22.11.08

JIMMY MARROQUÍN LAZO Y LA POÉTICA DEL ALBATROS


Por: Carlos Eduardo Quenaya

Hay poetas que hacen de la contención verbal y de la concisión estilística la cincelada cifra de su materia creativa; escritura que sometida al rigor del aliento artístico corre el riesgo de la extenuación y el silencio. Asimismo, otros poetas construyen su obra a partir de la opulencia imaginativa y de la ruptura del recipiente poético, ensayando versos que actúan como una corriente abrasadora cuyo principal peligro se halla en el despilfarro y el aderezo. A esta segunda especie de poetas pertenece Jimmy Marroquín Lazo. Ya en su primer libro, Dinámica del Fuego, Marroquín demostraba talento para el encabalgamiento lujoso y la exuberancia simbólica. No obstante, es en su segundo libro —Teoría angélica— donde Marroquín desarrolla mejor las posibilidades de su dicción, decantando su discurso a través de ciertas presencias poéticas modeladoras.

La edición de Teoría angélica ha tenido un proceso singular. Libro ganador del Copé de Plata en el 2002, esta edición reúne dos conjuntos poéticos que son susceptibles de una lectura en paralelo a la versión publicada por el autor en el 2006, edición que además de suprimir toda la segunda sección del poemario del 2002, añade una significativa cantidad de poemas que nos informan mejor de la voluntad de composición de Marroquín.

Nuestra lectura, entonces, deberá ceñirse a la referida segunda edición. El primer poema del libro “Balada para un ángel” pone de manifiesto la precariedad de la expresión poética. La permanente semiosis del discurso literario impide al yo poético asumir una actitud ingenua frente a lo que enuncia, haciendo problemática la emisión del discurso: El tiempo alterará el sentido de lo que digo/ y de lo que no digo también, con fingida benevolencia,/ trastocará palabra por otra, búsqueda por carencia,/ allí donde todo es visible impondrá levedad…

Animados por cierto hálito épico, en adelante los poemas tornarán una y otra vez sobre el tema de la creación y la compleja condición del artista. Así, serán numerosos los textos titulados “Teoría angélica” y “Balada para un ángel”, reforzando de este modo la imagen unitaria del poemario. El sujeto de enunciación se representará constantemente como un ser alado incapaz de volar, cuya identidad poética se advierte en continua descomposición, como en el poema “Autorretrato con siete dedos”: Aquí/ inerte/ me miro/ ajeno/ y me desdoblo/ en pos/ de ese otro/ que asume cómodo/ —ah espía intruso,/ ah vigía insaciable que no miro—/ la dudosa identidad/ que me condena/ a ser/ Otro/ Nadie/ Máscara de aire/ y muchos/ muchos dedos. En este mismo sentido, pensamos que es particularmente significativa la tercera “Teoría angélica” del conjunto: Estas alas que aquí veis crecen en mi cuerpo/ y no en el vuestro/ como rugosos alegatos de voces que amo, ignoro y no entiendo;/ estas alas calcinadas/ remedo de mis entrañas de madera, baten el aire inútilmente,/ ensayan levantar el vuelo, revolver la niebla con taimado yerro/ pero tan tiesas chamuscadas sin embargo…

Estos versos nos remiten casi inmediatamente al poema más famoso de Baudelaire: El albatros. El poeta no ostenta sus alas, pues constituyen —por el contrario— motivo de irrisión y zozobra. Leamos un fragmento del poeta francés: Apenas los arrojan allí sobre cubierta, /príncipes del azul, torpes y avergonzados,/ el ala grande y blanca aflojan como muerta/ y la dejan, cual remos, caer a sus costados./ ¡Qué débil y qué inútil ahora el viajero alado!/ Él, antes tan hermoso, ¡qué grotesco en el suelo!...

Marroquín se instala en la moderna tradición poética baudelaireana retomando y potenciando simbólicamente la imagen del poeta-ángel-albatros. Así podemos comprender mejor esta propuesta que se nutre del barroco hispanoamericano a través de Lezama Lima y de poéticas cuestionadoras de la propia actividad literaria como la de Enrique Lihn o la de José Emilio Pacheco.

Si bien creemos que Teoría angélica supone un paso adelante en la obtención de un lenguaje propio y de una concepción poética personal, es necesario señalar que no alcanza, como esperábamos, una regularidad expresiva a lo largo del libro. Una carga adjetival excesiva en los poemas menos logrados nos sugiere más la realización de ejercicios de estilo que de aciertos creativos. A su vez, la recurrencia de los mismos tópicos, sumada a la repetición de los títulos que referimos líneas arriba —aun cuando configuran la unidad del poemario— le confiere también un carácter redundante y monotemático.

