Por Cecilia Ananías
¿Cómo nace el proyecto de la revista literaria Cinosargo?, ¿pensaste que tendría tanto éxito?
Cinosargo Ediciones nace con una idea fija, ser un proyecto de desacato y herejía frente a discursos hegemónicos y absolutistas dentro de la cultura, en nuestro caso específico lo literario, de cualquier modo el malestar que tenemos es hacia todas las barreras que condicionan el pensamiento y la crítica. Por circunstancias personales y profesionales, yo inicié el proyecto radicando en Arica, de modo que mi campo de acción inmediato es el norte y sus fronteras, a simple vista eso puede hacer parecer que estamos condicionados y determinados a ser la editorial del norte chileno y de la frontera (el medio literario chileno es sumamente reduccionista), pero los problemas en Chile y el mundo son los mismos y a la vez nuestro alcance cada vez mayor, para el 2012 estamos involucrados en proyectos internacionales con ediciones de argentinos, cubanos, peruanos, alemanes, claro más chilenos y mexicanos, lo que llevará nuestra lectura de la realidad y nuestra postura ante la creación, a otras latitudes.
En términos concretos hay unos pocos que creen tener la verdad y controlan los medios de expresión; en Arica por inercia el oficialismo lo representan las Momias Chinchorro, el pasado bélico, la nostalgia pampina, la apropiación intelectual de lo Aymara y una artificial visión del turismo altiplánico y las playas, en el sur pasa lo mismo, en San Pedro de Atacama igual, en Cusco, en China, por tanto estoy claro que donde sea que me hubiese tocado estar y dar inicio al proyecto, que toma su filosofía, ética y estética en honor a los cínicos, Diógenes y Antístenes, la editorial habría surgido del mismo modo, como una forma de quebrar y cuestionar esos discursos odiosos que se instalan perpetuando miradas mediocres de la identidad y el pensamiento.
Lo que pretendemos es plantear nuevas interrogantes, dar cuenta de voces silenciadas y estéticas y problemáticas diversas que se viven y sufren en el mundo y claro en el norte chileno. Este último ha sido nuestro telón de fondo y un espacio importante en el cual desde los setenta estábamos gobernados por una mirada unilateral de la cultura, la poesía y la narrativa, perpetuado por el centralismo pero también por la negligencia y cobardía de los protagonistas culturales del mismo norte, y de pronto irrumpe Cinosargo, no creando una estética de cero, sino más bien como un radar buscando a esos autores que comparten el malestar y por ende dan vida y sustancia a nuestro proyecto y ahí está el por qué de trabajar con ciencia ficción, novela policial, el comic, el terror, la poesía concreta, el realismo sucio, todo está pensado en base a nuestro desacato que pretende demostrar que tenemos lecturas variadas, que tenemos autores con mucho conocimiento y técnica, que no sólo en el norte le andamos cantando a lo Neruda a la yareta y a la pachamama y asimismo hay que dejar en claro, que si bien somos una microeditorial, no somos la típica microeditorial chilena que sólo edita poesía porque es más barato, es lo que abunda y porque así no compites con las grandes Alfaguara, Anagrama, Planeta y porque naturalmente como todas las otras editoriales independientes editan poesía, hay una correspondiente escena con encuentros y ferias —así que hagamos lo mismo— dicen ellos, nosotros preferimos trabajar proyectos literarios en los que creemos, no con un género específico o una temática por conveniencia. Ante todo somos una lectura agónica (en el sentido combativo y dialéctico) del mundo y el pensamiento.
Por último, el éxito lo mido en función de los lectores y la respuesta que hemos tenido por nuestro trabajo y consecuencia. Una obra es algo que no se puede tapar. Si uno es coherente con la idea que estableció y opera bajo esos lineamientos, respetándolos y no transando la matriz que dio forma al proyecto, la gente lo percibirá y aunque siempre hayan detractores y obstáculos, estos mismos tienen que en su momento hacerse a un lado o sino los reventamos con argumentos que se traducen en obras editadas, y si bien insisto, ahora nos ven como los que volvimos a visibilizar el norte, en algunas partes del mundo nos ven como una editorial Chilena con ideas claras, y fuera del continente como una editorial latinoamericana pujante y así, hago la aclaración para dejar en evidencia también cuál es la ambición de lo que estamos proyectando, plantear una forma de pensar y de hacer literatura globalmente.
¿Existen otros medios literarios en el norte o eres pionero en el tema?, ¿Crees que el gobierno debería intervenir e impulsar la cultura en las llamadas “regiones extremas”?
