26.2.10

«GOLPIZA ILUMINADORA», “LA PROSPERIDAD RECLUSA” DE ORLANDO MAZEYRA GUILLÉN EN LA REVISTA CARETAS

Página de Caretas con la reseña.

Bajo el título «Golpiza iluminadora: cuentos de Mazeyra reunidos como un obligado ajuste de cuentas», aparece en la edición 2118 de la revista Caretas, una reseña de José Donayre Hoefken sobre La prosperidad reclusa.

«En ocasiones, se tiene la impresión de que hay historias sinuosas que buscarían ser narradas por escritores de cierto temple para resolver las situaciones límite que —soterradamente— conllevan. Los 23 relatos que Orlando Mazeyra ha reunido con el título de La prosperidad reclusa estarían hechos de esa materia tan peligrosa, más aun si esta se manipula en el ámbito de la metaficción literaria, donde el autor corre el riesgo adicional de entramparse en su proyección o diluirse en su propia elusión…»

Para leer la reseña completa hacer click en la imagen.

25.2.10

ESTRUENDOMUDO RESPONDE A LAS DECLARACIONES DE JAIME BAYLY


Con respecto a los comentarios del señor Jaime Bayly el día domingo 21 de febrero de 2010, manifestamos que Editorial Estruendomudo es una editorial independiente que, desde sus inicios, se ha caracterizado por su interés manifiesto en la publicación y difusión de obras de escritores jóvenes, además de la estrecha relación de colaboración y diálogo que establece con sus autores.

Hasta la fecha, la Editorial no ha tenido disputas ni enfrentamientos públicos con alguno de sus autores, ni con los autores que nos han propuesto sus manuscritos.

A pesar de haber trabajado tanto con el señor Humberto Ortiz Pajuelo como con el señor Aldo Miyashiro Ribeiro, el señor Álvaro Lasso, director editorial, afirma categóricamente que sus vínculos actuales con los señores son exclusivamente editoriales.

La Editorial no colabora ni ha colaborado con la producción del programa televisivo que ambos escritores conducen. El trabajo con ellos se ha limitado solamente a la publicación de sus respectivos libros.

Editorial Estruendomudo rechaza las declaraciones vertidas por el señor Jaime Bayly en relación al manuscrito de la señorita Silvia Núñez del Arco y niega que su director editorial, Álvaro Lasso, o algún miembro de la casa editorial haya participado en la filtración de dicho manuscrito.

La Editorial lamenta las confusiones y el malestar personal que afectan a todos los involucrados.

Reafirmamos nuestra tarea de fomento a los nuevos talentos. Atentamente:

Editorial Estruendomudo.
Tf.: 651-6178

WITOLD GOMBROWICZ Y JEAN PAUL SARTRE 1


Por Juan Carlos Gómez

“[…] Como si fuera poco, usted, en vez de mandarme noticias, trata, según parece, de enseñarme la filosofía de Sartre en cinco carillas. ¡Jua, jua, jua! Lo de que el dolor o el placer cobran valor dentro de la perspectiva del existente, de su mundo, de su situación, de su finalidad, de su futuro, de su proyecto, esto lo sabe cualquier niño. Lo que no saben algunos adultos recién iniciados es que en Sartre (como en todo el cartesianismo) el ser se funda en la conciencia, es decir, que si usted es consciente de este vaso, el vaso es (aunque no procurara placer ni dolor). Esto es lo que yo condeno, tarado, pues lo sé hondamente que la existencia no es una relación suelta, tranquila, sino una relación convulsa —y no una libertad (no importa en qué sentido) sino una tensión. Todas las estupideces de Sartre provienen del hecho que se relacionó con el dolor de una manera tranquila y doctoral típica de los cartesianos. No comprendió el cuerpo, ni el dolor. Por lo tanto le sugiero, Goma, amistosamente, que les diga a todos los amigos que lo considero a usted bastante tarado […]”.

La mirada y la responsabilidad eran cuestiones que acercaban y separaban continuamente a Gombrowicz de Sartre, en ese orden. Gombrowicz tenía problemas para sostener la mirada del otro, la vergüenza lo obligaba a espiar más que a mirar. La mirada se convirtió, tanto para Sastre como para Gombrowicz, en un problema fundamental, posiblemente por sus tempranos complejos de inferioridad, podríamos decir que Sartre quería superar su propia fealdad mientras Gombrowicz quería superar su inferioridad, es decir, la inferioridad de su situación personal y nacional tal como él la sentía. El camino de la interioridad pasa a través de la otra persona, la otra persona sólo es interesante para mí en la medida en que me refleja, vale decir, en la medida en que yo soy un objeto para ella. Dado que soy un objeto tan solo en cuanto existo para el otro, tengo que obtener su reconocimiento de mi ser.

El otro es el mediador entre yo y yo mismo. Por su propia naturaleza, la vergüenza es entonces un reconocimiento, yo reconozco que soy como el otro me ve. Todas las relaciones entre diferentes personas son las tentativas que cada uno hace para subyugar o poseer la libertad del otro. Tan pronto existo, establezco un límite de hecho a la libertad del otro. Yo soy ese límite, y cada uno de mis proyectos traza ese límite en torno del otro ser, el respeto por la libertad del otro es pues una palabra vana. Satán es, básicamente, el símbolo de los niños desobedientes y obstinados, que demandan ser petrificados en su peculiar esencia por la mirada de sus padres.

Un poco antes que Sartre, Erskine Caldwell había dado algunas vueltas alrededor del problema de la mirada en una narración memorable.

Agnes era una linda muchacha que vivía en un pueblecito norteamericano. Su padre la puso en un autobús, le dio unos pesos y le prometió enviarle mensualmente la misma cantidad durante algún tiempo. Estaba convencido de que su hija iría a Birmingham de Alabama para estudiar taquigrafía en un colegio comercial.

Pero la joven no llegó jamás a tomar esas lecciones, convirtiéndose, en cambio, en la manicura de una peluquería de segunda categoría.

Los hombres llegaban, deslizaban sus manos por su escote, y la apretaban. Pronto estaba ganando más dinero fuera de horario que en su mesa de trabajo. Toda su familia sabía que vivía en un hotelucho y que no era una taquígrafa. Pero cuando la muchacha iba a su casa todos los años, para Navidad, no le decían nada, simplemente se sentaban y se quedaban mirándola.

La muchacha llega a la histeria: —Se sientan y me miran, pero no me dicen nada sobre eso, sólo dicen que me están mirando.

Esta narración nos da una idea del inexorable sentimiento de culpa y vergüenza que la mirada de los otros puede producir en nosotros. Más recientemente el mismísimo Pato Criollo aborda el problema de la mirada en una novela cuya acción transcurre en Coronel Pringles, su lugar de nacimiento. En cierto momento se produce una gran revolución en el cementerio, los muertos salen de las tumbas y atacan al pueblo. Le abren la cabeza a los vecinos y le chupan las endorfinas, los zombis resultan invencibles.

Sin embargo, en un momento determinado una señora anciana mira y reconoce a uno de los muertos que se le está viniendo encima: —Pero si éste es el colorado Pereira. Los viejos comienzan a mirarlos e identificarlos a uno por uno y los zombis, mirados y derrotados, vuelven a las tumbas.

Para Gombrowicz la persona es el resultado de una organización colectiva, imprevisible e indomable y, en consecuencia, se forma independientemente de su voluntad en forma más o menos irresponsable. Esta dilución galopante de la responsabilidad tiene una contrapartida muy evidente en Sartre para el que la responsabilidad se concentra ad infinitum.

El psicoanálisis existencial no puede ser considerado como una terapia mental, porque le ofrece al hombre la angustia, a diferencia del psicoanálisis empírico que en muchos casos se propone deliberadamente, y a veces lo consigue, liberar al hombre de la angustia. Podría pensarse en el psicoanálisis existencial como una terapia moral, que se propone curar al hombre de la enfermedad infantil de la inautenticidad conduciéndolo a la edad de la razón donde podrá quedarse solo, apto para asumir su libertad, su autonomía y las responsabilidades derivadas de ella.

En un estudio realizado por una psiquiatra ginebrina se cuenta como la doctora escuchó de la boca de una de sus pacientes relatos en los que sus experiencias mentales coincidían en muchos aspectos con las que describen los existecialistas y, especialmente, con las vividas por ciertos héroes de las novelas de Sartre.

“El menor gesto se extiende a todo el universo. La piedra que arrojé al agua hace un momento en este río rebotó en la superficie y dejó atrás una estela de ondas; siento que puede ser la causa remota de un naufragio en el océano. En consecuencia, yo seré la causa de ese naufragio, y tendré que asumir la responsabilidad total… ¡Soy culpable de todo, absolutamente de todo!… Por mi mera existencia soy culpable y complico al mundo entero en mi ignominia… ¡Qué terrible es esta carga eterna sobre nuestros hombros humanos! No estar segura de nada, no poder confiar en nada, y no obstante verse obligada a comprometerse siempre de manera total…”.