Es misión de cada poeta luchar contra sus dones y buscar en los límites de sus posibilidades nuevas versiones de sí mismo. Creemos que la pugna de Marroquín consistirá en demostrarnos que los años pueden volvernos más severos con el arte y más atentos a las concesiones literarias, con el objetivo de marchar siempre a favor por el pedregoso camino de la poesía.

Teoría Angélica, 63 pp.
Jimmy Marroquín Lazo
Lago Sagrado Editores, Lima, 2006

15.11.08

ENRIQUE VERÁSTEGUI REAPARECE CON NUEVO LIBRO: "TEORÍA DE LOS CAMBIOS"


Uno de los más grandes poetas peruanos de los últimos tiempos, Enrique Verástegui (Lima, 1950), vuelve a la escena local con un nuevo texto que ya se encuentra en la imprenta bajo el nombre de “TEORÍA DE LOS CAMBIOS”. Este poemario saldrá en coedición de los sellos editoriales Sol Negro de Lima y Cascahuesos Editorres de Arequipa, y estará en circulación a partir de entre fines de noviembre y los primerso días de diciembre. Aún no hay datos de la cantidad de páginas o el diseño de portada, pero sí, como adelanto del libro, estos dos poemas que a continuación publicamos:
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MAITREYA

Me he sentado a esperar la vejez.
No pienso ni hago nada hasta que llegue otra generación
a desempolvar el brío, los libros dorados, las matemáticas,
el cuerpo, el alma, el universo,
todo ese conocimiento sepultado por el rencor,
la gnosis que demuestra que lo infinito
está en lo finito
donde está, realmente, el universo.

Florecí más que nadie
pero perfidia cayó sobre mí,
doblándome como una flor,
herrumbrándome, y fui silenciado.

Maitreya pasó desapercibido como una sombra por la vida, no dan ganas de llorar?


POESÍA PARA SEÑORITAS
-----------------------------------------------a Vanessa, mi hija científica

Cuando leas poesía
aprende a distinguir lo Verdadero de lo Falso
no todo lo que está bien escrito es Verdadero
y todo lo mal escrito es necesariamente Falso
el Criterio de Verdad es lógica impecable
Falsedad es absurdo más allá de cualquier palabra
así si distingues Verdad de Falsedad
serás una Princesa consorte, comerás uvas frescas
y acertarás cuando leas poesía.

10.11.08

NOTA DE ODI GONZÁLES SOBRE EL CAFÉ AYLLU DEL CUSCO


Queridos amigo(as): el legendario Café Ayllu del Cusco esta a punto de ser cerrado para que en su lugar funcione un Starbucks Cafe. Pienso que el hecho de estar viviendo en Nueva York no me excluye —como puede pensar alguien— de una situación así. Comparto con ustedes esta nota que escribí y que salio publicada en el diario peruano La Republica de ayer domingo:

«Hemos leído en el suplemento Domingo el reciente reportaje sobre el posible desalojo del Café Ayllu, en Cusco, y es como si hubiera recibido un latigazo en la nuca.

En las punas de Cusco, durante las heladas, vi languidecer carneros blanqueando los ojos. Nadie los socorría en aquellos páramos. Sólo la niebla los cubría con su frazadilla ligera. Y ese desamor, la lobreguez que cunde al reparar que algo se acaba de la manera más deplorable, es lo que siento ante esta situación.

En el Ayllu recitábamos El Credo en Quechua con mi compadre Pancho Atawpuma, de Q'eros, ante un celestial ponche de habas con ayrampo. Fue allí donde develamos con el pintor Luis Palao Berastain sus dibujos que acompañarían la edición bilingüe de la poesía de Kilku Warak’a. Allí, en el Portal de Carnes, corregí mis poemas sobre los lienzos de la Escuela Cusqueña y, entre los concurrentes mestizos, presentí al Anónimo de La Catedral, al Maestro de la Compañía. Desde allí, con Ricardo Valderrama y Oswaldo Chanove, escuchamos el tañido de la María Angola que se oye a cinco leguas a la redonda. Y allí conocí, de chico, a Luis Figueroa —pionero del cine peruano— con esa estampa de sonero cubano, y a Raúl Brozovich, poeta, viejo arcángel cascarrabias. Y allí, el pintor Manuel Gibaja —subrepticiamente sentado detrás del mostrador de maicillos— solía bocetar los rostros más subyugantes. Y es del Ayllu del que le hablé al poeta José Emilio Pacheco que, finalmente, aceptó la invitación de ir a Cusco. Le conté que junto a la Basílica Catedral había un café frecuentado por los feligreses del orbe. “Es nuestra Catedral” le dije.

Y ahora, cerrarán el entrañable Ayllu para rentarlo a un café transnacional.

