llamar “Inmadurez. La enfermedad de nuestro tiempo”, un libro que dio la vuelta al mundo. Sea por la inmadurez, sea porque igual que Gombrowicz estaba subyugado por la filosofía, la cuestión es que el Cagamármoles se convirtió en el campeón de los gombrowiczidas italianos, en un asesor filosófico de la Vaca Sagrada, y en un personaje que le sacó bastante jugo a las ideas de la juventud y la inmadurez.

Estaba convencido de que entre las numerosas enfermedades del siglo XX, la inmadurez se había extendido velozmente como un virus hasta convertirse, en la segunda mitad del siglo, en un auténtico fenómeno de masas. Año tras año, el culto a la infancia se ha transformado y radicalizado: hoy los adultos se ven empujados de forma creciente a conservar, por todos los medios, su juventud, a pensar como un joven, a comportarse, a vestirse, incluso a jugar como niños. El niño se ha impuesto como paradigma de un ser ideal, y volver a serlo o seguirlo siendo parece ser ahora el destino de nuestra civilización. Este libro es una reconstrucción histórica —a través del análisis de novelas, poemas, pinturas, películas, ensayos de psicología, filosofía y sociología— de la difusión, en el siglo XX, de la voluntad de no crecer.

Una actitud que tiene sus orígenes en una cultura que, fuertemente influida por la religión del Hijo (el cristianismo), ha impuesto a la cultura occidental una visión de la infancia como bien, inocencia, belleza y felicidad. El psicoanálisis y Peter Pan, a principios del siglo pasado, pusieron en entredicho esta visión, junto con la crisis de la figura del Padre. La inmadurez es entonces para el Cagamármoles la causa de la decadencia del mundo occidental y del nacimiento de los totalitarismos.

“[…] ‘Peter Pan’ fue reescrito por lo menos dos veces en el siglo XX. La primera en 1937 por el polaco Witold Gombrowicz, en su novela “Ferdydurke”; y la segunda en 1959, por el escritor alemán Günter Grass, en “El tambor de hojalata”. Son dos versiones de Peter Pan, dos destinos diferentes […]”.

“En cada una de estas novelas se perfilan rumbos distintos, itinerarios diferentes para los Peter Pan. La bondad que le adjudica Gombrowicz contrasta con la maldad que le endosa Grass al niño protagonista de su novela. Si en un caso la juventud se presenta como promesa en la otra se la postula como problema”.

“En la novela de Gombrowicz el protagonista es un adulto que, al igual que el Gregorio Samsa de Kafka, por un extraño hechizo, una mañana se sorprende haciendo el papel del pavo, degradado a la condición de adolescente”.

“Pero a la confusión original le sucederá un estado de plenitud. Al fin y al cabo no se la pasa tan mal siendo un niño. Se tiene el privilegio de la verdad y no hay que rendirle cuentas a nadie por ello […]”.

“La vida es un divertimento donde la trasgresión a las reglas del mundo de los adultos, carga con el consuelo de que se trata de una etapa que, tarde o temprano, va a pasar”.

“En cambio, Oskar, el protagonista de “El tambor de hojalata”, es un niño que vive con vergüenza el mundo de los adultos. Alguien que se atrevió a pispiar el mundo mediocre de los padres y decidió no crecer más. Se convirtió en una freeki a los 3 años de edad, un enanito monstruoso que se la pasa taladrando el tímpano de los mayores con el repiqueteo de su tambor y los gritos distorsionados que pegaba”.

“La juventud es ambivalente. La inocencia puede asumir formas distintas, descabellar experiencias muy diferentes entre sí. En los dos casos la juventud es algo más que una estética, es una manera de habitar la sociedad […]”.

“En el primer caso la juventud se vuelve una idea positiva, está relacionada —como sostenía Nietzsche en “Las tres transformaciones” del Zarathustra— al santo decir sí del niño, la juventud es la oportunidad de poner a la voluntad en el centro de la escena, una voluntad que apunta a la creación, que lucha para conquistar su mundo; para Günter Grass, por el contrario, la juventud está vinculada a experiencias negativas, autodestructivas, que socavan las bases de cualquier sociabilidad, que no tardará en volverse contra su mundo”.

A mí se me había formado la idea de que una persona tan lúcida como el Cagamármoles me iba a ayudar a publicar las cartas de Gombrowicz en Feltrinelli venciendo la resistencia de la Vaca Sagrada, pero en vez de ayudarla a realizar una empresa tan noble la ayudó a cometer un desatino.

Gombrowicz se fue a la tumba sin saber que se publicaría un libro con unos textos suyos que no habían visto la luz del día mientras vivió: “Curso de filosofía en seis horas y cuarto”. Se publicaron con la santa bendición de la Vaca Sagrada, pero llamar textos de Gombrowicz a los apuntes que sacó en el curso de filosofía que dictó en Vence y que Gombrowicz no tuvo ocasión de revisar es una temeridad.

El Cagamármoles se puso a las órdenes de la Vaca Sagrada como doctor profesor honoris causa lameculos, y allá fue el engendro mortuorio.

Como Gombrowicz no era filósofo ni profesor de filosofía no disponía del automatismo que da la memoria mediante el cual podemos repetir cosas que dijimos antes una y mil veces sin pensar en lo que estamos diciendo ahora. Gombrowicz dio ese curso para olvidarse de la idea del suicidio, no disponía pues de la imaginación y de la conciencia agudísimas con las que de vez en cuando enfrentaba estos desafíos.

El Cagamármoles pasa por alto los aspectos poéticos y metafisicos que tienen para Gombrowicz las ideas de la juventud y de la inmadurez.

“Algunos verán en mi mitología del joven la prueba de mis inclinaciones homosexuales; pues bien, es posible. No obstante, deseo hacer una observación ¿es seguro que el hombre más hombre permanece insensible por completo ante la belleza del muchacho? Y aún más, ¿cabe decir que la homosexualidad, milenaria, extendida, siempre renaciente, no es otra cosa que extravío? Y si ese extravío es tan frecuente, si se halla tan universalmente presente, ¿no es acaso porque prospera sobre el terreno de una atracción innegable? ¿No parecen ocurrir las cosas como si el hombre, seducido para siempre por el joven y a él sometido, procurase refugiarse en los brazos de una mujer porque ésta representa para él, a fin de cuentas, una juventud? Hay mucha exageración en todo ello, pero también una pequeña parte de verdad”.

23.6.09

CARICATURISTA AREQUIPEÑO ALFREDO VILLAVICENCIO “EL MONO” FALLECIÓ AYER LUNES


ADIOS AL “MONO”

Por: Nilo Cruz Cuentas

Alfredo, el entrañable “Mono” Villavicencio, acaba de dejarnos —estupefactos— literalmente, hoy, lunes 22 de junio, a las 4 p.m.

Había luchado hasta el final. La semana pasada conversé con él, en la Casona, de lo mejor que se veía. Estaba contento (no sé por qué). Soltamos, como siempre, un chiste, alguna acidez de las acostumbradas.

Todos dirán “nunca perdió el humor”, y es cierto. “Me desmondongaron”, me dijo luego de su primera (¿o segunda, o tercera?) operación. Yo le dije que seguramente habían encontrado allí adentro una caja de chelas, un par de botellas de Cienfuegos (de los 80’s) y unas pencas de San Pedro. “No me hagas reír, huevón, que se me descose la costura”, me dijo.