La paciente, que verdadera y sinceramente intentó vivir según los rigurosos principios existencialistas del compromiso y la responsabilidad, finalmente, perdió por completo la razón. Imaginemos por un momento que en el mismo instituto psiquiátrico en el que se encontraba internada la paciente, hubiera estado también internado Gombrowicz, asunto nada improbable pues durante buena parte de su vida le anduvo dando vueltas por la cabeza la idea de que estaba loco. ¿Qué hubiera estado haciendo nuestro amigo?, hubiera estado tirando piedras al agua, seguramente.

Gombrowicz no soportaba el compromiso y la responsabilidad existencialistas, los consideraba una enfermedad que producía una deformación en el hombre, era una carga muy pesada para la naturaleza humana.

La idea de una conciencia cada vez más profunda para alcanzar la existencia auténtica debía conducir a la locura. El existecialismo no venía por una parte del hombre, venía por todo el hombre, por la razón, por la conciencia y por la vida. Ésta ya no era una teoría sino un intento de anexión que no se podía responder con argumentos sino viviendo de una manera radicalmente diferente a la que ellos proponían, de un modo suficientemente antagónico como para que nuestra vida les resultara impenetrable.

El compromiso y la responsabilidad tientan al hombre a resolver con su propia cabeza los problemas del mundo, una tentación que, por lo general, produce resultados catastróficos. Gombrowicz comienza entonces a tirar piedras en el agua, se presenta como un paseante pequeño burgués que sólo por azar y jugueteando se pone en contacto con causas supremas y poderosas.

Él es un representante ejemplar de una vida que huye del compromiso y la responsabilidad, esas categorías que condujeron a la paciente a la locura, la metafísica de Gombrowicz intenta soportar a todos los hombres, en cualquier escala, en cualquier nivel, su metafísica debe abarcar a todos los tipos de existencia.

De este rechazo que hace Gombrowicz del compromiso y la responsabilidad excesivos nacen algunos reproches que se le hacen a su falta de sinceridad y a su histrionismo. Sin embargo, el bufón que todos llevamos dentro nos habla muy claramente de las ganas que tenemos de divertirnos y del deseo de una mayor flexibilidad y de una forma menos definida. Si alguna cosa en el mundo, sea la cosa fuere, no le permite al hombre pensar y sentir libremente, puede que no alcance para volverlo loco, pero lo pone en el camino de la locura.

23.2.10

CINCO RAZONES POR LAS CUALES LA LITERATURA EN ARICA SE ENCUENTRA ESTANCADA

Arica.


Nota al lector: En primer lugar, el siguiente escrito no busca ofender sino instar a la reflexión de los llamados actores y protagonistas del arte literario en la XV región y si es posible comunicar la inquietud y apreciación a otros destinatarios interesados por el tema dentro del país o fuera de él y que encuentren en lo expuesto, alguna similitud con las condiciones en las cuales producen.

En segundo lugar el redactor está consciente de lo expuesto y asume total responsabilidad de sus dichos, de modo que sólo pide al lector interesado, la madurez suficiente para valorar la crítica. En términos sencillos, no se pique y patalee si usted como escritor, ya sea poeta, narrador, cronista, ensayista o dramaturgo, gestor cultural, editor, lector, académico, crítico o autoridad ligada a este arte, ve su perfil detallado o puesto en tela de juicio.

Finalmente ¿Por qué cinco razones y no un top ten? primero por capricho y porfía del redactor, segundo porque al igual que todo otro trabajo literario, este no se encuentra exento de ser completado a posterior, corregido o (re)escriturado con cinco reglones extra o más y por último y no menos importante, en esta materia no hay un punto final sino un trabajo continuo que se ramifica en extenso tal como lo demuestra cada punto detallado.

Sin más preámbulo…

1. En la ciudad de Arica y sus alrededores, hay una gran lista de vates, bardos, noveladores, rapsodas, biógrafos, recitadores, cuentacuentos, fabuladores, aforistas, traductores, antologadores, directores de revistas, realizadores de performances, escribidores y escribientes sin obra conocida o por conocer, no hablo de publicaciones pues en sentido opuesto hay personajes que tienen una cantidad de textos auto-editados, sobre la veintena pero que muy pocos por no decir “nadie” ha leído o siente interés por leer, ya sea por lo imposible de rastrear materialmente, son bibliografías fantasmas con tirajes de 5 a 10 ejemplares por libro sin que ello evite que refuljan triunfadores en la ampulosa carta de presentación de sus dueños aún cuando en la mayoría de casos para ser sinceros, más bien deberían ocultarse pues demuestran de primera a última página una laxa rigurosidad, profesionalismo, innovación y respeto por el simple ejercicio de escribir y más aún de corregir y superarse a uno mismo en una tarea que para nada es un hobby.

Me refiero en este punto a personajes que ostentan y detentan rimbombantes un título o rango que consideran (ojo, ellos mismos consideran) sumamente digno y magnificente, el de escritor o más aún el de autor cuando en verdad la pura chapa y pose arrastran, pues no hay escritura, a ciencia cierta no escriben, saben juntar letras y armar frases pero de ahí a escribir hay años luz, algo similar a pensar: En Chile muchos saben leer, claro conocen el abecedario, las vocales y pueden repetir una frase o párrafo de memoria pero no interpretan, no abstraen, no comprenden y finalmente no aprenden. Pero volviendo al tema, ¿Cuál es la ganancia entonces de estos personajes al ostentar el slogan de escritor? me aventuro a suponer que el título los dota de cierto aire intelectual, místico, bohemio o abolengo que los hace compararse con Ercilla educándose en la corte de Felipe II. El escritor a fin de cuentas es únicamente quien escribe, el resto es pura fantasía, parafernalia y delirio patológico.

2. En la ciudad de Arica y sus alrededores no existen dos ejercicios básicos, primero la autocrítica, esencial para no pasarse a guano con cualquier cosa que al llamado “escritor” se le ocurra devolver sobre el papel o la pantalla. Si está tarea de autoanálisis y reflexión sobre lo hecho se ejerciera a cabalidad, el punto uno recién expuesto no existiría. En segundo término, se extraña la crítica de profesionales del área y la crítica justa entre pares, hablo de una buena lid, o sea de frente y con argumentos sustentados, ya sea atendiendo al diseño o contenido del texto.

Lo que sucede con los críticos y comentaristas en la ciudad de la eterna primavera (Arica) es que así como no todos los que se dicen escritores lo son, tampoco todos los que se dicen grandes lectores, reseñistas o críticos lo son. Esa fauna de plano se extinguió o sus zapatos son ocupados por cualquiera que no siendo capaz de tirar un verso o prosa, optó como buen opinologo por lanzar en el diario local o algún medio digital, diatribas flácidas y escuetas y en el caso de los amigos, grandilocuentes y maravillosas, acerca de obras que en lo absoluto tuvieron la suerte o delicadeza de ser leídas y más aún interpretadas o comprendidas. Este es un palo extra a las universidades de la localidad y sus académicos (a la fecha entre tradicionales y privadas son seis o siete universidades para una ciudad que no supera los doscientos mil habitantes) Estas casas del saber, teniendo en algunos casos departamento de letras y facultad de humanidades, poco y nada aportan en investigación y extensión, no tienen desde los setenta, una publicación regular sobre literatura y lingüística y atrincherados desde sus oficinas forman a nuevas generaciones de pedagogos de letras, comunicadores y en menor medida escritores, listos a repetir los mandamientos de UTP o cualquier dirección en prensa o centro cultural ostentando un espíritu acrítico e indolente, pues pasan por cátedras desactualizadas y desarticuladas, ajenas a lo que se produce y se ha dicho en la ciudad, Chile y Latinoamérica, específicamente Perú y Bolivia (por ser colindantes con la ciudad) en esta materia tanto en creación como en teoría en los últimos treinta años. Hablamos de burbujas autorreferentes que se leen a sí mismas de modo complaciente.

El resultado, profesionales provistos de herramientas de hermenéutica, estética y semiótica que en la malla se lucen pero que sólo dejaron como huella un par de conceptos que no se entendieron en la práctica y en la lectura. La intertextualidad por ejemplo, tan manoseada en los programas y abismantes bibliografías que se leen el primer día o que se cita a diestra y siniestra en cátedras magistrales, charlas intelectualoides de pasillo y en esos pocos congresos que se dan cada tres años, se extraña en los trabajos, tesis y ponencias que siguen con el respeto que me merece el siglo de oro y la generación del 27, analizando el manido erotismo en Lorca y la ultrajada demencia en el Quijote.

Finalmente y lo que es peor, la chismografía y el escarnio, la crítica entre pares que no pasa del pelambre personal y la envidia, el sabotaje, el proselitismo y gremialismo barato: Si eres de mi círculo, de mi asociación con carnet y cuota, de mi grupo de tomatera en el bar de la esquina o club de Toby, dale eres un genio, la reencarnación de Proust o Rimbaud pero eso sí, no puedes lucirte más que yo, de lo contario tírate a un pozo blasfemo, profano aprendiz, neófito. El ninguneo y el sobajeo está a la orden del día.