Es legítimo que la arquidiócesis —dueña del local— quiera acrecentar sus caudales. Y yo no soy nadie para descolgar el zurriago con el que Jesús echó a los mercaderes. “¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo y acabemos!”, diría Vallejo. Pero no.

Como un peatón más de la Cuesta de los Afligidos, invoco al arzobispo y a sus adjuntos todopoderosos; al Señor de Los Temblores, humilde y desabrigado: no cierren el Ayllu, sus señorías; te lo pedimos, Señor».

Traten de difundirla, un abrazo, Odi Gonzáles.

8.11.08

BEDOYA Y CATALINA: 4 CUENTOS CORTOS (1)



· DARWIN BEDOYA (Moquegua, 1974):
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¿QUIÉN LLEGA EN LAS NOCHES?
A Giovanna

Apareció intempestivamente en el salón oscuro de la casa. Encendió el equipo de sonido. Puso en la bandeja un CD con una canción muy celebrada y empezó a reconocer el lugar. Traía un cuerpo maltrecho, casi inconcluso. En realidad era un despojo. Aunque las zapatillas estaban bastante nuevas, pero sus ojos no lo sabían; aún así pretendió mirar a todos los lugares hasta donde sus ojos le podían ayudar. Al rato encontró dos vasos whiskeros y el Jack Daniel’s al punto, sirvió en los vasos y luego se reclinó en el sillón de la esquina que tenía un decorado Kitsch, le dio un par de sorbos a su trago, dejó la copa vacía sobre una mesita que estaba entre los sillones. Puso las rosas al costado de la botella y sólo entonces decidió regresar. Le bastó caminar de prisa y atravesar la puerta que siempre estuvo cerrada.

Ahora que han pasado más de cien años, piensa volver nuevamente, por el recuerdo, por la música, por el lugar, por el reencuentro, por el Jack Daniel’s, casi por todo; sólo que esta vez hay un pequeño detalle: la casa no existe y ella tampoco.
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PLAZA DE ARMAS
A A. M.

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Era una clara señal de ejemplo. Daba la sensación de una increíble puntualidad; todos los días, antes de la salida del sol, la estatua ya estaba allí.


· FILONILO CATALINA (Puno, 1974):
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HISTORIA DE UNA HOJA



Esta era una hoja en blanco.


LEUZEMIA
No sé
si quererte con un puñal
o con una flor en las manos
con un puñal al menos sabría que estás viva.


Cuando despertó, lo primero que notó fue su ausencia, y volvió a hundir su rostro entre las almohadas, volvió a sentir esa amargura que, en una especie de masoquismo, disfrutaba —o aprendió a disfrutar desde hacia ya dos años—. Prendió la radio, se puso de pie y vio el mismo rostro frente al espejo, pensó que hacía demasiado frío para bañarse ese día y repitió el acto mecánico de todos los días: agarró el bisturí que había cambiado hacia dos semanas y se hizo un fino corte de forma horizontal, aproximadamente un centímetro en el costado izquierdo; luego se miró ese lado del cuerpo y mientras se pronunciaba un hilo de sangre recordó que era domingo y se volvió a tender en la cama; cerró muy lentamente los párpados y con las yemas de sus dedos repasó e intento contar una a una las cicatrices en la parte superior de su cuerpo. Cuando perdió por quinta vez la cuenta miró lo que alguna vez fuera una fotografía y con una dulce amargura hizo una raya más sobre aquella imagen desfigurada que pendía en la cabecera de su cama; en ese momento, cuando terminó de rasgar la fotografía, con el mismo bisturí que se había hecho el corte, le asaltó la repentina angustia de ¡qué iba a suceder cuando no quede ya más espacio en su cuerpo!; y se llevó una ves más los dedos sobre esa parte que aún quedaba intacta de su cuerpo.
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* Los textos de Darwin Bedoya han sido reproducidos de Aunque parezca mentira (Juliaca, Grupo editorial Hijos de la lluvia & LagOculto editores, 2007); y los de Filonilo Catalina, el primero es inédito, mientras que el segundo apareció en una primera versión en La canción de la cucaracha (Arequipa, Triángulo ediciones, 2003). En la imagen: Otro mundo de M. C. Escher.

4.11.08

LEJOS DEL ALCANCE DE LOS NIÑOS


Por: Darwin Bedoya

Forjar una antología puede ser más peligroso que hacer gárgaras con alfileres. Y a pesar que éstas nunca fueron ni serán completas y considerando que, a veces, los riesgos son los únicos medios que nos conducen hacia un buen punto de partida o una meta codiciada; sin duda, esta antología viene a cubrir un hondo vacío-olvido que alguien por ahí debió perpetrar. Y Walter Bedregal Paz (Tacna, 1969), no sólo llena ese vacío, sino que también lo cubre pulcramente; nos muestra una verdadera labor sin referentes en el medio: obvia la historia de los diversos movimientos y épocas o estilos poéticos (poquísimos realmente en Puno) y, en cambio, asume los postulados de Genette y Deleuze-Guattari, quienes enrumban teorías y estéticas hacia otros horizontes. Su visión literaria se pretende distinta, llegando a unos espacios que tienen rasgos o aperturas de conexión, heterogeneidad y principios de multiplicidad, tal como se señala en los núcleos que configuran los capítulos vertebrales de «Rizomas» y «Mil mesetas» de Deleuze-Guattari.

