20.12.10

LOS 100 AÑOS DE JOSÉ LEZAMA LIMA, Y UN POEMA HOMENAJE DEL POETA VLADIMIR HERRERA


Las letras cubanas (y las latinoamericanas en general) han estado de fiesta, pues ayer se cumplieron 100 años del nacimiento de uno de los escritores más importantes del siglo XX nacido en este continente. Nos referimos al poeta, narrador y ensayista José María Andrés Fernando Lezama Lima.

Lezama nació en La Habana - Cuba, el 19 de diciembre de 1910 en el Campamento de Columbia, en las proximidades de La Habana, donde su padre era coronel. Considerado el patriarca invisible de las letras cubanas, desde 1944 hasta 1957, fundó la revista Verbum y estuvo al frente de Orígenes, la más importante de las revistas cubanas de literatura. Asmático desde la infancia, falleció en la misma ciudad el 9 de agosto de 1976.

Aquí en Internet se puede encontrar mucho contenido sobre su vida y obra. Por ello, sólo reproduzco un poema de Vladimir Herrera que integra el volumen Del verano inculto, segundo libro del poeta peruano que apareció en Valencia en 1980, desconocido aquí en el Perú, pero que para nuestro alivio, será reeditado próximamente por la editorial Cascahuesos Editores. Sirva como un homenaje desde el único lenguaje de la poesía:


DECIRES DEL DESEO LEZAMA

A Miriam de Maeztu, sagitario

El cielo pulcro sobre la diamantina, la mar untuosa
Vana para los ojos honorados, el dicho del cielo pleno
De una rosa copiada en su esfera manida, su celosa.

La mar vagarosa de faldas en lejanías frutecida,
No recobrada a la hora de las izadas iras de amor,
No sombra repelida por la gracia o la materia fina
O la por fin trocada de corazones agua binaria
Del gesto encalado. Estilo de arquero, sí, tesón,
Arrechura envenenada. Y para acabar con la risa.
Tu oscuro cuerpo de señora enfrentándose a los vellos
De estas que son manadas, recuentos de un solo desconsuelo,
Y artes del instrumento que son hechizos
De la flama erecta para el mejor lector del hígado etrusco
Bajo la luna elefantina de los restos y la retórica
Del mar con sus arenas locas su lustre y sus envelados

Sagitario friolento acomodado en su ballestera, moderno
En los usos, y en los sudores del vellocino malcriado,
Verboso lerdo que apunta al mar su flecha enmielada,
Sólo su cola se salva en rigor de la cuaderna vía,
Retruécanos de aspirar suntuoso poesía para el revuelo,
Talidad, omnímodo hueso, criatura perenne en la marquesina.

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