3. En la ciudad de Arica y sus alrededores, el encierro ha vuelto a los llamados “escritores” ombligistas y resentidos, postergados, subestimados por el centro, huérfanos y genios incomprendidos sin mecenas.

Rodeados por la cordillera, el desierto, el mar y la frontera, Arica y sus alrededores forman una isla sitiada si se quiere ver así y muchos de sus habitantes sobre todo los que dicen escribir, siguiendo esa lógica empiezan a tener delirios de naufrago sólo que en lugar de tener por amigo a una pelota llamada Wilson, monologan con sus cinco ejemplares del libro que publicaron refunfuñando contra ese mundo que los aplasta con viejos talentos de un canon inamovible y nuevas voces en las cuales prefieren no pensar pues la envidia y el miedo los corroe.

En ese sentido, muchos escritores por la necesidad de culpar a alguien y como Tata Dios poco y nada tiene que decir pues la Biblia es un Best Seller, estos escritores siguen soñando con Santiago como la meca al mismo tiempo que despotrican de ella pues amante furtiva, esta les ha negado todo. Padre o madre ausente según se prefiera la metáfora, la gran capital los ha relegado no deteniéndose a comentar, en El Artes y Letras, Las Últimas Noticias o cualquier programa de televisión o página web a la moda, esos cinco ejemplares autoeditados con tanto esfuerzo en roneo y con tapa de opalina café que guarda el tesoro máximo de la literatura universal escrita en los últimos 2000 años, versos adolescentes que harían sonrojar a las lectoras del veinte poemas de amor, naturalismo al uso, narrar decimonónico o realismo sucio de fin de semana matizado por coplas, romanceros y experimentos visuales que volarían la mente de Jorge Manrique, Gustavito Adolfo o Apollinaire.

Retaguardistas y vanguardistas, románticos y objetivistas, Arica tiene todo y nadie ha apuntado los satélites hacia nosotros por mala leche y envidia. Cuando la realidad es otra, Arica y sus alrededores a la fecha, salvo algunas honrosas menciones por allí, no tiene grandes obras literarias que se pueden comentar, no tiene una editorial de consideración, tampoco una revista en papel y con tiraje decente abocada a la crítica y reflexión literaria con calidad tanto en la diagramación, diseño y contenido y que pueda difundirse y dar muestra afuera de lo que se está haciendo, tampoco existen centros culturales que impartan talleres literarios de modo regular, talleres de corrección y lectura más que de escritura y que ante todo estén dirigidos a jóvenes, estudiantes adolescentes y aquellos universitarios que están empezando y aún no se contaminan con la fauna. Arica no tiene concursos a nivel regional ni nacional en ninguna categoría, el premio municipal no existe así como tampoco librerías que valgan un ápice, la distribución de las obras y el comentario de las mismas no pasa de un lanzamiento en que se canta el himno y habla una autoridad de relleno, secretario del secretario reemplazante del intendente de reemplazo y luego se comen unas galletas frac y se brinda con Kola Real o se termina el vino de honor en un tugurio cantando karaokes. Además, los libros inscritos con ISBN son pocos o ninguno, en cuanto al depósito legal que de hecho es responsabilidad de los que editan, nada se hace, pues en la ciudad sólo hay imprentas que de modo ad hoc paran de hacer facturas y flyers de discoteques con fotos de actrices porno para sacar un poemario o librito de cuentos cada doce meses, por lo mismo nadie se ocupa de estas tareas, ni siquiera el escritor que es el principal interesado en difundir su obra fuera de la isla, al contrario, cruzado de brazos el “escritor” dice —suficiente tengo con escribir, soy un best seller en mi población y mi jefe comentó mi libro diciendo que era bonito—. Si al menos escribieran, ese podría llegar a ser un argumento, pero no, esperan en su trono a que el mundo condescienda, pare y voltee pues este autor tuvo la generosidad y decencia de honrarnos con su publicación.

Estos mismos “escritores” son los que en cada reunión ya sea tertulia literaria, lanzamiento de libro, convocatoria municipal o llamado del Consejo de las Artes aprovechan de llorar en masa por no ser leídos, por no ser comentados, por ser premeditadamente ignorados debido a una conspiración de escala mundial que ha decidió excluirlos del maletín literario o la lista de libros que deben leerse en educación media o la universidad. Encerrados en su metro cuadrado de ego olvidan detalles que han ocurrido en los últimos diez años por dar una cifra, la aparición del correo electrónico, los llamados a concursos nacionales e internacionales publicados en webs, la existencia de los e-books, de las editoriales independientes y cartoneras en otras regiones, las que aceptan obras o que son modelos a seguir y algo más de tipo local, la existencia del Perú y Bolivia a un par de horas y lucas de distancia. Países con ciudades dotadas de proyectos escriturales, universidades, imprentas y editoriales, ciudades con una nutrida existencia de escritores y redes de diálogo, crítica y lectores dispuestos, centros que además de Santiago son interesantes de conocer cuando al final, si lo pensamos, toda capital no pasa de ser otra provincia o suma de provincias con los mismos problemas de silencios y dilaciones y para que seguir nombrando la presencia de blogs y revistas digitales que llaman a publicar o la posibilidad de gestionar un concurso sólo por el amor a la escritura más que al sólido aunque suene idealista y en definitiva, pensemos con una mano en el pecho en cualquier intento básico de autogestión e interés por lo que se hace más allá de la pose y la tomatera.

Son estos mismos dueños de la verdad y sufridos románticos empedernidos de la escritura con capa y sobrero alón o zapatito de charol y pinta de Jazzista, los que no descienden de su Olimpo personal para ir a una lectura, ciclo de cine, obra teatral, recital de poesía, charla con un conferencista interesante, congreso o taller gratuito pues prefieren evitar la fatiga o sienten que ya nada pueden aprender puesto que nacieron bendecidos con un Aleph incrustado en su cerebro. La pasividad Zen de estos seres ejemplares e iluminados resulta inspiradora.

4. En la ciudad de Arica y sus alrededores, escritores, editores, autoridades y toda la fauna literaria tienen un enredo conceptual básico y sumamente perjudicial. Se piensa por ejemplo que la función de una editorial equivale sólo a imprimir el libro y armarlo, se deja de lado lo más importante, la calidad y el cuidado de la edición que pasa por la existencia de un comité editorial, una línea de publicación, encargados de diseño y corrección de estilo. Hablamos en definitiva de un personal calificado, profesionales dedicados que cuidaran el proyecto y si eso se quiere pasar por alto, aún falta nombrar el tema de distribución y difusión, el colocar el libro en vitrinas o catálogos lo cual va más allá de un lanzamiento. O de qué sirve una obra publicada si no va a ser leída, claro uno no escribe para publicar, eso es válido, son asuntos separados, pero algo si es seguro, si uno decide publicar, invierte se desgasta en esa tarea, es algo lógico pensar, aquí debe haber una intención por parte de este ser que quiere llevar su trabajo a otros, de seguro se ha hecho preguntas clave como ¿Por qué escribo? ¿Para qué escribo? ¿Con qué finalidad escribo? ¿Cómo escribo? ¿Qué escribo? ¿Qué tal escribo? ¿Tengo un estilo, de no ser así, debo tenerlo? ¿Cómo puedo mejorar? ¿He mejorado o al menos cambiado en todo este tiempo? ¿Para quién escribo? ¿Debo escribir para alguien? Son preguntas básicas que forman parte del ejercicio de autocrítica mencionado en el punto dos y que alguien que dice escribir y sobre todo busca publicar en algún grado debe tener en cuenta para no dar la hora.

Pues si escribo para mí y decido editar mi obra con cinco ejemplares para mi satisfacción y la de algunos amigos como Kafka que leía sus historias en un círculo íntimo, no tiene sentido pensar en una editorial y una distribución por el contrario si tu plan es invadir el marcado y sacar miles de copias, primero piensa qué mercado y qué impacto tendrás o piensas dejarlas bajo la cama, quizá tu idea es regalarlas o si eres ambicioso y en justa medida quieres una retribución por lo que consideras tu producto, buscaras venderlas pero ¿Qué implica eso? ¿Cómo puedo hacerlo?, ¿Quién me puede ayudar? si no soy vendedor, soy escritor. Estas son cosas por pensar. Y por último, si sacas un tiraje de cinco ejemplares, cosa usual en la ciudad de la eterna primavera (Arica), tengan la decencia de no considerarse al nivel en ventas de Isabel Allende y en impacto y trascendencia con Neruda, ojo no hablo de calidad al poner esos ejemplos de Allende y Neruda sólo de recepción del público, de percepción tanto de quien escribe y recibe. La autora de La casa de los espíritus y el poeta de la boina, ganada tienen su fama y popularidad, independiente de si nos gustan o no como escritores o si compartimos los modos en que manejaron y manejan su éxito.