Este es un libro al margen de toda adversidad. Lejos de esos terribles ánimos de rasgarse las vestiduras o de dimes y diretes que en los últimos tiempos se ha vuelto pan de cada día en las letras puneñas —peor si de incluidos y excluidos se trata—. Por ello, más vale, en el caso de la presente antología, terminar con lo que dice Bedregal en su espacioso prólogo, «están los que deben estar». En este punto también hay que anotar que cada antologador, desde el momento en que publica una antología, estará al corriente de justificar a sus seleccionados, sabrá valorar los textos que estructuran su volumen, y sólo así será un genuino antólogo. Si estamos convencidos de que no existe arte sin malentendidos, también creemos que una antología poética debe multiplicar ese malentendido. Malentendido o pura semiosis, se puede elegir el término, al fin y al cabo, uno sabrá cómo denominar este espacio. Un lector-artista (y al revés) construirá sus lecturas, sus significados dentro del campo semántico que prefiera porque al final, ésas también serán lecturas en plena ebullición, y como sabemos, mientras más lecturas existan sobre un único texto, mejor.

En una edición muy cuidada y con una presentación que deja mucho lugar para la envidia, «Aquí no falta nadie, antología de poesía puneña» (Grupo Editorial Hijos de la lluvia & LagOculto editores, 2008, 302 pp.) reúne 21 poetas, con una breve bio-bibliografía de cada uno de ellos, más una especie de «poética» y una amplia, —muy amplia— selección de textos seleccionados. El prólogo, curiosamente titulado: «Las puertas se han cerrado» (a pesar de poseer cierta desorganización o, según Bloom, «desajustes» para el trabajo necesario del lector —o, tal vez, se haya tomado la propuesta de Ciorán y sus postulados de caos infinito, antes que orden—), es una extensa cavilación sobre la poesía y sus vínculos demostrados a través de la intertextualidad-fractalidad, además de una breve combinación de la temporalidad o proceso de la tradición poética puneña, incluida una interpretación de los textos de los seleccionados, obviamente según el autor de la antología. Y he aquí que se puede hallar el mérito de Bedregal el haber ensayado una teoría de la poesía en las voces puneñas que parten desde Alejandro Peralta y Oquendo de Amat hasta llegar a Luis Pacho, Rubén Soto, Edwin Ticona, Walter Paz, Filonilo Catalina y otros poetas de los noventa. Haber iniciado un nuevo itinerario para seleccionar textos poéticos y no haber claudicado en el intento, cuenta muchísimo en este volumen de poesía puneña.

La antología de Bedregal, creemos, sitúa en el lugar que les corresponde a las voces de Peralta, Oquendo, Miranda, Aramayo, Zaga, y una larga lista que conforman los 21 elegidos (al margen de que quien firma estas líneas pudiera haber sido incluido o no por cuestiones de «geografías», según los «eruditos»). Lo que Bedregal hace es alejarse de esos despieces generacionales consuetudinarios que la crítica literaria, aquella “común manera” que los estudiosos han convertido en canon para elaborar una selección, —es decir: clasificar unos textos, ponerle unas cuantas palabritas como prólogo y listo, ¡antología hecha!—, y en lugar de ello (aunque parezca mentira), como se puede comprobar, el antólogo de ANFN, emplea nuevos mecanismos. Es por ello que en este contexto deseamos ocupar nuestro discurso en tres aspectos que se desprenden de la antología de Bedregal: 1) el carácter intertextual y/o fractal de los textos de sus seleccionados, 2) la ausencia de voces femeninas y 3) de la poesía puneña misma, especialmente de su actual situación y su proceso evolutivo.