Eximio cantante de rock, demoledor caricaturista, humorista ácido, entrañable amigo, era El Mono.

La mayoría lo conocía como caricaturista y cantante de Catedral de Humo, y pocos sabían que el ilustre Mono, ya en los primeros años de los ‘70 formaba parte de Los Crazys, rocanroleros, nuevaoleros, animadores de fiestas. En el 73 tomó parte de La nueva cosecha, y luego del grupo Opus, donde parafraseaban a Génesis.

Como artista gráfico, dueño de una demoledora pluma Rothring 0.5 (estudió arquitectura en Argentina), publicó durante muchos años una tira cómica en Arequipa al día, realizó exposiciones, publicó historietas, y hasta fue distinguido en la Quinta Edición Anual de Viñetas y Viñetas, en mayo del 2006, en el Centro Cultural de España, en Lima, por su aporte con el fanzine Grafistoria.

Su última exposición individual la realizó en el Centro Cultural de la UNSA, en diciembre del 2007, de donde proviene esta imagen.

¡El Mono ha muerto, viva El Mono!

18.6.09

CARMEN VALDIVIA SANTIBAÑEZ ES GANADORA DEL PREMIO DE POESÍA DE MUJERES “SCRIPTURA”


Busco en el horizonte tu baúl de misterio / donde guarda el ancestro su atado de recuerdos / La ciudad pinta gris el hambre de sus habitantes / Por los muros destila sangrante la tristeza” con estos versos se inicia el escrito “Desde la tierra” uno de los poemas que conforman el conjunto de la obra ganadora del Premio de poesía de mujeres “SCRIPTURA” que fuera convocado por la Comisión de Escritoras del Pen Club del Perú y el Centro Cultural de España en Lima.

Para esta primera edición participaron 214 trabajos en una convocatoria a nivel nacional dirigida a mujeres que escriben poesía y que no habían publicado un libro de poemas con anterioridad. El jurado estuvo conformado por el reconocido crítico literario Ricardo González Vigil, y los poetas Tulio Mora, Elvira Ordóñez y Graciela Briceño. El veredicto —por mayoría—, otorgó el Premio Scriptura al poemario “Voces”, cuyo seudónimo fue Madre Tierra y que una vez abierto los sobres, correspondió a Carmen María Valdivia Santibáñez.

La ganadora que será presentada en una conferencia de prensa este viernes 19 de junio a las 12 m en el Centro Cultural de España (Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz) se hace acreedora de $ 1000 dólares y la publicación de 500 ejemplares del libro por la editorial Carpe Diem dentro de la serie “Nuevas Poetas”.

Carmen Valdivia Santibañez, nació en Lima. Sus estudios superiores los realizó en la UNMSM, graduándose de abogada. Ha proseguido los estudios de especialización en pedagogía religiosa en la Escuela Superior de Evangelización y Catequesis del Arzobispado de Lima, de Lengua y Comunicación en la UNMSM (Programa de Licenciatura en Educación). Y un post grado con Mención en Constitución y Derechos Humanos en la misma institución universitaria.

Ha enriquecido su vida profesional con la experiencia obtenida como Misionera en la Comunidad Misionera de Villa Regia (Parroquia de La Trinidad, Lima), durante los años 1985 y 1994. Es socia fundadora de diversos grupos dedicados al arte y la cultura, es socia de la Casa del Poeta Peruano y pertenece a la directiva del Centro de Escritoras de Arequipa (CEA).

Ha participado en múltiples encuentros de escritoras a nivel regional y nacional, e invitada a leer poesía en Arica (Chile). Además de plaquetas y opúsculos, tiene una vasta obra literaria que se aún mantiene inédita a la fecha y comprende poesía, narrativa y dramaturgia. Desde 1994 radica en la ciudad de Arequipa donde cumple labores como asesora jurídica y docente.

El evento contará con la presencia de la poeta premiada y en los comentarios estarán presentes la presidenta del Pen Club del Perú, la poeta Marita Troiano y un representante del Centro Cultural de España. Se entregará un ejemplar de la obra ganadora a los periodistas que asistan.

Además se darán detalles de la entrega oficial del premio y la presentación del libro que se realizarán en una ceremonia pública en el local del Centro Cultural de España, el próximo martes 30 junio a las 7:30 p.m.

Agradecemos nos puedan acompañar en este acto. (Prensa CC de España).

16.6.09

MIÉRCOLES 17: MISA DE HONRAS EN MEMORIA DE JUAN RAMÍREZ RUIZ


A dos años de la partida de Juan Ramírez Ruiz

Este miércoles 17 de junio se cumplirá dos años del fallecimiento de JRR. Su hermano, el periodista José Ramírez […] hace extensiva la invitación a una Misa de Honras en honor al desaparecido poeta peruano. Esta ceremonia religiosa se llevará a cabo precisamente este 17, a las 9:00 de la mañana en la Iglesia Santa Verónica de Chiclayo. Don José también me hizo llegar el año pasado y mediante la misma vía, una foto que Juan guardaba entre sus cosas. La foto data, si la memoria no me falla, del 2004. Domingo de Ramos presentaba su poemario Erotika de Klase. En la toma también aparece otra amiga que partió justo por estas fechas, pero antes que Juan. Se trata de Maria del Carmen Gómez Sánchez, la eterna adolescente. Al leer un articulo antiguo de Rafo León supe que la gringa había sido durante los 70 una las chicas más guapas de la escena literaria en Lima. Ella murió inesperadamente acá en Chiclayo. Nunca se supo los motivos

*E-mail del poeta Stanley Vega, y la imagen de su blog Prohibido estacionarse.

13.6.09

DE LA SELVA SU ESCRITOR Y UNA LÁGRIMA ENTRE LOS ÁRBOLES


Escribe Raúl Jurado Párraga

Francisco Izquierdo Ríos nació el 29 de agosto de 1910 en Saposoa, provincia de Huallaga, Departamento de San Martín en la Selva Alta del Perú. Y falleció el 31 de julio de 1981. Estudió en el colegio San José de Moyobamba (hoy Serafín Filomeno) entre 1922 y 1926. Se trasladó, luego al Instituto Pedagógico Nacional de Lima, donde estudio entre los años 1927 y 1930, se hizo maestro de escuela. Siendo estudiante en el Instituto Pedagógico conoció a José Carlos Mariátegui colaborando con él en el dictado de cursos de cultura general en los sindicatos obreros de Lima y Vitarte. Más adelante se convirtió en Inspector de Educación cargo que lo llevó a ejercer un trabajo esforzado en diversas zonas de la selva y la sierra de nuestro país. Producto de esta vivencia se puede rastrear en su novela Mateo Paiva el maestro (1968) o en sus libros de cuentos Cuentos del tío Doroteo (1950), Cuentos de Adán Torres (1965), Shinti el viborero (1967), Gregorillo (1954), Días oscuros (1950), En la tierra de lo árboles (1979), etc.