En cuanto al tema de calidad, este pasa desde luego por uno y por la alteridad. Yo puedo creerme Munch y pintar palotes o haber escrito el próximo Ulises y no ser entendido por los que me rodean, ya que están acostumbrados a leer Condorito con el alto respeto que me merece Pepo y sus destinatarios. En síntesis, hay cosas que vale la pena limpiar y aclarar pues en Arica y sus alrededores, hace tiempo nadie pasa un paño por las ventanas y tampoco trapea el piso de lo que se entiende por literatura.

En este punto hay que mencionar además a las queridas autoridades de cultura y sus políticas, los fondos y becas y las actividades que se planifican como fomento a la lectura y escritura.

Los gestores y encargados de cultura de la región por lo general no tienen ningún conocimiento del área o competencia para determinar qué actividades son mejores para fomentar el proceso lecto-escritural, de hecho muchas veces no se dan el trabajo de distinguir entre quienes aportan en la región y quiénes son los dueños de la pose que se menciona en el primer punto y por lo mismo evalúan el mundo de la escritura comparándolo bajo la misma vara que corresponde a teatro o música. Si pensamos en un recital poético o lanzamiento de un libro a menos que sea Neruda vuelto a la vida, Gonzalo Rojas o Parra o un autor con un apoyo de mercadeo como Ampuero o Simonetti e incluso ellos, creo que cincuenta máximo cien invitados en una sala o espacio en una provincia, es valorable no estamos hablando de Mick Jagger por eso no podemos pensar en grupos humanos como los que convocan los Tres, los Jaivas o la Noche, son factores e intereses distintos, es claro que escuchar poesía, un cuento leído por su autor una clase magistral, diálogo o debate puede ser valioso pero demanda un esfuerzo intelectual y atención que no todo el mundo está dispuesto y no tiene por lo demás que estar dispuesto a bancarse. Aunque suene elitista el asunto, creo que las disciplinas al final convocan de distinta manera a públicos diversos por eso no podemos pensar en la literatura como un circo sin embargo los encargados de cultura siguen haciéndolo en desmedro de esta y por eso pretender poner algún esperpento foráneo o showman que aglutine a las masas algo así como un encantador de serpientes con libros publicados no sirve y eso, cuando estas autoridades existen, pues ha habido periodos en que el cargo dentro de la municipalidad ha estado vacante y por lo mismo el apoyo resulta nulo lo que sumado a una nula autogestión de los divos de la escritura entrega en la operatoria un rotundo cero.

Y hablando de divos podemos atender acá a los poetastros, bohemios trasnochados, explotadores de sus experiencias e infantes terribles, los niños malos e irreverentes de la escritura con sus respectivos grupys y mojados que se arrastran como rémoras cumpliendo sus caprichos esperando una y otra vez como fans enamoradas que vuelvan mientras acumulan con la cuenta de facebook o el fotolog emoticons y besitos virtuales; en su defecto, estos arribistas literarios se valen de cualquier otro escritor de alguna ciudad externa en especial esos de la capital que pasan y pisan la ciudad a fin de que los bendiga con su toque salvador y mágicamente por cruzar un par de palabras o mirada, una copa o elogio al aire, su escritura alcanza las cimas de un clásico.

Lo mismo ocurre con los talleres en que se debaten tres ideas añejas una tarde de jueves entre cinco tipos, incluido el escritor invitado a la región (del cual nadie ha leído nada pero todos son fanáticos) y al terminar todos son un poco más bellos e inteligentes. Y en cuanto a los fondos en Arica (las becas escriturales) podemos pensar en los precoces escritores destinando los fondos a sus bajas pulsiones las que hunden lo que parecía un futuro promisorio en eso… una promesa jamás cumplida y en cuanto a esos que se dicen clásicos, presentando por diez años la misma obra, re-editada hasta el cansancio con lo cual ya suman en una década cincuenta ejemplares que en realidad nunca ven la luz o desaparecen tan rápido como reciben el cheque.

Obras y propuestas que finalmente son tan fantasmales como la escritura de los espectros ennoblecidos. Y vamos atiborrando así una lista de infamia con becas de creación de espectaculares proyectos que de escritura y aporte solo dejan la firma cruzada y el rut en el documento bancario y la justificación de una prorroga al infinito para esa gran obra que definirá a la región, al norte grande y al universo y más allá pero que lamentablemente nunca… se escribió…

5. Finalmente en la ciudad de Arica y sus alrededores mucho se dice y poco se hace. Hay demasiado pavoneo y todo queda en intenciones, intentos de revistas, intentos de talleres, intentos de libros, intentos de recitales, intentos de programas de cultura, intentos de concursos e intentos de escritores que sólo servirán para seguir empedrando el camino al infierno, en ese tránsito los dimes y diretes pueden ser ocurrentes y divertidos pero cuando se repiten hasta el hartazgo tienen tanto sentido como una misma palabra que se pronuncia por horas tornándose ilegible. La suma sólo deja estrellados y rencillas no resueltas entre egos heridos y orgullos candentes. En cuanto a obras y talentos, estas se pueden contar con los dedos de media mano de manera que amigo lector, si ha tenido la paciencia y determinación de llegar hasta este punto puede que este preguntándose y ¿quién escribe esto? y ¿qué lo autoriza a hacerlo?, bueno un simple hecho, el mismo que motiva y constituye la médula del texto, el redactor es un escritor, alguien que escribe y se de la paja de leer, observar, interpretar y desentrañar quién es quién dentro de este panorama atiborrado por poses y simulacros y en esa medida procura aunque sea de esta forma, quizá la más apropiada, con un escrito, promover el diálogo entre todos esos que dicen preocuparse por el arte literario. Como cierre a la transmisión, los dejo con la siguiente cita de “El miedo a la libertad” obra de Erich Fromm que nos ayuda aterrizar y priorizar las responsabilidades en juego: “el yo es fuerte en la medida en que es activo”. Es imprescindible ser autor.

6.2.10

¿POR QUÉ ES TAN ARTIFICIAL HABLAR DE GENERACIONES LITERARIAS?

Generación Einstein: primero felicidad luego trabajo.


Creo que debemos partir revisando la siguiente cita de Vattimo a raíz de su lectura de Nietzsche: El carácter de «fantasma social» del yo tiene asimismo raíces «lingüísticas» (la obligación, para comunicar, de mentir según un sistema de mentiras o metáforas, socialmente aceptadas) y «disciplinares»: es la necesidad de comunicar nuestras necesidades a los otros lo que nos obliga a conocerlos de manera sistemática, a descubrirlos de una manera que resulte comprensible aunque sea superficial. La premisa del italiano podemos pensarla a la luz de una de las más destacadas generaciones de escritores chilenos del siglo recién pasado, la del cincuenta, que ha sido universalmente calificada como “demasiado heterogénea” para encasillarla pues ostenta nombres y proyectos escriturales como el de Lihn, Wolff, Teillier, Donoso, Alcalde, Jodorowski y Edwards entre otros. La pregunta de rigor es ¿Qué queda tras leer sus obras y revisar sus carreras por separado? Pienso que darnos cuenta que lo que Lihn hizo o Alcalde propuso por dar un par de ejemplos extremos, no da píe a dudas sobre posibles puntos en común más allá de circunstancias de nacimiento o coincidencias amparadas por el hecho de ser escritores en un medio reducido y dentro de una época que los llevó a toparse en encuentros, revistas o editoriales, formando parte de alguna antología o debido al capricho de algún crítico o académico a ser bautizados como parte del canon pues ¿Qué unión hay entre el surrealismo popular de Alcalde y la metatexualidad de Lihn más allá de ser productos literarios? En definitiva lo único real que hay entre ellos es la creación descarnada, la literatura en movimiento, el resto es prescindible… no hay manifiestos ni manera de reducirlos a un ideario unívoco, cada uno es un universo de voces, de obsesiones, incertidumbres y discursos que ante todo pierden, si queremos a la fuerza enmarcarlos para una postal o libro de liceo. El concepto de generación desde luego tiene un valor para la historia literaria y la crítica; permite ubicarnos espacial y temporalmente y sobre todo cruzar anécdotas, generar mitos para charlas trasnochadas, para tener una bonita introducción en un artículo, un buen punto de referencia pero a veces no pasa de las especulaciones y la chismografía preguntarse por ejemplo cómo tales desventuras afectaron sus escritos, quizá fueron compañeros de parranda y qué enredos amorosos los cruzaron, a qué congresos asistieron y cómo se apoyaron o ningunearon, pero de todo eso sólo queda un artificio metodológico, una moneda de cambio para sintetizar lo irreducible, el canon y la generación como su caballito de batalla es un mecanismo y como tal puede modificarse. Sorprende ver como a las generaciones se añaden o quitan nombres a conveniencia sobre todo cuando está de moda parir textos póstumos. Además hay que preguntarse, ¿Qué queda para la realidad actual con toda su virtualidad inherente y fronteras derribadas?, pensemos en experiencias límite como la de esta “generación del pdf y los blogs” llena de revistas y antologías digitales, los heterónimos y las identidades veladas además del plagio y el tráfico de información están a la orden del día, por tanto, si el caso de los del cincuenta era heterogéneo, el presente subvierte la noción de contexto inmediato y la artificialidad del concepto pondera la diferencia más que la unidad, la fragmentación de colectivos imaginarios se tiende a imponer, son geografías mentales y aldeas globales, no aldeas como las de Tolstoi, la novela mundo que soñaba Balzac ahora se pesa en bytes, esto no le quita el mérito a las antiguas tecnologías del conocimiento y diálogo, sólo las amplía, por ello el norte de Chile y su aridez por citar otro caso, no puede reducirse a la entronización de la camanchaca o las presencias tutelares como una divisa o himno de logia al cual hay que adherir como un miembro al partido, estamos hablando de arte, por tanto la noción y obsesión de generar taxonomías sólo debiera atender a la calidad de las propuestas y a esas circunstancias que fortuitamente producen una conjunción de voces en un momento y tiempo determinado, aceptando que el concepto como tal, reside sólo en la mente de los críticos y los libros de historia literaria y en la utilidad que los lectores le dan como factor metodológico. Creo que una de las victorias de este tiempo y sus ambiguas y cambiantes reglas de rápido consumo signado por los fast food y los realitys, es empujarnos a saber como Vattimo agrega: El descubrimiento de la mentira, o del «sueño» (como dice el aforismo 54 de la Gaya ciencia), no significa que se pueda terminar de mentir o de soñar, sino sólo que se debe continuar soñando sabiendo que se sueña, pues sólo así se puede no perecer.