U N O:


Hablemos del carácter intertextual y/o fractal de los textos de la antología. Este es uno de los primeros libros de Bedregal, es decir uno de sus primeros sueños cumplidos. Porque la escritura parte de un sueño, de una aspiración que también tiene que ver con la poesía; no hay poeta que no haya basado su poesía en sus ilusiones, en sus sueños dormidos que un día despiertan en el papel a través de versos. Pues como dice el autor de ANFN: No existe otra forma para hablar de poesía sino aquella única que se llama sueño. Y la literatura, la narrativa o la poesía son sólo sueños. Así, en el texto «Habla memoria» el escritor Vladimir Nabokov dice: «he saqueado mis sueños más antiguos en busca de llaves y claves»; luego, en «Cuadernos de notas» Nathaniel Hawthorne escribió: «un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en los que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la vida», y en el libro «Un sueño de Armageddón» del celebrado escritor H. G. Wells podemos leer el siguiente diálogo: «ese libro —repitió él, señalando con un dedo enjuto— trata de sueños […] supongo… —dijo titubeando». Entonces, el carácter de los sueños según Nabokov y este fragmento sería la búsqueda de destinos y sinos en los mismos sueños. Mientras que para Nathaniel Hawthorne los sueños suponen el presentimiento de lo que va a suceder; en el caso de H. G. Wells, más cercano a nuestra visión, los sueños serían el contenido de los libros, puro sueños alcanzables y palpables como éste de Bedregal.

Coincidiendo con los planteamientos de Genette y su intertextualidad de parodia y homenaje, el viejo Borges parodiaba a Poe. «El Aleph» es una parodia general de la poesía; Borges parodia a Whitman y a Poe, a quienes consideraba como sus referentes más cercanos. ¿Homenaje? Ese es el rasgo intertextual y/o fractal de los textos. Bajo los postulados de Genette o las explicaciones de Deleuze-Guattari, ¿qué pueden significar estos versos de Walter Paz?: «La nostalgia es una abeja que vuela mil novecientos noventa y nueve veces para crear una rosa» frente a estos de Luis Pacho: «La lluvia era una gota que giraba mil veces para hacer una fiesta después de los crepúsculos», ¿son comportamientos aleatorios?, ¿dinamismos de parodia?, ¿plagio, pastiche, homenaje?; o simple y llanamente intertextualidad y nexos fractales. ¿Importa quién escribió antes o después? En el muy citado libro «Hipertexto 2.0», George Landow dice: «Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari entienden el texto como un universo de letras que coincide, en horizontes y limitaciones, con el hipertexto que ha desarrollado la información virtual». Esta misma idea es revalidada por Carlos Soler en «Teoría literaria virtual: análisis del hipertexto». También Bakhtin, en sus planteamientos sobre la polifonía, analiza aspectos referentes al texto literario, coincidiendo en las ficciones hipertextuales en la que las voces individuales se asemejan a las lexias, sin permitir la existencia de una voz única y tiránica. Landow dice al respecto: «más bien, la voz siempre es la que emana de la experiencia combinada del enfoque del momento, de la lexia que uno está leyendo y de la narrativa-poética en perpetua formación según el propio trayecto de lectura». Esto supone que los textos y las consecuentes lecturas van formando una trama que al final hace una espiral llena de referentes y constantes aleatorias.

La irrupción de la teoría posmoderna, basada esencialmente en la filosofía, de esa que, tácitamente, nos habla Bedregal a través de los referentes de Venturi, Vattimo, Derrida, Lyotard, Jameson, Deleuze, Guattari, Almoror, Ducaren, Foucault, Althusser, Serres, Faye, Châtelet, etc., (incluyendo sus no pocos excesos y arbitrariedades frente a sus proposiciones) nos hace ver el otro lado de la realidad, esa con las fronteras y los territorios que se desplazan, donde se dan los cambios y los «sucederes» porque, en efecto, llegada la posmodernidad acontece lo que se da en llamar «la muerte del sujeto moderno» para emerger el «sujeto posmoderno». Con ello, caen también las teorías estéticas clásicas. Célebre es aquella frase de Vattimo que dice: «si con todo esto lo que hemos perdido es el principio de realidad, no es a fin de cuentas una gran pérdida». Su correlato en la ciencia se halla en lo que al parecer podríamos llamar «ciencia posmoderna», compuesta por diversas ramas como teoría de sistemas complejos, teoría del caos, teoría de las catástrofes, nexos de los fractales, etc., en las cuales el lector acreditado ha asumido que el modelo determinista, la «verdad» exterior al hombre que la ciencia debía encontrar, por utópica, es simplemente falsa: otro «gran relato». Al mencionar esto, hablamos de la necesidad inminente de un cambio un tanto radical, como en su día lo operaron las vanguardias, en el espacio de la creación poética y de donde justamente nacieron Huidobro, Girondo, Borges o Vallejo.

Así entonces se pretende o plantea la necesidad de que los estudios sobre la poesía o narrativa puneña no sean canonizados. Que quienes pretendan hacer una revisión de la literatura puneña empleen nuevas herramientas de tratamiento del texto, para que de ese modo se pueda proyectar una nueva visión, una auténtica lectura que pueda desvelar la intención del autor. Hablamos, en este caso, de la validez de este ensayo literario hecho por Bedregal, un ensayo con la aplicación de la intertextualidad-fractalidad, pero esta vez en la comarca de la poesía puneña.