Arturo Ríos Ramírez en su blog sobre literatura amazónica inserta la siguiente anécdota: “El día de su graduación hizo un singular auto de fe quemando en el patio del Instituto Pedagógico, delante de sus compañeros y profesores, las copias y apuntes de clase que consideró vacíos y obsoletos y se marchó de maestro rural a Soritor (prov. de moyobamba). Ejerció el magisterio con entereza y sin claudicaciones ni obsecuencias en los más apartados rincones de los Andes Nororientales. Luego, ocupó el cargo de Inspector de Educación y fue nombrado Jefe de Informaciones del Ministerio de Educación Pública y más tarde, jefe fundador de la Sección de Folklore y Artes populares de dicho ministerio. Posteriormente es designado jefe fundador del Departamento de Publicaciones de la Casa de la Cultura del Perú y luego, director de la Editorial del Instituto Nacional de Cultura; cargo en el que se jubila luego de más de cuarenta años de servicios al estado”. Pero por que, recordar a Izquierdo acaso por haber mostrado la otra cara de ese Perú que algunos aún no nos atrevemos a reconocer. Es que acaso hoy que la selva llora acaso cobre actualidad estas líneas que transcribo de la novela señalada líneas arriba: “En la selva, el paludismo, la anquilostomiasis, el pian, el “mal de ojos”, la desnutrición, agobian a las gentes (p. 17)”, y más adelante lo compara con lo que sucede también en la Sierra: “tanto en la Sierra como en la Selva, y aún en algunos sectores de la Costa , las epidemias causan masacres espantosas (p. 18)” así, a lo largo de su novela va mostrando cuadros de desamparo y abuso de parte del estado que no brinda servicios básicos de salud, educación, progreso sino que antepone la “masacre espantosa que se quiere negar de los hermanos selváticos” por eso Izquierdo en su novela para niños. En la tierra de los árboles dice: ¿Por qué lloras corazón? / ¿Por qué estas triste corazón? / Todo mal tiene remedio, / Sólo la muerte no tiene (p. 104). Que la selva ni su gente se hagan visibles y no sean fantasmas nunca más por que ellos también son peruanos.

*Tomado del blog Piel de brujo.

11.6.09

WITOLD GOMBROWICZ Y CÉSAR AIRA (2)


Escribe: Juan Carlos Gómez

“Como dice la vieja fórmula, feliz Navidad y próspero Año Nuevo, como si la felicidad y la prosperidad fueran cosas distintas. Siempre te tengo en el corazón, mi querido Goma. Besos y abrazos. César Aira”.

Yo me aprovecho de la paciencia que tiene conmigo el Pato Criollo de la misma manera que él se aprovecha de la paciencia que tiene su mujer Liliana con las novelas que escribe.

Existen dos hombres de letras argentinos que cosechan en unos las más calurosas adhesiones y en otros el más encendido rechazo, a saber: el Pterodáctilo y el Pato Criollo, ambos gombrowiczidas ilustrísimos. Es uno de los casos más señalados de la bipolaridad literaria argentina que tiene raíces oscuras y obedece a los mandatos de los más bajos instintos.

La primera vez que vi a Gombrowicz me pareció un personaje inglés por el aspecto y por la pipa. Poco tiempo después se me empezó a parecer a Jacques Tati, y cuando lo conocí un poco más todavía puso en mis manos a “Ferdydurke”. Gombrowicz fue el primer hombre de letras al que conocí personalmente; de este encuentro y de la lectura de “Ferdydurke” saqué la conclusión de que era un hombre seductor e inesperado y de que no existía ninguna diferencia entre el escritor y sus escritos. Cuando conocí a otros escritores me di cuenta de que este canon no era aplicable en forma uniforme, funcionaba más o menos bien con el Pterodáctilo, pero no funcionaba con el Pato Criollo, para poner dos ejemplos que se refieren a estilos y concepciones literarias tan diferentes que ocupan los dos extremos en el rango de la creación artística.

El Hombre Unimesional comenta entre los miembros del gremio de los hombres de letras que no conoce a ningún escritor que lea tanto como el Pato Criollo, y ésta es precisamente una diferencia muy marcada que yo tengo con él. Después de haber leído “El arte del espectáculo” le dije al Pato Criollo que el Asno tenía las facultades mentales alteradas, pero no es así, lo que pasa es que estando yo en mi estado natural —que es el de no leer— cuando me cae un libro en las manos, lo rechazo y lo primero que se me ocurre es hablar mal del autor, no del texto al que no leí o al que apenas leí, como hacía Gombrowicz con Borges.

Advertido de esta inclinación malsana que tengo decidí consultar al Niño Ruso sobre cuál era la altura literaria que había alcanzado el Pato Criollo pues me proponía leer alguno de sus libros.

“Me parece bien que hayas acudido a Aira […] Hay conexiones con Gombrowicz en su excentricidad, en su libertad, en muchas cosas. No son iguales, claro, nadie lo es […]”.

“Yo lamento la ausencia de los conocimientos filosóficos que tan bien maneja Aira y que le dan un peso especial a sus novelas, como ‘Cumpleaños’. Aira es el más importante y radical de los nuevos autores latinoamericanos y a mí, que estoy en el umbral de los setenta años, leerlo me da una gran sensación de libertad”.

Como las precauciones que uno puede tomar antes de poner un libro entre las manos nunca están demás le escribí una carta al Pato Criollo pues me proponía leer uno de sus libros, una lectura que seguramente me iba a entusiasmar a estar de los comentarios que me estaba haciendo el Niño Ruso.

“Y, sí, siendo amigos, o en vías de serlo, lo que da lo mismo, creo que ha llegado un momento muy duro para mí. Como te hice leer diecinueve de las cartas que le escribí a Gombrowicz el mero transcurso del tiempo me obliga a leer alguno de tus libros, así lo mandan las leyes de la simetría, contrariando mi inveterada costumbre de resistirme, como gato panza arriba, a la lectura de libros, no así a la lectura de cartas. […] Llegados a este punto, y como es muy probable que a vos te interese saber, por lo menos en parte, qué es lo que pienso de tus escritos, creo que deberías recomendarme la lectura de un libro tuyo. Para prevenirnos, tanto vos como yo, de malos entendidos que podrían resultar fatales para el futuro de nuestra relación, más teniendo en cuenta que vos escribís novelas con mucha frecuencia, es imprescindible que se entienda muy bien que te estoy pidiendo la recomendación para la lectura de tan solo uno de tus libros, no vaya a ser cosa que se te ocurra jugarme una mala pasada, una pitolina, como quien diría. Pitol me mandó recientemente desde México tres libros suyos dedicados”.

Una tarde en el Tortoni el Pato Criollo me contaba que la mujer de un escritor argentino conocidísimo se le había entregado al Dandy para darle celos, no podía soportar que su marido anduviera persiguiendo a las nínfulas como buitre a camión de tripas. Yo no sé si esta historia será cierta, nunca se sabe hasta dónde pueden llegar los hombres de letras, tanto es así que también me contó que la mujer del Dandy se acostaba con una señora de la familia más íntima del Dandy aunque en este caso no sabía por qué.

A pesar de estas maniobras algo desdorosas de los hombres de letras se podría decir que la actividad más importante que desempeñó Gombrowicz, y casi única, fue escribir. Sin embargo no fue un escritor prolífico, le costaba trabajo pasar de una obra a otra, le costaba también terminarlas, el final le parecía siempre arbitrario.