4.2.10

SÁBADO 6 Y DOMINGO 7 DE FEBRERO: FESTIVAL DE POESÍA HUACACHINA EN ICA


LUGAR: BIBLIOTECA ABRAHAM VALDELOMAR DE HUACACHINA
DÍAS: SÁBADO 6 Y DOMINGO 7 DE FEBRERO DE 2010
HORA DE INICIO: 5:00 p.m.
ORGANIZA: Sol negro editores y Biblioteca Abraham Valdelomar
COMITÉ ORGANIZADOR: Paul Guillén, César Panduro, Lucía Prada
CONTACTO: elogiodelainfancia@gmail.com / llantogris@hotmail.com

INVITADOS:

Jesús Cabel
(Lima, 1947). Poeta, investigador y profesor universitario, se graduó de doctor por la UIGV. Miembro de número del Instituto de Investigación Ricardo Palma. Su obra poética se encuentra reunida en Vibo [1972-2000] (Lima, UIGV, 2005). Es reconocido internacionalmente como uno de los estudiosos de la literatura infanto-juvenil peruana y latinoamericana, donde cuenta con títulos claves como Literatura infantil en el Perú, América y Europa; Literatura infantil y juvenil en nuestra América; El hipocampo y sus palabras y Colibrí / Poetas de América a los niños del mundo, entre otros. Es Premio Nacional de Literatura Infantil “Amauta”, por su obra de ensayo y ha sido becario de la Internacional Jugendbibliotheck de Münich, Alemania. Ex Director Regional del INC, región Ica. Recientemente ha publicado el monumental Mural bibliográfico de la poesía peruana Siglo XX (Lima: ANR, 2010).

Alberto Benavides Ganoza (Lima, 1949). Ha publicado Platón y otros pretextos (1990), Pachacamán (1993), Cantos de Puerto Huamaní (1993), Después de la guerra (2000), Al pie del desierto (2006), entre otros. Ha sido profesor en la Universidad Católica del Perú por veinticinco años. Su ocupación principal es desde hace doce años la agricultura ecológica. Fundó en 1995 la Escuela Libre Puerto Huamaní en el valle bajo de Ica. Ahí vive y ahí escribe sus textos. En 1983 fundó Antares, artes y letras que promueve un Festival de Poesía (El Patio Azul) y una revista literaria (Umbral).

Juan Carlos de la Fuente Umetsu (Lima, 1963). Poeta y periodista. Ha publicado dos libros: Declaración de Ausencia (Asaltoalcielo Editores, 1999) y Las barcas que se despiden del sol (Tranvías Editores-The Latino Press, 2008), y próximamente publicará La belleza no es un lugar. Ha publicado igualmente en diversas revistas y ha sido reconocido en premios como El Poeta Joven del Perú, Manuel González Prada y Copé, entre otros.

Pablo Maire (Talca, Chile, 1975). Actualmente reside en Lima-Perú. Su primera publicación lleva por título Escribí Estos Versos de Espalda, lanzada el año 2007 en el puerto. Fotógrafo de Voltaje, un blog personal en el que cuelga poemas náufragos y algunas fotos.

Ana María Falconí (Lima). Poeta, traductora y directora de la Revista Pelícano. Ha traducido al español poemas de Anne Sexton, cuentos de Joyce Carol Oates, y al inglés poemas de algunos poetas peruanos. Ha publicado en revistas, plaquetas y periódicos locales. Su primer poemario se titula Sótanos Pájaros, editado por Tranvías editores.

André Cazudgg es el heterónimo de una joven iqueña nacida en el 85, ex estudiante de periodismo y artes plásticas. Tiene inédito el poemario: Radiografías de un invertebrado y ha sido antologada en Algo de cierto. Ica selección poética (Proyecto Sur / Lustra editores, 2007).

César Panduro (Ica, 1980). Profesor de lengua y literatura, egresado de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica. Dirige la biblioteca Abraham Valdelomar de Huacachina. Junto a otros jóvenes reunidos en el movimiento cultural El Conde Plebeyo, viene realizando una campaña a favor de la lectura y el libro. Ha publicado los poemarios Cuando cae una hoja (Lustra, 2006) y Memorias de Acequia (Lustra, 2007), también ha publicado un libro de cuentos A orillas del sauce (Edición del autor, 2009).

Diego Alonso Sánchez (Lima, 1981). Bachiller en Literatura peruana e hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue cofundador del grupo de creación y publicación literaria “Sociedad Elefante” y bajo el sello del mismo nombre publicó Mitsuya Nicolás y otros poemas (Lima, Sociedad elefante editores, 2002). Actualmente es profesor del colegio Los Reyes Rojos. Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho (Lima, Lustra, 2009) es su segundo libro.

Enrique León (Lima, 1974). Forma parte del comité editorial de EstaNoEsUnaPutaEditorial. ParteUnoParteDosAparteSinParte (Lima, ENEUPE, 2009) es su primer libro.

Gustavo Reátegui Oliva (Lima, 1973). Artista Interdisciplinar (poeta, performer, artista electrónico). Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la UIGV. Ha participado en Festivales de Arte Contemporáneo. Dirige el proyecto Arte Hybrido. Con el que ha desarrollado el “Aparato Estatal”, (escultura cinética de diseño crítico) presentada en la Primera Manifestación Local de Gran Despliegue de Robótica de Reciclaje y Diseño Crítico “Automático Versátil” (Centro Fundación Telefónica, 2008). Ha participado en el primer documental sobre performance “Jaula de Jalumnos” en el que participaron 21 artistas de la performance peruanos, dirigido por Julius Mirlo (Centro Fundación Telefónica, Visual Kriptón, 2009). Próximamente aparecerá, vía Sol Negro editores, La Nuez, un libro objeto que es su primer poemario édito.

Helmut Jerí (Lima, 1982). Ha residido en Lima, Ayacucho y actualmente en Ica. Escribe su primer cuento a los cuatro años, posteriormente se dedica a la poesía, hasta la publicación de su primer libro: La primera estación (Editorial Zignos, 2008) desde entonces amplía su campo de creación a la narrativa y al ensayo. Ha grabado un CD junto a otros poetas para la feria del libro de Lima (2006), también ha publicado en revistas físicas, revistas virtuales, antologías locales, etc. Ha estado ligado a grupos culturales como, la Asociación de Escritores de Ayacucho, al grupo cultural Conde Plebeyo de Ica, entre otros.

José De La Roca (Ica, 1986). Ha publicado con otros poetas iqueños Algo de cierto. Ica selección poética (Proyecto Sur / Lustra editores, 2007) y ha participado en festivales de poesía como Cielo Abierto en Barranca y El Patio Azul en Cajamarca. Estudia derecho en la Universidad San Luis Gonzaga de Ica y forma parte de un grupo rock Khalid.

José Agustín Haya de la Torre (Lima, 1981). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue miembro del grupo de creación y publicación literaria “Sociedad Elefante” y del comité editorial de Distancia Crítica: aportes hacia una nueva conciencia social. Ha participado de diferentes coloquios y recitales. Ha publicado dos libros: Canto de la Herrumbre (Lustra Editores, 2006) y Nocturno del Alba (Lustra Editores / AECID, 2008). Actualmente, estudia un doctorado en Literatura en la Universidad de Salamanca, España.