D O S:

En segundo término está el caso del acierto con la no inclusión de voces femeninas (lejos de una acusación de machismo, como podría verse a simple vista, si nos salimos del texto). Sucede que el acto literario no es sólo producción, sino también recepción, por lo que se puede afirmar que uno de los aspectos logrados y que llama la atención en la antología de Bedregal es el silencio poético de las mujeres, lo cual, sin duda, no se debe a que ellas no hablen, sino que a veces no se las escucha o simplemente a que, en Puno, carecen del rigor necesario en la construcción poética. Otras antologías hechas en Puno, sí han considerado a otros nombres femeninos —no solamente a Gloria Mendoza—, pero casi por compromiso o amistad. Sin embargo, la recepción de la poesía puneña femenina se ha caracterizado por su insuficiencia de trabajo con la palabra y por una desmesurada dispersión, incluyendo esa especie de anonimato del que parecieran gustar las poetas de Puno.

Entonces, esto supone que, a diferencia de otras antologías, la de Bedregal rompe esa especie de consenso de incluir a todas las voces de este grupo, sin mayores exigencias y pretensiones. Hablamos por ejemplo de la necesaria ausencia de Mercedes Bueno y Mílida Castillo, (además de algunos nombres actuales); y más allá de lo que pudiera parecer un discurso patriarcal, y que las poetas de estas generaciones podrían ser llamadas «escritoras» —a pesar que su arte poético no pueda decir lo mismo—, esto no es más que un postulado valedero cuando de antologías serias se trata. Creemos que a ellas, las poetas, les faltó concluir su obra, dejaron su labor sin cubrir ciertos resquicios que permitan reconocer el poder de la palabra y les pueda dar creaciones nuevas y rotundas, tal vez, un poco más lejos de aquel discurso de las poetas del 70 (María Emilia Cornejo, Carmén Ollé), plagada de posiciones de sujeto, temas del cuerpo como objeto de placer y de deseo, fórmulas trilladas del amor sin trabas, etc., etc., y, más bien, debió darse la creación de un espacio discursivo propio, poblado de autenticidad y propuesta.

La revisión de Bedregal se convierte así en reconocimiento de invenciones culturales con nombre propio, esta revisión es el rescate —sobre todo, el redescubrimiento de voces olvidadas y, también, de textos no considerados propios de la poesía peruana—, la formulación de un tiempo no lineal con la aparición de un eterno presente, la permeabilidad del ser y la reciprocidad desjerarquizada en la relación con el otro son algunas de las claves que se desprenden de este volumen con las voces de 21 poetas. Sin duda, una antología como ésta, permitirá que los estudiosos del futuro dispongan de un material muy valioso para sus investigaciones. Eso nadie lo puede negar, por muy ciego que sea.

T R E S:


El aspecto más importante es la visión que uno puede tener de la poesía puneña después de leer ANFN. Esa poesía fraguada desde antes de la vanguardia hasta nuestros días. Desde esa antesala se puede alcanzar una visión muy importante, justamente debido a este aporte antológico. Voces como las de Alejandro Peralta y Oquendo son sin duda los nexos con la anterior y reciente poesía puneña, la cual nos permitirá discernir el proceso que ha tenido en todos estos años, casi un siglo, la existencia de una tradición literaria en Puno. Nos aventuramos a decir, por ejemplo, que no ha habido cambios sustanciales desde Peralta y Oquendo. Más bien, considerando el tiempo transcurrido, la poesía puneña se ha mantenido dentro de un «continuum», a pesar de los mínimos altibajos con dos o tres nombres. No hemos sido testigos de nuevas propuestas, de nuevos paradigmas o de voces descollantes. Todo parece haber acabado en las vanguardias, inclusive este síntoma puede alcanzar a la poesía de todo el Perú. No hay, volvemos a insistir, la presencia de un nuevo impulso, de experimentalidad o propuesta. Por el contrario, hay cierto conservadurismo. Nos hace falta, después de Oquendo, poetas que irrumpan con nuevos tonos, nuevos rumbos —una especie de Martín Adán o un Eielson puneño, por ejemplo—. Con leves oscilaciones: Filonilo Catalina es a la poesía de los 70 con una añadidura de cierto lirismo, sólo eso; mientras que los demás, casi todos, transitan por una poesía con matices extremados del aire intimista que por momentos alcanza una concreción híbrida, debido a sus rasgos retóricos, oníricos y hasta tradicionalistas. Todos parecen girar perpetuamente alrededor de un sol que podría ser Oquendo. Soto estaría un tanto alejado de lo consuetudinario con su minimalismo poético y su tratamiento rotundo del lenguaje como lingüista que es, nada más. Los otros (incluido el autor de estas líneas que, por cierto, sigue blasfemando de su inclusión en esta antología), mantienen un estatus metafórico insistente y, a veces, reiterativo. Tal vez en Puno, no tengamos más de cinco o seis poetas para una antología genuina. Para que nadie diga nada en el mundo entero.