Gombrowicz no se parecía en nada a Lope de Vega que escribía una obra en una sola noche y, para no ir tan lejos ni tan atrás, tampoco se parecía al Pato Criollo, uno de nuestros escritores más prolíficos que no llega a escribir una obra por noche pero le anda raspando. Esta dificultad para asomar la cabeza con sus escritos lo hacía sufrir, no tenemos que olvidarnos que Gombrowicz era más bien un hombre de ágora que un hombre de claustro.

“Qué extraño, que no leas. Yo prácticamente no hago otra cosa […] Pero estoy seguro que vas a leer esta carta. Si yo fuera una de esas pedagogas insistentes, se me ocurriría un truco para hacerte leer: tomaría una buena novela, por ejemplo ‘La Montaña Mágica’ de Thomas Mann, y te la iría mandando de a una página por día en un sobre; si encuentro una oficina de correos que abra los domingos, me llevará tres años, si no, cuatro”.

Un poco por este truco del Pato Criollo con el que me quería obligar a leer y otro poco por el hecho de que en cada uno de los miembros del club debe anidar algo de esa impotencia que tenía Gombrowicz que le impedía terminar de leer los libros, la cuestión es que se me fue ocurriendo la idea de escribir los gombrowiczidas, una idea que también me permite entrar y salir de Gombrowicz con alguna soltura.

A pesar de la desenvoltura con la que escribe el Pato Criollo y la facilidad con la que consigue que le publiquen lo que escribe, conoce perfectamente bien las contrariedades que padecen muchos de sus colegas. En una de sus novelas narra las desventuras de un joven escritor cuyo destino queda ligado a la conducta contradictoria de un editor. El editor recibe con entusiasmo la primera novela del autor, una historia que le parece genial, y le promete la firma del contrato en no más de dos semanas, pero las cosas no suceden así.

Los contactos entre el escritor y el editor se van haciendo cada vez menos frecuentes, de semanas pasan a meses y de meses a años, sin embargo, el entusiasmo y la delicadeza con los que el editor trata al autor aumentan con el transcurso del tiempo.

Pero es justamente el transcurso del tiempo el que hace pasar al escritor de la condición de joven promesa a la de autor entrado en años y, como si fuera poco, de un escritor malogrado, una historia con un marcado aire kafkiano que me trajo a la memoria “Un artista del hambre”. Kafka narra en este cuento los infortunios de un hombre que ayuna por falta de apetito y que es exhibido en público como una rareza llamativa. Al final del relato ya nadie se interesaba por él, y lo barren junto a la basura, un final que surgiere hasta cierto punto un parentesco entre este pobre faquir y los escritores malogrados.

Hace unos años Carlos Fuentes andaba desparramando a los cuatro vientos que en poco tiempo César Aira recibiría el Premio Nóbel de Literatura pero, el tiempo está pasando y, a pesar de la maquinaria de precisión que ha montado su agente literario alemán, al Pato Criollo le está ocurriendo con los premios lo mismo que al autor malogrado le ocurría con el editor contradictorio, y tiene miedo de correr la misma suerte del ayunador en el cuento de Kafka, es decir, tiene miedo de que lo barran junto a la basura.

Lo primero que atinó a hacer Gombrowicz cuando ganó el Premio Internacional de Literatura fue preparar una lista de sus enemigos literarios, regocijándose de antemano con la amargura desesperante que les iba a despertar.

Ya con el premio en la mano escribe el famoso diario del hijo ilegítimo que proyecta visitarlo en Vence para mortificar a sus enemigos polacos de Londres. Finalmente había obtenido un certificado de escritor de alta categoría, firmado por la flor y nata de la crítica internacional. Se le puso una cara extraña, los laureles le congelaban la cara y una seriedad severa le cerraba con siete llaves los tesoros de la gloria.

“Una cara extraña que expresa sólo y únicamente esto: ¡que bailen a tu alrededor como quieran, tú ni te inmutes!”.

Existen narraciones que nos dan una idea del inexorable sentimiento de culpa y vergüenza que la mirada de los otros puede producir en nosotros, el camino de la interioridad pasa a través de la otra persona, la otra persona sólo es interesante para mí en la medida en que me refleja, vale decir en la medida en que yo soy un objeto para ella.

El mismo Pato Criollo aborda el problema de la mirada en una novela cuya acción transcurre en Coronel Pringles, el lugar de su nacimiento. En cierto momento se produce una gran revolución en el cementerio, los muertos salen de las tumbas y atacan al pueblo. Les abren la cabeza a los vecinos y le chupan las endorfinas, los zombis resultan invencibles.

Sin embargo, en un momento determinado una señora anciana mira y reconoce a uno de los muertos que se le está viniendo encima: —Pero si éste es el colorado Pereira. Los viejos comienzan a mirarlos e identificarlos a uno por uno y los zombis, mirados y derrotados, vuelven a las tumbas.

Sin embargo, en el prólogo que escribe para “Gombrowicz, este hombre me causa problemas”, es donde el Pato Criollo se da un paseo magistral hablando de la distancia y, en consecuencia, de la mirada.

“Pero distancia es también articulación; lo que establece la distancia es la mirada, y la distancia hace necesaria la mirada para aprehender los objetos heterogéneos […] El ‘tiempo real’ se constituye en la devolución de la mirada, en lo simultáneo: la imagen también mira, el ‘poseur’ mira […] En la comedia teórica del ‘poseur’, la representación se pone en el trance de representarse a sí misma, y en el vertiginoso juego de espejos aparece Goma. El ‘fiel’ Goma. La figura de Goma es la más misteriosa del mito Gombrowicz. ‘Goma o la Inteligencia’. Así podría titularse este drama, como esas viejas piezas tipológicas francesas […] Extraen del pozo de la locura el agua clara de las ideas, que salen en forma de temas. Y todos los temas se resumen en el tema del Eros de la creación, y de la vida […]”.

“El interlocutor heterogéneo es de rigor, porque erotizar la inteligencia significa ponerla en dos cuerpos distintos: un viejo y un joven, un extranjero y un nativo, y al final un muerto y un vivo […]”.

“El argentino y el extranjero: el ‘poseur’ asciende un escalón más en lo concreto de la realidad al desterrase […] El desterrado hace una construcción imperfecta, arma un país con los fragmentos de otro. Es un trabajo parecido al de construir la felicidad, que se arma con fragmentos de otras vidas, fragmentos cuyos bordes nunca coinciden exactamente […] El viejo y el joven: Gombrowicz lo dijo: ‘El hombre no quiere ser Dios. El hombre quiere ser joven’. El deseo niega lo general abstracto a favor de lo particular concreto, que es un joven […]”.

“Al joven le falta experiencia histórica, no ha tenido tiempo de desterrarse, sigue en el campo familiar del sobreentendido de la inteligencia. Es un inocente que no puede sino generalizar, de ahí que a veces parezca una versión de Dios […]”.

“El muerto y el vivo son la última y no definitiva pareja en el diálogo, la más específica de la literatura. La Vida-y-Obra de un escritor es una trinidad, porque la muerte es una de sus premisas. Gombrowicz se fue de la Argentina, envejeció y se murió. Se esfumó de la vida de Goma, y su desaparición proyectó una larga sombra retrospectiva de sospecha sobre la puntualidad que había regido la conversación. El ‘poseur’ se revelaba fantasma a priori. El ‘jueguito’ entre Maestro y Discípulo no pudo prolongarse porque había sucedido en el ‘tiempo real’ […]”.