No somos únicos, desde luego hay otros proyectos contemporáneos y antecedentes que han sido una importante influencia para lo que hacemos, está el caso de la revista Tebaida de Oliver Welden y Alicia Galaz, pero siguiendo lo expresado en la primera pregunta, hay grupos literarios y pequeñas editoriales o espacios, revistas o webs del norte que rápidamente abrazan ese oficialismo odioso, o sea crear en función de una idea que se les impone por conveniencia, yo tengo más que claro que ciertos proyectos a nivel regional son más viables, ya sea por sus temáticas o formas de escritura, que otros para un fondo del libro o FNDR 2 % o cualquier apoyo estatal, pero esa lógica mal aplicada es la que condiciona a muchos proyectos literarios de Arica y todo Chile. Cada región tiene su fórmula y sus vacas sagradas, tristemente ellos no se dan cuenta que por lo mismo no crecen, es un provincianismo terrible, como la palabra lo dice, pro-vincia, previamente vencidos, pues responden a estéticas y lecturas que sólo importan a nivel micro y caen en formulas sobre lo que van a decir y cómo lo van a decir, no responden a grandes preguntas, a cuestionamientos que el lector de Bolivia, México, Europa, el resto de Chile, el Peruano comparten, tampoco asumen riesgos y defienden su feudo de modo terrible, entonces creo que si bien los fondos y apoyos son necesarios siempre, pues muchas veces hay proyectos culturales, ediciones o encuentros que no sólo se pueden sustentar en el mercado lector, sobre todo cuando en provincias es tan precario o inexistente ese mercado, ahí los fondos sirven. Los autores mismos debieran tener la valentía de al menos no caer en los clichés o en los lugares comunes, en ese sentido somos pioneros, en poner por delante nuestros criterios editoriales y no traficar ideas que vengan impuestas, sino estaríamos editando por ejemplo libros de terror sobre las leyendas de Parinacota y eso para nosotros no tiene sentido, se puede hacer pero hay que ver cómo o sea sin caer en lo condescendiente y siempre creer en el proyecto que uno tiene como autor y como editorial, pues ese es otro de los males del norte y las provincias, muchos quedan a mitad de camino porque esperan resultados inmediatos a cambio de poco trabajo, nosotros tenemos un sistema de difusión único que consiste en hacer giras y principalmente no abandonar a nuestros autores, eso es esencial, cuando tu editas apuestas por el libro y el autor, por ende pueden pasar años pero tú debes seguir trabajando por el libro y por tus creadores, existe ese problema, la inmediatez y la poca tolerancia a la frustración, pues como el medio está condicionado a modas y fórmulas, el público a veces tarda en reaccionar, en otros casos el gancho es inmediato, lo importante es proponer lecturas diversas, un buen libro conseguirá siempre su camino de llegar al lector indicado. Hace falta un baño de realidad en ese sentido.
¿El proyecto de una editorial nació junto a la revista o se fue dando en el camino?, ¿Cómo logran el tema de la financiación?
Partí con Cinosargo el 2003, era un fanzine universitario que tenía los mismos cuestionamientos y pensamiento. Con la posibilidad de dar mayor difusión y alcance a esto mediante internet, di forma y nacimiento a www.cinosargo.cl el 2007, luego el 2010 ante la necesidad de volver a lo material, pues el libro es un objeto muy espacial y querido, sentí que era importante volver al papel y que Cinosargo fuera un proyecto multimedia, por eso empezamos como editorial impresa y hoy tenemos 17 títulos publicados en papel. Pretendemos sin duda seguir creciendo y madurando en ese sentido, pues yo no soy editor por formación sino por vocación, de hecho me cuesta llamarme editor, pero en la medida que uno lee y es un buen lector pues tiene una visión y mirada crítica, sabe que puede tener criterios y establecer parámetros de lo que siente que debe dialogar con el resto de la literatura nacional e internacional y apuesta, asume riesgos, haces una curaduría y se decide a publicarlo, en esto hay una responsabilidad tanto intelectual como material, intelectual pues le estás diciendo al mundo yo creo en esta lectura de la realidad y la haces pública, la pones sobre la mesa y la confrontas con las expectativas y conocimiento del lector, y por otro lado material pues trabajas con materiales escasos, así que uno debe pensar en ese sentido que no todo lo que se escribe debe publicarse, pero ese ha sido más o menos el proceso. En cuanto a los costos como editorial, también hemos ido desarrollando una independencia económica, los primeros libros eran cofinanciados, por el autor, cincuenta y cincuenta, también la cantidad de ejemplares, tirajes de 500 libros, se repartía con equidad, hoy podemos editar gracias a nuestro crecimiento financiando el total de la edición, aunque muchas veces igual lo hicimos en el pasado, con Pop de Rodrigo Ramos o Novela Negra de Juan Podestá y otros, también ocurrió con algunos títulos que me interesaban editar como El libro de las Revelaciones de Víctor Munita o Nómada (Comic), que estos proyectos contaban con fondos culturales, por ende es relativo, pero lo que es seguro es que igual la editorial siempre invierte y arriesga sobre la mitad del costo del libro por un tema de dignidad del oficio, a fin de cuentas, el escritor ya realizó el grueso del trabajo escribiendo y corrigiendo, la editorial debe facilitar el proceso de publicación, así que hoy estamos en condiciones de apostar por textos que queremos ver transformados en libros, pero siempre con la previa aceptación del comité y el editor, y eso implica ajustarse a la línea y criterios del catálogo, sea un escritor consagrado o emergente.