C ODA:

En resumen, en la selección de textos para esta antología se ha considerado los poemas que verdaderamente han exigido un arduo trabajo a sus autores. Cualquier lector que se precie de haber leído buena parte de la producción poética puneña, indudablemente nunca podrá decir, en su sano juicio, que Bedregal no ha seleccionado textos que merezcan estar, perpetuamente, en una antología. Serán los propios lectores quienes puedan dar su juicio al concluir con la lectura de esta selección.

Hay que reconocer el ensayo intertextual-fractal de Bedregal (inclusive habría que hablar que en esta antología, efectivamente: no falta nadie, porque, como se podrá leer, desde el prólogo hasta los apuntes bibliográficos, están, aunque mencionados, todos los poetas del mundo, incluido el patriarca Homero y los alemanes, los ingleses, los italianos, los argentinos, los suizos, etc. En otras palabras, todos los poetas de antología); este es un nuevo estudio de la poesía y (que nos sirve para) la propuesta del (un) debate serio. Resulta atinado el detenimiento en la no inclusión de voces femeninas. Acertado y conveniente para el corpus. Hay sapiencia y gusto estético en la selección, igual que interés por mostrar la calidad y la realidad de la poesía puneña. El sueño o, el libro de Bedregal, deriva de lo que Borges, en su Arte poética decía: «Sentir que la vigilia es otro sueño / que sueña no soñar y que la muerte / que teme nuestra carne es esa muerte / de cada noche, que se llama sueño».

Para concluir estas líneas, el título de este comentario obedece simplemente a lo que alude Bedregal en su prólogo, cuando dice: «los poetas del dos mil en adelante todavía no han hallado su sueño». Sin embargo, parecen estar muriéndose, insisten en golpear las puertas del cielo, desde las cantinas, o desde las cabinas de Internet, al saber que su nombre no está en las páginas de ANFN. Al concluir la lectura de estas líneas, ojalá no se sepa de un próximo velorio. Por eso hay que poner esta antología lejos del alcance de los niños. Muy lejos o en una parte alta. No vaya a ser que les suceda algo malo de tanto estar al corriente de que no existen en este mapa, ni en los seleccionados, ni en la bibliografía, ni en ningún lugar. Como les ocurrió a ciertos escritores ya reconocidos... Ojala entiendan, algún día, que estar o no estar en una antología importa un carajo. A pesar de la antología. A pesar de la poesía.
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* En la imagen superior los hermanos Arturo (Gamaliel Churata) y Alejandro Peralta, gestores del grupo Orkopata, uno de los movimientos de vanguardia, renovadores absolutos de la literatura peruana. Es con el segundo de ellos (Alejandro) que Bedregal apertura su antología, pues su libro Ande (1926) fue muy aplaudido en su época, poco estudiado por la crítica, y casi olvidado por el canon oficial. La imagen ha sido sacada de aquí.