“Por ser real, el tiempo siguió pasando, pero el diálogo persistió, porque había estado antes del tiempo, creándolo. Aquí ‘diálogo’ es sinónimo de ‘amistad’, esa hermana de la inteligencia. Si la filosofía nació, como suele decirse, de la amistad, este libro de la inteligencia que ahora escribe Goma es un libro de filósofo. Se me ocurre que, en el campo de la fábula, la diferencia entre literatura y filosofía es que en la primera mueren todos salvo uno, que es el que cuenta el cuento; en la segunda sobreviven todos menos uno, que es el tema de otra especie de cuento. Ese muerto, el fantasma en cuestión, es Gombrowicz el ‘poseur’, que usó su genio para hacerse sospechoso. Y la sospecha es irreversible, ella también hace real el tiempo: no se vuelve atrás a un mundo de sentido pleno y confiable […]”.

HOY JUEVES: PRESENTACIÓN DE ESTEREOGRAMA -9 (8 P.M. - UTP)‏


FESTIVAL FUSIONA DE ARTE INTEGRADOR

PRESENTACIÓN / PERFORMANCE

REVISTA ESTEREOGRAMA (-9)
subjetiva-híbrida-acéntrica

Este jueves 11 de junio a las 8:00 p.m. en el Auditorio Elisa Toulliere, Pabellón F, 3er. piso de la Universidad Tecnológica del Perú (esquina 28 de julio con Petit Thouars, Lima).

9.6.09

40 AÑOS DE POESÍA PERUANA: ANTOLOGÍA CONSULTADA DE LA POESÍA PERUANA 1968-2008


Luis Fernando Chueca, José Güich Rodríguez, Carlos López Degregori y Alejandro Susti Gonzales, con el apoyo del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, preparan una antología consultada de la poesía peruana, dedicada a los autores aparecidos en el periodo 1968-2008.

Ellos señalan que: “en el proceso de nuestra poesía ya están consolidadas, en líneas generales, las voces y obras de los poetas peruanos anteriores; sin embargo, por su mayor cercanía y por el hecho de haber sido poco estudiada, la etapa que proponemos cubrir se presta a múltiples opiniones divergentes y discusiones”.

Los seleccionados en dicha antología serán los cuarenta poetas más mencionados. Esta antología consultada abarca a los poetas que empezaron a publicar el año de 1968 y nacidos entre 1940 y 1979. Los consultados deberán enviar su lista de 20 autores antes del 30 de junio.

Esta es la LISTA REFERENCIAL DE POETAS:

• Aguirre, Luis (Lima, 1973)
• Aguirre García, Dida (Huancavelica, 1953)
• Agurto, Gastón (Lima, 1966)
• Alagna, Gaspare (Lima, 1956)
• Alarcón, Nora (Ayacucho, 1967)
• Alba, Patricia (Lima, 1960)
• Alva, Harold (Piura, 1978)
• Álvarez, Montserrat (Zaragoza, 1969)
• Álvarez Goyzueta, Verónica (Lima, 1969)
• Álvarez, Bernardo Rafael (Pallasca-Ancash, 1954)
• Ángeles, César (Lima, 1961)
• Aragón, Óscar (Lima, 1948)
• Aramayo, Omar (Puno, 1947)
• Arámbulo, Carlos (Lima, 1965)
• Arias, Adrián (Lima, 1961)
• Armijos, Gustavo (Piura)
• Arteaga, Armando (Piura, 1952)
• Ayala, José Luis (Huancané-Puno, 1943)
• Ayllón, Ricardo (Chimbote, 1969)
• Azpur Palomino, Baltazar (Andahuaylas, 1946)
• Barbieri, Johnny (Lima, 1966)
• Barrientos, Violeta (Lima, 1963)
• Barrón, Josefina (Lima)
• Bayly, Doris (Lima)
• Beleván, Enriqueta (Lima, 1944)
• Beltrán Peña, José (Lima, 1961)
• Benavides, Virginia
• Bernales, Enrique (Lima, 1975)
• Berger, Tatiana (Lima, 1963)
• Burneo Barreto, Raúl (Lima, 1972)
• Bullita, Juan (Lima, 1944)
• Burgos, Elqui (San Pablo-Cajamarca, 1946)
• Cabel, Jesús (Lima, 1947)
• Cabrera Alva, José (Lima 1971)
• Cáceres Figueroa, Grecia (Lima, 1968)
• Camasca, Edwin (Ayacucho, 1972)
• Cardich, Samuel (Huánuco, 1947)
• Carnero Figueroa, Carlos (Lima, 1969)
• Carrasco, Lawrence (Juanjuí, 1966)
• Carrillo, Sonia Luz (Lima, 1948)
• Castañeda, Esther (Lima, 1947)
• Castellanos, Themis
• Castillo, Luis Alberto (Piura, 1951)
• Castor, Braulio (Chimbote, 1966)
• Castro Morgado, Rocío (Lima)
• Castro Ramírez, Fernando (1952)
• Caviglia Marconi, Alessandro (Lima, 1968)
• Cerna, José (Chachapoyas, 1949)
• Cervantes, Miguel (Puno, 1970)
• Chanove, Oswaldo (Arequipa, 1954)
• Chávez, Luis (Amazonas, 1961)
• Chicoma Lúcar, Daniel (Lima, 1972)
• Chirif, Micaela (Lima, 1973)
• Chirinos, Eduardo (Lima, 1960)
• Chirinos Cúneo, Guillermo (Lima, ¿1941 o 1946?)
• Chocano, Magdalena (Lima 1957)
• Chueca, Luis Fernando (Lima, 1965)
• Cillóniz, Antonio (Lima, 1944)
• Cisneros Cox, Alfonso (Lima, 1953)
• Cisneros, Renato (Lima, 1976)
• Cook, Inés (Lima, 1956)
• Coral, Víctor (Lima, 1968)
• Córdova, José Luis (La Libertad, 1979)
• Cornejo, María Emilia (Lima, 1949)
• Crisólogo, Roxana (Lima, 1966)
• Cruzado, Lizardo (Trujillo, 1975)
• Dammert, Juan Luis (Lima)
• Dávila, Yulino (Lima, 1952)
• Dávila Franco, Rafael (Lima, 1959)
• Delgado, Mónica (Lima, 1976)
• De la Fuente, Juan (Lima, 1962)
• De Lima, Paolo (Lima, 1971)
• De Ramos, Domingo (Ica, 1960)
• De Saavedra, Antonio (Lima, 1974)
• De Vivanco, Lucero (lima, 1963)
• Del Pozo, Jorge (Lima, 1970)
• Del Pozo, Willy (Ayacucho, 1970)
• Del Valle, Julio (Lima, 1967)
• Dextre Henostroza, Abdón (Ancash,
• Díaz, Florentino (Lima, 1976)
• Di Paolo, Rosella (Lima, 1960)
• Dreyfus, Mariela (Lima, 1960)
• Durán, Julio (1973)
• Echarri, Xavier (Lima, 1966)
• Eslava Calvo, Jorge (Lima, 1953)
• Espinoza Sánchez, Jorge (Lima, 1953)
• Espinosa, Rafael (Lima, 1962)
• Espinoza Ramírez, Walter (Lima, 1974)
• Espinoza, Gabriel (Callao, 1971)
• Falconí, Ana María (Lima, 1964)
• Falconí, José Luis (Lima, 1973)
• Falla, Ricardo (Lima, 1944)
• Farfán, Jack (Piura, 1973)
• Favarón, Pedro (Lima, 1978)
• Fernández, Carolina O. (Lima, 1960)
• Fernández Cozman, Camilo (Lima, 1965)
• Fernández, Manuel (Lima, 1976)
• Flores, Gladys (Lima, 1978)
• Flores, Jeamel (Lima, 1970)
• Forsyth, Paul (Lima, 1973)
• Frisancho, Jorge (Barcelona, 1967)
• Fuenzalida, Elisa (Lima, 1978)
• Galdo, Juan Carlos (Lima, 1968)
• Galloso, José Antonio (Lima, 1972)
• Gálvez, Javier (Chiclayo, 1966)
• Gamarra, César (Lima, 1949)
• García, Ana María (Lima 1948)
• García, Luis Eduardo (Chulucanas-Piura, 1963)
• García Godos, Rafael (Lima, 1979)
• Garrido Espinoza, Ángel (Cerro de Pasco, 1952)
• Gazzolo, Ana María (Lima, 1951)
• Ghersi, Ericka (Lima, 1972)
• Glave, Oliver (Lima, 1977)
• Goldemberg, Isaac (Chepén, 1945)
• Gómez Migliaro, Willy (lima 1968)
• Gómez, Renato (Lima, 1977)
• Gonzales, Odi (Calca-Cusco, 1962)
• González Vigil, Ricardo (Lima, 1949)
• González Cueva, Eduardo (1966)
• Granados, Pedro (Lima, 1955)
• Granda, Orlando (Cusco, 1964)
• Guerra Muente, Martín
• Guerrero, Victoria (Lima, 1971)
• Guevara, Carlos (Piura, 1952)
• Guevara, Shelma (Arequipa, 1948)
• Guillén, Paul (Ica, 1976)
• Gutiérrez, César (Arequipa, 1966)
• Guitiérrez, Yuri (Lima, 1974)
• Guzmán, Miguel Ángel (Lima, 1968)
• Helguero, Lorenzo (Lima, 1969)
• Heredia, Julio (Lima, 1959)
• Herrera, Vladimir (Puno, 1950)
• Herrera Flores, Alfredo (Lampa-Puno, 1965)
• Herrera, Dante (Lima, 1968)
• Hervias, Rocío (Lima, 1968)
• Hidalgo, Rafael (Lima, 1969)
• Higa, Arturo (Lima, 1973)
• Huamán, Miguel Ángel (Lima, 1954)
• Huamán, Reinhart (Lima, 1979)
• Huapaya, Giancarlo (Lima, 1979)
• Hulerig, Enrique (Lima, 1966)
• Hurtado, Jorge (Casa Grande, 1976)
• Ildefonso, Miguel (Lima, 1970)
• Ita Gómez, Jorge (Ancash, 1961)
• Jara, Luis Fernando (Trujillo, 1966)
• Jáuregui, Eloy (Lima, 1954)
• Jiménez, Reynaldo (Lima, 1959)
• Jurado Chueca, Francisco (Lima, 1974)
• Jurado Párraga, Raúl (Jauja, 1962)
• Lafferranderie, Emilio J.
• La Hoz, Luis (Lima, 1949)
• Lázaro, Juan Carlos
• Lescano, Miguel (Lima, 1963)
• Liendo, Manuel (Lima, 1959)
• Limache, Óscar (Lima, 1958)
• Lindo, Luisa Fernanda (Lima, 1979)
• López Degregori, Carlos (Lima, 1952)
• Luján, Elba (Lima, 1950)
• Luna, Mario (Chimbote, 1947-1984)
• Luque, Leoncio (Puno, 1964)
• Llerena, Julio (Lima, 1973)
• Málaga, Óscar (Lima, 1946)
• Mamani-Macedo, Porfirio (Arequipa, 1961)
• Márquez, Walter (Arequipa, 1945)
• Martín, Eli (Lima, 1962-2001)
• Martín, Frido (Lima, 1963)
• Martínez, Cesáreo (Cotahuasi-Arequipa, 1945-2002)
• Martínez, Vanesa (Lima, 1979)
• Marroquín, Jimmy (Arequipa, 1970)
• Matta, Isabel (Lima, 1971)
• Mazzetti, Giuliana (Lima, 1959)
• Mazzotti, José Antonio (Lima, 1961)
• Medina, Leandro (Arequipa, 1954)
• Medina, Bethoven (Trujillo, 1960)
• Medina Egoavil, Luzgardo (Arequipa, 1959)
• Medo, Maurizio (Lima, 1965)
• Mejía, Feliciano (Abancay, 1948)
• Mejía, José Luis (Lima, 1969)
• Mendizábal, Raúl (Piura, 1956)
• Mendizábal, Bruno (Lima, 1959)
• Mendoza Borda, Gloria (Puno, 1948)
• Miranda Lévano, Sylvia (Lima, 1966)
• Molina Rey de Castro, Diego (Arequipa, 1978)
• Molina Richter, Marcial (Huamanga-Ayacucho, 1946)
• Montalbetti, Mario (Lima, 1953)
• Mora, Tulio (Huancayo, 1948)
• Morales, Manuel (Iquitos, 1943)
• Morales, Jessica (Lima, 1968)
• Morales Saravia, José (Lima, 1954)
• Morales, Javier (Ancash, 1978)
• Moromisato, Doris (Chambala, 1962)
• Murrugarra, Elma (Lima, 1974)
• Nájar, Jorge (Pucallpa, 1946)
• Navarrete, Otilia (Lima, 1945)
• Novoa, David (Casa Grande, 1968)
• Núñez, Mirtha (Arequipa, 1971)
• Ñaupari, Héctor (Lima, 1972)
• Ocaña, Heber (Huarmey, 1968)
• O'Hara, Edgar (Lima, 1954)
• Oliva, Carlos (Lima, 1960-1994)
• Ollé, Carmen (Lima, 1947)
• Orbegozo, Clemente (Trujillo, 1967)
• Oré, Ricardo (Lima, 1949-)
• Orellana, Carlos (Callao, 1950)
• Otero, Diego (Lima, 1973)
• Pacheco, Claudia (Lima, 1976)
• Paula, Paola (1970)
• Palza Valdivia, Lolo (Puno, 1964)
• Pancorvo, José (Lima, 1952)
• Perales, Pedro (Lima, 1961)
• Piñeiro, Andrés (Lima, 1967)
• Pimentel, Jerónimo (Lima, 1978)
• Pimentel, Jorge (Lima, 1944)
• Pólack, Bruno (Lima, 1978)
• Polar, Humberto (Lima, 1965)
• Pollarolo, Giovanna (Tacna, 1952)
• Portals, Gonzalo (Lima, 1961)
• Prado Límaco, Gabriel (Ayacucho, 1972)
• Quesada, Ricardo (Lima)
• Quijano, Rodrigo (Lima, 1965)
• Quiroz, Rubén (Lima, 1975)
• Rabí do Carmo, Alonso (Lima, 1964)
• Rada, Eduardo (Lima, 1955)
• Ram Del Pozo, Odín
• Ramírez Ruiz, Juan (Chiclayo, 1946- 2007)
• Ramos, Misael (Arequipa, 1956)
• Ramos Salinas, José Luis (Arequipa, 1969)
• Reátegui Oliva, Gustavo (Lima, 1973)
• Rebaza, Luis (Lima, 1958)
• Recalde, Josemari (Lima, 1973-2000)
• Retamozo, Lena (Lima, 1978)
• Reyes Ramírez, Carlos (Requena-Loreto, 1962)
• Rivas Tarazona, Rosario (Lima, 1975)
• Rivera, Mirilla
• Risso, Santiago (Lima, 1967)
• Robles, Marcela (Lima, 1952)
• Roca Rey, Elvira (Lima, 1950)
• Rodríguez, José Carlos (Iquitos, 1945)
• Rodríguez-Gaona, Martín (Lima, 1969)
• Rodríguez Castillo, Luis (Puno, 1974)
• Rodríguez Cerrón, Luis (Lima, 1969)
• Rodríguez Zavaleta, Jaime (Lima, 1973)
• Rohner, Fred (Minas Gerais, 1977)
• Rojas, Armando (Huancabamba-Piura, 1945-1986)
• Román Loayza, Alfredo
• Rojas Brückmann, Maia (Lima, 1977)
• Rosas, Patrick (Lima, 1947)
• Rosas Ribeyro, José (Lima, 1949)
• Rubio Costa, Augusto (Chimbote, 1973)
• Ruiz, Tomás (Huamachuco 1968- Piura 2001)
• Ruiz Rosas, Alonso (Arequipa, 1959)
• Ruiz Rosas, Dalmacia (Lima, 1957)
• Saavedra, Edgar (Cajamarca, 1976)
• Sabogal, Isabel (Lima, 1958)
• Salas Peña, Renato (Lima, 1971)
• Salazar, Roberto (Lima, 1958)
• Sánchez Hernani, Enrique (lima, 1953)
• Sánchez León, Abelardo (Lima, 1947)
• Sánchez Lihón, Danilo (Santiago de Chuco, 1944)
• Sánchez Montenegro, Billi (Lima, 1974)
• Sánchez Piérola, Roberto (1975)
• Sánchez Ríos, Martín
• Sánchez, Carlos (Cusco)
• Sandoval, Renato (Lima, 1957)
• Sanz Chung, Miguel Ángel (Lima, 1979)
• Salas Peña, Renato
• Santiváñez, Róger (Piura, 1956)
• Sarmiento, Antonio (Chimbote, 1966)
• Sarria, Luz María (Lima, 1948)
• Segura, Iván (Lima, 1970)
• Serra, Patricia (Lima, 1978)
• Silva Santisteban, Rocío (Lima, 1963)
• Solís, Raúl (Lima, 1976)
• Soriano, Ana Luisa (Lima, 1955)
• Soto, Juan José (Lima, 1965)
• Susti, Alejandro (Lima, 1959)
• Toro Montalvo, César (Lambayeque, 1947)
• Troiano, Marita (Chincha, 1953)
• Trujillo, Jorge A. (Lima, 1979)
• Tuesta, Sonaly (Amazonas, 1972)
• Urco, Jaime (Jauja, 1952)
• Urdanivia Bertarelli, Eduardo (El Alto-Piura, 1947)
• Valcárcel, Rosina (Lima, 1947)
• Valderrama, Salomón (La Libertad, 1979)
• Valdivia, Alberto (Lima, 1977)
• Valdivia, Heiner (Arequipa, 1978)
• Valdivia, José Gabriel (Callao, 1958)
• Varela Tafur, Ana (Iquitos, 1963)
• Vásquez Colichón, Eliana (Lima, 1973)
• Vega, Juan (Lima 1965-1996)
• Vega Jácome, Selenco (Lima, 1971)
• Vega, Stanley (Cajamarca)
• Velarde Paredes, Lenin (Arequipa, 1976)
• Velásquez Pomar, Fernando (Lima, 1971)
• Vélez Marquina, Elio (Lima, 1979)
• Verástegui, Enrique (Cañete-Lima, 1950)
• Villacorta, Carlos (Lima, 1976)
• Watanabe, José (Laredo-Trujillo, 1946-2007)
• Wertheman, Carlos (Lima, 1974)
• Wiener, Gabriela Wong, Julia (Chepén, 1965)
• Ybarra, Rodolfo (Lima, 1969)
• Yerovi, Nicolás (Lima, 1951)
• Yrigoyen, José Carlos (Lima, 1976)
• Yufra, Juan W. (Ilo, 1977)
• Zapata, Miguel Ángel (Piura, 1955)
• Zariquiey, Roberto (Lima, 1979)
• Zelada, Leo (Lima, 1970)
• Zegarra, Chrystian (Trujillo, 1971)
• Zúñiga Segura, Carlos (Huancavelica, 1942)
• Zúñiga, Luis (Lima, 1978)
• Zuzunaga, Sócrates (Ayacucho, 1954)