¿Ha sido muy difícil sacar adelante a la revista y la editorial?, ¿cuáles han sido los mayores obstáculos?
El principal obstáculo es el tiempo, esto puede sonar terriblemente precario o controlfreak, depende de cómo lo miren, pero no por eso menos real e importante de decir, la editorial y la revista la muevo yo en todos los aspectos, legales, comunicacionales, técnicos, económicos y en general en los criterios básicos de edición, una sola persona a cargo, claro hay apoyo de amigos que sirven como comité editorial y lectores de los manuscritos pero yo tengo la última palabra, hay algunos colegas que difunden los textos en otras ciudades además de la distribución tradicional por librerías y eso, pero porque creen en el proyecto, tal como la canción de los Beatles, with a Little help of my friends, pero el tiempo sin duda es el rollo, pues tengo que armonizar los horarios de la editorial con ser padre de familia, mi propia escritura, la labor como académico, la página web, y los miles de mails que llegan y a veces la gente no es muy paciente cuando pide favores, pero creo que todo es factible si se tiene pasión por el asunto y uno cree en su proyecto. Cinosargo sin duda, es parte importante de mi vida a estas alturas y es algo que defendería a rabiar si tratan de sabotearlo de algún modo, así como defiendo y apoyo a mis autores, pues ellos hacen la magia, las obras que llegan a tener su propia vida y curso y que uno impulsa a que viajen en la medida de lo posible, pero tarde o temprano estas se despredenden y viajan solas y ese es el mejor mensaje y seña de que la editorial existe, crece y tiene credibilidad. Los autores de Cinosargo son una familia, extraña, disfuncional a veces, conflictiva pero una familia que cree en el proyecto y por eso lo apoya, la verdad yo respeto mucho el trabajo y la amistad sincera de Edgard Lara, Rodrigo Ramos, Juan Podestá, Víctor Munita, Esteban Morales, Joel Rojas, Eduardo Cuturrufo, Andrés Olave y Pablo Espinoza Bardi. En fin, volviendo a la raíz de la pregunta, lo que necesito es más tiempo.
¿Qué es lo que buscan como editorial?
Creo que eso lo respondí en todas las otras preguntas, nuevas formas de pensamiento y diálogo, abrir los canales para no tener que estar escuchando siempre lo mismo y a los mismos. Si hay un apagón cultural es premeditado, entonces nosotros premeditadamente vamos en contra a encender un poco ciertas chispas que guíen el camino de los interesados en no dar palos de ciegos o ser timados por las tendencias.
Y cuéntame un poco sobre ti, ¿desde cuándo escribes?, ¿cuál sería tu propio trabajo favorito? ¿A qué escritores admiras?
Escribo desde los quince por necesidad absoluta, leer y escribir es como el aire y la comida, el libro publicado que más contento me tiene es Carne pero también porque es lo último que he publicado e implica una madurez como autor, es posible que con los libros que vendrán mi percepción cambie. Admiro a muchos escritores muertos, como Dostoievski, Celine, Reinaldo Arenas, Enrique Lihn, Salinger, Bolaño, Lezama Lima, Severo Sarduy, Julio Ramón Ribeyro, Manuel Puig, Ezra Pound y muchos más, esto porque los nombrados tiene una estética muy clara y sobre todo una noción integral y consciente de lo que implica construir una obra y ser consecuentes, admiro mucho eso, ahora lo de muertos, pues porque soy un tanto misántropo y prefiero en tal caso dialogar con libros que con personas, así tienes mejores conversaciones, intercambias ideas más interesantes, te llevas gratas sorpresas y menos decepciones.
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