1.11.08

3 POEMAS DE “HISTORIA SECRETA” DE PAUL GUILLÉN


Como un adelanto de su próximo libro Historia Secreta que saldrá dentro de algunas semanas en la Muestra poética del 2000 - Colección Piedra / Sangre, que Lustra Editores, —y bajo el auspicio del Centro Cultural de España— está publicando, Paul Guillén (Ica, 1976) nos ha permitido publicar estos 3 poemas:
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[Tú respirabas de una forma...]
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Tú respirabas de una forma malsana - era la manera perfecta de no soportar más el mundo - converso solo con mis zapatos en la noche y es el frío que susurra en mis huesos la perfecta unión entre las estrellas y mis ojos pero esos pasos que escucho a lo lejos me hacen ser un animal enjaulado con mucho miedo mucha hambre mucha sed - unidad de la materia y el espíritu - permaneces en la orilla sin tomar un rumbo ajeno a las constelaciones - prefieres caminar hasta la cima del monte más alto y negarte a vivir - a morir - nadie escucha tus lamentos - eres Pachacutek II - pero nadie lo sabe - nadie voltea a verte - ahora escribirás en tu libreta de notas una especie de diario en la ciudad que no conoces pero odias tu historia comienza en la cocina donde diseccionas varios animales menores los huesos de las víctimas están regados por todas partes pegados a las paredes formando una masa espectral de humus y mierda que sólo tú puedes respirar nos gusta vernos a los ojos y comer de esos desperdicios esa energía vive en mí o no quiere salir de mí voltea hacia otra parte tu sable reluce junto a los árboles del Waytapallana viajar para nunca volver es tan triste todo esto la cuestión es no hablar de la muerte sino del sufrimiento unos 1000 ó 2000 años de constante sufrimiento una lucha que empieza en la tierra llega al mar y asciende al cosmos confío en avanzar hacia las batallas más sangrientas a finales del año 2011 unas voces me dicen que no lo escriba - un perro rueda junto a los semáforos y se deleita viendo los colores al caer - es como un suicidio voluntario que no permito - avanzo hacia la noche - cuándo alguien vendrá a rescatarme de este miedo - todos los poetas son homosexuales - tú quieres llorar - no encajas en ninguna parte - solo buscas alcohol para no seguir en este mundo - no piensas en nada - profundas crisis- no sabes que hacer ni donde ver - no piensas más - la realidad se deforma y deforma tu rostro - estás viejo y cansado como toda tu generación - tienes que hacer algo por tu generación - tal vez romperte una tibia y no dejar de sufrir - nunca más hablar de poesía… cómo salir de aquí sin heridas - sin tatuajes - sin insolación - este sol que nos cae de frente en la boca y entra como las ondas del mar en la boca del ahogado - retrocede - no mires más - no quieras morir ahora y darme un balazo - ese canto shakesperiano se repite como una bomba en mi cerebro y la historia de la guerra étnica - pero yo reparto los volantes con mi nombre - con mis ideas y mis fotos - nadie cree que sea el verdadero Pachacutek II - de donde habré sacado ese nombre - toda la vida has mentido - ahora tienes que dejar de hacerlo - esos poemas con el nombre de “Diario de Pachacutek II” se perdieron para siempre - no recuerdo ninguna línea y tú los perdiste - no los guardaste junto a tus vestidos - tus cosméticos de niña engreída - pensaba que podrías comprender algo - pero lo perdiste todo - este viaje por el interior de la tierra me tiene exhausto cómo decirte que quiero gritar pero ya no puedo - cómo salen las palabras sin sonido - cómo en mi mente retumba el sonido de las letras cuando salen del cerebro - porque hacer tantos problemas de nada - la historia del Perú es un manicomio de poetas - ahí están todos los necios y no tan necios - los cisnes y los incendiarios - un poeta que tenga heridas por dentro o que hable del peso y del zapato - no veo más que las ondas musicales y repito una canción de Patty Pravo no quiero llegar al final - tengo que retomar el camino - mi equipaje es tan pesado - lleva contigo lo que más necesites - una nueva mente para expandir tu mente maltrecha - de nuevo respiras con angustia y no quieres repetir la última frase E Dimmi Che Non Vuoi Morire - no la repitas más y cuenta tu historia secreta hasta los días en que empieza la guerra - nunca retrocedas - no vaciles en decir la verdad - tú debes decirlo como si retomarás un metro griego o latino - dilo con todas tus fuerzas y busca en esos libros antiguos las expresiones que desafíen tu mente - revuelve el pasado con una vulva en tus manos - sólo así comprenderás lo que digo - no voltees más y regresa por donde viniste - mi Winchester es una plaza llena de balas con avenidas y fosas comunes - sueña una canción - en la farmacia de los ángeles ebrios - inyecta tus ojos con pentotal - y empieza tu orgía en un film de 16 milímetros.


NINGÚN LIMBO BAJO EL SOL

“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol”
1.

El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en el poema.

Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.

En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre un rosal sanguíneo y curvo.

Tus ojos ven la ebullición de una espina en la córnea, y el poema empieza a sangrar y desfallece de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el mundo que me aprisiona y me asfixia - no poder arriesgar el seso ni las manos menos el silencio, si me acompañaras una noche por este camino verías que lo obsceno es más negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis instancias mis esencias de oro verde.

La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu dolor inasible bajo las formas del absente vive en esa boca callada - evocas la combustión de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos, humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.

Pero tú vuelves al poema.

No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras para encontrarte o perseguirte: “y, sí, Amor es una bella palabra”. Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la ponzoña del mundo - nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?


7.

Uñas de vidrio o un cuerpo que se desplaza desde tu pelo hasta los más remotos planetas por la historia secreta, despacio, muy despacio. El balbuceo toca tu lengua, tu tráquea, tu transición. El místico marcado por las pústulas de un encierro en el Convento de las Descalzas. Un mamífero afiebrado por su deseo de ser otro. En la penumbra, sientes los grilletes que te aprisionan, no podrás llegar a la otra margen. El cervatillo de plata jamás lo hará. En la madrugada, los alaridos del marqués rompen la mañana en cautiverio. Tu cuerpo desnudo es como un cristal fuerte, afiebrado y sin revés.
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*En la Imagen, el poeta Paul Guillén y Reynaldo Jiménez, en el III encuentro de Poesía Latinoamericana actual Poquita fe - 2008 realizado en Santiago de Chile. Extraída de Sol Negro.
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