*Tomado del blog de Pedro Granados.

6.6.09

COLOQUIO INTERNACIONAL “LITERATURA: MEMORIA E IMAGINACIÓN DE LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE”


Este quinto coloquio internacional denominado “Literatura: Memoria e Imaginación de Latinoamérica y el Caribe (por los derroteros de la oralidad y la escritura)”, se desarrollará los días 5, 6 y 7 de agosto de 2009, en la ciudad del Cusco, y es organizado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México, El Vicerrectorado Académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, la Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe, la Pontificia Universidad Católica del Perú, y la Universidad San Antonio Abad del Cusco, sede anfitriona.

Este evento se desarrollará también en homenaje a los doctores Alberto Escobar y Antonio Cornejo Polar, distinguidos estudiosos de la cultura peruana y latinoamericana.

Hay mucho interés por parte de intelectuales y escritores centroamericanos, que están organizando varios grupos para viajar a Cusco y hasta para aminorar sus gastos de hospedaje.

Para mayor información, o los interesados en enviar sumillas, deben ingresar a las páginas de las universidades organizadoras.

5.6.09

III CONCURSO LITERARIO 2009 DE POESÍA, CUENTO Y ENSAYO BREVE DEL SEMANARIO EL BÚHO


BASES GENERALES


El Búho Semanario Regional de Política y Cultura, con el patrocinio del Instituto Cultural Peruano Alemán, convoca al III Concurso Literario de Poesía, Cuento y Ensayo Breve, presentando las bases generales:

1. Podrán participar todos los residentes en Arequipa, Puno, Moquegua y Tacna, que presenten obras originales, inéditas y escritas en castellano.
2. Cada participante podrá presentar más de un trabajo para cada una de las categorías, siempre que utilice distinto seudónimo en cada uno.
3. Los participantes deberán entregar cada obra en un sobre cerrado donde se indique la categoría del concurso en la que participa. El sobre debe contener:
a. Un original y tres copias del trabajo, firmadas sólo con seudónimo.
b. Otro sobre cerrado, rotulado con el seudónimo, que contenga una hoja escrita a máquina o en computador, con el nombre completo del autor, seudónimo, dirección domiciliaria, teléfono y su correo electrónico.
c. Una copia en soporte digital (disco compacto) de su obra igualmente identificada sólo con seudónimo.
4. Las obras se recibirán hasta las 18:00 horas del 20 de agosto en las oficinas del Semanario “El Búho”, ubicadas en calle Álvarez Thomas 107-Of. 208, Arequipa. En el caso de otras ciudades, el matasellos de correo dará fe de la fecha de envío.
5. No se aceptarán entregas a través de correo electrónico
6. Los trabajos presentados no serán devueltos. Los ganadores ceden los derechos de publicación de las obras presentadas a este concurso a los organizadores.
7. El personal del Semanario "El Búho" y sus colaboradores quedan inhabilitados para participar de este concurso.
8. La sola presentación de trabajos a este concurso implica la aceptación de las bases del mismo.
9. Toda la información sobre el concurso será publicada en la página web: www.elbuho.com.pe. No se mantendrá correspondencia de ningún tipo durante el concurso.
10. En todas las categorías, los jurados podrán declarar DESIERTO el premio.