Juan Pablo Mejía (Lima, 1982). Comunicador Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dirige el sello “Paracaídas Editores”. Ha organizado concursos, encuentros literarios y recitales poéticos junto al Grupo Cultural “Nudo de Voces”, del cual forma parte. Poemas suyos aparecen publicados en diversas revistas y blogs de Literatura, así como en las muestras colectivas Nudo (2007), Caja de Typos (2007), Cuatro (2009) y La imagen de las palabras (2009). Antologado en Poesía Perú Siglo XXI (Fundación Centro Cultural Yacana, Lima, 2007). Acaba de publicar con editorial Dragostea Balada de la piedra que canta (Arequipa, 2009), su primer libro.

Lucía Prada (Ica, 1987). Estudiante de derecho y ciencias políticas. Ha sido antologada en Algo de cierto. Ica selección poética (Proyecto Sur / Lustra editores, 2007).

Luis Boceli (Chiclayo, 1981). Estudió en la Escuela Superior de Música Ernesto López Mindreau. Violinista amatour-amateur. Administrador de Empresas IPAE, especialidad Marketing. Estudiante de Literatura en la PUCP. Ha publicado Pizzicato labio (Hipocampo, 2006) y Alucinado (Lustra, 2009).

Mario Morquencho (Los Órganos-Piura, 1982). Empezó a escribir sin darse cuenta durante una época depresiva de su vida. Radica en Lima desde el año 2oo6. Formó parte del desaparecido colectivo Heridita. Ha participado en distintas ferias y recitales de poesía. Actualmente integra el colectivo Cadáver Exquisito. Es autor de Ciudadelirio (Sol negro editores, 2010).

Navale Quiroz Cano (Apurimac, 1980). Es comunicadora social, aficionada a la música, teatro, dibujo y canto. Vive en Ica, es catedrática de la Universidad Alas Peruanas, tiene estudios de maestría en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es maestra de inglés y francés. Ha publicado en revistas nacionales, páginas de Internet, ha participado en festivales internacionales, en numerosos recitales, y ha sido antologada en España. Su primer libro se titula Nohombre (Lustra editores / AECID, 2008).

Pablo Salazar Calderón (París-Francia, 1978). Estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Historia en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador en Quito, y Humanidades en la Universidad Jesuita Antonio Ruiz de Montoya. El año 2008 publicó la plaqueta Terrado de cuervos con el sello Tranvías editores. Creaciones y reseñas sobre sus poemas se han publicado en algunos medios. Formó parte de la antología de poesía peruana Generación 2000 editada por Círculo abierto, y participó del festival Poesía en el patio de letras, organizado por la Casona de San Marcos, entre otros recitales. Tiene un poemario en preparación.

Paul Guillén (Ica, 1976). Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Publicó los libros La transformación de los metales (Lima, tRpode, 2005) e Historia secreta (Lustra editores / AECID, 2008). Ha sido incluido en antologías sobre poesía peruana publicadas en México, Argentina, Brasil, EE.UU., Suecia, Ecuador y Colombia. Su poesía ha sido traducida al quechua, portugués, checo y francés. Realizó las antologías Gesto de Julia Ferrer (2004, en co-autoría con Renato Gómez) y Poesía peruana contemporánea. 33 poetas del 70 (2005). También, ha publicado ensayos y entrevistas sobre poetas peruanos y extranjeros, en diferentes revistas. Actualmente dirige el blog y editorial Sol negro.

Salomón Valderrama (Chilia, 1979). Es autor de Amórfor (Sol negro editores, 2008) y Concierto para cuchillo rengo (inédito). Ha publicado en Atril (Salamanca), Galerna (New Jersey), Aquilón (Mexicali, Baja California), Paralelo Sur (Barcelona), Arquitrave (Bogotá), Wayra (Uppsala, Suecia), Ciberayllu (Columbia), Letralia (Cagua, Venezuela), Periódico de poesía (UNAM), Telúrica y magnética (UNMSM) y LetrasS5 (Santiago de Chile). Antologado en Poesía Perú Siglo XXI (Fundación Centro Cultural Yacana, Lima, 2007), en Nueva Poesía Hispanoamericana (Lord Byron ediciones, Madrid, 2008) y en 2+No Antología No Contemporánea de los Poetas Amigos (EstaNoEsUnaPutaEditorial, Lima, 2008).

Vanessa Martínez (Lima en 1979). Ha vivido gran parte de su vida en Trujillo. Ha publicado los poemarios La hija del carnicero (Lima, Zignos, 2007) y Coraza (Trujillo, Aude Sapere, 2009). Es coordinadora de los viernes poéticos de la fundación Yacana.

Víctor Ruiz Velazco (Lima, 1982). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV). Ha publicado en diversas revistas del medio, así como en revistas de Argentina, Chile, España y Colombia. Ha publicado tres libros Aprendiedo a hablar con las sombras (2005), Délibáb enemigo del viento (2007) y Liebe la muerte en el otro (2008). Dirige el sello editorial Lustra Editores, con el cual ha publicado a autores de la talla de Rodolfo Hinostroza, Washington Delgado y Óscar Hahn.

Wilver Moreno Tineo (Ayacucho, 1982). Estudiante de Bibliotecología y Ciencias de la Información en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Integra el grupo literario “El Club de la Serpiente”. Ha publicado el libro grupal Club de la Serpiente. Muestra Poética (Hipocampo Editores, 2007); ha sido antologado en el libro Poesía Perú Siglo XXI (Fundación Centro Cultural Yacana, Lima, 2007); ha publicado el poemario Detritos (Paracaídas Editores, 2009) y el libro grupal La Imagen de las Palabras (2009).

2.2.10

MAURIZIO MEDO: “HEMOS PASADO DE LO NEOBARROCO A LO NEOBERRACO” [ENTREVISTA DE DARWIN BEDOYA Y LILIAN DIEZ]

Poeta peruano Maurizio Medo junto al poeta ecuatoriano César Eduardo Carrión.

DB: Creo que Sparagmos está inserto dentro de una serie muy especial de la poesía contemporánea de Latinoamérica (Los hábitos de la ceniza, El deseo postergado, Las jaulas, El fulgor del vacío, El señor del vértigo, [coma], [guión], Principio de incertidumbre, Aires de Ellicott City, La muerte de Caín, Demonia factory, El hijo de todos, La tumba de Keats, Oscuro mediodía, Náufrago cantando un himno urbano, La invención del día, Deux es machina, Todos los cadáveres soy yo, En las manos, la niebla, Vida de nadie, Piedra vacía, etc.), que si bien es cierto son distintas tendencias, pero confluyen como voces de la contemporaneidad, además por el logro, el esfuerzo poético, la madurez y el reconocimiento que han alcanzado. ¿Cuál es la propuesta de Sparagmos a la luz de este panorama?


MM: La propuesta de Sparagmos es la configuración de una novela poética, si bien sus capítulos hayan sido entregados por partes, casi al estilo de las dime novels —aquellos libros populares entregados quincenal o mensualmente—, y desde distintos puntos geográficos (New York, Boston, Santiago de Chile o Guayaquil) ¿Qué ocurre dentro de esa novela? Argumentalmente no mucho pero, “adentro”, hay un lenguaje que fusiona gramáticas, sintaxis y géneros, lo textual desborda hasta lo visual y, al final del mismo, el lector “ve” que el autor —devorado en el Sparagmos— es escrito por otros —a través de sus intervenciones textuales—. ¿Hay personajes? Probablemente. Aquel escrito como Μηδο —¿cuántos lectores abordan el texto sabiendo que Μηδο es una apropiación del griego Μηδος, Mêdos en un juego léxico-gráfico que hace referencia al nombre del autor, Medo?—, aquellos de Manicomio —donde en realidad podríamos hablar sólo de Gilda, Mandril, las enfermeras y, por supuesto de Μηδο, pues los otros probablemente sean soñados por estos—, y aquella profesora quien, luego de explicar la literatura a sus alumnos termina por enloquecer de soledad. ¿Otros?, sí: Santiváñez, Guillén, Zurita, etc. Pues son quienes devoran al personaje-concepto, el autor. Como ves Sparagmos, temáticamente, no propone nada nuevo, desde el mito aquel donde Orfeo muere despedazado por las ménades hasta el momento en que respondo esta entrevista. Desde la idea de una “novela poética” dialoga con otras ([coma] o Demonia Factory).

DB: Si atendemos la idea de epicidad en tu discurso, ¿Cómo crees que Sparagmos se relaciona con la tradición clásica: Homero, Dante y Virgilio, especialmente?


MM: Me pregunto si hoy podríamos hablar de Virgilio sin contar con La Odisea de Homero. Virgilio, al no aceptar el desenlace de esta epopeya opta por su reescritura La Eneida. Me pregunto también si Dante hubiera podido emprender la travesía de su Comedia sin haber estado Virgilio. En la Comedia Virgilio no sólo es el guía, sino aquel que evoca los mitos —y los héroes— de la poesía latina, es el vaso comunicante de Dante con la tradición, la cual aparece reinterpretada. La escritura es la vuelta al texto original. Es su re-elaboración y trans-contextualización de acuerdo con el lenguaje —que es la realidad— exigido desde el presente.

