Desde la niebla / Hacia cualquier palabra
Es cierto, la poesía lo cuestiona todo. Y lo hace desestructurando muchas de las cosas que damos por ciertas, como la vida, el amor, y la poesía misma.
A pesar que el autor apela a “un libro quebrado” (p. 11); no lo es. Es otra la esencia que dirigen sus imágenes, sus palabras. No he podido obviar estas referencias: “Tú eras la turba” (p. 18), “Fuiste la turba” (p. 19), “Entonces fuimos la turba” (p. 19); tampoco los caracteres visuales y plásticos que le otorga el poeta a su libro. Ya no creo en la poesía como el único y transparente camino de la expresión.
Fundación de la niebla de Ernesto Carrión (Guayaquil, 1977) deja la sensación de algo que puede asirse después de concebido el proceso mismo de la existencia de una identidad formada a partir de las emociones. Es un texto esquizo cuya lucha —a la vez que es uno de sus logros— es adecuarse a ribetes coloquiales que demanda el yo poético mientras se fusiona a la expresión de una totalidad poética que funda su vitalidad en el diálogo con el lenguaje del cuerpo; la palabra puede sugerir desde sus carencias e imposturas una serie de analogías imaginarias sustentadas en la realidad que se crea a sí misma; el libro de Carrión se ubica en la mitad de ambas intensidades de la comprensión humana, esa ambigüedad es parte constituyente del texto; Carrión lo cuestiona todo desde una posición imposible, desde una versión personal de lo que es la poesía hasta llegar al sacrificio mismo de su ser moderno, pues requiere de la angustia, de la “amarga verdad” de Danton o de una revolución —esta vez litetaria— concebida como una vuelta al pasado desde la óptica iconoclasta de principios del siglo XX; todo ello lo hiere, pues su contexto y visión posmoderna lo torna inconforme con el mundo percibido. Su palabra no es la palabra común que se recoge del lenguaje, trata de construir un lenguaje único, segregado, que responda a sus expiaciones personales.
El poemario de Ernesto Carrión es un libro con memoria, con un estilo donde se arriesga todo, incluso la teoría y las bases que puede encontrarse en el sentido estricto que da el poema.
Hay versos logrados “Calca el poema el mundo que no existe” (p. 42), “se escribe desde la niebla hacia la niebla” (p. 50); es decir, para nadie. “Yo me quiero largar. Dejar de correr un día contra mí mismo” (p. 30), “Te aplasto sobre la arena sin saber quién soy” (p. 27), que responden al carácter manifiesto del texto, un argumento de su identidad. No son los mejores, desde luego. La propuesta formal de Carrión se cierra de una manera interesante en el último poema pues el autor requiere del vacío, de la nada, de la página en blanco para fundar su propia concepción de la poesía.
Pero también hay versos grotescos, que no han pasado por el tamiz de la reflexión pero automáticamente se justifica y se entiende porque este libro no busca ello en la performance latente de su palabra; y eso pasa por la fuerte influencia superrealista que lo antecede como “en los labios las rodillas se están mirando al espejo” (p. 58), producto de ese superrealismo primario que corrompe el trabajo del poeta —algunas veces— por dejar libre a esa manida sensación de ser descifrado mediante imágenes histéricas. Felizmente es lo de menos, uno va a tropezar con hallazgos impresionistas como “Un poema es mi negativa a entender el Lenguaje en el sitio indicado (p. 46), o enunciados donde la carga lírica es manifiesta “entonces sobre tu verja empieza a quebrarse el sol” (p. 42).
El libro, al margen del alegato a la confusión —a la turba— que altera sus voz incipiente, se ordena en tres segmentos Sus cabezas yacen vendadas sobre estas playas, Un caballo incompleto que acaba de salir del túnel de los retratos y Presientes que la lepra es la escritura. La voz dialógica del segundo y tercero, en general, es notable.
Carrión, Ernesto: Fundación de la niebla.
Arequipa, Cascahuesos Editores, 2010, 82 pp.
Adenda:
Turba 1. (Del fr. tourbe, y este del franco *turba; cf. a. al. ant. zurba, ingl. ant. turf, nórd. torf). f. Combustible fósil formado de residuos vegetales acumulados en sitios pantanosos, de color pardo oscuro, aspecto terroso y poco peso, y que al arder produce humo denso. 2. Estiércol mezclado con carbón mineral que se emplea como combustible en los hornos de ladrillos.