CATEGORÍA POESÍA

1. La temática es libre
2. La extensión máxima no debe pasar los 100 versos, distribuidos en uno o más poemas, escritos a máquina o computadora, en formato A4. La letra debe ser Times New Roman, tamaño 12, espacio interlineado de 1,5.
3. El jurado de la categoría Poesía, está compuesto por: José Gabriel Valdivia, Luz Vilca y Luis Rodríguez Castillo.
4. El premio para el primer lugar será de S/.1 500 (Mil quinientos nuevos soles).

CATEGORÍA CUENTO CORTO

1. La temática es libre.
2. La extensión no debe sobrepasar las dos carillas, escritas a máquina o computadora, en formato A4. La letra debe ser Times New Roman, tamaño 12, espaciado interlineado de 1,5.
3. El jurado de la categoría Cuento Corto, está compuesto por: María Teresa Ruiz Rosas, Eduardo Ugarte y Chocano y Jorge Álvarez Rivera.
4. El premio para el primer lugar será de S/.1 500 (Mil quinientos nuevos soles).

CATEGORÍA ENSAYO BREVE

1. La temática deberá estar relacionada con el desarrollo político, económico, social y cultural de la región sur del Perú.
2. La extensión no debe sobrepasar las cinco carillas, escritas a máquina o computadora, en formato A4. La letra debe ser Times New Roman, tamaño 12, espaciado interlineado de 1,5.
3. El jurado de la categoría Ensayo Breve, estará compuesto por: José Lombardi Indacochea, César Delgado Díaz del Olmo y Patricia Salas O’Brien.
4. El premio para el primer lugar será de S/. 1 500 (Mil quinientos nuevos soles).

WILLIAM OSPINA GANA EL 16º PREMIO DE NOVELA RÓMULO GALLEGOS


El escritor colombiano William Ospina obtuvo el día de ayer y tras la lectura del veredicto, en la Sala Arturo Úslar Pietri del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Caracas, Venezuela, el XVI Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por su obra El país de la canela.

Dice la nota en la revista virtual Letralia:

El jurado estuvo integrado por los venezolanos Humberto Mata y Enrique Hernández D’Jesús —quien asumió la responsabilidad tras morir la escritora Stefania Mosca, miembro del jurado original—; la argentina Graciela Maturo; el cubano Miguel Barnet, y la mexicana Elena Poniatowska, ganadora de la edición anterior del galardón, quien no pudo asistir a la lectura del veredicto alegando motivos de salud.

La argentina Graciela Maturo, miembro del jurado que concedió el galardón, indicó que los valores filosóficos, la sólida estructuración de sus capítulos y el fluido lenguaje sin ánimo de mostrar erudiciones fueron algunas de las virtudes que hicieron que la obra se llevara el reconocimiento. El país de la canela, según Maturo, propone una lectura de los primeros viajes europeos hacia el continente americano, con una “ajustada eficacia narrativa y especial capacidad de atraer al lector”. De la novela se destacó además su espíritu humanista y “una ética de respeto a la cultura del otro”

Tras el anuncio del veredicto, el escritor cubano Miguel Barnet, otro de los miembros del jurado, lamentó que dos venezolanos decidieran retirar sus novelas del certamen. “Había escogido a una de ellas por su profundidad, valores estéticos y proyección psicológica de una pareja como una de las finalistas”. La obra a la que se refería, especificó luego, era Miedo, pudor y deleite, de Federico Vegas. Edilio Peña fue el otro autor que decidió retirar su novela, El acecho de Dios, del premio. Ambos argumentaron que el certamen ha bajado su calidad y tiene un sesgo ideológico.

3.6.09

RESPONSO PARA UN PEQUEÑO COMBATIENTE: UN POEMA DE OSWALDO REYNOSO

El gran Oswaldo Reynoso.
Leyendo la antología que Tito Cáceres Cuadros publicara en el 2007 sobre poesía arequipeña de la segunda mitad del siglo XX me encuentro con una selección de poemas de un libro que el primer Oswaldo Reynoso publicó en 1965 —antes de trasladarse definitivamente a la narrativa (sin olvidar la prosa poética desde luego)—, bajo el título de Luzbel, poemas en los que destaca más la irreverencia —cargada de cierta ironía juvenil— que el ejercicio estilístico o la búsqueda de una propia voz. Pero no todos los poemas son de este calibre, ya que el último texto seleccionado por Cáceres es un hermoso poema extraído de otra antología que publicó Luis Yáñez Pacheco en 1955 titulada Nueva poesía arequipeña. Aquí es evidente, además de un buen ejercicio poético, su adhesión ideológica —un rasgo fundamental de casi toda la generación del 50, sobre todo en lo que respecta a la llamada “poesía social” o “comprometida”—. No se sabe qué hitos marcaron dicho traslado, pero de lo que sí podemos estar seguros es que en Lima se trunca el buen poeta para dar paso al gran narrador que es, el día de hoy, el gran autor de Los inocentes. (Siempre, a pesar de otros).

Cabe recordar que Reynoso, en sus primeros años en Arequipa, y antes de mudarse definitivamente a Lima donde se adhirió al grupo “Narración”, perteneció a “Avanzada sur”, un colectivo de muchachos irreverentes, casi rebeldes, que comenzaron a hacer de las suyas, y en una de sus visitas a Lima (Reynoso, junto a los poetas Efraín Miranda, Jorge Bacacorzo y Aníbal Portocarrero), a donde partieron con un programa cultural lleno de exposiciones y recitales, fueron llamados —irónicamente— “bestias e inmorales”. (José Córdova).

Disfruten el poema (y al primer Reynoso):


Responso para un pequeño combatiente
Un sabor de durazno amanecido
recién maduraba en tu rostro
y te mataron cuando mirabas la tarde!

Te gustaba morder dulcemente un clavel
a orillas de la noche mientras cogías
del cielo un pájaro estrella
pero te mataron cuando mirabas la tarde!

Tus manos hacían veleros de papel
y la nieve escribía con fuego
en tus ojos la biografía de una niña
y te mataron cuando mirabas la tarde!

Y esa tarde alzaste tu cuaderno manchado con sangre
y esa tarde cuando
sembraron el dolor en todos los surcos
tocaste la campana de junio
y esa tarde una bala rubricó en tu frente
la muerte clara del trigo
y te mataron cuando mirabas la tarde

Las estrellas lloraron en tu tumba
y el maíz mostró sus puños de sangre

Las niñas que te amaban bajaron
de la escuela con las trenzas deshechas
rompieron sus mandiles
besaron tus heridas y con agua de la luna
lavaron tu cuerpo joven.

¡Y te mataron cuando mirabas la tarde!
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