DB: ¿Tu poesía seguirá desarrollándose dentro de esta tendencia neobarroca? ¿Hacia dónde va?


MM: Hace poco leí una entrevista donde Mario Bojórquez explicaba ese neobarroco como algo natural del ser latinoamericanos. Concuerdo completamente. A veces me enoja que se hable del neobarroco como de una especie de militancia o de práctica esotérica. La escritura es irrestrictamente personal. Si por neobarroco entendemos una actitud desafiante al lenguaje poético puedo estar dentro de esta expresión como, por ejemplo, lo están José Kozer, Eduardo Milán o Eduardo Espina. Pero, ¿qué semejanza hay entre la singularización de Kozer —el sujeto— con el lúcido autismo de Milán —otro sujeto específico— y el barrococó de Espina —donde el sujeto cede ante el lenguaje?—. Son propuestas diametralmente distintas. La mía también lo es. No sé si sea barroca o neobarroca. Mi biografía lo es (el padre eslavo, la madre italiana, la vida en la provincia insiliado ahí de otra que es la capital) y lo histórico se filtra en la escritura o, mejor, dejo que se filtre en la escritura. Te decía antes: Sparagmos es un solo libro, toda mi obra lo es. Actualmente estoy dando más importancia a lo visual (calendarios, pentagramas, viñetas) pero esto tiene un fundamento en lo escrito antes, no se puede leer de forma aislada.

LD: Sin embargo en Cuenca señalabas que el neobarroco era un discurso superado.


MM: Ahí hablamos de un discurso y bajo la idea de una militancia, como te decía, o un subgénero. Como si aquellos así considerados tuvieran que seguir las líneas expresivas de Medusario (las cuales varían según cada autor) y entonces eso, originalmente neobarroco —que es un discurso madre, cómo no, el cual nos llega a través de Lezama Lima, Haroldo Campos o del mismo Carlos Germán Belli— se convierte en pura pirotecnia verbal, manierismo y no, esto lo dice muy bien Hinostroza, en una escritura. Tamara Kamenszain, ya que hablamos de Cuenca, señalaba que aquello “neobarroso”, visto así lucía, más bien, como algo “neoborroso”.

LD: Pero en tu escritura está presente.


MM: Como también lo están el discurso conversacional, en función de la ruptura del enclaustramiento del lenguaje intrínsecamente poético —Cornejo Polar dix—, el antilirismo, lo visual y otras temperaturas expresivas, ¿no? Me interesan indudablemente autores considerados como “neobarrocos” (Kozer, por ejemplo; Wilson Bueno es otro) también aquellos muy próximos pero con una aventura personal (García Vega, Santiváñez, Espina, Montalbetti, Arteca, Yrigoyen o Del Pliego). Sin embargo, creo yo, que hemos pasado de lo neobarroco a lo neoberraco. Las densidades de los diversos tipos de lenguaje se han unido generando propuestas aún inclasificables, sea por sus topos como por los registros desde donde nos hablan, muchos de los cuales incluso están en un ámbito mayor a lo que comprendemos como lo literario.

LD: De acuerdo, me refería principalmente a tus diálogos, conexiones e intertextualidades.


MM: Mis diálogos y conexiones se dan con la tradición y si de ésta lo que resuena es cierta reverberación, ok. Sin embargo no creo que autores como Spicer, por ejemplo, Ashbery, otro, o Deniz, respondan necesariamente a lo que se considera, entiende o interpreta como barroco o neobarroco. Pasa que todo discurso situado fuera de la norma conversacional pareciera ser idóneo para convertirse en algo o neobarroco o patafísico o experimental pero, como te repito, las temperaturas de los discursos hacen que la sola idea de una dicotomía conversacional-neobarroco sea una simple perorata didáctica. Mis diálogos, los fundamentales, ocurren con las disidencias respecto de un centro canónigo o modal. No es tan complicado.

DB: Después de los dos grandes y últimos proyectos latinoamericanos por la conquista de una nueva poesía, tanto la antipoesía de Parra y la poesía concreta de Brasil, ¿Cómo ves la nueva poesía de la región latinoamericana?

MM: A estas alturas ya nadie, ni siquiera los representantes del conservadurismo más recalcitrante, podrán negar la calidad manifiesta en la “nueva” poesía latinoamericana, entrecomillo lo de “nueva” pues me refiero a la producción escrita desde mediados de los 90. Lo que ocurre hoy es parte de un proceso que se inicia en los primeros años de los 90, en donde se busca romper con cierto tipo de conversacionalismo, heredado a los 60s y 70s. En el año 1983 la revista Hueso Húmero publicó SOBRE LA POESÍA PERUANA ÚLTIMA / Una conversación. En esta ya se hablaba del conversacionalismo como de un “callejón sin salida”. Entonces los poetas, entonces jóvenes, se lanzaron en búsqueda de expresiones alternativas, las cuales ya estaban —las de Blanco y José de Jesús Sampedro, de México; las de Zurita, Martínez y Maquieira, de Chile; las de Echavarren y De Giorgio, de Uruguay; las de los Lamborghini y Perlongher, de Argentina; etc., etc.—, y llegaban a muchos de nosotros casi como mercadería de contrabando. Ya luego, en los 90, la aparición de Medusario (como una antología de poesía latinoamericana y no neobarroca) nos hizo ver que la poesía cantaba más alto sin los melindres de la cháchara urbana —en el Perú esto se evidenciaba con las escrituras de Hinostroza, Morales Saravia, Montalbetti, Chocano y Santiváñez—. En los 90 la escena se caracterizaba por las dicotomías coloquial-neobarroco, línea fina-línea espesa, pero las mismas, en los 2000, se condensan. Así llega la escritura a los autores nacidos a fines de los 70. Desde ahí se realizan una serie de experimentaciones las cuales incorporan al discurso una serie de formas marginales, aquellas “que no eran poesía”, (prosa poética, pictogramas, etc.) hasta llegar a la babelización del presente.

LD: ¿Desde esta perspectiva cómo podríamos ubicar libros como Manicomio?

MM: Como el final de una escritura llevada al extremo, casi a lo indecible, para luego reinventarla en Influenza, un libro —nuevo— mucho más prosaico, narrativo, y ¿por qué no? lineal. El lenguaje es una realidad únicamente en función de su dinámica. Es, en la medida en que se transforma, si permanece estanco “eso hablado” muta en retórica y, creo al menos, que con la poesía uno no pretende esto. Ahora, como ya lo he aclarado, no me gusta la idea de “libros”, aunque Influenza vaya por un derrotero distinto (al de Sparagmos) para constituirse en una suerte de testimonio de época.

LD: ¿Cómo explicar que tu obra se venga imponiendo desde abajo —fundamentalmente por los lectores jóvenes— y entre así al ámbito latinoamericano?


MM: Mis primeros libros fueron “bien vistos” por la crítica de mi país. Tenía que ser así pues se trataba de construcciones correctas, casi sin riesgo —por eso soy muy crítico al momento de releerlas y carezco de ese fervor hacia los hijos primogénitos—. Había que hacerlo así. Al menos, pienso yo, que para poder hablar un lenguaje propio uno tiene que haber conocido (al menos algo) de los diversos dialectos que se hablan (y hablaron) en un ámbito al cual se pertenece —la tradición—. Yo no me fui “abajo” a buscar un nuevo lector, un nuevo tipo de lector —la sola idea de que el lector joven esté abajo me parece equivocada, en todo caso más acertado sería decir “adelante”—. Podría decir que me “encerré”, simplemente eso —y así continúo, “encerrado”— respecto al diálogo con un tipo determinado de poesía —uno modal— y con quienes dialogué fueron quienes hablaban con otra dicción. La mayoría de ellos jóvenes, es cierto, pero yo pienso en escrituras no hago censos o catastros. Me atrevería a decir que fui “adoptado” por ellos pues mi generación, la de la crisis, se fue callando. No creo tampoco sea un “mérito” o una “consagración” ser leído (y viajar a conocer a esos lectores) en un ámbito mayor a lo “nacional”, eso funcionaba como una categoría en los 60s.

*Tomado de la revista de escritura & poéticas sie7edesie7e.

1.2.10

WITOLD GOMBROWICZ Y MARTA LYNCH


Por Juan Carlos Gómez

“[…] Goma, póngase en contacto con Marta Lynch, Madero 222, Vicente López. Autora de una novela premiada, “La alfombra roja”, edad 30 años, casada o soltera, me escribió una carta dramática diciéndome que justamente cuando ella, después de terribles vacilaciones, se animó a acercarse al genio, el genio se fue. Leyó Ferdydurke, la Pornografía y el pedazo de Diario sobre Retiro. ¿Me ama? Parece inteligente y simpática, puede ser que usted, Goma, tendrá una buena compañera para charlas interminables sobre mí (es curiosísima de cada detalle), escríbale que yo le pedí que sea ante ella algo así como mi embajador plenipotenciario. Y a lo mejor póngala en contacto con la muchachada. Dice en su carta ‘Leí un fascinante reportaje o recuerdo en forma de tal de unos locos sueltos que me atraen a fuerza de fastidiarme y que escriben en Eco Contemporáneo’ (esto hágalo saber al Asno, pues los jóvenes autores son muy ávidos de tales datos) […]”.