Turba 2. (Del lat. turba). f. Muchedumbre de gente confusa y desordenada.
A pesar que el autor apela a “un libro quebrado” (p. 11); no lo es. Es otra la esencia que dirigen sus imágenes, sus palabras. No he podido obviar estas referencias: “Tú eras la turba” (p. 18), “Fuiste la turba” (p. 19), “Entonces fuimos la turba” (p. 19); tampoco los caracteres visuales y plásticos que le otorga el poeta a su libro. Ya no creo en la poesía como el único y transparente camino de la expresión.
Fundación de la niebla de Ernesto Carrión (Guayaquil, 1977) deja la sensación de algo que puede asirse después de concebido el proceso mismo de la existencia de una identidad formada a partir de las emociones. Es un texto esquizo cuya lucha —a la vez que es uno de sus logros— es adecuarse a ribetes coloquiales que demanda el yo poético mientras se fusiona a la expresión de una totalidad poética que funda su vitalidad en el diálogo con el lenguaje del cuerpo; la palabra puede sugerir desde sus carencias e imposturas una serie de analogías imaginarias sustentadas en la realidad que se crea a sí misma; el libro de Carrión se ubica en la mitad de ambas intensidades de la comprensión humana, esa ambigüedad es parte constituyente del texto; Carrión lo cuestiona todo desde una posición imposible, desde una versión personal de lo que es la poesía hasta llegar al sacrificio mismo de su ser moderno, pues requiere de la angustia, de la “amarga verdad” de Danton o de una revolución —esta vez litetaria— concebida como una vuelta al pasado desde la óptica iconoclasta de principios del siglo XX; todo ello lo hiere, pues su contexto y visión posmoderna lo torna inconforme con el mundo percibido. Su palabra no es la palabra común que se recoge del lenguaje, trata de construir un lenguaje único, segregado, que responda a sus expiaciones personales.
El poemario de Ernesto Carrión es un libro con memoria, con un estilo donde se arriesga todo, incluso la teoría y las bases que puede encontrarse en el sentido estricto que da el poema.
Hay versos logrados “Calca el poema el mundo que no existe” (p. 42), “se escribe desde la niebla hacia la niebla” (p. 50); es decir, para nadie. “Yo me quiero largar. Dejar de correr un día contra mí mismo” (p. 30), “Te aplasto sobre la arena sin saber quién soy” (p. 27), que responden al carácter manifiesto del texto, un argumento de su identidad. No son los mejores, desde luego. La propuesta formal de Carrión se cierra de una manera interesante en el último poema pues el autor requiere del vacío, de la nada, de la página en blanco para fundar su propia concepción de la poesía.
Pero también hay versos grotescos, que no han pasado por el tamiz de la reflexión pero automáticamente se justifica y se entiende porque este libro no busca ello en la performance latente de su palabra; y eso pasa por la fuerte influencia superrealista que lo antecede como “en los labios las rodillas se están mirando al espejo” (p. 58), producto de ese superrealismo primario que corrompe el trabajo del poeta —algunas veces— por dejar libre a esa manida sensación de ser descifrado mediante imágenes histéricas. Felizmente es lo de menos, uno va a tropezar con hallazgos impresionistas como “Un poema es mi negativa a entender el Lenguaje en el sitio indicado (p. 46), o enunciados donde la carga lírica es manifiesta “entonces sobre tu verja empieza a quebrarse el sol” (p. 42).
El libro, al margen del alegato a la confusión —a la turba— que altera sus voz incipiente, se ordena en tres segmentos Sus cabezas yacen vendadas sobre estas playas, Un caballo incompleto que acaba de salir del túnel de los retratos y Presientes que la lepra es la escritura. La voz dialógica del segundo y tercero, en general, es notable.
Carrión, Ernesto: Fundación de la niebla.
Arequipa, Cascahuesos Editores, 2010, 82 pp.
Adenda:
Turba 1. (Del fr. tourbe, y este del franco *turba; cf. a. al. ant. zurba, ingl. ant. turf, nórd. torf). f. Combustible fósil formado de residuos vegetales acumulados en sitios pantanosos, de color pardo oscuro, aspecto terroso y poco peso, y que al arder produce humo denso. 2. Estiércol mezclado con carbón mineral que se emplea como combustible en los hornos de ladrillos.
Turba 2. (Del lat. turba). f. Muchedumbre de gente confusa y desordenada.
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