“Para Marta Lynch, Certificado: Juan Carlos Gómez, alias ‘Goma’, es el argentino más iniciado en mi mundo y conoce mucho de mis secretos… Witold Gombrowicz 1963”.

A los primeros admiradores de Gombrowicz en la Argentina no se los puede ubicar fácilmente, quizás Manuel Gálvez, Roger Pla, Ernesto Sabato… pero a la última admiradora sí se puede ubicar, fue sin lugar a dudas Marta Lynch.

La idea de Gombrowicz de que me pusiera en contacto con ella fracasó, faltó a una cita que habíamos concertado en la Fragata. Le propuse con nos encontráramos en ese café, cuando me preguntó de qué manera nos reconoceríamos le respondí que llevara una gallina debajo del brazo.

“La alfombra roja” era una novela muy comentada en el Buenos Aires de aquel entonces, una obra que puso en verdaderos apuros a Gombrowicz cuando la recibió en Berlín, por lo menos eso es lo que nos decía en las cartas.

“[…] No venga tampoco haciendo líos con mujeres, ya sabe que esto de traducir mi diario transatlántico es excitante, cuide de que no haya complicaciones, déjelas en paz con mi diario. Ya tengo bastante líos. La novela de la Lynch resultó ilegible (no le diga esto, sabe) y con furia meditaba que es lo que tengo que contestar, por fin le escribí que tuvo una idea horrible mandándomela pues el hecho que se declaró mi admiradora me impide cualquier elogio y que en general me da lo mismo si la novela es buena o mala […]”.

“Ocurrió con la Lynch que no sabiendo qué decir de la novela (pues no la leí) dije que no es social sino erótica y ocurre que acerté pues me mandó carta diciéndome, ¡que grande!, cómo lo supo, esto es, nadie lo pescó aquí etc. etc. ¡Qué cosa!”.

Gombrowicz había escrito un prefacio para “Hernán”, la primera novela del Asno. Fue un prólogo muy criticado por los lectores al punto que Marta Lynch decía a los cuatro vientos que la mala suerte que había tenido el libro estaba muy relacionada con el texto de Gombrowicz.

Las palabras que le escribió Gombrowicz a Marta Lynch sobre “La alfombra roja” y los comentarios públicos que había hecho la escritora sobre el prefacio de “Hernán” terminaron malogrando hasta cierto punto la buena relación entre ellos. El Asno, para echar más leña al fuego, aprovechó la circunstancia de que ella era Lynch por el apellido de su esposo, un conocido abogado de la clase alta argentina, pero su verdadero nombre era Marta Lía Frigerio de Lynch.

Rogelio Frigerio funcionaba como la mano derecha de Arturo Frondizi, así que el Asno le metió en la cabeza a Gombrowicz que Marta Lynch era su hermana.

“[…] La Lynch, informa el Asno, parece que es hermana de Rogelio Frigerio. ¡Ojo! Me temo que la pobre al leer el fragmento sobre Retiro lo interpretó como si se tratara del amor al pueblo […]”.

Pasaron cuarenta y cinco años desde aquel lejano 1963, cuando Gombrowicz le certificó a Marta Lynch que yo era el argentino más iniciado en su mundo. Hace unos pocos días recibí una carta de Enrique Lynch, hijo de la escritora y profesor en la carrera de Filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona. Enrique Lynch ha llevado a cabo una gran variedad de trabajos siempre relacionados con las letras, y encabeza su página web con una cita de Gombrowicz.

“Prefiero ser considerado como un conde ‘tout court’ que como un conde de las bellas artes, un marqués del intelecto y un príncipe de la literatura”.

La carta que me escribe es amable y hace referencia a un gombrowiczidas en el que hablo del Pato Criollo.

“[…] No me extraña, porque si algo llama la atención en Aira es la cantidad de ideas que se le ocurren. En cualquier caso, lo que importa es que se trata de una buena idea. Leo con interés y curiosidad sus desaseadas misivas sobre la Galaxia Gombrowicz y le agradezco que me las haya dado a leer […]”.

Estos comentarios de Enrique Lynch, al que de ahora en más conoceremos como el Aseado, acerca de la falta de aseo de mis misivas sobre la Galaxia Gombrowicz, se me asociaron con otros del Benevolente.

“[…] En mis (aparentes) días de ocio en Córdoba leo con interés sus notas. No pierden ácido y eso es bueno y a veces Gombrowicz no aparece en la pasarela. Pero ahora le quiero decir algo muy trivial y que tal vez no suene benevolente: hay en sus escritos, a veces, no sé si en todos, un pequeño problema de concordancia y una especie de temor sacro al verbo en potencial. Debe ser que muchos lo utilizan porque no entienden el subjuntivo y ostentan con estrépito unos ‘si yo habría’ que estremecen. Lo que yo le señalo es el estremecimiento contrario: como a veces hay que variar, en lugar de un oportuno ‘hubiera’ pone un deslizante ‘hubiese y en lugar de un ‘habría’ pone un rotundo ‘hubiera’. Nada de importancia, la lengua cambia por estos estremecimientos, después de todo, el francés ocupó el territorio del imperfecto de indicativo para sustituir el dificultoso imperfecto del subjuntivo: ‘si j’avais’ en lugar de ‘si j’eusse’, que suena tan fuerte […]”.

Y estos comentarios del Benevolente se me asociaron con otros del Orate Blaguer, unos que hizo en su último viaje a Nueva York en los que se refiere a mí, aunque sin nombrarme, de una manera insolente.

“Se ha dicho que le he dado mantenimiento a los clásicos de Borges (a Melville y su Bartleby), pero también es cierto que he acompañado los éxitos de librería de Robert Walser (a quien saqué modestamente del invernadero de las solapas y lo convertí, gracias a Doctor Pasavento, en un santo laico), de Georges Perec (uno de los autores que he decidido doblar, duplicar), de Fernando Pessoa (propongo que se multipliquen, como los peces, los heterónimos) y de Witold Gombrowicz, el noble polaco al que algún imbécil debería dejar de manosear”.

No puedo tomar a la ligera las reflexiones sobre el aseo, la concordancia y el manoseo que me están haciendo el Aseado, el Benevolente y el Orate Blaguer, aunque Gombrowicz haya tomado a la ligera unas reflexiones que le había hecho una lectora canadiense.

En efecto, después de una narración metafísica y bucólica que remata con la aparición de un cocodrilo Gombrowicz sigue todavía muy inspirado y mete en los diarios los relatos de la casa de los Pueyrredón, del cretino de la columna de Creta y del fotógrafo impostor.

Finalmente una lectora de Canadá se cansa de tantas historias superficiales y le manda una carta amarga reprobándole la costumbre que estaba adquiriendo de escribir tonterías, una carta con la que Gombrowicz no está de acuerdo.

“Al principio, lo que usted escribía tenía carácter polémico, despertaba controversias, producía reacciones, incluso negativas, pero fuertes. Los últimos fragmentos no me producen ninguna reacción aparte del estupor de que usted los escriba y de que Kultura los publique”.

Gombrowicz lee con atención la carta y reconoce que el diario publicado en noviembre le salió un poco frívolo, especialmente con el cuento del cocodrilo, pero no está dispuesto a escribir sólo para la satisfacción de los lectores, les pide que le dejen cierta libertad y que no se entrometan demasiado en su trabajo.

“Cuidad de que mi diario tenga el mínimo indispensable de inteligencia y vitalidad, la cantidad exigida por el nivel medio de la palabra impresa, pero en cuanto al resto, dejadme las manos libres […]”.

“En este saco meto muchas cosas distintas: todo un mundo al que sólo os acostumbraréis en la medida que adquiera superioridad sobre vosotros; mientras tanto, muchas cosas de este diario os parecerán innecesarias e incluso os quedaréis sorprendidos de que se acepte su publicación”.

Pero Gombrowicz no puede con el genio, e inmediatamente después de estas reflexiones tan atinadas que hace para la lectora de Canadá mete en el diario unos versos indecentes que escribe en la puerta de un baño.

“A señoras y señores, para nuestro beneficio / No lo hagan en la tapa, háganlo en el orificio”.

En seguida le advierte a los lectores que había dudado antes de confesar esta manía, pero le había resultado tan fascinante que se lamentaba de haber perdido tanto tiempo sin conocer un placer tan barato y desprovisto de riesgo.

“Hay en esto algo…, algo extraño y embriagador… debido probablemente a la terrible evidencia de la inscripción unida al absoluto ocultamiento del autor, al que es imposible descubrir. Y también al hecho de que se trata de algo absolutamente inferior al nivel de mi creación”.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...